SWEET BLOOD
II
Takashima Kouyou corrió, corrió a lo más que dieron sus piernas.
El quinceañero jovencito tenía frio y hambre pero no le importó. Solo quería alejarse lo más rápido posible de aquel infierno al que huérfanos como él mandaban.
No quería ni rememorar.
Se encontró solo entonces.
Caminando sin ningún rumbo por las desoladas calles a esa hora de la madrugada.
Tenía dos opciones; buscarse algún callejón o internarse y acurrucarse entre los matorrales.
Pero…al parecer el destino, la vida y la noche le iban a ofrecer una 3era opción.
Ese hombre que venía saliendo de aquel lugar que no supo reconocer lo observó. A Kouyou no le costó darse cuenta que seguro era algún aristócrata.
Se le acercó.
En realidad lo había observado desde el balcón de donde salía. Fue por el que salió. Gackt se hizo una buena idea de lo que un niño así podría estar haciendo allí a esa hora.
— ¿Trabajas?
— ¿Eh?
— ¿Ah, no? ¿Estás perdido entonces?
— Yo…
No le iba a decir.
— Puedo ofrecerte una buena cama si quieres. El calor de una casa y comida.
Su estómago gruñente lo azoró.
— ¡Vamos! –sonrió y extendió su mano al chico.
De igual manera no tenía nada que perder ¿No?
Luego de ir bajo la juguetona y atenta mirada de ese hombre durante el trayecto, llegaron a una ostentosa y occidental mansión. El estilo le resulto realmente impresionante al chico que no había visto más allá de 4 paredes en tanto tiempo.
Y si por fuera era extraordinaria, el interior no se quedaba atrás. La decoración resaltaba por un ardiente color escarlata y brillante dorado.
Y las personas que hay estaban le parecieron… diferentes.
Unas mujeres en exquisitos y reveladores kimonos se acercaron presurosas al hombre. Kouyou se mantuvo atento hasta que los ojos curiosamente azules se encontraron con los suyos.
— Asagi te llevará a una habitación, come algo y ponte lindo. La fiesta está en su mejor punto
¿Fiesta?
Un joven se situó a su lado y le indicó las escaleras.
Subió los primeros dos escalones y se volvió a verlo.
— Gackt. Puedes llamarme así.
Y se retiró por un pasillo.
La habitación le dejo igualmente deslumbrado. La cama tan suave. Nunca había estado en una.
— Espero sea de su agrado. No he encontrado nada más.
Se sobresaltó un poco cuando otra vez ¿Asagi? apareció con una bandeja en la que se podían ver algunas jugosas frutas.
Comió y asintió cuando el otro le indicó el lugar donde podía asearse.
Nunca en su vida lo habían tratado con tanto lujo. El serio hombre lo ayudo a vestirse incluso.
Su cabello fue cepillado delicadamente, su cuerpo envuelto en exquisito perfume.
Un hermoso kimono blanco y lo guió a la “fiesta”.
Gackt estaba rodeado por dos hermosas señoritas. Muy fijadas en su meta de ganar el derecho de permanecer esa noche con él.
Kouyou camino hacia él.
Una verdadera belleza concluyó Gackt. Y alejándose de las chicas le tomo una mano para que lo acompañase a otro salón.
Una de las mujeres bufó enojada ya. Solo por órdenes de su padre estaba allí.
El siguiente lugar al que entró presentaba una atmosfera más oscura…sin causar miedo. Misteriosa.
Y entonces el ojiazul lo presentó ante… él.
La primera vez que esos ojos lo envolvieron en un pequeño hechizo.
— Shiroyama Yuu. –hizo una reverencia ante él.
— El es Takashima Kouyou. He estado pensando desde que lo conocí que es una criatura de lo más llamativa ¿No te parece?
— Por supuesto –curvó sus labios voluminosos sin dejar de observarlo directamente a los ojos
— Ves que si cumplo –el último comentario de Gackt paso desapercibido para Kouyou.
Kouyou vio como un hombre se acercó a Yuu y luego de saludarle le susurró algo al oído.
— El es Suzuki Akira.
Lo detallo bien. Su cabello castaño claro con algunas luminosidades. Bastante peculiar. Además de lo que le pareció una graciosa cinta cubriendo parte de su rostro.
Yuu se alejó junto a él y Gackt hizo un mohín cuando otra vez se vio asechado por las féminas. Sujeto a Kouyou de la cintura y se acerco a su cuello donde depositó un besito.
Y como quiso, se interpretó como su respuesta de esa noche. A quien había elegido.
Una de alejó. La otra contuvo su frustración.
Kouyou disfrutó el espectáculo de un mago. De las historias que Gackt le contó, historias que había reunido a lo largo de sus viajes por el mundo.
El jovencito supo que tomo la decisión correcta al aceptar su mano.
Todo eso se había vuelto bastante interesante.
Gackt sonreía al satisfecho al haber provocado aquello.
Aoi no despegaba, desde la oscuridad, su mirada del menudo cuerpo a su lado.
Kouyou resultó ser irresistible como supuso.
