–Me tienes tan abandonado… –Susurró con tristeza. Esa tarde había sido tan extraña. Buenas y malas noticias habían llegado para vistlip. Más bien, para mí.
Tchaikovsky también se puso triste con la música
Cuando recién llegamos al estudio Umi nos dijo que todo iba muy bien y que pronto tendríamos un tour por todo el país, dijo que debíamos prepararnos para dar lo mejor de nosotros. Los cuatro estábamos maravillados por aquello, nuevamente podríamos dar esos conciertos que nos llenaban de felicidad y gratitud. Porque… ¿Qué es de una banda sin sus fans? Sean miles o sean unos cuantos, gracias a ellos estamos donde estamos y gracias a ellos seguimos avanzando; y como agradecimiento lo menos que podemos hacer es visitar cada uno de los lugares en donde se encuentra un fan de nosotros. Un fan de vistlip.
Pero como no todo es perfecto las malas noticias no tardaron en llegar. Tohya, mi pareja desde hace varios meses había estado bastante distanciado de mí, y por más que me intentaba acercar a él, parecía que me evitaba, no tardé en llevarlo a un lugar más privado para hablar con él.
– ¿Qué te pasa? ¿Por qué eres tan indiferente conmigo? –Supliqué en un tono preocupado, realmente me ponía mal el verlo de esa manera, tan triste y tan distante a la vez.
–No quiero ser exagerado… tampoco quiero que lo veas como una tontería, porque para mí es algo muy serio. Me lastima, me hiere el verte día tras día comportarte así con Rui, sé que es sólo tú amigo… pero ponte en mi lugar, ¿cómo te sentirías tú si vieras a tú novio besarle frente a las cámaras a tu compañero de banda? –Esto me sorprendió, bastante. Y no por el hecho de que exagere, me sorprendió porque era la mera verdad. Quizá si me había pasado con Rui, mi confianza hacia él fue más allá de lo que “se me permite” y logré entender la actitud de Tohya.
Alguien dígame
“¿existe un límite en el amor?”
Le pregunte tantas veces pero eea chico solo mantuvo su cabeza bajo
“Ninguna de mis palabras podrían mostrarme su sonrisa…”
–Yo te amo, Tomo. Pero no puedo seguir así, haciendo como si nada pasara mientras tú y Rui repiten esas escenas que me llenan de celos, no sé si pueda aguantar más la próxima vez que lo hagan y estemos grabando. –Bajó su mirada y pude notar como una ligera lágrima se escapaba por su mejilla. Me dolió en el alma ver aquella escena. Me había equivocado y con ello herí a la persona que más amo.
Me acerqué a él y me senté a su lado, en silencio… vi como soltó un sollozo y llevó las manos a su rostro, quizá intentando ser fuerte y evitar que lo viera peor. Mis brazos rodearon su pequeño cuerpo y lo atraje hasta mi pecho donde lo recargué y abracé con fuerza, quería que por medio de ese abrazo él lograra tranquilizarse, pero parecía inútil.
El llora cada vez que abro con la llave
“¡Por favor! No llores” yo… no voy a ningún lugar
El sentimiento de culpa se fue haciendo más grande, un nudo se formó en mi garganta y un dolor en el pecho comenzaba. Traté de pensar muy bien en lo que le diría para no lastimarle más. Articulé bien mis palabras en mi mente y comencé con la disculpa.
–Tohya… lo siento. Sé que lo que he estado haciendo con Rui no es algo que se deja pasar fácilmente; realmente no tenía idea del dolor que te estaba causando, yo ya tenía esa confianza con Rui desde antes de que tú y yo comenzáramos la relación. –Sentí como su rostro se removía en mi pecho, los pequeños espasmos seguían apareciendo, aunque ya más débiles, no paraban.
