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Sketch Delirioso por Piasu nighT

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Notas del fanfic:

-Esta historia tomara dos perspectivas, la perspectiva de César y la de el otro chico.

-Muchos de los hechos involucrados en la historia son mis ideas y tambien fanars de Pixiv

Notas del capitulo:

Bueno soy nuevo aqui y tambien lo soy escribiendo Fanfics asi que espero les guste.

Ya era sábado por la mañana, abrí los ojos al fin y desperté, no creía lo que veía, era él, la persona que creía odiar con cada gramo de mi ser, que como si fuera poco él creía que lo apreciaba cuando yo por dentro no sabía que sentir hacia él, fue ese momento en el que parecía tan inofensivo que no quería arruinar tan tierna escena, su rostro lleno de tranquilidad y satisfacción hizo que muy dentro de mi empezara a sentir algo por él…

*Viernes*

Era viernes en la noche, para ser exacto eran las 7:30, quede con mis amigos para ir al café a pasar el rato, mis padres habían salido y llegarían tarde, eso me aseguro que iba a poder divertirme hasta tarde o al menos eso pensé…

Siempre he sido una persona algo fría, seria e irregular, esa noche era una excepción, estaba feliz sin duda nada podría ir mal, ya estaba cerca de ese café solo una calle me separaba de mi destino, cruzando la calle sentí un brusco cambio en el clima, se torno frio y tormentoso, como si pronto se aproximara una tormenta o algo peor pero no importo, nadie podría abatir mi felicidad, llegue a la otra calle y sonó mi teléfono pero lo ignore por completo, tenía en la cabeza muchas cosas, como de que diría o que pasaría, nunca dejaba de fantasear,  mientras esperaba a los demás recosté en una pared fuera de aquel café, pasaron 10 min y nadie llegaba, el tiempo seguía igual sin inmutarse, el cielo nocturno empezó a llenarse de nubes con un tono monocromo, empecé a aburrirme y desesperarme un poco cuando recordé que mi teléfono había sonado tiempo atrás, lo abrí y había un mensaje, era de Charlin, al parecer nadie iba a poder salir por motivos que desconocía y se posponía la salida, en ese momento mi felicidad empezó a esfumarse, miles de palabras rodaban en mi cabeza, tenia insultos en la punta de la lengua queriendo escaparse pero por educación y cordura me las termine tragando, ya estaba a 15 kilómetros de casa, como si fuera poco ya había desperdiciado 15 minutos de viaje, que podría hacer, algo molesto empecé a caminar hacia casa cuando sentí que mi cuerpo era golpeado por algo, la lluvia había empezado, reaccione rápido y busque donde ocultarme, era claro que no podría volver a casa con este clima por lo que entre a ese café.

No estaba seguro de lo que encontraría y tampoco si encontraría a la gente que no quería ver pero me arriesgue, abrí la puerta y una pequeña campanita sonó, vi al alrededor y no me sentí para nada aliviado, los ojos se centraron en mi como si hubiera dicho algo estúpido, no tarde en pensar que la causa de ser el centro de atención fue aquella campanita de la puerta, sentí como me clavaban sus ojos en mí, me arme de valor y entre, camine tan rápido que apenas me di cuenta que esta al fondo de aquel café, con la mirada recorrí todo el lugar, como me temía, estaba infestado de gente “popular” en otras palabras, gente pretenciosa e hipócrita, no me sentía para nada a gusto pero no tenía otro lugar al cual ir con esta lluvia, busque donde habría algún lugar vacio pero no encontré ninguno, no me quedaba más que sentarme en la barra, me dirigí hacia la ahí lo más rápido posible y me senté, con la misma abrí el pequeño menú para poder ocultarme, lo revise y pero no me importaba que tanto hubiera en ese momento solo quería protegerme de la lluvia, poco a poco fue sintiendo él un seductor aroma, era el café, escuchaba como las licuadoras se prendían y trituraban el hielo, el barullo de la gente en aquel café desaparecía con la música de fondo, tranquila y muy de acuerdo al lugar, la música y los aromas mezclados terminaron por incitarme a tomar un café, baje un poco el menú y empecé a girar la cabeza para intentar llamar la atención de él o la camarera, pensé que mi intento fue nulo pues nadie llego, volví a hundir mi vista en aquel menú cuando escuche una dulce voz decirme “Que deseas”, sorprendido alcé la mirada y vi a la que en ese momento denomine “perfección”, de la nada una sonrisa me broto, estaba hipnotizado por sus grandes ojos avellanos y largo cabello castaño sin mencionar su blanca y hermosa sonrisa, quede atónito al verla, ella se rió y dijo:

