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Mi Hermanito por Adassya Accastello

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Capítulo 1: Celos

 

        Rollo abrió sus ojos ligeramente al sentir los cálidos rayos del sol sobre su rostro. Parpadeó un par de veces y se volteó en la cama, buscando una posición más cómoda para dormir; estaba cerrando los ojos de nuevo cundo vio la hora en el reloj que se encontraba sobre su mesa de noche. Abrió los ojos de golpe y se sentó en la cama al tomar el reloj entre sus manos y confirmar la hora; ya era tarde. Se levantó rápidamente y se metió al baño a ducharse. Se cambió y se vistió con el uniforme de la academia, corrió a la cocina para hacer algo de desayunar pero se detuvo en seco a la entrada de esta al ver a Lelouch cocinando algo.

        —Buenos días, dormilón. —saludó Lelouch con una sonrisa mientras sostenía una sartén en donde cocinaba algo.

—Buenos días oni-san. —saludó Rollo con una tenue sonrisa.

        Se sentó en silencio en la mesa, espero a que Lelouch le sirviera y comenzó a comer. Fingía no mirar a su hermano cuando este no veía pero no le quitaba los ojos de encima. Así había sido siempre. Rollo se encontraba profundamente enamorado de Lelouch; de su hermano... No, lo había olvidado, en realidad no eran hermanos. Nunally, aquella chiquilla débil y frágil era la verdadera hermana menor de Lelouch; él tan sólo era un reemplazo, alguien que ocupaba su lugar y Lelouch lo sabía pero a pesar de no ser de la misma sangre lo seguía tratando igual de bien que cuando no lo sabía.

        Lo trataba como a un verdadero hermano menor; lo que Rollo no entendía era por qué lo hacía. Ya no tenían ninguna necesidad de fingir que eran hermanos, la paz se había instalado en el mundo, toda la locura de Zero y la Rebelión Negra había quedado atrás. Nunally era ahora la nueva reina de Britania y estaba segura y bien protegida en el castillo. Se había utilizado el geass para borrar la memoria de la mayoría de las personas del mundo para que nadie recordara que Lelouch era Zero, y C.C. estaba protegida en la academia Ashford, junto con Lelouch y Rollo.

        Ahora los únicos que sabían lo que realmente había pasado eran Kallen, Rollo, C.C. y Suzaku.

        —¿Te ocurre algo Rollo? ¿Por qué tan pensantivo? —preguntó Lelouch, levemente preocupado mientras le veía fijamente con sus ojos violetas.

—No pasa nada, oni-san. Estoy bien. —respondió el pequeño rápidamente y siguió comiendo.

        La verdad era que mentía, si le pasaba algo. No comprendía el significado de su existencia. No comprendía el lugar que ocupaba en la vida de Lelouch; lo único que quería era ser importante para él, ser su hermano. Aunque la verdad lo que sentía por él era más que amor franternal; lo amaba, lo amaba con toda su alma y su existencia desde el momento en que lo vio por primera vez y esa mirada violácea penetró en su alma y en su corazón.

        Suspiró al levantar la mirada y ver el perfecto rostro de Lelouch y sus cabellos oscuros moviéndose ligeramente; ya se había resignado a no decirle nada acerca de sus sentimientos, después de todo sabía que Lelouch jamás podría verlo de otra forma que no fuera un hermano, o al menos el intento de uno. Y lo que Rollo menos quería era salir lastimado y tener que oír de labios del ojivioleta un rechazo.

        Al terminar de desayunar ambos tomaron sus libros y se dirigieron a clases. Rollo se dirigió a su respectivo salón que se encontraba algo alejado del salón de su hermano y sus amigos por ser menor que ellos. Fingió poner atención en las clases aunque ciertamente se encontraba sumido en sus pensamientos. Al sonar el timbre, tomó sus libros rápidamente y corrió para verse con su hermano; lo encontró cerca de la puerta de su salón, hablando con Shirley. Frunció el entrecejo. Ella nunca le había caído bien, de anticipado adivinó sus intenciones, era más que obvio que se encontraba enamorada de Lelouch y quería ser su novia; pero Rollo jamás lo permitiría... Lelouch era suyo... ¡solamente suyo y de nadie más!

        Parpadeó. ¿Qué era lo que le sucedía? No podía... no debía interponerse entre la felicidad de su hermano. Si Shirley era su felicidad entonces debía hacer lo que le correspondía como buen hermano menor; hacerse a un lado y dejarlo construir su vida.

        —Hola oni-san, hola Shirley. —saludó con una sonrisa fingida. Por dentro sentía que su corazón se cuarteaba ligeramente al verlos juntos, pero debía mantenerse firme frente a ellos.

—¡Hola Rollo! —saludó Shirley con su alegría habitual mientras le dedicaba una bella sonrisa. —Adivina... —tomó a Lelouch por el brazo. —¡Lulu y yo vamos a salir esta noche! —exclamó sonriente. El ojivioleta solo esbozó una ligera sonrisa.

—Vaya... qué bien, me alegro por ustedes. —dijo Rollo al forzarse a sonreir. Por dentro sentía que en su corazón se formaba una grieta aún más grande.

