Esta mañana debió de marcar el peor día de mi vida…
Roger nos ha permitido realizar una actividad física que nos agradara y que nos mantuviera "ocupados" en aquellas horas libres en las cuales estudiar ya nos provocaba dolor de cabeza y no teníamos nada mas que hacer, las tareas estaban todas ya realizadas y también todos estudiábamos por las mañanas, por lo que los anocheceres eran tan tediosos y aburridos, claro que él siempre prefería que pasemos el tiempo con rompecabezas o juegos de matemáticas y lógicas pero… ya era demasiado y ahora ya tengo la vista floja de estar tanto tiempo frente a los computadores resolviendo ecuaciones algebraicas para pasar el tiempo.
La mayoría eligió Football o Baiseball, Matt y yo nos decidimos por boxeo. Es relajante y terminas la actividad completamente libre de frustraciones y estrés, es definitivamente lo mejor que he hecho hasta ahora. Me siento muy feliz por mi decisión.
Pues bien, solo podemos practicar boxeo dos veces a la semana y hoy no me ha tocado, además que estoy comenzando a sentirme algo molesto e impaciente. El estrés esta comenzando a subir otra vez. He decidido caminar, tomar aire fresco fuera de Wammy me traería algo de paciencia. Despues de todo, ¿Quién soportaría estar durante mas de un minuto sumido en ese absurdo y espantoso silencio, el cual es llenado por los críos que resuelven, o mas bien intentan resolver los más sencillos acertijos que puede ofrecer Roger, últimamente Wammy se ha puesto bastante menos rígida y los que tienen la posibilidad de formarse aquí ya no son únicamente genios intelectualmente superdotados como L y yo, no señor, todo ha cambiado mucho. Últimamente todo es un bodrio absoluto y cada vez tenemos estudiantes mas y mas tontos. El pasar a través de ellos mientras están sentados o prácticamente "arrojados" sobre el suelo del salón central con sus cobijas y pijamas mientras tardan mas de dos minutos en armar un rompecabezas tan simple… me saca de quicio.
-¿A dónde vas Mello? Sabes que debes pedir permiso para salir –dijo el mayordomo mientras se colocaba entre la puerta y yo, con su típica cara arrugada y ese gesto de "la nada absoluta" que tanto me enferma.
-¡Ya he pedido permiso a Roger! Y a donde voy no te incumbe.
-Mello, si continuas actuando así me veré obligado de comunicárselo nuevamente a Roger.
Maldito, se cree capaz de controlar mi personalidad con su estúpido semblante, como si yo temiera de Roger o algo por el estilo, que le comente me da igual, pero ¿Cómo se atreve a amenazarme delante de todos?
-¡Por Dios, solo iré por un par de chocolates y una gaseosa! ¿Es tanto pedir? –Alcé mis manos en forma de escándalo fingido mientras me percataba de que todo mi alrededor se había sumido en un silencio absoluto, por lo que me di vuelta para denotar el sorprendido rostro de todos aquellos que habían abandonado los juegos de puzles y ahora se dedicaban a mirarme perplejos con completa libertad-. ¿Y ustedes que tanto miran, idiotas; acaso tengo algo en la cara?
Por poco y rio a carcajadas, la expresión de susto que pusieron todos esos críos fue de película, inmediatamente se metieron en sus asuntos y dejaron de observarme.
-¿Quieres ya abrirme la puerta? –refunfuñé ya agobiado y algo nervioso, mas le valía hacer lo que yo decía o se las vería muy negras.
-Ábrele ya la puerta a Mello, Steven –una voz ronca y anciana provino desde el pasillo y se aproximaba suavemente hacia el gran salón, genial, era Roger. Me lo quedé mirando algo perplejo pero en ningún momento creí haber quitado de mi rostro el gesto duro que daba la impresión de seguridad en mí mismo, aunque en mi interior sucediera todo lo contrario. La puerta finalmente fue abierta y logré escabullirme pero no sin antes oír un reproche-. Cuando regrese, Mello, suba a mi oficina. Usted y yo vamos a hablar.
