Había llegado exhausta de una larga jornada laboral. Su cabello rubio estaba despeinado, el cuello de su camisa era impresentable, el maquillaje se le había corrido… En fin, era un total desastre.
Atravesó la puerta del gran comedor, cuando el olor a encierro la invadió.
-Se ve que no ha llegado aún…- dijo en un suspiro y se dispuso a abrir las ventanas para ventilar la casa. Se duchó, cambió su guardarropa por una bata de baño, se quitó los restos lamentables de maquillaje y se dirigió a la cocina a preparar la cena.
Cuando se fija en su alacena, descubre que no había hecho la compra de la semana todavía, así que le tocaba ir al supermercado… Otra vez.
-Aish, ¡qué fastidio!- decía mientras buscaba su bolso-¿Ahora dónde se habrá metido ese condenado bolso? ¡Si aquí estaba!- y buscaba en el comedor, la cocina, en la sala de estar… Hasta que al fin dio con él… En el baño. - ¿Así que tú también querías un baño, eh?
-La verdad sí, ¿cómo lo supiste?
-¡YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAYYYYY!- gritó asustada
-¡Amor, soy yo! ¡No grites! Vas a dejarme sorda- dijo la dueña de aquella voz, de cabellera negra y amplia sonrisa
-¡No me vuelvas a asustar de esa manera!-sentenció la dueña de casa
-Jajajajajajajaja…
-¡No te burles!
-Buenas tardes…
-¿Buenas tardes? ¡Si casi son las ocho de la noche!-dijo cruzándose de brazos
-Ups… Creo que mi siesta duró más de lo esperado- y se rasca la cabeza, como niña pequeña.
-¿Siesta? ¿Se puede saber a qué hora has llegado que ni las ventanas has abierto? ¡La casa apesta!
-Qué linda eres cuando te enojas, y encima en bata de baño…
-Ana Laura Gutiérrez Ruíz-Díaz ¡hablo enserio!-intentando ser convincente
-¡Yo también! Karina Stefanía González García…-repitiendo la manera de llamarla por su nombre completo cuando se enoja…
-Grrr, sabes que no me gusta que me digas Stefanía…
-Para mí tu nombre es hermoso
-No me cambies el tema
-¿Qué tema?
-¡Aish! ¡Eres imposible!
-¿Yo imposible? ¡Imposible pellizcar un espejo! Tú eres la gruñona que se queja por todo…-ya comenzaba a molestarse
-¿Que yo soy gruñona? ¿Que me quejo por todo? He tenido un largo día de trabajo, en el que el idiota de mi jefe me tuvo de esclava durante ocho horas…
-Yo también vengo cansada de trabajar y sin embargo no me enojo contigo…
-Está bien- en eso tenía razón - pero llego a casa cansadísima y me encuentro con este olor a encierro insoportable. Abro todas las ventanas, ventilo la casa, me ducho, con agua fría por cierto, ya que cierto alguien dijo que lo arreglaría…
-¡Lo hice, sólo tienes que girar la llave mientras tiras al mismo tiempo y el agua sale!
-¡No sale nada!
-¡Es que tú no sabes usar una llave!
-¡Claro que sí sé usar una llave! Pero una llave normal no eso que tenemos en el baño…
-Agradece que tenemos “eso” en el baño y no un hueco del tamaño de la cabeza del vecino, ese inútil encima nos quería cobrar por ese desastre…
- Él nos hace un FAVOR, cuando tú rompes las cosas
-Sí, sí… Hace MUCHOS favores últimamente-espetó
-¿Otra vez con esos celos?
-No son celos…
-¿Ah no? ¿Y qué son entonces?
-Sólo digo que ese tipo pasa mucho tiempo en esta casa, ¡más que yo!
-¡Entonces deja de estar tan metida en tu trabajo y llega a casa más temprano!
-¡¿Y qué crees que intenté hoy?!
-¿Uh?-no entendía nada
-Hoy llegué a casa, temprano, para darte una sorpresa, abrí las ventanas y me puse a fregar los pisos, cuando de pronto comenzó a llover y tuve que cerrar las ventanas otra vez mientras que a los pisos los tuve que secar con el ventilador
-…
-Sabes que tengo problemas de espalda, y el estar encorvada más de la cuenta me causa dolor, así que fui a recostarme…
-Amor, no debiste hacer todo eso…
-¿Que no debí? Vamos Karina, ¿quién te entiende? Que si no hago las cosas te recargo con todo el trabajo
-No debiste fregar los pisos, sabiendo que tienes problemas en la columna…
-¡Y me sigues regañando!
-¡Perdón amor! ¡Soy una tonta! ¡Por favor perdóname!-se estaba quebrando, realmente había sido muy injusta con su pareja- Soy una gruñona, tienes razón, no sé por qué… -comenzaba a sollozar- me soportas tanto, no te merezco…
-Vamos amor, es una peleíta, nada más… Por favor no llores
-Eres tan dulce conmigo, encima te preocupas porque no llore…
-Claro que me preocupa, no soporto verte triste-dice acercándose a la otra
-Te amo Ana, ¿me perdonas?-dice haciendo un puchero
-Yo también te amo Kari-y le regala un profundo beso en los labios…
No cocinaron nada, a Ana se le ocurrió pedir algo para comer y no tener que hacer la compra. Pidieron una pizza y se la comieron gustosas. Más tarde, ya en la cama, Karina pregunta:
-Amor…
-¿Sí?
-¿Cómo conseguiste llegar más temprano a casa?
-Aish… Bueno…- ese tono ya no le gustaba a la rubia
-¿Qué pasó?
-Es que bueno… Me despidieron…
-¿QUEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE?
Fin