        Su hermano saldría esa noche con Shirley. Había la posibilidad de que después de esa cita ambos se hicieran novios y duraran así por mucho tiempo hasta el momento en el que Lelouch decidiera construir una vida a su lado. Entonces le propondría matrimonio, ella aceptaría feliz y fijarían una fecha para la boda. Se casarían entre lágrimas y risas de sus amigos, conseguirían un lugar apartado de la academia en donde vivir y Rollo se quedaría solo y abandonado sin que Lelouch se diera cuenta. Pasaría de ser su hermano menor a el cuñado olvidado que nadie nunca visita. C.C. probablemente se quedaría unos años a hacerle compañía pero después se aburriría de él y se iría... probablemente con Lelouch, o tal vez a álgún otro sitio. Luego Lelouch tendría hijos y la atención que estos reclamarían harían que este se olvidara por completo de Rollo.

        Suspiró. ¿Eso era lo que le esperaba? ¿Esa era la vida que realmente quería para él? Sabía que no era así. Lo único que quería era estar con Lelouch y que este lo amara tanto como él lo hacía.

        —¿Te encuentras bien? —preguntó su hermano al acariciarle los castaños cabellos.

—Si, no te preocupes. —respondió Rollo rápidamente.

—¿Seguro? —cuestionó, no muy convencido de su respuesta. —Desde la mañana que has estado bastante extraño; como ausente. ¿No estarás enfermo? —preguntó y al mismo tiempo llevo una de sus manos a la frente del pequeño, asegurándose de que no tuviera fiebre.

—Ya te dije que me encuentro bien. —dijo Rollo al alejarse de su toque. No podía negar que le encantaba que lo tocara pero... al hacerlo todo su ser se descontrolaba, se sonrojaba, su corazón y respiración se aceleraban y se instalaba en su mente ese insolente deseo de querer al menos un beso suyo. No podía verse en ese estado frente a él o a los demás. —Vámonos a casa oni-san.

—De acuerdo, entonces vayámonos ya. —dijo Lelouch, no muy convencido de que Rollo estuviera bien. Se despidió de Shirley y se fue con Rollo.

        Al llegar a casa Rollo se dirigió a su habitación y se recostó boca abajo en la cama. Apoyó la cabeza en la almohada y cerro los ojos. Por más que quisiera no podía soportar que Lelouch no fuera a ser suyo, sino de una boba chiquilla como Shirley. Vio la imagen de la chica en su mente y frunció el seño mientras soltaba un puñetazo a su almohada; no le caía bien, no la soportaba, jamás la soportó. Su actitud era totalmente irritante. Cerró los ojos con fuerza mientras un par de lágrimas se deslizaban por sus mejillas. No quería que Lelouch se fuera con alguien más, no quería que se alejara de él... no podría aguantar el dolor de verlo con alguien más.

        —Rollo, dime, ¿qué es lo que tienes? —le preguntó Lelouch al sentarse a su lado y acariciar sus cabellos. Rollo se sobresaltó ligeramente. No lo había oído entrar a su habitación.

—No me pasa nada. —respondió el niño, escondiendo su rostro en la almohada. El ojivioleta suspiró y bajo su mano para tocar su espalda; sintió a Rollo temblar ligeramente y removerse en la cama.

—Vamos Rollo, sé que tienes algo. Nunca te había visto tan callado. Dime qué te ocurre. —insistió al comenzar a acariciar su espalda.

        Rollo cerró los ojos con fuerza y se mordió los labios para contener un leve jadeo. El tener a su hermano haciendo eso era algo que disfrutaba pero que al mismo tiempo quería que lo dejara de hacer. Sino, Lelouch se daría cuenta de sus sentimientos. "Por favor, deja de tocarme", pensó mientras apretaba las sábanas con sus pequeñas manos. "Por favor deja de hacerlo... antes de que sea tarde y te des cuenta de lo que siento por ti".

        —Rollo, ¡mírame a los ojos! —pidió el ojivioleta al tomar a su pequeño hermano por los hombros y voltearlo para poder verle la cara. Hizo una mueca de sorpresa al ver las lágrimas en ese fino rostro. Acarició su mejilla con una de sus manos y con uno de sus dedos intentó limpiar esas lágrimas que surcaban sus tersas mejillas. —¿Qué te ocurre, pequeño? —preguntó nuevamente y Rollo al ver esos ojos violetas genuinamente preocupados por él no pudo hacer más que echarse a llorar y abrazarlo con todas sus fuerzas. —¿Qué ocurre? ¿Por qué lloras? —preguntó Lelouch realmente alarmado. Desde que había conocido a ese niño nunca lo había visto llorar de esa manera.

        Rollo sintió esos brazos abrazarle con fuerza y a esas manos acariciar su espalda y no pudo más que seguir llorando. No podía dejar de hacerlo aunque quisiera; era como si todo su dolor se hubiera mantenido oculto en algún oscuro sitio dentro de él, negándose a salir y haciéndole daño por dentro. Pero al escuchar la noticia de que su hermano y Shirley saldrían y al imaginarse lo que podría pasar fue como si un rayo de luminiscencia se hubiera filtrado dentro de él y hubiera hecho despertar todo ese dolor que se guardaba. Fue entonces que comprendió que ya no podría soportar tantos sentimientos no correspondidos.

        —¿Rollo?

—Lelouch, yo...

 

By Adassya
 

Notas finales:

Espero que les haya gustado ^^


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