Un ambiente frío y tenso se formó en la sala, yo estaba de espaldas a todos, después de todo estaba pisando el porche de Wammy´s house, no quería voltearme porque sabía que dejaría parte de mi dignidad en ello, tampoco le rogaría a Roger, eso jamás, primero muerto. Con todo mi orgullo di un portazo y salí del lugar inmediatamente.
Una vez fuera por poco y corro hacia la tienda en busca de una barra de chocolate con frambuesas y maní, necesitaba relajarme y lo necesitaba ya. Luego de dar un par de vueltas por la plaza de la ciudad y hamacarme y arrojarme de los toboganes como si fuese un adolescente-adulto traumado con su infancia, decidi volver a Wammy, listo para enfrentar a Roger, cualquiera fuera lo que quisiera decirme, aunque ya podía imaginármelo: "Debes comportarte como lo que eres y no como un niño…" "Debes dejar de intentar conseguir respeto a través de la agresividad, Mello, es inmaduro y pierdes elocuencia con ello" Siempre era lo mismo y jamás funcionaba ningún consejo que él me diera, acéptenlo ya, es mi personalidad y no cambiaré por nada y si no les gusta, ¿porque no me echan y ya? No tengo adonde ir pero me las arreglaré, se creen que sin ellos no soy nada, que los necesito para vivir, ¡ja! No saben siquiera con quien están tratando.
Luego de tardar dos horas y media en "comprar una barra de chocolate y una gaseosa" decidí regresar. Eran las 8:30 p.m. Ya nadie estaba en el salón, todos estarían cenando para entonces. No quería ir hacia allá ni ver cómo me ojeaban todos esos críos. Decidí caminar directamente hacia mi habitación, mi estómago no era tan potente como mi orgullo y ni muerto dejaría que los demás me vieran pasar vergüenza, eso jamás. No rebajaría mi dignidad. Sobre todo con la humillción de lo ocurrido esta mañana.
Iría a mi habitación, e intentaría dormir un poco.
Y heme aquí otra vez, sintiéndome peor que la nada misma. O incluso más. Odio este lugar, odio a todos los que están aquí y odio mi vida, aburrida y exasperante. Detesto no saber… no saber qué soy. Los doctores ya me lo habían especificado desde pequeño, tengo desordenes hormonales: 55% de mis hormonas son masculinas y el 45% que resta son femeninas, razón suficiente por la cual mis padres acabaron odiándome. Ellos querían un varón… o al menos uno completo al 100%. El hecho de que los psicólogos dijeran que tengo una inteligencia muy superior al promedio y que por ello necesitaría estudios de buena calidad, fue escusa suficiente para que mis padres decidieran abandonarme, por nada del mundo gastarían un centavo mas de lo que fuera estrictamente necesario, y mucho menos en mí. Gracias a los Espíritus fui encontrado por Watari en un callejón de mala muerte, quien me trajo aquí para comprobar mi actividad neuronal.
Demonios. Otra vez estoy llorando en el baño. Carajo, odio esto. El sentirme un estereotipo inculto que mas quisiera saber qué es pero nadie tiene la respuesta. He pedido, he rogado a Roger por más exámenes clínicos a mi cuerpo, pero todo sigue igual, todos los médicos dicen lo mismo: "Eres un hombre con cierto porcentaje de producción de estrógeno en tu cuerpo. Algunos de tus órganos quedarán intactos a dicha anormalidad, como tus órganos sexuales o las facciones duras de tu rostro, pero otros órganos se deformaran por la presión que ejerce sobre ellos esta anomalía: tal cual tu voz, la silueta de tu cuerpo, tu piel, tu cabello […]" En fin, casi todo. Pero lo peor fueron las últimas palabras que el tipo arrastró con su chasqueada lengua "[… ]El acto sexual puede verse perjudicado también, mas allá de que sus órganos sexuales masculinos no se vean afectados".
Cuando lo oí me dio ganas de darle un trompón justo en medio del rostro, de no haber estado Roger allí lo hubiera hecho seguro. ¡¿Cómo se le ocurría decirme tal información, con lo importante y vergonzosa que era, a último momento?!
