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Juguemos un poco por pettymint99

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Notas del capitulo:

Hello! (Otra vez)

Se supone que este oneshot saldría en el cumpleaños de Jonghyun pero por cuestiones personales no fue así... ¬¬ Perdonen si tiene alguna incoherencia o falta de ortografía, está muy largo y ya no me da tiempo de checarlo.

Espero que les guste n.n

Disfrútenlo~

-Buenos días – Saludé mientras entraba a la cafetería, la misma cafetería a la que había estado entrando desde hace poco menos de un año, el año se cumpliría el día de mi cumpleaños, no era una cafetería muy grande pero sí muy popular y todo por una sola razón.

- Buenos días – Correspondió mi saludo una de las camareras, me senté en mi lugar de siempre y esperé a que la razón por la cual la mayoría estábamos aquí entrara.

Pedí un café ya que estaba la regla de “si no consumes nada deberás de irte”, no tardaron mucho en traer mi frapuchino, lentamente saboreé la crema batida y disfruté de tan delicioso sabor. Este lugar era muy conocido por sus cafés elaborados con gran cuidado y detalle.

Sonó la campanilla que avisaba que la puerta había sido abierta y todos, absolutamente todos, voltearon la mirada hacia allá deseosos de poder ver lo que esperábamos.

Y ahí estaba, tan lindo como una estatua esculpida por el mismísimo Miguel Ángel, con nariz perfecta, ojos con rasgadura un poco felina, tez pálida, labios rosados, cabello rubio, figura esbelta, piernas largas y finas, todo él era perfecto.

Sí, era un hombre el que acababa de entrar por aquella puerta y había dejado embobados a todos.

Su lindo caminar hipnotizaba a cualquiera que fijara su vista en él, era imposible ignorarlo ya que su manera de vestir era demasiado estilizada.

Este día llevaba un saco color gris junto con un sombrero del mismo color, sus pantalones y camisa eran negros, también traía puestos unos lentes de armazón obscuro a pesar que él no necesitaba usarlos.

Con su andar elegante y fino avanzó hasta el mostrador y pidió lo de siempre:                                       

-Un café americano, por favor- Se escuchó su cantarina y fina voz. Era exquisito escuchar su voz, bastaban con esas cinco simples palabras para dejarme atontado. Vi que su mirada viajó de reojo, nuestras miradas se encontraron por un segundo y luego regresó su atención a la cajera que también tenía un caso severo de atracción hacia él.

Se despidió con una pequeña sonrisa y se fue a sentar a su lugar favorito, uno muy cerca de la ventana.

Por mi mente pasó la primera vez que lo había visto…

Yo había encontrado este lugar casi por accidente y por azares del destino, llegué aquí un lluvioso ocho de abril, el mismo día que era mi cumpleaños, mis amigos se olvidaron por completo de lo especial de ese día y terminé por llegar aquí luego de deambular un gran rato debajo de la lluvia.

Cuando entré al café venía completamente empapado, la gerente del lugar me ofreció un café muy caliente, me obligaron a confesar el por qué de mi estado y terminé por decirles que era mi cumpleaños, no era mi intención de quejarme ni mucho menos, sólo se dieron así las circunstancias.

Estuve ahí un rato platicando con algunas empleadas, no le soy muy indiferente a las chicas, algunas incluso intentaron coquetearme pero no lograron captar mi atención. Sí, me gustan un poco las chicas o por lo menos eso era lo que pensaba hasta que vi entrar a, lo que yo pensé, era la más linda chica que había visto. A pesar que estaba plana su cuerpo era asombroso, ese día llevaba un saco rojo que combinaba perfectamente con la mochila que traía, a simple vista cualquiera pensaría que se trataba de un maniquí, un hermoso y muy bien hecho maniquí.

Recuerdo que me pasó de largo, pidió un café americano y luego se fue a sentar para empezar a dibujar algo en aquel rincón un poco escondido de la luz ese día. Debí de ser difícil de dibujar con tan escaza luz. Quedé atontado por completo con su voz, no era una voz promedio.

No pude despegar mi vista de él por más que lo intenté, era simplemente perfecto, las chicas se fueron alejando ya que tenían trabajo o querían estar cerca de él. Al final fuimos los últimos en quedarnos en el local, no quería irme hasta ver que él se iba pero parecía no estar dispuesto a abandonar el lugar. De todas formas yo no tenía nada qué hacer.

Durante ese momento una melodía algo escandalosa se escuchó en todo el lugar. Él se levantó con una gran sonrisa adornando su rostro y luego me miró por un mini segundo, mis manos habían comenzado a sudar, duró muy poco el contacto y yo ya me creía morir, logré distinguir una sonrisa satisfactoria en su rostro.

Luego de eso se fue y durante todo el día no pude dejar de pensar en él.

Al día siguiente regresé esperando verlo y, para mi gran sorpresa, ahí estaba, a la misma hora del día anterior, con su vestimenta igual de impecable y con su linda sonrisa adornando sus labios.

Así había sido mi vida durante los últimos meses ya que no conseguía estar tranquilo si no podía verlo, una vez lo intenté ya que se me hizo muy acosador de mi parte sólo ir a aquella cafetería por querer estar cerca de ese chico rubio pero no lo conseguí, me sentí ansioso y terminé por venir.

