La vida es extraña y de eso yo sé, mi nombre es Kisa Shouta, tengo 23 años aunque me vea de 18, ese era uno de mis problemas, el otro y más importante es que tengo algo que algunos llamarían "don" yo lo llamo pesadilla, en cuanto toco a una persona puedo ver el momento y causa de su muerte ¡Es horrible! Tengo miedo del contacto físico por eso, no es lindo ver ese tipo de cosas y menos si la muerte es sangrienta, y ya varias veces me había tocado ver una así, la gente con la que alguna vez compartí sueños o ilusiones salieron corriendo en cuanto se enteraron, la soledad es mi compañía desde hace ya mucho tiempo, el único amigo que todavía tengo es más o menos de mi edad, quizá un par de años mayor, su cabello es castaño y sus ojos verdes, su nombre es Onodera Ritsu y trabaja en la editorial “Onodera” ya que su padre es dueño de esta; fuera de él no tengo más amigos o conocidos, realmente por ello decidí que mi trabajo tendría que ser uno en el que conviviera lo mínimo con las personas, escritor anónimo.
Escribo en la laptop y se lo mando a mi editora que le hace las correcciones y me lo regresa para que las apruebe, nunca la he visto cara a cara, de hecho no me molesta pero si me deprime un poco ya que me encanta socializar, pero tengo tanto miedo de las visiones que no lo hago, amar y ser amado es algo que me encantaría experimentar pero no se puede ya que sería aterrador ver el fallecimiento de mi amado o amada, no lo soportaría, también con mis visiones viene una carga, no puedo intervenir ya que si lo llegase a hacer se alteraría el flujo de la vida, es una gran responsabilidad y más si conoces a la persona, una vez lo hice, con mi madre, está casi es atropellada pero lo vi y lo impedí a consecuencia un autobús lleno de niños fue arrollado por el mismo tráiler que casi se lleva a mi madre “donde hay muerte siempre habrá muerte” ese era un dicho de mi madre, después de ese día lo comprendí y no lo volví a hacer.
Hoy era uno de esos días que yo odiaba, domingo, ese día tenía que ir a comprar la comida para la semana y esas cosas, de echo el único día que salía de mi apartamento, sé que no es muy saludable pero cualquier cosa es mejor que ver morir a las personas y no poder hacer nada. Estaba caminando tranquilamente, no prestando atención realmente, eran como las once de la mañana y a esa hora generalmente la gente no salía de su casa, el día era totalmente mío. Caminaba tranquilamente mientras repasaba que tenía que comprar hasta que una persona choco conmigo haciéndome caer, trayendo consigo una visión.
"Iba alguien caminando por la cuidad muy cerca de donde estaba cuando al pasar por una construcción un maquina lo arrolló, al final solo quedo aquel joven en la acera con muchas personas a su alrededor, después vi un funeral, muchas personas llorando por él"
Regrese en mí y note que el chico estaba viéndome muy preocupado, era realmente guapo con su cabello y ojos color caramelo, no lo podía dejar morir.
— ¿Está usted bien? —me pregunto él, yo solo alcance a asentir con la cabeza, me ayudo a levantarme y se fue, yo más por inercia que por otra cosa lo seguí, fui reconociendo el lugar hasta que vi una enorme pinza dirigirse a él, yo reaccione y lo aparte tirándomele encima, pero con lo que yo no contaba es que él se volteara, al final termine encima de él y lo bese por el impacto, para mi desgracia ahí no acabo si no que las pinzas se llevaron mis pantalones con ellas. Sí, en aquel lugar algo había muerto….Mi dignidad, note como me sonrojaba, no supe que decir, me levante un poco y otra visión vino a mi.
“En una cama un viejito como de ochenta y tantos moría dormido diciendo unas palabras que no alcance a escuchar”
Esa era la muerte que él se merecía, aun así de viejo se veía tan guapo como ahora, solo que agregándole lo dulce de los ancianitos, tome mi chamarra y salí corriendo en dirección a mi casa, en definitiva agradecía que no estuviera tan lejos, en el camino algunas personas se me quedaron viendo haciendo que mi vergüenza subiera de tono considerablemente, al llegar a mi apartamento me puse unos jeans y me lave la cara, mi día no pudo haber sido peor, ya iría mañana al super, por hoy no deseaba salir de la cama…y realmente no lo hice.
