Después de unas merecidas vacaciones the GazettE retomó sus actividades, los ensayos se reanudaron, así como también las sesiones de fotos, entrevistas, firmas de autógrafos, etc. Cada quién recibía la carga laboral como mejor podía, más no era posible que todos tuvieran sonrisas en sus rostros o se sintieran dichosos de volver a aquellas reuniones interminables.
Para fortuna de algunos –cuatro integrantes de la banda para ser exactos- aquella reunión extraordinaria a la cual el directorio había convocado sólo era necesario que asistieran los líderes de cada banda, o sea, era Kai quien en ese momento no encontraba posición cómoda en la cual mantenerse en su lugar. Comprenderán que pasar más de dos horas sentado en la misma silla y casi sin poder mover un músculo hace que hasta el asiento más cómodo del mundo deje de ser agradable.
-Bien, hemos llegado al fin de esta reunión. Agradecemos su tiempo y paciencia, pueden retirarse. – “Hermosas palabras” pensó el batero una vez que se levantó para poder abandonar el lugar.
Mientras caminaba por el pasillo y volvía a sentir el trasero, Kai se iba replanteando la idea de continuar con su cargo de líder. Ya había sido demasiado el tiempo con aquella responsabilidad sobre sus hombros y se estaba agotando de ello; más luego de analizarlo y ver las opciones al cargo con las que contaba, aquella idea que osó pasar por su mente no tuvo otra que esfumarse por completo. Pero aclaremos, no porque pensara que sus compañeros –a estas alturas del partido amigos- fueran incompetentes o algo por el estilo, sino porque después de tanto tiempo y con tanto conocimiento sobre el tema, se le hacía un tanto difícil verse bajo el mandato de alguno de los chicos.
-Todo trae su recompensa Yutaka, tú tranquilo.. – Murmuró para sí antes de abrir la puerta de su auto y emprender el rumbo hacia su tan ansiado departamento.
~+~+~
-Y luego de eso no sé qué más pasó porque me quedé dormido ¡¿Puedes creerlo?! ¡Yo, el gran Suzuki Akira! ¡Me quedé dormido antes de poder iniciar el acto sexual!! –
Y aquí vamos de nuevo. La palabra “sexo” giraba en torno a la vida del bajista que todos conocemos, o… esperen, la vida del bajista que todos conocemos giraba en torno a la palabra “sexo”. Justo ahora estaba en aquel bar junto a Uruha, contándole su tan desafortunada experiencia de la noche anterior.
-Okey Akira, te entiendo, pero no es necesario que grites… - murmuraba un tanto apenado el guitarrista al sentir sobre sí la mirada inquirente de todos quienes estaban en el local.
Ustedes se preguntarán: “¡¿Y con qué cara Reita se atreve a hablarle a Shimita después de lo que le hizo?! Pues bien, les diré que con la misma cara y orgullo que utilizó aquel día para enviarlo por un tubo hacia quien sabe dónde.
-¡Pero es que Uruha! ¡¿Qué no entiendes?! ¡Esto me va a sepultar de por vida! – soltó exasperado el de la bandita en la nariz.
Hacía ya casi una hora que el pobre castaño se había sentado a escuchar la sarta de estupideces que Reita le escupía en la cara, ¿Estaba aburrido? sí; ¿Cansado? También; pero más que nada avergonzado por la escenita mediocre que estaba presenciando. Y más aun, molesto consigo mismo por haber acudido ante el llamado de aquel bajista, el mismo que tiempo antes destruyó sus ilusiones y lo hizo sentir como la peor cosa del mundo, algo inservible y hasta de poco valor.. Acaso ¿Tan poco se quería como para estar nuevamente al pie del cañón junto al rubio? ¿Acaso tan poco le importaba su orgullo con tal de estar al lado de Reita? La respuesta a aquella última pregunta era afirmativa, y es que el orgullo para Uruha no tenía cabida en esto. Si bien es cierto había dolido, sí; pero no dejaría que la amistad de toda una vida se fuera al tacho de la basura por algo que ya era parte de su pasado.
