-¡Taemin!- escuché que gritó mi mamá, solo me encogí de hombros mientras suspiraba, siempre tan escandalosa, eso era divertido cuando tenía 13 años, ahora ya es más vergonzoso.
-¿Qué?- susurré para no llamar la atención.
-Ve por un kilo de cebollas, te espero en caja.- sí, estamos comprando las despensas para el mes. Y sí, me toca ir por un par de cebollas para las comidas. Solo asentí y vi como ella se iba hacia la caja registradora, eso me deja con poco tiempo para ir por las benditas cebollas, así que tengo que apurarme.
Miré el supermercado y visualicé las verduras, camine hasta llegar ahí. Tomé una bolsa de plástico y caminé hacia las cebollas, empecé a tocarlas como lo hace mi madre. Las tomaba en mi mano y las apretaba. Se tiene que sentir duras, ¿no?
-Hey niño pervertido, deja algunas cebollas para el resto, ¿no crees?- me congelé y volteé a ver a quién me había hablado. Era un chico alto de ojos grandes y cabello negro y corto, no tan corto pero tampoco se le hacia el honguito como a mí.
-No soy un pervertido y no, no te voy dejar cebollas.- empecé a meter varias a mi bolsa. –además, qué si las estaba tocando.- susurré.
-Parecía que lo disfrutabas.- este chico empezó a tomar algunas de las cebollas que antes había tocado. –¿Para qué necesitas tantas?-
-Mi mamá.- contesté.
-Me llamo Minho. ¿Cuál es tu nombre o prefieres que te diga Chico Cebollas?- se comenzó a reír pero lo miré serio y entendió el mensaje. –Ok, ok ya entendí.- cerró su bolsa de cebollas y caminó a mi lado hasta llegar a la báscula. Solo necesito un kilo. Puse mi bolsita y la comenzó a pesar. -…- me había pasado como por un kilo y medio, eso explica por qué estaba tan pesada. –Son muchas cebollas.-
-Lo sé, solo necesito un kilo.- dije mientras sacaba mi bolsita. Tengo que sacarles algunas, como la mitad o tal vez más.
-Toma la mía, es un kilo exacto.- me dio su bolsa a la vez que me quitaba la de 2 kilos y medio. –Nos vemos Chico Cebollas.- despeinó mi cabello y sonrió. Solo vi como se iba a la caja, pero en uno de los pasillos salió una chica que lo abrazó. Fruncí el ceño al ver como se le colgaba del brazo. Él la despeinó como me lo había hecho a mí.
-…- sintió mi mirada y se giró para verme, movió sus labios y medio entendí “Chico Cebollas” me sonrojé, pero alcé la nariz y desvié mis ojos, cuando regresé mi vista, él aun me veía desde la caja, en donde estaba pagando sus cebollas. Mi sonrojo se intensificó cuando me guiñó coqueto.
Fingí indignarme con eso, negué varias veces y suspiré. ¡Mi mamá! Corrí hacia las cajas y ahí estaba, aun no pagaba todo, ya que aun no lo pasaba por la máquina de láser rojo.
-Tardaste hijo, ¿acaso tuviste problemas para escogerlas?- dejé las cebollas en la cinta negra. –¿Taemin?-
-Algo así, alguien, un tal Minho me peleó las cebollas.- creo, creo que sí me peleó.
-Oh está bien. Pero no importa ahora, ¡mira qué hermosas cebollas has escogido!- tomó la bolsa ya que le pasaron por el láser rojo. –Son tan blancas y brillantes. Si tú sí sabes escoger buenas cebollas.- me miró y estrujó mi mejilla.
Pero yo no escogí esas, esas no son mis cebollas. Suspiré cansado. Ahora cada que vea una de ellas recodaré al tipo alto, Minho y su mejor gusto para escogerlas. Cómo lo odio. Odio sus cebollas…odio las cebollas.