-Que deseas –Me miro con sus grandes ojos-

-Un café por favor. -Conteste rápidamente-

-Entendido, ahora vuelvo. -Sonrió y con un se retiro-

Cualquier chico moriría por tener una mesera así, aunque ya me sentía un poco mejor no podía olvidar el hecho de que me habían dejado mal, estaba lejos de casa, mire mi teléfono para ver la hora, eran las 8:20 PM, ya había pasado mucho tiempo ahí, tal vez por eso se acerco a mí, muchas cosas pasaron por mi cabeza otra vez y me desanime, escuche sus pequeños pasas sobre el piso, el delicioso ahora del café empezaba a tranquilizarme, baje el menú por completo y lo dejo sobre aquella barra en la que estaba:

-Gracias. -La mire a ver-

-Pruébalo, es el mejor de la ciudad. -Sonrió y se quedo viendo hacia mí-

-Claro -Le conteste, sin dudarlo lo probé-

-¿Deseas azúcar? -Preguntó e inclino la cabeza-

-Por supuesto, si eres tan amable. Conteste y metí la cuchara al café.

Sin duda ella no mentía, estaba delicioso pero eso no aliviaba mis tormentos, ella volvió con el azúcar, lo agarre y con la misma lo eche a mi café, ella al ver soledad trato de sacar algún tema de conversación pero me negué a continuar con la charla, no estaba de humor, en mi cabeza rondaban muchas como “ella es muy linda por que querría hablar con un chico como yo” entre otras, tan solo la ignore y trate de sonar lo mas cortes posible, termine el café, puse la cuchara dentro de aquella taza y le deje el dinero en la barra, me pare y en ese instante me dijo:

-Estoy a punto de terminar mi turno, si quieres podemos seguir charlando afuera.

-No gracias, no tengo tiempo -Me encamine a la puerta sin mirar atrás-

Salí del café, la lluvia había parado pero dejo grandes charcos de agua, sin duda el destino quería bromear conmigo y deje que lo hiciera, empecé a caminar por la dirección contraria, no quería volver aun a casa, solo deseaba liberar mi mente para pensar claro, no sé cuantas calle camine cuando mi teléfono de nuevo sonó, lo saque de mis jeans azules, esta vez era una llamada y era de mi madre, sentí un escalofrió, sabía que algo malo se aproximaba, conteste:

 -¿Si?, que pasa mamá? -Conteste en voz baja-

-Mi amor perdón pero volveremos mas tarde de lo que creímos, al parecer debido a la lluvia no nos dejaran salir de la boda, así que por favor quédate en la casa de alguno de tus amigos, cualquier cosa me llamas al teléfono, ok? –Esperó a que le contestara-

-Está bien –Conteste con el poco aliento que me quedaba-

La llamada se corto y la lluvia volvió, pero esta vez mas fuerte que la vez pasada, era como si se burlara de mi mala suerte o tal vez solo quería hacerme molestar mas pero no lo lograría ya que sentía gran satisfacción al ver llover, estaba empapado y solo, en una calle que no conocía, el frio se fue haciendo cada vez más fuerte, ráfagas de aire me azotaban, no quería que nadie me viera así, pero otra vez el destino me jugó una broma, detrás mío escuche unos pasos, rápidamente busque donde ocultarme de la lluvia de la persona que venía detrás de mí, afortunadamente a unos metros había una casa muy grande a comparación de las demás, con un garaje proporcional a la casa, me metí a el garaje y me oculte en la oscuridad, me quede mirando hacia adelante para ver si de casualidad no era algún compañero de clase al cual le pudiera pedir el favor, poco a poco los pasos se fueron acerando y mi corazón latía rápido por mi desesperación, podía incluso escuchar mi respiración y mis latidos en mi cabeza, de repente se asomo la persona, era Adam, uno de los chicos más populares del la escuela, simplemente y sin razón alguna lo juzgaba de pretencioso, tal vez por ser lo que otras chicas querían, guapo y con una gran presencia viril, él no me había hecho nada a mí, si quiera había tratado con él pero el grupo de pretenciosos e hipócritas con el que andaba me daba alusión de que él era igual que ellos, tampoco sabía si él conocía mi existencia, lo mire fijamente mientras se alejaba, llevaba ropa casual:

-Ahora que lo pensaba no lo había visto en el café, supongo que está castigado o algo así, los chicos como él tienen un cerebro pequeño –pensé-

-¿Si? ¿Bueno? ¿Quién habla? –Contestó el teléfono-

Me quede quieto sin hacer algún ruido y él se fue alejando poco a poco mientras hablaba con alguien, ahora sabia que él vivía por ahí, eso hizo que me sintiera menos tranquilo ahí, me senté a esperar que la lluvia pasara, poco a poco el sonido de la lluvia y de los carros pasando a velocidad me adormecieron y terminaron por hacerme dormir.