–Pero yo te amo… y no sólo tú lo sabes, Rui también lo sabe y lo tiene muy claro. ¿Sabes? Viéndolo desde otra perspectiva es bastante tierno. –Reí mientras acariciaba su espalda con una de mis manos. –Te propondré algo, ¿quieres? –Le miré esperando a su respuesta que tardó un par de segundos, asintió sin verme y sus brazos lentamente rodeaban mi cuerpo, fue ahí cuando sentí la alegría llenarme, incluso en momentos tristes o un tanto incómodos, él logra que yo sienta esa confianza de abrazarlo, de estrecharlo entre mis brazos y desear que nada ni nadie nos separe. Sólo él me hace sentir esa ternura incomparable. Mi Tohya es el único a quien realmente he amado y seguiré amando por mucho tiempo, de eso estoy seguro.
Quiero ser yo quien te bese
Despertándonos cada mañana de nuestro sueño
– ¿Qué tal si de ahora en adelante a quien me dedique a besar, abrazar y apapachar frente a las cámaras seas tú? –Fue ahí cuando volteó a verme un tanto sorprendido, su maquillaje estaba un poco corrido debido a las lágrimas y la fricción que había hecho en mi pecho. Sonreí mirándole y esperando una respuesta de su parte.
–No podemos, eso sería como confirmar nuestra relación… y Umi nos dijo muy bien que debíamos mantenerlo en secreto por el bien de la banda. –Soltó mi cuerpo y retrocedió aún teniendo la mirada baja.
–Lo sé, pero lo que te estoy tratando de decir, es que dejaré de ser tan confianzudo con Rui, de ahora en adelante pensaré más en ti y en lo que sientes, lamento haber sido tan egoísta; yo me divertía un rato con Rui pero no me daba cuenta de que te lastimaba… sólo te pido que cuando te diga que te amo me creas, y que cada vez que yo tenga algún acercamiento con Rui que te incomode, me lo dirás pero sobretodo, recordarás que yo solamente te amo y te amaré a ti. A veces puedo ser muy despistado, lo sabes, ¿no? –Al concluir una hermosa sonrisa se formó en el rostro de mi pareja. De esas sonrisas que me habían enamorado, de esas que desearía ver las 24 horas del día, todos los días del año.
“Jamás me cansaré de esa sonrisa”
–No sólo eres despistado, eres un idiota. –Se dejó ir encima de mí provocando que cayera y me recargara en el brazo del sofá en el que nos encontrábamos. Su cuerpo se amoldó perfectamente sobre el mío, y a pesar de que tenía todo su peso sobre mí, no me incomodaba. Al contrario, me encantaba tenerlo así. –Tomo… prométeme que sólo me amaras a mí… que sólo yo seré quien tenga permiso de entrar en tú corazón, y que sólo yo seré el dueño de tú amor.
Hagamos el amor a un lado de la cama
Esta es la ciudad donde llueve la felicidad
Poemas de puras heridas, opera clásica
“Por siempre, por siempre viviré por ti”
Esas palabras, dignas de Tohya. Sonreí dedicándole ternura y acaricié su mejilla con suavidad y lentitud. –Te lo prometo. Serás el único a quien yo ame.
Y dicho esto se recargó en mi pecho liberando un sonoro suspiro. Me dediqué a acariciar con cariño sus cabellos y noté cómo cerraba sus ojos y sus brazos volvían a abrazarme. –Te amo, Tomo… –Susurró sólo para mí. De nuevo esa sensación de tranquilidad y una gran felicidad me llenaba. Le tomé por el mentón y me acerqué hasta su rostro. Deposité un beso en sus labios que correspondió de inmediato, y con ese indicio de permiso volví a besarle ésta vez prometiendo ser un romántico y quizá un tanto apasionado beso que duró varios minutos.
Alguien dígame
“¿existe un límite en el amor?”
Aquella escena era de las muchas que tuve con Tohya. Me encantaba hacerle saber que era mío y de nadie más, que sólo yo podía tener ese permiso de abrazarle y besarle con amor, que sólo yo podía protegerlo de cualquier cosa que amenazara peligro, que sólo yo podía hacerlo inmensamente feliz… tenía errores, sí. Soy humano. Pero él sabía muy bien que si llegaba a lastimarlo, de inmediato trataría de reparar el daño y no descansaría hasta verlo feliz y con aquella sonrisa que le caracterizaba. Eso es lo único que quiero… verlo sonreír. Verlo feliz. Y ser yo, el causante de su felicidad.
Te amo…
Te amo…
Te amo…
Te amo…
Te amo.