-..¿Qué dices tú Shima? –
-… -
El guitarrista parecía muy sumido en sus pensamientos y Reita recién lo había notado, volvió a llamarlo pero obtuvo el mismo resultado. Entonces, se levantó un poco de su asiento y chasqueó los dedos frente a los ojos del castaño, haciendo que por fin éste saliera de su ensimismamiento.
-¿Estás de nuevo aquí? – preguntó de forma irónica, volviéndose a acomodar en el asiento.
-A-Ah sí lo siento.. ¿Qué decías? –
-Nada.. es más, te tengo que dejar; dentro de una hora tengo una cita y estoy hecho un desastre. Así que me voy Shima. – El bajista se levantó del asiento y sin tiempo de que Uruha pudiese decir algo sacó dinero de su billetera y lo dejó sobre la mesa, posteriormente y tan solo con una simple sonrisa se despidió de quien él tilda como su mejor amigo.
-Adiós.. – murmuró el castaño para sí una vez que la figura de Reita desapareció tras la puerta de salida.
En ese momento fue cuando Uruha empezó a cuestionarse eso del orgullo y muchas cosas más, porque si bien es cierto él conocía demasiado bien al bajista, sabía con exactitud que él solía tener ciertas reacciones ante algunas cosas, más no dejaba de incomodarle el continuar sintiéndose “utilizado” por el mayor.
-Es lo que te ganas por puta Takashima.. – murmuró una vez que se levantó de la mesa y salió de la misma forma en la que lo había hecho su acompañante minutos antes.
En situaciones como esas era cuando necesitaba desahogarse con alguien, necesitaba sentir el cariño y la preocupación en las palabras de ese alguien.. y ¿Quién mejor que Aoi para ello? El mayor de los guitarristas había sido su principal apoyo secreto para no dejarse caer por completo al abismo al cual había quedado expuesto de la noche a la mañana, era tanta la confianza que le inspiró a Uruha que él castaño no dudó en contarle todo con lujos y detalles aun abrigando el miedo irrefutable de sentirse rechazado, más para su sorpresa lo único que recibió de parte del mayor fue la confidencialidad de su palabra y el apoyo incondicional desde ahí en adelante.
Se subió al auto y antes de encender el motor tomó su móvil para enviar un mensaje, a los pocos minutos recibió la respuesta de éste y sin más emprendió el rumbo hacia el lugar en el cual quería estar.
“Yuu, voy camino a tu departamento…”
“Está bien Uru, te estaré esperando.”
~+~+~
Aoi sabía que cuando algo así surgía era porque el bajista estaba detrás de todo.
Al momento de recibir el mensaje de su compañero de cuerdas no pudo evitar sentir cierta molestia, más no por la repentina visita, sino por el motivo que impulsaba a su querido “Uru” a llegar hasta él.
De un tiempo a esta parte Aoi se había dado cuenta de lo maravilloso que era el castaño en sí, y no es como si jamás lo hubiese notado, pero desde que Uruha le confesó lo que había sucedido con Reita, y más aun, que se abriera por completo a tal punto de hacerlo sentir como un pilar fundamental en su vida, hizo que cierto sentimiento de cariño y admiración por el menor se tornara a un amor puro y limpio al cual se aferraría a como diera lugar.
Pasado unos minutos Aoi sintió sonar el timbre de su departamento, su corazón comenzó a latir con cierta fuerza y la ansiedad poco a poco se tornaba en nerviosismo. No hacía falta preguntar por el interlocutor de quien se trataba, su intuición y gran parte de él sabían que quien se encontraba del otro lado de la puerta era quien venía quitándole el sueño desde hacía ya un buen tiempo. Suspiró profundamente y tras poner su mejor semblante abrió la puerta, encontrándose de inmediato con la figura del castaño.
-Hola Yuu, disculpa por venir tan de improviso.. – murmuró un tanto apenado una vez que el mayor le hizo pasar.
Aoi se conmovió un poco por la tierna imagen que Uruha le daba, entonces, subió tímidamente una mano hasta su mejilla y la acarició con delicadeza.
-Descuida, te estaba esperando.. –
Porque de todas formas era así…
Aoi siempre le estaría esperando.