Estaba totalmente rodeado. Izquierda o derecha, delante o por detras, a donde quiera que miraba veia al maldito grupo rodeándolo por completo sin un sitio libre por el cual escabullirse . Por lo que simplemente le dieron la paliza de su vida aun intentando defenderse, era una lástima tener un cuerpo tan poco desarrollado.
Pasó al menos una hora la cual recibió recibió golpes sin cesar, sintiendo como con cada patada algo dentro suyo se rompía. No podía decir que no le doliera pero al menos tenía un poco más de resistencia. Todos esos años recibiendo golpes de algo tendrían que haber servido. Cuando el frio de la noche pasó a sustituir aquella oleada de golpes intentó levantarse, dándose cuenta de que tendría una o dos costillas rotas, el resto del cuerpo dolía demasiado como para especificar más heridas por lo que dando acopio de toda su fuerza de voluntad se paró sobre sus dos piernas sosteniéndose en las paredes del callejón en el que se encontraba, sumido en las sobras negras de la noche.
Miró al cielo viendo las millones de estrellas decorandolo junto con una enorme luna llena en lo más alto, dándole a enteder que serían altas horas de la noche. Sellevó una mano a sus costillas para empezar a caminar por las solitarias calles intentando por todos los medios no tropezar y caerse, estaba seguro de que esa acción le dolería hasta el alma por lo que no se quería arriesgar. Volvió la vista hacia el frente fijándose en que estaba a dos cuadras de su casa así que empezó a acomodarse la ropa que hasta ahora llevaba medio echa girones.
Cuando estuvo más o menos presentable se eschó el pelo negro sobre la frente, el flequillo le llegaba más o menos por los ojos y si inclinaba un poco la cabeza podría pasar desapercibido por sus padres. Lo que le preocupaba un poco más era como disimular la manera en que caminaba. Tendría que aguantarse el maldito dolor fuera como fuera. Pero de mientras seguiría caminando encorvado.
Al llegar a la entrada se fijó en que solo la luz del salón estaba encendida, eso significaba que si era lo suficientemente silencioso podrían pasarlo por alto y no tendría que fingir el dolor que lo quemaba por dentro. Sacó las llaves que milagrosamente seguían en el bolsillo trasero de sus pantalones y abrió la puerta cuidadosamente subiendo las escaleras en silencio. Soltó un suspiro cerrando los ojos color miel y se recostó en su cama apretándo los dientes con fuerza para no gritar por el daño que le causó el descuidado movimiento. Se acomodó con mucho cuidado y como pudo se quedó dormido con esos aparapos puestos.
Se levantó con un dolor de cabeza horrible , pero no solo de cabeza, todo su cuerpo dolía como mil demonios haciendole recordar los sucesos de la noche pasada. Esta vez el motivo fue estar demasiado cerca de ellos y eso que solo se habían cruzado por la calle, la próxima vez la razón de tal paliza sería el simple echo de respirar. Aunque pensándolo un poco eso ya estaría incluido en la lista de motivos. Se dirigió al baño se duchó eliminando todo rastro de sangre seca. Regresó a la habitación u vendó la zona al rededor de las costillas eliminando un poquito de dolor. Tendría que pasarse por el hospital más tarde, primero tenía que hacer exámenes las tres primeras horas. Miró la hora en el despertador ¡ Mierda ! Estaba llegando tarde.
Le faltaban diez minutos para empezar la clase, pero le dolía demasiado el cuerpo como para dar vueltas por ahí como solía hacer.
- Oye ¿estás bien? Te ves pálido - Alex giró hacia la persona que le estaba hablando viendo que era... ¡¿León?! Esperen creo que no lo entendieron la sorpresa de Alex. El chico más apuesto y popular de todo el intituto le estaba hablando, por no hablar de la person de la cual estaba enamorado secretamente, aunque su preferencia sexual no fuera tan secreta - ¿Hey?
-Ah, si... Estoy bien - Reaccionó despues de estar babeando mentalmente por él. Lo miró a los ojos viendo el profundo color azul marino junto con su cabello rubio.
- Hey León - Genial, se le hacia raro que uno de esos idiotas no estuvieran. sobre todo por que no había un solo lugar en el que León estuviera y esa pandilla de retrasados no - Pasa de él tio, si le sigues hablando se va a enamorar de ti - Ya era tarde para eso. Todos los del grupo empezaron a carcajearse.
-¿Celoso, Tomás? Pero lo siento con el alma, no eres para nada mi tipo. Me gustan listos y guapos y mira por donde no encajas en niguna de esas categorías - El resto abucheó de forma burlona ante lo dicho para luego volver a reirse, esta vez de Tomás.
- Maldito maricón, mejor sal de mi vista - Se fue dándole un empujón a Alex, que seguía de pie con una sonrisita triunfante en los labios al lado de León.
Por su parte el más alto vió a su amigo salir del aula echando humo por las orejas. Miró hacia donde estaban los del equipo de fútbol para verlos marchar por otro lado dejándolo con el chico, el cual había empezadoa buscar algo en su mochila sosteniéndola con una sola mano. Al parecer no encontraba lo que fuera que estaba buscando por que a cada segundo se veía más frustrado. León simplemente lo miraba de reojo apoyado en una de las mesas.
-¿Qué haces todavía aquí? - Le dijo con la mano dentro de la mochila - Y para de mirarme, me desesperas.
- Tengo clase aquí - Cogió la mochila del chico para que este buscara mejor, ya que se reusaba a dejarla encima de la mesa - Y te miro por que te ves gracioso agoviado.