Lo triste de toda esta historia es que ni siquiera sé el nombre del chico al que estoy acosando, porque, en efectiva, me siento como su acosador. Esa belleza rubia me traía loco y no sólo era yo, aquí había varios que también querían salir con él o por lo menos saber su nombre.

Pagué lo que había consumido y salí del local, hacía mucho frío.

Seguramente así es como se sentían todos los que tenían algún amor platónico, o algo así, no entendía nada de esto, nunca me había emocionado así por nadie y ahora lo hacía por un desconocido…. ¿me estaré volviendo loco?

Caminé hasta la parada de autobús y me quedé como piedra al ver quién estaba ahí, ¿no se supone que se había ido mucho antes que yo? ¿qué hacía ahí él? ¿Qué se supone que debía de hacer yo?

No pude avanzar nada, sólo podía ver a mi perdición sentado en una de las bancas viendo distraídamente su celular, no había nadie más, sólo éramos nosotros dos. ¿Debía de ir a sentarme al lado de él? ¿Debía de quedarme parado? ¿Debía de irme?

¡¿Qué demonios tenía que hacer?!

Me apreté la cabeza intentando buscar una respuesta pero no había nada…. mi mente se había quedado en blanco. Regresé mi mirada a él, se había levantado a pesar que el autobús todavía no llegaba. Un papel se cayó de su mano, lo vio por un segundo, luego miró hacia donde yo estaba y se alejó caminando como si nada.

¿Eh?

No entendí por qué dejó caer ese papel, me aseguré que ya estuviera varios metros lejos de mí y me acerqué a recoger aquel papelito color rosa, dentro venía un… ¿dibujo? Era el dibujo de un cachorro con, lo que parecía ser, ropa.

Describiéndolo detalladamente era un cachorro dibujado a lápiz que traía puesto una cosa extraña que parecía una playera color gris junto con un collar que traía forma de una nota musical…

Un momento…

Me revisé con la mirada, yo traía unos jeans deslavados y una playera gris… junto con un collar en forma de nota musical… ¿se supone que el cachorro era yo?

¿Se había dado cuenta que lo estaba mirando? El pánico se apoderó de mí y sólo atiné a sentarme en la banca, el autobús pasó frente a mí pero lo ignoré, no entendía qué quería decir este dibujo. Volteé el papelito para ver si no traía algo más.

Abrí los ojos con sorpresa, había algo escrito con perfectos y delicados trazos.

“¿Te gusta mi dibujo?”

Eso era lo único que decía, no traía nada más. ¿Debía de responderle mañana?

Esto me confirmaba que sí se había dado cuenta que yo lo miraba, seguramente quería que me le acercara para que pudiera gritarme que dejara de hacerlo o decirme que él ya tenía pareja… después de todo, alguien así es muy difícil que esté soltero.

Aunque…

Miré de nuevo el dibujo apreciándolo con más detenimiento, efectivamente tenía un don para ello pero este dibujo me recordaba a algo… se me hacía extrañamente familiar.

Esta forma de dibujar, la manera en la que los símbolos de las letras estaban escritos y el olor del papel se me hacía mortalmente familiar. Pero no podía recordar de dónde era o por qué sentía eso.

***

Al día siguiente tomé el lugar de siempre y esperé ansioso a que llegara el rubio, esta vez tenía un presentimiento diferente… sentía como que debía de acercarme y preguntarle el porqué de ese dibujo. Necesitaba saber cuál era el significado de aquel perro.

Esperé pacientemente hasta que llegó la hora en la que él usualmente llegaba.

Ahí estaba, entrando con la misma perfección de siempre, ordenando su café y yéndose a sentar a su tan acostumbrado lugar, había cumplido la misma rutina de siempre. Ahora dependía de mí cambiar esta monotonía que durante tanto tiempo me pareció entretenida.

Con las piernas temblando me paré de mi lugar, revisé que toda mi ropa estuviera en su lugar e hice el ademán de caminar, no logré ni dar un paso, estaba demasiado tenso, solté un largo y pesado suspiro mientras me recargaba un poco sobre la mesa.

Vamos, tú puedes.

Me alenté mentalmente y dirigí mi mirada al frente donde se encontraba él dibujando desinteresadamente algo.

Ante la mirada asesina, asombrada y curiosa de las personas avancé hasta su mesa, jalé bruscamente la silla y me senté de la misma manera llamando la atención de todos… a excepción de él. Mis manos comenzaron a sudar y podía escuchar el martillar de mi corazón en mis oídos. ¡Maldición, estaba a punto de volverme loco!

Nada, me ignoró como si siguiera solo. ¿Qué demonios hago ahora? Bien, yo tomé la iniciativa por lo que debía de ser el primero en hablarle.

-Ho-hola - ¡Demonios! Tartamudeé al principio, por suerte pareció no escucharme – Umh… ¿Podrías decirme tu nombre? – Estaba quedando como idiota, ya habían pasado un par de minutos desde que hablé y nada – Sobre lo de ayer… - Comencé a decir mientras sacaba el papelito que tan cuidadosamente había guardado – esto, ¿es para mí? –

- ¿Qué tal este? ¿Está mejor? – Consternado escuché su voz, no tenía nada que ver con lo que yo intentaba decirle pero, con tan sólo oír su voz, yo ya andaba en las nubes. Aun perplejo dirigí mi mirada a lo que me enseñaba, se trataba de un paisaje.

