Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Nii-san...siempre en mi corazón. por marixuli89

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Bueno~

Aquí estoy con otro One-shot incestuoso de mis hermanos favoritos: Itachi y Sasuke :)

Sobra decir que este fic será Incesto. También incluirá Shota (Niño x Niño)Muerte de un personaje.

Además, quiero dedicar este One-shot, a una persona que, no está en Amor Yaoi, pero igualmente se lo quiero dedicar porque ha sido una persona muy importante para mí, y ha sido mi mayor inspiración para este fic. Esa persona es Clara. ¡Muchísimas gracias por todo, cariño! :)

Sin más dilación ¡a leer! ^^

Notas del capitulo:

Bueno~

Aquí está el primer y último capítulo ^^.

Esta es la canción del One-shot:

http://www.youtube.com/watch?v=10ASG55dj_c

Se recomienda leer la historia con esta canción puesta. Hará la experiencia de la lectura más intensa. Aunque, si no quieres leer con música, no pasa nada. Aunque es mejor con música ^^.


Nota: Los personajes no me pertenecen. Pertenecen a Masashi Kishimoto-sama.

Sin más dilación...¡a leer!

 

 

Aún te recuerdo.

Recuerdo cuando era pequeño, concretamente a los 2-3 años, que me cogías en tus brazos y me alzabas. Eso era lo que me decías, y que nada te gustaba más que hacer eso conmigo.

A los cinco, comenzaste a enseñarme tu arte. Tu manejo con los kunais y tu habilidad con el Sharingan no hacían nada más que maravillarme.

Quería ser como tú.

Encantado, tú me enseñaste en manejos de kunai, pero sólo cuando tenías tiempo.

 Y cuando no lo tenías, me dabas un cariñoso golpe en la frente y me decías “lo siento Sasuke, será la próxima vez”.

Cómo amaba eso…

Ya, a los siete años, di mi primer beso. Y no fue con ninguna chica. Fue contigo, hermano.

Estábamos sentados en aquel sofá gris. Papá y mamá habían salido. Tenía frío y tú me abrazaste y me besaste el pelo. Me decías “tranquilo, hermanito tonto. Verás como pronto entrarás en calor”.

Yo asentí ante tus palabras, y me acurruqué más entre tus mullidos, calientes y perfectos brazos, que me sujetaban con fuerza para que no me cayese.

“¿Has abrazado así a alguna chica, nii-san?” Pregunté inocentemente.

Reíste y me acariciaste el pelo. En verdad, ahora que lo pienso, ha sido una pregunta tonta, puesto a que a tus 12 años, ya habías abrazado a alguna chica. O chico, quién sabe.

“Claro que sí, hermanito” Respondiste sonriente, con aquellos ojos negros brillantes que tanto me gustaban. Hasta con el Sharingan me gustaban.

Me quedé pensativo unos segundos, deliberando si debía o no, hacer esa pregunta tan comprometida. Pero me atreví.

“Y…¿has besado..?”-Pregunté sonrojado.

Volviste a reír. Y me volviste a acariciar el pelo. E inconscientemente, ronroneé como gatito que entra en calor.

“Bueno, sólo a una. Pero, no he besado a muchas, que se diga.” Dijiste algo rojo.

Yo sonreí. Y miré boca arriba para apreciar más y de más de cerca tu hermoso rostro.

Volví a quedarme deliberando. ¿Debía o no hacerte aquella pregunta, que tantas veces me habían dicho que era tabú? Entre tú y yo, no había secretos, por lo que accedí a preguntarte aquella duda desde que ví aquello en televisión.

“¿Y cómo se besa, nii-san?” Una sonrisa vergonzosa se apoderó de tu rostro, que aún así no dejaba de ser hermoso.

“Déjame mostrártelo. Pero nunca digas nada ni a papá ni a mamá. Eso es un secreto entre nosotros, Sasuke. Sabes muy bien que es un tema tabú entre todos los del clan.” Dijiste seriamente.

Sonreí, de nuevo, alegre. Por fin iba a saber lo que se sentía al juntar tu boca con la de otra persona, aunque esta fuera tu hermano y un chico, por supuesto.

Te acercaste dulcemente a mi rostro, el cual cogiste con una de tus manos y con la otra, sujetabas mi barbilla. Juntaste, poco a poco, tu boca con la mía.

Al principio, me sentí raro, pero me fue gustando y cerré los ojos.

Lo que empezó con un suave roce de labios, acabó en un apasionado aunque tímido roce de lenguas.