(Fin pov Kisa)
(Pov Yukina)
La vida no era ni dulce ni amarga, era realmente como la mirases, yo la miraba lo mejor que se podía, yo era adoptado, tenía un hermano mayor que también era adoptado, mis padres no podían tener hijos, ninguno de los dos, y por ello decidieron adoptar, yo contaba con 23 años de edad y él 28, él tenía el cabello negro y ojos color miel, él era editor de mangas shoujo, yo estaba estudiando para ser artista, la carrera no dejaba mucho dinero pero era lo que menos nos importaba a mi hermano y a mí pues nuestros padres eran dueños de una compañía y eran millonarios, mi hermano se llama Takano Masamune, antes Saga pero al ser adoptado lo cambio por el nombre de mi madre y yo adopte el de mi padre Yukina Kou, fuera de eso mi vida no era realmente interesante, más que por el hecho de que Takano tenía un gato cuyo nombre es Sorata no había nada interesante que contar.
Todos los domingos los tengo libres y exactamente ese… ese justo día tengo miles de cosas por hacer, tenía que ir a la escuela a las once y media, después ayudarle a mi mejor amiga Kojima Rio, luego tenía que ir a la empresa a recoger unos papeles, entregárselos a mi padre que se encontraba en la casa y de ahí no iba a salir hasta que mamá le pidiera disculpas, después tengo que ir al departamento de mamá a convencerla de que regresara a la casa, regresar a la casa para convencer a papá de que le pidiera disculpas, ir por la comida de Sorata, recoger a Takano de su trabajo, dejarlo con Yokosawa ya que se iban a ir de copas, empezar a hacer mi boceto para la tarea de la semana próxima y todo antes de la cena pues yo la iba a preparar, y lo peor es que ya eran las once y mi coche se había descompuesto y mi escuela quedaba a veinte minutos ¡En coche! Así que sin más empecé a correr, iba tan concentrado que choque con alguien y casi caigo, por el tamaño de la persona seguro era mujer, al voltear abajo note que no era una muchacha si no un chico como de dieciséis, le ayude a levantarse, vi que estaba medio ido y parecía que tenía miedo, era pelinegro de ojos color avellana era muy lindo, me hubiera encantado poder quedarme a conversar pero se me estaba haciendo bastante tarde, solo le pregunte si se encontraba bien y me asintió con la cabeza, lástima yo quería escuchar su voz pero no lo logre. Sin más salí corriendo de nuevo en dirección a mi escuela, no me di cuenta de lo que a mi alrededor sucedía, pero si sentí que alguien me perseguía, al voltear note que era el mismo chico de hace rato, no me dio tiempo de reaccionar cuando se me tiro encima, en el proceso me beso, note que no fue a propósito, también note que detrás de él pasaban unas enormes pinzas que seguro me hubieran matado, él me había salvado la vida, cuando se separo estaba muy sonrojado, en cuanto se levantó se echó a correr y ahí yo pude ver el porqué, sus pantalones habían sido arrebatados por la pinza, me reí ligeramente ante la imagen pero no lo hice mucho pues todavía estaba asombrado de cómo mi vida había corrido peligro, sin duda le debía la vida a ese chico y no lo iba a dejar pasar tan fácilmente, de pronto reaccione y eche a correr en dirección a mi universidad gracias a algún dios ese día estaba de suerte pues sí llegue, después de eso logre hacer todo a tiempo, ese chico me había dado suerte en definitiva, y no solo eso sino que yo deseaba verlo, por alguna razón su cara y aquel beso se habían quedado muy grabados en mi mente, y si, lo admito, quiero conocerlo y conquistar esos bellos ojos avellana, no me iba a dar por vencido por nada del mundo.