Era un enorme edificio, parecía ser una escuela… mejor dicho, una secundaria rodeada de árboles. Nuevamente el dibujo tenía una gran calidad y delicadeza en cada trazo, pero, sobre todo, me recordaba a mi vieja secundaria.

-O-oh, sí… muy buen dibujo – Dije dudoso mirándolo nuevamente sólo a él – Tienes un talento muy especial para dibujar –

- Gracias – Dijo complacido y mi corazón se aceleró mucho cuando una pequeña sonrisa apareció en sus labios.

- ¿Responderás mis preguntas? –

- ¿Qué tal si comemos algo? – Preguntó desviando de nuevo el tema. Sin saber cómo terminé pidiendo un capuchino junto con una rebanada de pastel de chocolate mientras que él había pedido otro café americano y una rebanada de pastel de fresas.

- Entonces… ¿podrías decirme qué significa tu dibujo? – Pregunto mientras comíamos.

- Es un perro, no hay mayor explicación, genio – Habló como si fuera la mayor obviedad del mundo.

- Sí, puedo entender que es un perro, sólo que noté cierto parecido conmigo y-

- Se supone que eres tú – Contestó completamente relajado interrumpiéndome.

- ¿Yo? ¿Por qué? –

- Haces demasiadas preguntas –

- Estoy curioso –

- Hey – Me miró a  los ojos con un poco de enfado – Si seguirás acosándome con tantas preguntas será mejor que te vayas, ahora –

- No, está bien. Aceptaré que parezco un perro – Suspiré frustrado, contando al rubio sólo dos personas me habían llamado “perro” en toda mi vida.

- Siempre lo has parecido – Lo escuché susurrar, intenté decirle algo pero nuevamente me interrumpió – Come rápido o me comeré tu pastel – Advirtió. Comimos en silencio, sólo se interrumpía cuando yo me atrevía a preguntar algo y él me callaba – Ya es hora de que me vaya – Dijo luego de un largo tiempo – Fue divertido estar contigo – Se paró rápidamente, dejó dinero en la mesa y comenzó a alejarse de mí. No tardé ni un minuto en reaccionar y salí en su búsqueda.

- ¡Espera! – Le grité, él ya había salido del local y llevaba menos de diez pasos de ventaja. Volteó a verme con gesto inocente y lo único que atiné a decir fue: - ¿Comerías mañana conmigo otra vez? – Tal vez fue demasiada osadía por mi parte, sin embargo, aunque no logré hablar mucho con él, me agradó bastante su compañía.

- Bien, nos vemos mañana, Jonghyun – Quedé congelado,  ¿cómo era que sabía mi nombre?… ¿será qué…? - ¡Hasta mañana! –

- ¡Oye, espera! – Demasiado tarde, ya había subido a un taxi e ignoró por completo mi súplica. ¿Quién era este chico y por qué me recordaba tanto a alguien?

***

-Hola – Saludé sin mucha gana a mi amigo Minho, éramos amigos desde hace mucho tiempo, junto con Onew, siempre salíamos a divertirnos, diversión sana por supuesto, habíamos quedado de vernos en un bar.

- Hola – Contestó sin mucha alegría.

- ¿Qué tal Jjong? – Preguntó Onew tan amigable como siempre – Pareces haber tenido un mal día – Suspiré dándole con eso la respuesta y pedí un trago. Volteé a ver a Minho que seguía con la mirada fija en la pista de baile, específicamente en un grupo de chicas que bailaban de manera muy inocente pero que lograban llamar mucho la atención. Una de ellas tenía el cabello castaño y largo, parecía ser a la que estaba viendo mi amigo.

- ¿Qué le sucede a este idiota? – Pregunté sonriendo un poco - ¿Quiere invitarla a salir? –

- Cállate – Dijo de mala gana tomándose lo que había en su copa de un solo trago, él siempre había sido así, un chico que parecía frío pero que era más tierno que un bebé.

- Me encanta que seamos mejores amigos – Escuché la voz de Onew, regresé mi atención a él y me contagió de inmediato su sonrisa - ¿Qué fue lo que te sucedió Jjong? –

- ¿Recuerdas al chico del que te hablé? – Hablé nervioso tomando un poco de ese líquido que al principio lograba que la garganta me ardiese.

- ¿El de la cafetería? ¿Qué hay con él? ¿Por fin lograste hablarle? – Asentí un poco como respuesta - ¡Wow! Finalmente lograste hablarle, sólo te tomó un año – Noté su sarcasmo en la voz y reí de la misma manera - ¿No es como te lo imaginaste? –

- Bueno… sí… pero… siento como si ya lo hubiera conocido de alguna otra parte… - Dije pensativo girando un poco el vaso y mirando el líquido como si ahí estuviera la respuesta – Sabía mi nombre aun cuando todavía no se lo había dicho, dibujó un edificio muy similar a nuestra secundaria y la manera en la que dibuja hace que recuerde a alguien –

- Tal vez sea famoso y reconozcas sus dibujos por ello aunque lo del nombre y la secundaria… eso es algo raro. ¿No será un acosador? –

- No lo creo, es el tipo de persona al que acosan, además que no le serviría de nada acosar… cualquiera quisiera estar con él –

- ¿Tienes algún dibujo de él? – Lo miré confundido pero saqué el dibujo del cachorro de todas formas. Cuando se lo enseñé una gran sonrisa apareció en su rostro y luego me miró con diversión - ¿En serio…? – No terminó de hablar ya que la risa lo atacó, no le daba risa el dibujo, eso estaba claro, ya que su ataque volvía cuando me miraba – No puedo creer que seas tan distraído Jonghyun –

- ¿Eh? ¿Por qué? ¿De qué hablas? – Lo interrogué como loco arrebatándole el papel - ¿Hay algo en el dibujo? – Comencé a revisarlo pero sólo logré incrementar su risa - ¡Dime! –

- Tú ya conoces a ese chico –

- ¿Eh? - ¿Conocía a ese chico desde antes? ¿Onew lo conocía? Pero… ¿cómo? ¿De dónde?