Adentraste tu lengua en mi boca, después de darme un pequeño aviso para que abriera un poco mi boca.

Al principio, me quedé estático, pero descubrí que aquello era un acto muy intuitivo.

Fui moviendo mi lengua sin maestría comparada con la tuya y la fui enrollando con la tuya, en el primer y más placentero beso que he tenido en mis cortos 16 años.

Cortamos la unión de nuestras bocas majestuosamente, y me abrazaste con toda tu fuerza. No podía hacer otra cosa que enrojecerme salvajemente y abrazarme con las pocas fuerzas que me quedaban, a ti.

Me volviste a acariciar el pelo, para después pasar a mi cuello y espalda, colando tu mano por debajo de la camiseta negra que llevaba. Sentí un escalofrío, nunca había sido acariciado así por nadie, ni siquiera por mamá. Sentía tu mano fría recorrer toda mi espalda.

Me volviste a besar, de nuevo. Esta vez adquirí más experiencia en el beso, y enrollé, una vez más, mi lengua con la tuya.

Paramos aquel acto prohibido, cuando sonó la puerta. Nos reincorporamos, pero mirándonos dulcemente. Abriste la puerta, y era tu mejor amigo Shisui Uchiha. Tenía entendido, que tenía una novia que se llamaba…eh…Kumiko o algo así.

Lo abrazaste y se sentó contigo en el sofá, echándome tu amigo de ahí, donde habíamos manifestado nuestro amor.

“Vete a tu cuarto, enano” Me ordenó Shisui. No tuve otra que subir a mi habitación, no sin antes, escuchar un leve “te amo” de tus labios, con cuidado de que tu amigo no se enterase. Yo te respondí que también te amaba, y cerré la puerta de mi habitación…

 

Pasaron los años, y a mis 10 años, ya sabía manejar los kunais con la maestría que siempre quise, siendo enseñado por ti y por la academia en la que papá me inscribió.

Pero te notamos extraño. Hablabas en contra del clan, y estabas frío ante cualquier pregunta que te hacían. No pensaba verte así a tus 15 años, tan adulto, tan frío…tan perfecto.

Te seguía amando como a nadie. Hasta que, todo cambió aquella noche.

No puedo evitar llorar al recordarlo, aquella maldita noche en la que acabaste con mi vitalidad y la bondad que quedaba en mí.

Papá, mamá, Shisui, todo el clan. Muerto en tus manos. Lloré como nunca lloré, y te busqué hasta encontrarte saliendo del clan, con tu traje ANBU y tu Mangekyo Sharingan activado.

“¿¡Por qué?!” Pregunté una y otra vez, con lágrimas en mis ojos.

Te quedaste pensativo, con la mirada perdida, como la había visto desde hace tiempo últimamente en ti. Y me dolía como mil puñales en lo más hondo de mi corazón.

“Ni siquiera mereces que te mate, estúpido hermano menor. Si quieres mátame, ódiame, aborréceme y sobrevive como puedas. Huye, escapa y aférrate a la vida…y cuando tengas unos ojos como los míos, ven a por mí” Me dijiste fríamente.

Tanta fue la furia acumulada, que intenté atacarte, matarte. Pero en lo más hondo de mi corazón, seguía amándote.

Desperté, por vez primera, mi Sharingan. Pero fue inútil. Me inmovilizaste con tu Genjustu, aquel tan perfecto, y caí.

 

Los últimos 5 años de mi vida, los he pasado intentando hacerme más fuerte, para intentar matarte. Aprecié, en un principio, mis primeros lazos de amistad, los cuales fueron con Naruto Uzumaki y Sakura Haruno. Ellos fueron, por aquellos tiempos, las personas más importantes de mi vida.

He sido una nueva persona, distinta a cómo me conocías, hermano. Me convertí en alguien frío, orgulloso y confiado. Acabaste con toda la dulzura que tuve alguna vez.

Me pulí a fondo, hasta aprendí el Chidori de Kakashi Hatake ¿lo conocías?

Ahora, pulí ese Chidori en un montón de formas diferentes. Para matarte, claro.

Pero, sabía que, debajo de todo ese odio, aún había algo de ese amor que sentía hacia ti, aquello tan profundo que nunca sentí por nadie, ni siquiera por Naruto. Te amaba de verdad, hermano ¿lo sabías?