Bostezo. Era bastante tarde después de todo. O temprano…
— Quiero…
— ¿Dormir? ¡Hehe! Interesante necesidad. Ven – le tendió su mano y lo acompaño al pie de las escaleras – ¿Sabrás como llegar a tu habitación?
Asintió. Nuevamente sin darle mucha importancia a sus palabras. Estaba cansado.
En el camino, por el pasillo. Vio a una mujer. La recordó por sus elegantes prendas amarillas como una de las que estaban junto a Gackt.
Temió un poco cuando la observo acercarse visiblemente enojada.
— ¿Qué puede tener alguien como tu? – exclamó despectiva y sujeto sin delicadeza su mentón girándolo
Eso no sonó nada amable ¿Y él que había hecho?
— ¡Pues algo que usted no!
¿Quién se creía?
No sabía a qué se refería pero…
— ¡Aaah! –gritó adolorido al sentir una presión en su estomago
— Yo tengo mucho más que tu… - y relamiéndose los labios rojos se alejó
Cayó sobre sus rodillas sujetando su vientre.
Un nuevo grito.
Y antes de que su cuerpo diera de lleno contra la liza madera del piso, unos brazos le rodearon. Vio como entraban a la habitación más cercan y vio que era él.
Yuu.
Esos ojos negros, como la más oscura noche.
Gruesos labios que se acercaron a los suyos, rozando.
Aoi apartó un mechón de su cabello y le sonrió.
— Ssshhh… estarás bien.
Y Kouyou pudo ver como tomaba una pequeña daga. Se asustó por supuesto.
— Tranquilo…
No podía moverse sin que le doliera.
¿Lo mataría?
Y la daga cortó la piel. Su piel.
Aoi dejó caer la sangre que comenzó a manar de inmediato sobre la herida que expuso.
Un ligero ardor recorrió al chico.
— Es profunda… –frunció los labios – Entonces…
Su cabeza fue elevada un poco.
— Anda…Te hará bien –le ofreció su brazo
¿Quería que…?
Y la primera gota tocó sus labios.
Aoi dejo fluir su maldita sangre para él.
La curiosidad surgió en el al ver la expresión del menor.
— ¿A qué sabe?
Kouyou nunca había probado la sangre de alguien más. En una ocasión la suya, cuando se raspó una rodilla al correr.
Y la de él era…
— Dulce…
La herida se cerró.
Gackt observaba todo aquello desde la puerta y con tan solo un intercambio de miradas, Aoi supo qué hacer.
Kouyou ya había sido elegido.
Desde ese día Shima estuvo junto a él.
10 años transcurrieron. . .
~Tiempo actual ~
— ¡Nao-chan! –exclamó divertido
Yomi había sido su amigo por mucho tiempo, fue por ello que a Yuu no le extraño aquel comportamiento.
Yomi había conseguido una deliciosa presa que se revolvía entre sus brazos.
Reía mientras el muchacho pataleaba y dejaba escapar un par de lágrimas.
Lamio su cuello. El chico estaba tenso en ese punto. Yomi se lamió los labios y chupó.
Minutos después Nao quedó sin fuerzas.
Aoi los dejó en privacidad y se fue a su habitación.
Shima miraba por la ventana.
Si bien su historia no había empezado como la de el muy nombrado “amor a primera vista” si fue atracción. Una fuerte e inquebrantable.
Su “tío” le prometió luego de salvarlo de la muerte, presentarle a alguien por quien jamás perdería el interés en su vida inmortal y así había sido.
Muchos años dudo en verdad pero luego apareció él.
— Nee Shima. . .
Los ojos dorados lo enfocaron.
— ¿Me quieres?
El chico se bajo de la mesita en la que estaba sentado y avanzó hasta él.
Aoi sintió el jalón que le hizo inclinarse.
— ¿Tienes dudas? –preguntó sobre su boca
Si hubiese tenido un latente corazón puede que en ese momento hubiese sentido un pequeño vuelco.
Curiosamente eso había terminado así.
Shima haciendo lo que quisiese con él.
Y no era queja…
~*~
Akira se sorprendió a sí mismo al estar donde estaba esa noche.
Pensó en lo estúpido que podría verse pero no le importó. Se recostó más al tronco del árbol donde había trepado.
Además que eso era culpa de él.
Llevado por su curiosidad había ido a la siguiente noche y…otra vez lo encontró tocando. Solo que cuando el chico lo descubrió, terminó la melodía y con una pequeña reverencia se retiró.
Y su curiosidad aumentó.
A la siguiente noche el chico no apareció.
La siguiente sí, pero se fue en cuanto se acercó.
¿Qué? ¿Tenía algo en la cara?
Por eso, esa vez decidió observarlo y deleitarse con la música a prudente distancia de su vista.
Y recordó lo que una vez escucho por ahí… La música que domina a las bestias…
~*~
A Kai no le molestaba admitirlo.
Tenía celos.
Sentía celos de cada ser viviente que se atreviera a acercarse a ese bajito y perverso chico.
Claro, que eso era algo que jamás le diría.
Y por eso mismo, Takanori hacia lo que hacía.
Pavonearse frente a él con alguna linda conquista.
A ver quien cedería primero…
CONTINUARA
-Grezz-