- Vaya que tu memoria es de pez –

- ¿Lo conoces? ¿Sabes cómo se llama? ¿A qué te refieres con lo de “memoria de pez”? – Le pregunté y reclame con urgencia levemente ofendido - ¡Responde! – Su expresión era más que divertida.

- No podría arruinarle su juego – Dijo separándose de mi lentamente – No sabes lo agresivo que puede llegar a ser – Suspiré y agaché la cabeza rendido - ¿En serio no te acuerdas de él? – Negué con la cabeza – Pensé que ustedes habían llegado a tener algo, tal vez me equivoqué. Como sea, a partir de ahora tendrás mucha diversión… al igual que yo – Concluyó sin hacer que la sonrisa desapareciera.

- Deberías de ayudarme, somos amigos – Me quejé buscando que aunque sea me dijera su nombre.

- No lo creo – Me golpeó ligeramente el hombro, alcé la cabeza y luego me señaló divertido hacia donde, se supone, estaba Minho. La silla al lado de mí se encontraba vacía, busqué con la mirada a Minho y, para mi gran sorpresa, lo vi caminando en dirección a la chica castaña – Minho es mi amigo – Comenzó a hablar – y no le he advertido que “la chica” que lleva viendo desde hace mucho tiempo atrás es en realidad un chico – Regresé mi atención a Onew y luego fue hacia Minho, noté como empezaba a ponerse rojo, seguramente ya sabía la verdad ya que también el chico castaño tenía su cara completamente roja. No logré contener mi risa.

- Eres el demonio amigo – Ambos reímos y por un momento se me olvidó el asunto del dibujo.

- ¿Ves? No eres el único al que intento hacer que su vida tenga un poco más de diversión –

- Cuando estés enamorado entenderás lo que se siente – Amenacé aun riendo.

- No, no. Yo ya tengo pareja – Escupí lo que acababa de beber.

- ¡¿Qué?! ¡¿Por qué no dijiste nada?! ¿Quién es? – Vaya que sabía cómo mantener sus cosas en secreto.

- No lo creí necesario – Se encogió de hombros – Y, regresando al tema anterior, te sugiero que revises las cosas que pusiste en la caja donde están todos los recuerdos de la secundaria –

- ¿Cuál? – Pregunté confundido.

- Estás perdido –

***

Corrí a mi departamento luego de las burlas de Onew y que Minho se quedara con la chica… corrección, chico. Abrí la puerta con desesperación y fui directo a mi armario, el cual no había abierto desde hace mucho tiempo, logré recordar dónde la había puesto luego de varias pistas por parte de Onew. Obviamente al abrir el armario varias cosas me cayeron encima, las hice a un lado y saqué la caja para zapatos que tenía ahí. Tenía mucho polvo encima, aun así la abrí y me relajé al ver ahí todas mis cosas.

Cuidadosamente saqué las fotos, varios juguetes que no recuerdo por qué conservé, y, finalmente, lo que tanto buscaba: el anuario. Hojeé las páginas a una velocidad asombrosa buscando en cada una de ellas el rostro del chico rubio.

No estaba en ninguna de las fotos.

¡Demonios, Onew dijo que estaría aquí!

Pensé enojado aventándolo hacia atrás, escuché como algo caía al piso no haciendo mucho ruido y luego al libro caer estrepitosamente. Giré para ver si no había roto nada, sorprendentemente me encontré con muchos papeles doblados.

Al abrirlos me di cuenta que todos y cada uno de ellos tenían algún dibujo especial junto con mensajes… los dibujos eran similares al del cachorro, como loco revisé en cada uno de ellos si no traían algún nombre, no había nada. Suspiré frustrado.

Ahora recordaba, la persona que me había estado enviando estos dibujos durante el último año de secundaria era un chico menor que yo por un año, por eso era que no estaba en mi anuario, recuerdo que ese chico quería salir conmigo pero yo no se lo permití ya que no pensaba que era capaz de que me gustara un hombre. Ese chico… no podría ser el rubio… ¿o sí? ¿Se habrá teñido el cabello? ¡No podía recordarlo con claridad! Nunca me fijé atentamente en cómo era ese chico, me era completamente indiferente.

“Suerte ^.^ Espero volver a verte”

Decía uno de los papeles junto con otro dibujo de un cachorro.

Todo apuntaba a que el chico al que le gustaba en secundaria y que yo rechacé es el mismo al que ahora le soy indiferente y que muero por salir con él.

¡Qué ironía!

Me estrujé la cabeza con preocupación, ¿será que él se acuerde de mí? No estaba seguro de querer que me recordara.

Un pensamiento atroz llegó a mi mente.

¿Y si sólo quería vengarse?