 

Pero, llegaste de nuevo aquel día. Esta vez, tu mirada era más fría de la que recordaba. Habían pasado dos años, y seguías…igual de perfecto. Ya contabas con 18 años, y yo con 13.

Venías, esta vez, con la capa de Akatsuki, y tu protector inseparable de Konoha en tu frente, pero rasgado. ¿Cómo pudiste haber caído tan bajo, como para llegar a ser un criminal de alto rango de Akatsuki? Ni idea. Pero lo fuiste.

Fue verte, e intentar atacarte con toda mi fuerza. Quería acabar contigo de una vez por todas, aunque una parte de mí no lo quería, porque te seguía amando.

Pero, tú fuiste más listo que yo, y me agarraste del cuello, fuertemente, haciéndome daño, cosa que siempre has temido que me hicieran, y lo hiciste tú. Irónico ¿no crees?

Me pegaste, me hiciste daño, sangré, lloré y todo lo que te puedas imaginar. Nunca quisiste que le hicieran daño a tu hermanito menor. Pero en esos momentos, eras tú el que lo infringía.

“¡Eres débil! ¿Por qué eres débil? Porque te falta suficiente… ¡Odio!” Me dijiste fríamente, y cargado de odio hacia mí. Me dolió Más de lo que te pudiste imaginar. Pero siempre supe, que bajo esa fachada de odio y frialdad, aún está el Itachi que conocía, el hermano mayor protector y…el amor de mi vida más allá de lo fraternal.

Me soltaste y te fuiste, acompañado de un extraño hombre de color azul. Debía ser tu compañero asignado en Akatsuki ¿no?

 

Después de aquello, dejé de valorar a las personas más importantes de mi vida, aparte de ti, claro. Me refiero a Naruto, a Sakura y a mi sensei Kakashi. Y me fui buscando la venganza con Orochimaru, quien me entrenó durante estos últimos dos años y medio. Fui líder de los 4 del Sonido, que más tarde fueron 5 o 6…no sé. Perdí la cuenta. Cambiaba cada dos por tres ¿lo sabías?

Dos años y medio me sirvieron para llegar a ser más frío, orgulloso, arrogante y susceptible que nunca. Hasta el mismo Orochimaru dijo que era más susceptible que él ¿sabías?

Y sólo tenía un objetivo en mente: matarte. No pensaba en otra cosa, nada más que en el odio. Eso era la base de mi poder, mi Camino Ninja.

Pero siempre supe, aún con tanto odio hacia ti, que aún existía ese ardiente amor hacia ti, hermano. Anhelaba encontrarte, para enfrentarte y matarte sí, pero también lo deseaba para verte una vez más. Apreciar una vez más tu belleza natural tan parecida a la mía, pero tan distinta; ese pelo, tan negro, tan largo; esa piel tan suave como el mismo terciopelo, pero sobretodo…tus ojos.

Esos ojos son lo que más siempre me han encantado. Tan hondos, tan llenos de frialdad –al pasar tanto tiempo sin verte, y sólo recordando tus ojos fríos y carentes de sentimiento, solamente pienso en ellos así- y a la vez tan cálidos y hermosos…tan…perfectos. Como tú lo eras. Vale, somos frutos del mismo vientre, pero tú siempre has sido mejor que yo, más perfecto, de naturaleza superior a la mía…

 

Pero, después de tanto tiempo anhelando encontrarme contigo, nos encontramos. En aquella guarida del clan perdida.

Estabas sentado en aquel trono, con los pies cruzados y con expresión carente de emoción. Parecías un hibrido fruto de un ángel y de un demonio. Tenías tanto esencia angélica como demoníaca, lo delataba tu cuerpo y tu mirada.

Pero, por supuesto, no eras ningún demonio. Al menos físicamente. O así te recordaba yo.

Me dijiste palabras de odio, y yo te las respondía desgarrándome el alma. Aún con tanto tiempo de entrenamiento e incluso matando a mi profesor, te seguía amando ¿lo sabías?

Combatimos a puro Genjutsu, y te gané. No sé como, pero te gané. Combatí, ese Genjutsu tan fuerte que poseías.

Te dolió un ojo, caíste. Caí contigo. Mis ojos sangraban.

Combatimos y luchamos. Aunque, siendo sincero, lo que me dolía más no eran las heridas, eran tus duras palabras.

“Por fin podré obtener el poder para sobrepasar a Madara, ¡Sasuke…Tú eres mi nueva luz!” Decías, mientras que con tres de tus dedos, me arrebatabas sin pudor, mi ojo derecho y lo introducías en un bote.