Desperté en un parque no creí lo que veía, era un niño otra vez, de la nada aparecieron dos sombras, por la forma puedo decir que era un niño y una niña, ellos me llamaban pero yo no podía pronunciar sus nombres, ellos cada vez se alejaban y yo me sentía desesperado, quería gritar pero no podía, de repente escuche una voz preocupada, asustado desperté y abrí los ojos, mis soñolientos ojos no pudieron distinguir a la persona:

-Me podrías ayudar –pregunte sin saber quién era-

-Claro, toma mi mano –tendió su mano-

-Gracias –tomé la mano y me levante-

-Pensé que vivías al otro lado de la ciudad –dijo extrañada aquella persona-

-Pues claro, vivo del otro lado pero la lluvia me tomo por sorpresa y me protegí en este garaje –dije con un tono de molestia-

-A claro, pero mírate estas empapado y sigue lloviendo, ven entra a mi casa mientras la lluvia pasa –me tomó de la mano con confianza-

-Suéltame –arrebate de golpe mi mano-

-Perdón, pensé que necesitarías ayuda –dijo con un tono de confusión-

-Pues no, puede caminar a la perfección, lo ve –corte mis palabras al tropezar con mis pies-

-Que terco eres –puso su brazo sobre mis hombros y me llevo dentro de su casa-

Mientras aquella persona me cargaba trataba de recordar donde había escuchado esa voz antes, miles de personas pasaban dentro de mi cabeza pero no lograba recordar de quien era esa voz, por su tono, manera de hablar y lo áspero de su mano sabia que era hombre, poco a poco me fui acercando a la puerta, mientras me acercaba a ella sentía un sentimiento de calidez y amor:

-Quédate aquí, te traeré unas pantuflas y una toalla –Dijo con un tono amable-

-Claro, aquí te espero –trate de despabilarme pero me era muy difícil pues mi ojos seguían pesados-

Trate de mirar la hora que marcaba mi teléfono pero me era difícil, no tardo mucho y los pasas de aquel chico se escucharon de regreso:

-Toma –Me dio en las manos las pantuflas-

-Eh? Y la toalla –pregunte-

-Esa la tengo yo –me contesto-

-¿Y cómo porque la tiene –se cortaron de nuevo mis palabras-

Aquel chico que me había ayudado ahora me estaba secando el cabello, era muy amable y humilde como para ser un desconocido, definitivamente lo conocía pero no me atrevía a preguntarle quien era:

-Ya está bien con eso –Dije apenado-

-Ah, claro, ponte las pantuflas y pasa –se alejo un poco para darme paso-

-Gracias, eres muy amable –conteste mientras entraba-

Entre a esa casa, apenas podía verla,  lo único que podía distinguir era un dulce aroma a manzana canela que rodeaba aquella habitación:

-¿Me puedes prestar tu baño? –pregunte cortésmente-

-Claro, esta al final del pasillo, a la derecha, ¿por cierto puedes llegar? –Dijo y preguntó con un tono de amabilidad-

-Por supuesto que sí –dije seguro y con cuidado me dirigí al baño-

Seguí al pie de las instrucciones aquella indicación, abrí la puerta que se encontraba en aquel pasillo, con los dedos busque el interruptor, la luz se prendió de golpe y me abrumo un poco, con los ojos casi cerrados busque el fregadero, tanteé con las manos donde se encontraban las llaves para que el agua saliera, las encontré y gire, agua tibia empezó a brotar y con mis manos la recogí y guie hacia mi cara, el sueño se espanto y me seque la cara, abrí la puerta para salir y a mis pies había ropa, al parecer el chico me prestó su ropa para que me cambie, sin chistar acepte y me cambie, era como si su ropa estuviera echa de los más finos materiales, era suave y ligera, no como mi ropa que muchas veces era incomoda, mi mire al espejo y salí decido del baño.