-Especifíquese, por favor Doctor –había dicho Roger que para entonces se encontraba detrás de mí, oyendo todo con absoluta atención y con el cuidado que la situación se merecía. Cualquier cosa inapropiada que dijera podría herir brutalmente mis sentimientos.
-Aquí Mello, puede sexualmente excitarse al ver los atributos femeninos como también los masculinos, el sexo será muy diverso para sus propios gustos o pretensiones a no ser que decida medicar al niño para matar la producción de estrógeno, en última instancia podríamos tratar una cirugía para abortar la glándula que lo provoca, de todas maneras es un proceso peligroso pero le hará muy bien al niño y…
-No estoy de acuerdo –había oído sentenciar a Roger-. Mello tiene una actividad neuronal incomparable, Doctor Allegri, tiene la capacidad de presenciar su contexto de manera masculina: lógicamente razonable y en parte de la manera femenina: interpretando y pudiendo hacer mas de una sola cosa a la vez, jamás he tenido un alumno como él y me temo que de extirpar la glándula femenina que alberga en su cuerpo Mello perderá el 45% de sus capacidades neuronales con lo que solo se quedaría con el pensamiento masculino, a lo cual me opongo rotundamente.
-Aunque es sabido que la inteligencia en las mujeres, si bien es increíblemente mayúscula, puede ser afectadas por los sentimientos contradictorios que produce el estrógeno, lo cual no sucede en los varones, como ya sabrá el sexo masculino puede mantener la calma hasta en las situaciones mas recónditas, en cambio el sexo femenino solo mantiene la calma, y por ende la capacidad de razonar a cuestas de presión, en situaciones donde el contexto se mantenga calmo y sumiso, de lo contrario sería imposible. De todas formas creo que ésta es una situación que el niño debe decidir por sí mismo.
Ambos me miraron, yo estaba duro como acero, sentía que no podía moverme del lugar donde estaba y que a la vez mi cuerpo temblaba y se bamboleaba hacia todos lados. Lo recordé de inmediato. Aquella prueba, aquella estúpida prueba en la cual Roger quiso comprobar cuanto influía en la inteligencia la calma de una persona. Decidí hacer la prueba solo porque Roger comentó que L también la había hecho en su tiempo de estudiante en la Wammy´s House. Consistía en un cuarto donde entraríamos de a uno, cerrarían la puerta mientras Roger espiaba por una ventana polarizada, él encendería el tiempo de su reloj y nosotros debíamos apresurarnos en interpretar el papel que estaba sobre la mesa para así encontrar la llave (que permanecía escondida por algún lugar de la habitación) y abrir la puerta. Pero eso no era todo, la habitación estaba llena de parlantes a todo volumen que emitirían el sonido de un desgarrador homicidio. El tiempo correría hasta el momento en que abriríamos la puerta. Roger nos platicó que L había obtenido la mejor puntuación en la historia de Wammy: 14,07 segundos.
Bien, entonces yo a lo sumo tardaría 20 segundos, no más.
Luego de que entraran ya algunos alumnos, llegó mi turno y ya me encontraba dentro. Todo iba muy bien, ya había descifrado la mitad del texto, hasta que empezaron a sonar los parlantes. Los gritos desesperados de la víctima pidiendo ayuda y la voz del homicida gritándole la manera brutal en la cual mataría a la muchacha que aullaba de dolor mientras el monstruo parecía estar asfixiándola con una soga, rasgaron mi pecho, sentí de un momento para otro que tenía un nudo gigantesco en la garganta y no podía moverme. Las lágrimas no tardaron nada en apoderarse de mis ojos y se quebraban por mis mejillas.
Y allí estaba yo, como un completo imbécil, siquiera podía ya mirar con atención la hoja, mi vista se nublaba y solo veía borroso.
-¡Roger, detente! –grité llorando cual una estúpida magdalena, todavía me avergüenzo de recordarlo.
-Mello, por favor continua, no te detengas, vas muy bien –me dijo por el altavoz del techo la voz de Roger.