***

A la mañana siguiente llegué a la cafetería más temprano que nunca, fui directo a su mesa y me quedé completamente quieto, el último pensamiento de ayer no me permitió dormir bien; ahora estaba nervioso, ansioso, curioso, y, sobre todo, arrepentido. Si se trataban de la misma persona no podía entender cómo me había atrevido a rechazarlo. Soy tan idiota….

Las horas pasaron lenta y tortuosamente, escuché la campanilla de la puerta e inmediatamente volteé hacia allá, mi corazón se aceleró por verlo de nuevo. Esta vez venía con unos pantalones negros de vestir con un cinturón muy moderno junto con una camisa a cuadros de colores negro y blanco, traía puesta una boina plateada y lentes con gran armazón negro, cuando se acercó su aroma dulzón inundó mis fosas nasales, sólo atiné a pararme torpemente, jalar la silla para que pudiera sentarse, reír idiotamente y volver a sentarme bruscamente.

-¿Qué te sucede? – Preguntó viéndome extrañado - ¿Tomaste algo con alcohol? –

- No, no… no es eso… sólo que… - ¿Le debía decir todo lo que descubrí ayer? – Tú y yo nos conocíamos de antes – Afirmé con la voz un poco temblorosa.

- Así es – Lo miré incrédulo, me lo había dicho con tanta calma mientras jugueteaba con las servilletas que creía haber escuchado mal - ¿Por? – Me miró inocentemente.

- Pero no logro recordar tu nombre, lo siento, lo único que recuerdo es que tú me invitaste a salir porque yo te gustaba, luego yo te rechacé y seguiste intentando hasta que me gradué y no volví a saber de ti –

- ¿Por qué traer esos recuerdos? – La sonrisa en su rostro había desaparecido para después reaparecer luego de unos segundos – Fuiste el primero que me rechazó… hasta ahora no ha habido nadie más – Me sentí intranquilo por ello, ¿es que acaso había tenido muchas relaciones?

- ¿Has tenido muchas relaciones? – Pregunté sin poder contenerme.

- No, luego de ti no hubo nadie – Abrí la boca intentando decir algo pero no lo logré, repetí varias veces esto hasta que él habló de nuevo – Seguramente has de pensar que quiero vengarme de ti – Asentí quedito – y la respuesta es: no. No tengo ningún tipo de rencor contra ti –

- ¿Entonces… qué es lo que quieres conmigo? –

- Juguemos un poco – Dijo evadiendo de nuevo mis preguntas.

- ¿Jugar? –

- Si para dentro de un mes tú no consigues recordar mi nombre entonces deberás de cumplir mi deseo, si sucede lo contrario yo cumpliré algún deseo tuyo – Acordó, sonrió de una manera que me dejó atontado y de paró – Debo de irme ahora, adiós –

- ¿Quieres tener una cita conmigo? – Le pregunté un poco más fuerte de lo que quise, él sólo sonrió y asintió – Te veo mañana aquí a la misma hora -

- Vaya que eres lento en esto de las citas Kim – Y, así, ante la mirada atenta de muchas personas acordé una cita con la persona a la que tanto había deseado invitar a salir… no podía entender si esto era un castigo o un premio.

***

Revisé mi peinado, mi vestimenta y si traía la cartera. Nada podía arruinar nuestra primera cita, tal vez él lo tomara como un juego pero, después de razonarlo mucho, me di cuenta que no importaba desde qué perspectiva lo viera, esto era un regalo. ¿Quién más podía presumir que salió con alguien así? Aunque el no recordar su nombre me preocupaba bastante… a veces no entiendo cómo puedo ser tan distraído.

-Oh, tenemos camisas combinadas – Me sobresalté al escuchar su risueña voz. Volteé a verlo y me di cuenta que así era, yo traía una camisa blanca con cuadros negros y la de él era negra con cuadros blancos. No quiero aclarar cómo es que me he dado cuenta de ello – Hola puppy – Saludó alzando su mano y yo fruncí el ceño.

- Agradecería que no me llamaras “puppy” –

- Si ganas el juego y ese es tu deseo entonces lo haré – Comentó encogiéndose de hombros – Entonces, ¿a dónde vamos? –

- Al parque – Respondí sonriendo y tomando su mano, el sonrojo en sus mejillas me sorprendió – Vamos, tenemos que pasar en medio de mucha gente y no quiero perderte – Hasta yo estaba sorprendido de mi actuar.

- N-no necesito que me su-sujetes de la mano – El tartamudeo en él hizo que en mí creciera una gran ternura hacia él, apreté más su cálida y suave mano e ignoré lo que había dicho. Caminamos así ante la mirada envidiosa de algunas chicas y la celosa de algunos chicos, yo sólo disfrutaba de verlo tan dócil. Realmente las calles estaban repletas de gente, decidí que lo mejor era ir en autobús. Esperamos uno en la parada y, por suerte, llegó uno rápido. Lo ayudé a subir, sólo había un asiento disponible.

- Siéntate – Ordené casi empujándolo.

- Estoy bien así – Contestó desviando la mirada.

- No estoy preguntando – Lo empujé con mi cadera y él se sentó de golpe, casi lo lamenté, vi que intentaba zafar su mano de mi agarre y le dije: - No, no, tu mano se queda conmigo – El sonrojo aumentó y yo volví a reír – Entonces… ¿cómo debo de llamarte hasta que gane el juego? Dame una pista de  tu nombre –

- Puedes llamarme como quieras, y sobre la pista… me llamo igual que un cantante famoso* - Durante el trayecto me dediqué a pensar eso pero era algo muy ambiguo como para adivinarlo.

