Llevé su cuerpo hacia atrás, y empujé con toda mi fuerza dentro de él. Me presioné para empujar más y más, desgarrando sus músculos, mientras lo oía gemir.
- “Hyung.. m-más” “Hyung”. –Él Sabía a ciencia cierta, que solo aquella palabra podía volverme loco. Lo abracé por el cuello con mi brazo libre, para escuchar sus quejidos sobre mi oído.
- “Nichkhun..No pares” –JunHo gimió una vez más para mí. Me tensé sobre su cuerpo, mis caderas rodaron hacia adelante con un mejor impulso, golpeando su ángulo izquierdo al apretar las piernas alrededor de mi cintura.
- “ Jun –Junhie… estoy cerca “ –No hice más que gruñir profundo y comenzar a acariciarlo más rápido aún, haciéndolo gritar, hasta casi llorar de placer.
- “ A-Ahh! .Ya …No puedo! –Exclamó, y fue lo suficiente, para cortar las embestidas y dejarlo venirse sobre mi abdomen haciendo que rompiera en un gemido sonoro. Los cuerpos de ambos temblaban en un perfecto clímax. Solté su pene, y tomé sus mejillas para besarlo intensamente, mientras mis movimientos se volvían más lentos hasta derramar mi semilla dentro de él.
Me aparté en cuanto pude, aún con el cuerpo algo adormecido y con la ayuda de mis brazos me recosté por segundos, a su lado
- “ ¿Que… que crees que haces? –Replicó aún agitado y tembloroso. Sólo lo miré. Yo Sabía lo que vendría, después de eso.
Cómo cada vez juntos, iba a echarme de su lado. -Un simple mecánico pobre y sucio, no puede estar al lado de un niño rico e impecable-. JunHo se levantó de la cama, antes de que yo pudiera hacerlo. Tomó mis ropas desparramadas por el suelo, y me las aventó
- Vete… -Su tono sumiso y lleno de lujuria se había esfumado, Aún permanecían en él pequeños temblores sobre su piel, un poco de cansancio en su tono, pero otra vez volvía a ser él.
Aferré mis prendas contra mi pecho y caminé a la puerta del cuarto, él solo me dio la espalda dando unos pasos hasta la puerta del cuarto de baño.
- “Cuando salga de mi baño, no quiero verte aquí” –Agregó sin siquiera mirarme, adentrándose a la habitación.
Suspiré hondo una vez que desapareció tras la puerta, me vestí de forma lenta y pesada, algo molesto con la ropa sobre mi cuerpo aún sudoroso. No había otra cosa que hacer, más que sólo tomar la puerta de salida, y volver a casa.
Una vez fuera de la mansión, miré hacia arriba, justo sobre la ventana de JunHo. Siempre tenía la esperanza de ver su silueta tras las cortinas, pero nunca era así. Incliné el rostro sintiéndome vacío de nuevo, y llevando mis manos a los bolsillos de mi gastado Jeans, moví mis pies fuera de aquél lujoso barrio.
Llevaba ocho meses así desde los dos años que lo conozco, -sólo siguiendo los pasos de JunHo-. Él simplemente me decía la hora, y yo corría para encontrarme con él, dejándolo todo. Como fuera, donde fuera, aquello era lo menos importante. Soy casi adicto a su perfecta imagen, a su suave piel y no puedo evitarlo. Luego de 4 meses de este juego interminable, yo ya estaba completamente enamorado, a pesar de que él nunca demostró otro interés en mi, que no fuera sexual.
Mi donsaeng viene de una familia bastante bien posicionada, su padre es bastante recto, un hombre de negocios, de su madre, yo no sé mucho. JunHo evita darme explicaciones o informaciones sobre su vida personal, y siempre me empuja lejos de él, luego del sexo.
Sus padres no saben que él es gay, de eso estoy seguro.
¿Qué hay acerca de mi?... Yo no tengo mucho para decir. Hace 7 años que vivo, en Corea, Cuando era sólo un niño de pre-escolar, mis padres fallecieron. Sin más familia en Tailandia, me enviaron a Estados Unidos con el único tío que poseía, por parte de mi padre.
Yo no usaba éstas zapatillas gastadas, no vestía éstas prendas económicas, solía tener sirvientes a mí alrededor todo el tiempo, tal y como un príncipe los tiene. Pero eso duró sólo hasta que mi tío pudo cobrar mi herencia, él solo falsificó documentos de mis padres, siempre lo supe todo a pesar de mi corta edad.
Mi dinero le fue dado a él, y yo sólo fui botado a la calle, sin casa, sin familia. Unas buenas personas, procedentes de Corea, se ofrecieron a ayudarme cuando sólo siendo un niño, cantaba sin el apoyo de ningún instrumento, en los trenes de la ciudad. Pronto descubrieron que era muy hábil aprendiendo idiomas. A pesar de mi vida, yo era educado, una persona simple, y correcta como lo era mi padre, y como seguramente mi madre hubiera deseado que fuera.
El señor y la señora Kim, no podían tener hijos, y me adoptaron a mí, como si compartiera su propia sangre. Me dieron un hogar,- escaso de todo-, pero era un hogar. Luego de unos años La señora Kim, nos abandonó primero, su salud era débil, ella empeoró y ya no pudo recuperarse. Un año y medio después, el señor Kim no pudo soportar más la tristeza, y su corazón oprimido, terminó por romperse. Él siempre hablaba de lo mucho que extrañaba a su compañera y de alguna forma algo lo llevó a su lado.
Una vez más me quedaba solo, pero a pesar de aquello, no tuve más que hacer, que seguir adelante. Luego de algunos días, Una persona que decía ser un viejo amigo del señor Kim, me tomó en una de las escuelas más costosas, como un último favor a su compañero. Él se encargaba de pagar por mis estudios. Jamás vi su rostro, nunca lo vería ni tendría relación con él, sólo debía asistir a clases y ser buen estudiante. Además de ello, pude aprender a trabajar con automóviles como mi padre adoptivo lo hacía, no debería decirlo, pero realmente soy muy bueno en ello. Me ayuda a subsistir solo, entre otros trabajos de medio tiempo.