Quede atónito al ver el interior de aquella casa, el aroma de manzana canela era para ocultar la majestuosidad de su casa:

-Los padres de este chico han de ser ricos –dije en voz baja-

-Hola –dijo una voz a mi espalda-

-Ho-ola –tartamudeé por el susto-

 -Es un gusto, mi hermano no me dijo que tendríamos un invitado así que –corto sus palabras y se sorprendió-

-Que!! ¿Qué pasa? – Dije asustado-

-Eres el chico solo de hace rato –dijo muy sorprendida-

-¿Espera eres la chica que me atendió en el café? –pregunte asombrado-

-Por supuesto que sí –dijo mientras sonreía-

Vestía unos pantaloncillos cortos, una blusa azul con un mensaje innecesario, su cabello estaba amarrado formando 2 coletas, sus hermosos ojos hacían juego perfecto con aquella ropa

-No te reconocí con esa ropa tan casual –dije algo avergonzado-

-Eh?? ¿Insinúas que me veo mal? –dijo haciendo pucheros-

-No, ¡no! Claro que no –le conteste-

-Por cierto, soy Ada, es un gusto –me tendió su mano-

-El gusto es mío, soy César –le di mi mano-

-Es un placer, bueno, la cena está servida, ven, mi hermano nos está esperando –sonrió y soltó mi mano-

La seguí por su gran casa, sin duda era una chica rica, muebles de apariencia cara, mesas y silla finas, lámparas de apariencia costosa sin mencionar que habían algunos jarrones con flores que adornaban aquellos pasillo, llegamos al comedor, sin duda eran una familia unida:

-Para ser ricos su mesa es demasiado pequeña –dije sin pensar-

-¿Ricos? –Dijo extrañada y soltó una carcajada-

-De que te ríes –dije extrañado-

-No somos ricos, lo que pasa es que mi madre es coleccionista y diseñadora de modas y mi padre es un gran ejecutivo en una empresa automotriz –sonrió-

-Claro, todo el mundo es así –dije con tono sarcástico-

-Bueno, toma asiento –dijo mientras se sentaba-

-Claro, más vale que la cena esta buena –dije para sonar gracioso-

-Pero por supuesto que lo está, nunca te mentiría –dijo con confianza-

-Cierto –reí con nervios-

Ella sin duda era una chica muy social a diferencia de mi, ella podía acoplarse a cualquiera mientras que yo solo podía hacerlo con ciertas personas, además que tiendo a ser antisocial, volví a mirar mi teléfono para ver la hora, eran las 9:00 PM al parecer había dormido tan solo unos minutos, escuche los firmes pasos de aquel chico que me ayudo a mis espaldas, me levante de la silla y empecé a voltearme para verlo cuando me di cuenta de algo, aquel chico que tan amablemente y desinteresadamente me ayudo era nada más y nada menos que Adam:

-Que sorpresa, parece que mi ropa si te vino y a la perfección –dijo sonriendo-

Como no lo había pensado antes, ambos son castaños, con sonrisas blancas y ojos avellanos, al parecer era muy obvio, mi orgullo me impedía darle las gracias, así que me senté de golpe y mire hacia el plato donde se encontraba la cena:

-¿Pasa algo? –Preguntó preocupado Adam-

-Es que… es que yo – vergüenza trague mis prejuicios y trate de decir lo que pasaba-

-¿Si? –Dijo Adam-

-Perdóname –me levante de golpee de la silla-

-¿Pero por qué? –dijo extrañado-

-Es que te juzgue mal –me calle y me arme de valor-

-De que –corte las palabras de Adam-

-Pensé que eras un hipócrita y un pretencioso igual que todos tus amigos, pero hoy descubrí que no así, así que discúlpame –agache la cabeza para ocultar mí sonrojado rostro-

-Claro que te perdono –dijo mientras sonreía-

-Gracias –le dije-

-Después de todo somos amigos, César –dijo mientras me miraba-

-¿Amigos? –murmure extrañado-

-Bueno cenemos –se dirigió a su lugar y se sentó-

En mi cabeza no paraba de girar esa palabras, amigos, acaso nos conocemos de antes, tenía que pensar más tranquilamente por lo que me dispuse a cenar; escuche por minutos la plática de Adam y Ada mientras yo cenaba, se notaba que eran familia, termine cuanto antes para poder lavar los platos, me dirigí a la cocina y asenté con cuidado los platos debajo del fregadero, abrí la llave y empecé a lavar mis platos, de paso lave los que ya estaban ahí, mi cabeza no dejaba de dar vueltas:

-Creo que lo estoy pensando demasiado… que tal si el solo lo dijo porque no sabe mi nombre… si tal vez es eso, es como decir “Viejo” o “Chaval”, si exacto, eso es! –Pensé y suspire—

-¿Te ocurre algo? –Dijo Adam—

-¡No! ¡No es nada! –conteste sorprendido—

-Parece que no nos recuerdas –Agacho la mirada—

-Era de esperarse, ya pasaron muchos años y nunca volvimos a tener un contacto –Dijo Ada mientras se acerca con los platos—

-¡Pero el prometió que siempre nos iba a recordar! –Dijo Adam en voz alta—

-¡ADAM! ¡AFRONTA LA REALIDAD! –Le contesto molesta—

-Disculpen la molestia, creo que mejor me voy –cerré el fregadero y trate de escapar—

-¡CÉSAR! –Grito mientras me tomaba del hombro—

-¿Qué pasa? –Lo mire a ver—

-¡Tenemos que hablar!, ¡los 3! –Dijo mientras me veía a los ojos—

Como podía decir que no, al igual que Ada, él uso sus ojos como arma para hacerme caer, trate de desviar la mirada pero sus ojos me comían vivo por lo que tuve que aceptar, me tomo del hombro y ambos me llevaron hacia la habitación de Adam, mientras caminaba hacia la habitación cerré los ojos forzándome a recordar algo sobre Adam y Ada, no podía pensar claramente, los olores mixtos de su casa solo habían que me confunda mas, empecé a sentirme nervioso, que tal si estaban equivocados de persona, de repente Adam se quedo parado y abrió la puerta de un cuarto, abrí los ojos pensando que era el cuarto de Adam pero me equivoque, lo único que vi fueron pilares y pilares de colchas y sabanas limpias con olor floral, Adam se metió al fondo y saco unas cajas, trate de mirar alrededor y decidí mirar a Ada, al ver mi cara llena de nervios Ada se acerco a mi oído y susurro:

-No estés nervioso, veras, para Adam eres más que un amigo, se puede decir que siente algo por ti –terminó con una pequeña risa—

-¿Más que un amigo? –le susurre al oído—

-Sí, quedo muy doli –Adam salió con una caja—

-¡Aquí esta! –Dijo feliz—

Era una caja, al parecer no se había abierto últimamente, podía ver como el polvo se había acumulado por los años, en mí locamente empecé a visualizar cosas, Adam parecía muy animado, como si hubiera encontrado un tesoro:

-Por aquí debe de estar –dijo Adam mientras revisaba la caja—

-Si es tan importante ¿Por qué esta en una caja? –pensé—

-Aquí esta, ¡¡al fin!! –Dijo más alegre que antes-

Saco de aquella caja vieja un pequeño cofre, el cofre estaba en perfectas condiciones, lo abrió y Adam suspiro melancólicamente, me miro a ver mientras sonreía:

-Mira –Dijo mientras me daba aquel cofre—

Tome con mis manos el cofre y mire lo que había dentro de este, quede atónito, dentro de este había una foto donde estábamos los 3, 10 años atrás, en ese momento sentí como parte de mi pasado volvía a mí…

-Adam… Ada… —Dije en voz baja—

-¿Si? –Dijeron al unisonó—

-¿Son Adam y Ada Akeno? –Dije mientras alzaba la mirada—

-¡Sí! –Dijeron ambos mientras trataban de no gritar de la alegría—

-Es un alivio volverlos a ver –Dije mientras los veía—

-Que genial ahora nos recuerdes –dijo Adam mientras se acercaba a mí-

-Claro, pero… —Me callo con un abrazo—

Después de aquel cálido abrazo no quise arruinar su felicidad, aun estaba muy confundido, aun no sabía si seguir odiando o apreciarlo, acepte el abrazo sin problema pero me era algo incomodo, trate de mirar a Ada y solo vi un rostro depravado, al verla trate de pensar y la respuesta llego a mi cabeza...