Finalmente llegamos al parque, bajamos entre empujones y finalmente entramos al parque al que tanto venía durante la secundaria.

-¿Quieres sentarte un rato? – Pregunté y él asintió – Vamos por aquí – Me las arreglé para poner con una sola mano el mantel que había traído, si quería ver su tierno sonrojo y su nerviosismo debía de torturarlo un poco más. Nos sentamos y comencé la conversación - ¿A qué grupo pertenece el “cantante famoso”? –

- ¿Eh? –

- Dijiste que tienes el mismo nombre que el de un cantante famoso –

- Oh, sí… es un grupo muy conocido – Contestó nervioso, me dediqué a jugar con los dedos de su mano y esperé a que me dijera algo más - ¿Qué? – Preguntó fastidiado al ver mi actitud.

- Espero a que me resuelvas mi duda – Aclaré.

- Hey, el juego no sería divertido si te digo todo ¿entiendes? ¿Qué tal si jugamos pregunta y pregunta? Tú me haces una pregunta y decido si te la respondo, luego yo te hago una pregunta que tendrás que responder – Medité su proposición, ¿entonces no podría negarme a contestar?

- Bien, yo ya empecé, ahora responde –

- El grupo tiene más de dos integrantes y menos de veinte –

- ¿Hay acaso un grupo así? – Pregunté alterado, no suelo escuchar mucha música ya que apenas y puedo con los estudios, sería más difícil de lo que pensé.

- No importa, mi turno, ¿cumpliste tu sueño de ser cantante? – Abrí los ojos sorprendido, eso había sido algo pasajero y el que él lo supiera me sorprendía bastante.

- No, renuncié a ello – Dije sonriendo, después de todo ahora estaba estudiando para ser compositor y no era un campo muy alejado de ser cantante - ¿Qué hay de ti? ¿Estudias algo? – Si conocía su universidad tal vez podría saber más fácil su nombre.

- Costura, baile, canto, diseño gráfico, dibujo y pintura – ¿De dónde había salido este super chico? - ¿Por qué renunciaste a ser cantante? –

- Decidí ser compositor – Escuché que de él salía un pequeño suspiro - ¿Por qué tanto interés en eso? –

- Durante la secundaria parecías muy emocionado con ser cantante, pensé que lo lograrías – Dijo pensativo – Parece que modificaste el sueño – Se encogió de hombros y habló - ¿Hasta cuándo soltarás mi mano? –

- Cuando yo quiera – Le guiñé un ojo y le saqué la lengua - ¿Tienes algún apodo? –

- Altura** –

- ¿Eh? - ¿”Altura”? ¿Le decían “altura”?

- Sólo piensa en ello en diferentes idiomas y listo – Dijo como si fuera algo muy fácil - ¿Recuerdas cómo era yo en la secundaria? –

- No, no puedo recordarte, eres como un recuerdo muy difuso – Confesé sinceramente - ¿Podrías enseñarme alguna foto tuya? –

- ¿Me enseñarías alguna canción tuya? – Hasta ahora podía deducir que a este chico le encantaba jugar – Si lo haces yo te enseñaré una foto –

- Está bien – Acepté luego de unos segundos, parecía sorprendido y eso me gustó – Espera – Pedí sacando mi celular y buscando entre las grabaciones que había hecho alguna melodía simple, tal vez alguna que haya hecho hace mucho cuando apenas comenzaba, finalmente encontré una y la reproduje mientras le acercaba el aparato al oído – No tiene letra, es sólo la melodía – Advertí pero no pareció importarle, había cerrado sus ojos y parecía completamente absorbido por la melodía. Cuando acabó me miró con una gran sonrisa.

- Es muy linda – Dijo con un pequeño sonrojo – Toma – Sacó algo de la mochila que traía y cuando me lo dio me di cuenta que era una fotografía, me decepcioné mucho al ver lo que contenía.

- ¡Oye! – Grité un poco enojado ya que era una foto grupal, ninguno de ellos era rubio y eso dificultaba más la tarea - ¿Cómo se supone que te encuentre aquí –

- Siempre andaba mirándote a ti – Confuso por su respuesta analicé mejor la foto, muchos rostros que yo no conocía, si no mal recuerdo cuando tomaban las fotos nos dejaban salir a jugar un rato por lo que yo debería de estar en la cancha durante ese momento. Había dos o tres chicos mirando hacia otro lugar mientras que los demás miraban hacia enfrente. Analicé a ellos primero, uno era demasiado alto, otro demasiado bajo y el último era… adorable.

El último chico se veía muy delgado y frágil, su cabeza estaba levemente agachada, sus ojos miraban hacia la dirección de las canchas pero sus lente de armazón delgado no dejaban ver bien sus ojos rasgados, su cabello era castaño obscuro, su piel muy pálida. Todo él provocaba que quisieras abrazarlo.

-¿Eres tú? – Pregunté un poco sorprendido, seguía siendo muy lindo y ahora me daba cuenta que tenía el cabello pintado, pero lo que más me sorprendía era que había sido capaz de rechazar a alguien así.