 

Pero desperté. Era otro de tus Genjutsu tan poderosos. Seguía conservando mis ojos y veía perfectamente…pero al parecer tú no.

De repente, sentía ganas de decírtelo. Soltártelo de una vez. Te amaba aún con esa capa de odio la cual tú siempre quisiste que tuviese hacia ti. Pero, por una vez, no te hice caso. Siempre te he amado. Todo ese odio, no ha sido más que una fachada.

Me heriste, te hería. Ambos estábamos moribundos, y notaba que tú, hermano mío, te estabas quedando más y más ciego. Así que esos eran los efectos secundarios del Mangekyo Sharingan y el Susanoo…la ceguera…Interesante. Pero, no podría soportar perder esa luz oscura de tus ojos cada vez que me miraban. Aquella extraña luz que siempre tenías en tus ojos negros, pero que cada vez que me mirabas, parecía avivarse, no soportar perderla, que se apagara por siempre.

 

Me dolía como me mirabas, ya te estabas apagando. Y yo también. Otro golpe más, y la vida de los dos habría acabado en esos momentos. Desgraciadamente, no fue así.

De repente, veía como te desplomabas, y tosías sangre. Debe de ser de aquella enfermedad que tenías, por la cual tomabas medicamentos.

Antes de caer del todo, te acercaste poco a poco a mí. Te balanceabas, y caías, pero viniste a mi lado aún así.

Me fui echando más y más para atrás, pensaba que te movías hacia mí para arrebatarme mis ojos.

Pero en lugar de eso, tocaste mi frente con dos de tus dedos llenos de sangre. Me sorprendió. Hacía ¿7 años? Que no me tocabas así la frente…ni siquiera que me tocabas.

Pero, lo que más caló mi alma, fueron tus últimas palabras:
“Lo siento, Sasuke. No habrá próxima vez…”

Te desplomaste poco a poco al suelo, y mi cara quedó manchada de tu sangre. Tu cabeza, se golpeó contra la pared, y caíste al suelo boca arriba. Muerto.

Tus ojos no tenían vida…ni tú tampoco.

Empezó a llover. Tu sangre se fue disipando de tu rostro, pero del mío no. No quería.

Debía estar feliz de haberte matado con mis propias manos, después de desearlo y entrenarme para ello durante años…pero no lo estaba.

Debía haber muerto contigo, que ambos hubiéramos encontrado la paz eterna. Quería morir a tu lado, hermano.

Me tumbé a tu lado, agotado y destrozado, te miré, miré tu cuerpo sin vida alguna. Una expresión de horror adornaba tu rostro. Te cerré los ojos con una mano. No quería ver esos ojos que una vez brillaron, sin vida alguna.

 

Ahora, lloro. Las lágrimas no paraban de salir de mi rostro. Lloraba delante de aquel acantilado, acompañado de un extraño señor que se hacía llamar Madara Uchiha. Había escuchado sobre él, que había fundado nuestro clan. Él me explicó toda la verdad. No querías matarme, querías protegerme. Tu amor por mí era muy grande.

Siempre pusiste Konoha por delante, esa fue la razón por la que acabaste con los Uchiha. Los ANBU, Danzo Shimura, el Tercer Hokage…todos ellos te influenciaron a matar a nuestro clan, por Konoha.

 

Por ello, mi odio se ha hecho más grande. Pero esta vez, no era por ti. Ahora te amo más que nunca, hermano.

Ahora mi odio está destinado a Konoha, la aldea que te arrebató la vida y mi esperanza. Aquella aldea que nos separó.

Junto a mi escuadrón formado por Juugo, Karin y Suigetsu, pronuncio:

-Ya no somos Hebi…a partir de ahora nos llamaremos Taka. Y Taka tiene una única misión…vamos a…¡destruir Konoha!

 

Seco mis lágrimas y acepto la capa de Akatsuki que Madara me ofrece.

Nunca pensé que acabaría así. Antaño, éramos hermanos…pero que se amaban más allá de lo fraternal.

Te amaba, me amabas. O al menos eso me hacías creer.

Mataste a nuestro clan, los Uchiha. Por culpa de Konoha. Y ahora, somos dos criminales que deben ser matados apenas se les vea. O al menos, yo lo seré.

 

Porque tú estás muerto…y lloro por ello, nii-san.

Notas finales:

Espero que os haya gustado ^^. Espero con ansia vuestros hermosos reviews :3

Matta nee~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).