-¡FUJOSHI! –Dije en voz alta—

-¿Qué? –Dijo nerviosa Ada—

-¿Mujer Podrida? Está bien que nos conozcas pero no le digas así a mi hermana menor –me dijo mientas me abrazaba—

-Suéltame por favor, hazlo por la salud mental de tu hermana –le dije mientras la veía nerviosa—

-¿Salud mental? –dijo mientras me soltaba—

-Bueno, terminare de presentarme, soy César Hatsune, es un gusto –Dije—

-Es gusto es nuestro –Dijeron al unisonó—

Adam empezó a guardar las cajas cuando un profundo sonido inundo la habitación, era el reloj, parecía que ya había pasado otra hora, mire a mi teléfono y me percate que ya eran las 10, desbloquee mi teléfono y me fui al fondo de aquel pasillo donde estaba parado para decirle a mi madre que ya había encontrado lugar donde dormir, colgué y me di cuenta de algo importante, no les había preguntado si podía quedarme, ahora era obvio que tendría que buscar la forma de que ellos accedieran:

-Seria genial pasar con ustedes todo el sábado, tal vez así podamos recobrar el tiempo que perdimos, ¿no creen? –dije tratando de no sonar tan obvio—

-Si te quieres quedar solo debes decir lo –Dijo Ada sin indiferencia—

-¿eh? ¿A qué te refieres? –dije nervioso—

-Escuche toda tu plática –dijo mientras me veía-

-Es de mala educación hacer eso, ¿sabes? Pero bueno, ¿puedo quedarme a dormir? –pregunte-

-Claro –dijo Ada mientras sonreía-

-Muchas gracias –le devolví la sonrisa-

Ada se adentro al pasillo hasta donde estaba Adam y hablo con Adam, mientras que yo estaba feliz, ya había solucionado un problema, ahora solo debía esperar hasta mañana y pasar un rato con ellos, nada que no pudiera soportar, Ada volvió con una sonrisa extraña y…

-Ven sígueme –dijo mientras caminaba por otro pasillo—

-Claro –conteste sin chistar—

La seguí por toda su casa, me mostro el baño y me dio una pijama, entre al baño y me lave la cara de nuevo, busque con la mirada la toalla y me seque, la toalla tenía un olor familiar…

-Este aroma… es el de Adam –Olfatea fuertemente y suspira—

-Pervertido –susurro Ada mientras me miraba—

-CIERRA LA PUERTA –le grite sonrojado—

Me quede de frente al espejo y pensé en todo lo que había pasado en ese par de horas, aun seguía confuso, era demasiado para mí, me cambie y puse la pijama, como costumbre busque mi cepillo dental pero recordé que no estaba en casa, estaba decidido a salir cuando la puerta sonó

-¿Quién es? –Dije—

-Soy yo, Adam –contesto—

-Pasa –le dije—

Se abrió la puerta y el entro, trate de no mirarlo por todo lo que ya había pasado

-Si quieres puedes usar mi cepillo dental –dijo seriamente—

-Gracias pero no, es tu cepillo y para mi es algo no muy agradable compartir el cepillo dental con otro, pero de todos modos te lo agradezco –dije mientras salía del baño—

Afuera me esperaba Ada, la seguí y me llevo a la habitación donde dormiría, era grande, las paredes de color beige, una cama grande en medio, una pantalla frente a la cama, una PC sobre un escritorio y dos mesas a los costados, supuse que la habitación era de sus padres por el tamaño de la cama…

-Buenas noches –Dijo Ada mientras sonreía extrañamente-

-Buenas noches –le conteste—

Busque el interruptor y apague las luces, me recosté en la cama, mire la hora y puse sobre una mesa mi teléfono, me acomode y note la existencia de una ventana, las nubes seguían en el cielo pero ahora parecía que estaban de acuerdo con la luna formando un hermoso paisaje, la luz de la luna me daba en el rostro por lo que me voltee al lado contrario, poco a poco fui cayendo en el sueño y me dormí.

Mi alarma sonó como de costumbre, eran las 8 AM, sin abrir los ojos me voltee hacia donde estaba mi teléfono y apague la alarme y me volví a acomodar, trate de conciliar el sueño cuando sentí una respiración frente mi cara, abrí los ojos y note algo que cambiaria mi vida, ya era sábado por la mañana, abrí los ojos al fin y desperté, no creía lo que veía, era él, la persona que creía odiar con cada gramo de mi ser, que como si fuera poco él creía que lo apreciaba cuando yo por dentro no sabía que sentir hacia él, fue ese momento en el que parecía tan inofensivo que no quería arruinar tan tierna escena, su rostro lleno de tranquilidad y satisfacción hizo que muy dentro de mi empezara a sentir algo por él, trate de moverme pero no podía, mi corazón latía fuerte, más fuerte que nunca, era la primera vez que sentía algo así, no pude contralar mis palabras y estas se escaparon de mi mente…

-¿Acaso me he enamorado de ti? —susurre mientras lo veía dormir—

Notas finales:

Gracias por leer lo y espero que les haya agradado, si fue asi esperen el siguiente.


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