-¡No puedo! –le grité tan fuerte que se oyó por sobre el sonido abrupto de los parlantes y creo que los alumnos que estaban esperando su turno en la sala de al lado me habían escuchado. Mas me avergüenzo ahora por ello.
-Mello, es todo ficticio, no dejes que te afecte.
-¡Sácame de aquí! –grité a sollozos. No pude contener el reflejo de tapar mis orejas con mis manos, la voz de la mujer siendo ahorcada continuaba salpicando por los parlantes.
-Todavía tienes tiempo –la voz de Roger sonaba cada vez más apagada, como si estuviese decepcionado… como si yo lo hubiera decepcionado… Quise morir ahí mismo, y quiero morir ahora que lo recuerdo.
Con todas las fuerzas de mi alma intenté, a través de las lágrimas que interrumpían mi vista, descifrar o aunque sea comprender a secas lo que decía el papel.
-¡No entiendo nada! –le grité con la voz ahogada. Roger no respondió, y ese silencio por su parte me trajo el recuerdo de la decepción. Lo estoy decepcionando a él y a mí mismo porque ya deben de haber pasado unos cuantos minutos y debo estar a años luz de L.
Lo hice. No sé cómo pero lo logré, obtuve la llave que se encontraba debajo de unas baldosas encubiertas y abrí la puerta. Lo único que recuerdo fue haberla dejado con violencia sobre la mesa de donde Roger se encontraba, no quería que me dijera el tiempo porque sabía que fue pésimo, todo salió mal y lo que fuera que él tuviera que decirme destrozaría mi corazón. Pero por mas que ello sucediera, necesitaba oírlo.
-¿Cuánto? –mi voz sonó mas baja y apagada que nunca.
Me acerqué a la puerta para ya dejar el lugar.
-25 minutos, Mello.
Di un portazo y salí caminando a cuestas de allí. Eso fue duro y terrible para mi ego. ¡Terrible! No sabía si podría recuperarme de ello, tampoco del rubor que tomó mi rostro cuando al caminar por el pasillo todos me miraban asombrados mientras no podían creer que uno de los más inteligentes alumnos del instituto hubiera tardado tanto.
Me sentí fatal.
-¡Mello! –gritó Matt desde un lugar recóndito del pasillo. Por nada del mundo quería estar con alguien en ese momento, estar solo me haría bien y era lo único que necesitaba.
-¿Qué quieres Matt?
-¿Estás bien? –carajo, a veces Matt puede llegar a hacer o decir cosas tan imbéciles, ¿acaso no ve mi rostro? ¿Acaso no se percató de lo mucho que tardé en esa estúpida prueba? Mi silencio lo fue todo como respuesta. Pero luego reaccioné.
-¿Cuánto tardaste? –dije dándome la vuelta abruptamente y quedando ambos parados como estatuas en medio del pasillo.
-Mello… basta, es solo una estúpida prueba…
-¡¿Cuánto tardaste Matt?! –grité a todo pulmón.
Luego de un arduo e incómodo silencio se dignó a responder.
- 4,18 minutos –lo dijo mirando al suelo, evitando mis ojos, tal vez se sentía culpable, o tal vez presionado. Lo más seguro era la segunda opción. Logró notar que mis ojos se humedecían.
-¿Cuánto tardó Near? –le exigí. El rodó los ojos, esa pregunta era previsible, mas que nada ambos sabíamos que me haría pedazos las entrañas saber la respuesta.
-Fue el mejor puntaje hasta ahora de toda esta generación, 3:02 minutos –sentenció Matt con la cabeza gacha.
Mis lágrimas no tardaron en recorrer mi rostro, me había puesto la capucha de mi abrigo viejo y desgastado.
-Es el mejor puntaje luego del de L, ¿verdad? –no pude evitar que mi voz se quebrara.
-Si –respondió a secas, y ese fue el pie para retirarme a mi habitación destruido completamente tal cual estaba. Le pedí a Matt que me dejara solo, que no quería hablar con nadie.
Bien, eso fue esta mañana y yo aun estoy encerrado en mi habitación, es la 01:35 de la madrugada. Ni siquiera comí, la vergüenza no me permitió hacerlo.