- Traigo lentillas ahora mismo – Con eso me dio la respuesta – En ese entonces mi apariencia era muy nerd, ¿no? –

- No – Negué con dulzura acariciando su mano y viéndolo a los ojos – Te vías adorable –

***

Luego de la cita con el “adorable chico rubio”, apodo inventado por mí, descubrí que soy un verdadero idiota por haberlo rechazado, que él estudiaba dibujo porque algún día quería abrir una boutique, que cuando me fui él la pasó un poco mal pero se prometió mejorar, que intentó buscarme muchas veces y que, al parecer, aún tenía sentimientos hacia mí. Y esta vez yo no lo rechazaría, de eso estaba seguro.

Con una gran sonrisa pintada en mi rostro como pocas veces me tumbé en la cama de mi departamento y suspiré de felicidad. Todo el día había estado con él, habíamos comido en un restaurante cercano y, a pesar de que no quiso comer mucho, no hizo nada para apresurar el tiempo.

Alcé mi mano recordando que hace tan sólo unos minutos dejé de sostener su mano, él no había vuelto a quejarse para que lo soltara, y ahora, a pesar de haber estado varios años sin sostenerle la mano a alguien, mi mano se sentía vacía. La calidez había ido desapareciendo y no lograba concebir la idea sobre cómo logré pasar tanto tiempo sin él y su calidez.

Estiré mi brazo para alcanzar mi celular, seguramente mi celular estaría sin batería, tanteé con la mano en el interior y sentí algo frío. Ese no era mi celular, no tenía idea de qué era lo que estaba tocando. Curioso miré en el interior de la mochila que me había llevado el día de hoy y encontré ahí un cuaderno. De inmediato lo reconocí.

Era el cuaderno de dibujo del adorable chico rubio.

Debió de haberse equivocado.

Pensé recordando que lo había sacado por un momento de su mochila cuando dijo que quería dibujar el paisaje que podíamos ver desde nuestra posición en la que estábamos sentados. No me dejó ver cómo quedó el dibujo y se las ingenió para dibujar sólo con la mano derecha, por suerte yo soy zurdo y no tuve mucha dificultad durante el día, de vez en cuando me miraba de reojo pero no tardó mucho en acabar y al final sólo lo guardó sin hacer nada más.

Curioso por saber qué era lo que dibujaba a diario y qué había dibujado el día de hoy hojeé el cuaderno, una sonrisa estúpida apareció en mi boca de inmediato, efectivamente era el paisaje pero en dirección a donde estábamos sentados, no entendía cómo logró hacer eso sin haber observado desde otro ángulo, todo estaba cuidadosamente dibujado y, abajo del árbol, estaba una persona, era yo. Fijándome bien noté que era dos personas, había detallado muy bien mi rostro a pesar de tener que hacerlo en miniatura y la otra persona, que se supone que era él, no tenía bien definido el rostro… ni si quiera tenía rostro. Lo único que se le podía ver era una leve sonrisa.

Enternecido le tomé una foto al dibujo, hojeé más el cuaderno encontrando lindos paisajes y personas desconocidas para mí, entre todos los dibujos había como cuatro o cinco dibujo míos mientras tomaba café o simplemente no hacía nada. Gracias a esto ahora ya sabía cuál sería mi deseo si llegara a ganar.

***

Pasaron los días, “el adorable chico rubio” y yo nos habíamos vuelto muy cercanos, aunque seguía sin saber su nombre sólo bastaba con inventarle algún apodo como “gatito”, “juguetón” o incluso llegué a llamarle “altura”. He de admitir que me sentía algo frustrado por todavía no ser capaz de descubrir su nombre o, tan siquiera, su apodo. Pero no tenía ningún sentimiento negativo, todo parecía ser felicidad y, como dirían los enamorados, de color rosa.

Era muy divertido pasar el tiempo con él, siempre daba respuestas sinceras que me hacían reír y seguía molestándolo a propósito para poder ver aquellos sonrojos que tanto me fascinaban. El día de hoy quedamos de vernos en otra cafetería ya que no abriría a la que íbamos siempre.

-Buenos días – Lo saludé sonriendo y él hizo lo mismo, pedimos dos rebanadas de pastel de chocolate y un café – Es raro que pidas pastel – Dije cuando ya teníamos nuestras órdenes enfrente de nosotros.

- Quería acompañarte a comer – Dijo encogiéndose de hombros – Entonces… ¿quién empieza con las preguntas? –

- Ayer terminaste tú, me toca a mí – Comenté orgullos y la pregunta que había querido hacerle desde hace tanto tiempo por fin salió de mis labios - ¿Por qué empecé a gustarte? –

- Eres guapo… y… me ayudaste mucho con mi autoestima – Dijo desviando la mirada, yo me sentí orgulloso pero por lo que dijo después hizo que ese orgullo desapareciera – Después de tantos rechazos por tu parte aprendí a ser más fuerte –

- Oh, lo siento –

- No importa, ya te dije, no tengo rencor hacia ti. ¿Sigues sin recordar mi nombre? –

- No… por más que intento no puedo hacerlo, ahora recuerdo cuando estábamos en la secundaria pero en ese entonces no te llamaba por ningún nombre o apodo. ¿Sigues enamorado de mí? – Pregunté tímidamente esperando que esa respuesta fuera afirmativa.

- Sí… -

- Entonces-

- ¿Tienes planes para mañana? – Me interrumpió y yo negué con la cabeza luego de un suspiro – Entonces tú tendrás que seguirme a mí el día de mañana, y si faltas te arrepentirás mucho, ¿entendido? –

- Está bien pero-

- De todas formas, mañana es el fin del juego –

- ¿Qué? –

***

Gracias al último comentario del día de ayer no había podido dormir por andar pensando en cómo se llamaba, si no ganaba entonces qué sucedería…. ¿se iría? Pero él mismo había dicho que aún seguía enamorado de mí, no creo que se fuera… entonces… ¿Cuál sería su deseo? ¿Y si después de todo sí guardaba algún extraño rencor hacia mí y ahora realmente quería vengarse de mí? ¿Qué se supone que me pediría?

No paraba de atormentarme con ello, estaba seguro que no quería volver a cometer el mismo estúpido error del pasado y que nos separáramos. Definitivamente no podía permitir que eso sucediera. El día de ayer por más que le insistí que me diera más pistas sólo recibí una negativa o una evasiva de su parte, era estresante… ¿Onew no sabía su nombre? Pero ese maldito me dijo que no me lo diría. ¡Demonios!

Caminé a donde me había cita con mucho desgane, el no poder recordar nada sobre él me ponía mal.

-Llegas tarde – Escuché su voz y lo busqué con la mirada, lo encontré montado en una motocicleta con una mueca de enojo en el rostro.

- Lo siento – Me limité a responder.

- Sube – Ordenó y yo le obedecí de inmediato, cuando ya estuve sentado en la motocicleta lo abracé fuertemente tomando como pretexto que así no me caería. Su cintura era muy delgada y cálida – Me dejarás sin respiración –

- Sólo conduce – Pedí y él hizo caso.

El viaje duró menos de lo esperado, abrí los ojos sorprendido por el lugar a donde habíamos llegado.

-¿Qué hacemos aquí? – Era un lugar muy bello, muchos árboles y plantas, si caminabas un poco más podías llegar a un lago, lo especial de aquel lugar era que estaba a unos cuantos kilómetros de la secundaria a la que asistimos.

- Una vez te cité aquí… te dije que si venías significaba que me aceptabas y si no lo hacías me rendiría. Tú no viniste y yo no cumplí mi palabra… perdón. Esta vez te traje yo mismo para asegurarme que vendrías – Me sentí mal por lo que acababa de decir, aunque eso también me daba mucha alegría ya que significa que no se rindió - ¿Vamos? –

- ¿A dónde? – Me tomó de la mano y caminamos hasta la orilla del lago. Intentó quitar su mano pero yo lo agarré más fuerte – Sobre el juego… creo que perdí, no puedo adivinar tu nombre –

- Entonces yo gano – Dijo con simpleza – Esperaba que pudieras recordarme… -

- También yo esperaba eso – Vi que su semblante parecía un poco desanimado – ¿Cuál es tu deseo? –

Lo que hizo a continuación no me lo esperaba, mis ojos quedaron grandemente abiertos y lo único que pude hacer fue quedarme quieto, me estaba besando. Yo luchaba por moverme y así corresponderle pero no podía, la felicidad que sentía inmovilizaba mi cuerpo.

-Feliz cumpleaños – Susurró cerca de mis labios luego de separarse y luego regresó a su posición original, a pesar de que no podía verme sabía que ahora mismo debía de tener una sonrisa de idiota en el rostro y el ver el sonrojo en sus mejillas sólo provocaba que la sonrisa se estirara más y más – Desde hace tiempo deseaba poder pasar tu cumpleaños contigo –

- Gracias – No esperé más y lo abracé fuertemente – Pensé que te irías, gracias, ni siquiera yo recordaba que hoy era mi cumpleaños – Admití pues era la verdad, no recordaba que el día de hoy era mi cumpleaños y después de su beso había quedado tan atontado que me era imposible recordar otra cosa – Gracias –

- ¿Irme? ¿Eres tonto? He estado esperando mucho tiempo para estar contigo… no te desharás de mí tan fácil – Advirtió escondiendo su rostro en mi cuello.

- No quiero que sea de otra forma – Sonreí abrazándolo más fuerte y luego me interrogué sobre algo - ¿Este era tu deseo? –

- Deseaba felicitarte por tu cumpleaños –

- ¿Tengo un deseo de cumpleaños? –

- Sí… - Al escuchar la confirmación por su parte lo alejé lentamente y lo miré a los ojos.

- Entonces dime tu nombre –

- K-kim Kibum… – Me quise dar un golpe en el rostro, ese nombre me había estado rondando la cabeza algunas veces pero no lo creí… ¿hasta dónde llegaba mi idiotez? - ¿Ya me recordaste al cien por ciento? –

- Sí… - Dije un poco apenado – Pero ese no era mi deseo de cumpleaños –

- ¿No? –

- Ven – Me acerqué a su oído y le susurré mi verdadero deseo.

- ¿Eh? –

No esperé a que dijera otra cosa y junté nuestros labios en un beso dulce que correspondió en todo momento, este era el mejor cumpleaños de toda mi vida sin lugar a dudas.

-Feliz cumpleaños Jonghyun, te amo -

Notas finales:

* Kibum de Super Junior.

** Key = altura en coreano.

Quedó muy largo este "oneshot" pero ya no me da tiempo para dividirlo, lo siento.

Con esto damos fin a mi maratón de oneshots, espero que les hayan gustado.

Bye bye!!

Déjenme sus comentarios de amoR/odio en los reviews por favor n.n

Nos leemos en unos minutos en "True lies".


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