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Mask por AkiraHilar

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Notas del fanfic:

Dedicatoria: A Scarlet D. Quería hacer algo twicest para ella, no quedó como esperaba en el sentido que quería hacerle lemon y tal, pero la idea no me llevó a tanto. ¡Espero que lo disfrutes!
Comentarios adicionales: Por el cumpleaños de los gemelos. Referencia a los Gemelos Aspros y Defteros de Lost Canvas
Beta: Scarlet D

Notas del capitulo:

Dedicatoria: A Scarlet D. Quería hacer algo twicest para ella, no quedó como esperaba en el sentido que quería hacerle lemon y tal, pero la idea no me llevó a tanto. ¡Espero que lo disfrutes!
Comentarios adicionales: Por el cumpleaños de los gemelos. Referencia a los Gemelos Aspros y Defteros de Lost Canvas

Aquel objeto trastabilló entre las losas de mármol hasta dejar un sonido seco. El silencio se instaló. Ambos, absortos, habían perdido la tranquilidad de su respiración en cuanto abrieron el paquete oficial con una carta incluida. Toda la emoción inicial había dado paso a una ineludible muestra de reacciones encontradas.

Los ojos verdes, más tímidos, miraron de reojo la figura que yacía desparramada en el suelo. Sus manos aún temblaban y la carta en sus manos no había terminado de ser leída. No podía siquiera girar sus pupilas centellantes a la letra pulida y cuidada, que daba las instrucciones a seguir. Tampoco podía mirarlo a él, y por primera vez en su corta vida, había tenido miedo de esa mirada.

Kanon gruñó y pateó el suelo con contenida ira. Sus ojos sí habían ido hacían aquel objeto con todo el fuego que podía transmitir su mirada infantil, luego de haberlo arrojado lejos de ellos, de él. Su rostro se había contorsionado a una faz intensa, sus mejillas entumecidas y la fuerza con la que sometía a su mandíbula había creado un semblante semejante a una bestia en cautiverio sintiéndose amenazada.

Había corrientes y corrientes de energía navegando por sus poros dilatados, en sus vellos magnetizados por su misma contrariedad. El estupor había viajado hasta su nuca, tensando sus nervios al punto que sus ojos comenzaron a arder.

La odió. Desde el mismo momento que su textura estuvo entre sus yemas, en el mismo instante en que sus retinas dibujaron las primeras líneas. Le asqueó, en el segundo que su olfato descubrió el aroma de cuero y su oído fue capaz de reconocer el titilante metal que la protegía. La sensación de repulsión había nacido de sus propias vísceras, y Kanon no se había creído capaz de odiar algo tanto como eso que estaba allí.

Allí inerte, parecía tener el poder de amarrarlo. El menor la veía fijamente como si quisiera cerciorarse de que aquello no se movería, que estaría lejos de su rostro.

Que esta vez no.

—Kanon. —La vibrante voz de su hermano ni siquiera fue capaz de sacarlo del trance al que estaba sometido viendo la sombra de un pasado desconocido vertiéndose entre esas cuerdas. El menor tragó grueso y cerró sus puños, blanquecieron sus nudillos debido a la presión afilada.

Y entonces se dio cuenta de que más que odio había miedo.

El temblor volvió a verterse esta vez desde su nuca hasta la punta de su pie, contrayéndolo contra  la pared que le sirvió de soporte. Por primera vez desde que estaba allí se sintió indefenso y toda la vitalidad que gozaba desde su nacimiento se había transformado en pavor. Pero todo ese horror que sentía ante aquel objeto lo comenzaba a cubrir de rebeldía y una inequívoca voluntad de no llevarla.

—No lo voy a hacer —aseguró sin quitarle la mirada. Como si le hablara a ella—. No lo voy a hacer, no me la voy a poner.

Saga tragó grueso al escucharlo. La voz de su hermano era temeraria y al mismo tiempo nerviosa. El miedo que se sentía a través de ella él lo había podido reconocer aún si su presencia era más bien amenazante. Titubeó antes de buscar aquella cosa con su mirada y no pudo evitar estremecerse con anticipación. Para él, era como revivir alguna pesadilla de la que había querido despertar, una que no recordaba.

Retomó el valor para devolver sus ojos a la carta. Lo que estaba escrito allí había sido muy contundente. El menor debía entrenar usando aquello, era una ley del santuario, ineludible. Recordar cuán tajante y cruel sonaba aquella línea volvió a recrear el temblor en sus manos.

—Esto debe ser un error… —Saga murmuró, prendándose en la idea de que no debía ser así. El santuario de la diosa de la sabiduría no podía promover semejantes ideas.

—Error o no, no usaré esa cosa.

Aún con lo contundente que Kanon sonaba al decirlo, Saga tuvo miedo. ¿Qué pasaría si desobedecían al santuario? Ya había oído lo que ocurría cuando un aprendiz huía del santuario. Las reglas eran duras y los castigos irreparables. No había forma de pensar en enfrentarlos sin querer asumir las consecuencias.

La idea entonces llegó con suavidad, como una gota. Cayó sobre sus pensamientos y los enturbió con la posibilidad. Si era esa la única condición y si era necesario que alguien la llevara, la alternativa podría ser llevadera. Podría…

Los ojos de Saga se deslizaron entre el piso para encontrarla de nuevo, con una mentalidad diferente. Escuchó una carcajada a lo lejos y entre el terror se sintió acompañado. De repente ella ya no era una maldición a imponerse, sino la puerta a algo dentro de él. Un encuentro fortuito con su misma esencia encerrada en negras llamas. La sola alternativa le llenó de un indecible deseo que no pudo ser consumido, porque mientras saboreaba anticipadamente la opción, Kanon agarró la máscara recogiéndola del suelo.

—No… —Saga titubeó pero se asustó ante la negativa. ¿A qué realmente se estaba negando?

Los ojos de Kanon, en cambio, parecía la boca de un volcán en llama, activo y ardiente. Sus nudillos volvieron a emblanquecerse presionando contra las amarras, el asco y repulsión se unieron confabulados en su esófago. Y tuvo la certeza, absoluta, de que no la usaría. Ni dejaría que les pesara sobre ellos.

—¿A dónde irás? —¿Qué harás con ella? Resonó en su cabeza, incapaz de pronunciarlo. Kanon la metió de nuevo en el paquete, la envolvió con su brazo y con la seguridad que quizás él nunca tendría se dirigió a la puerta.

Kanon no le dijo nada. Simplemente se fue. Y Saga no volvió a saber de esa máscara. Cuando regresó hubo un silencio que los dos habían concebido y la necesidad de Saga de saber el destino de ese artefacto se vio superada por el miedo. Tampoco se lo exigieron y la falta de una reprimenda ante el desacato lo llenó de más dudas.

A partir de ello, Kanon había cambiado. Toda la emoción con la que había llegado al santuario para ser un héroe se había convertido en cenizas. Ahora prevalecía un deseo de superación teñido de egoísmo y obsesión. Un deseo de hacerse notar. Cómo si se lo debieran. Como si el santuario entero se lo debieran a él.

Tal hecho había provocado una ruptura en la mente de Saga. Ante la inequívoca sensación oscura que lo acosaba en sus noches y sus días, la actitud de Kanon, el recuerdo de la máscara y de sus emociones revueltas corroía su voluntad.  El peso de una maldición en su estrella, la implacable convicción de que sí había algo en él y su necesidad de cubrir todo los agujeros —incluso los de su hermano—, provocó lo inevitable.

Su psiquis se partió.

Y no hubo máscara para atraparlo.

Ni habría suficientes túnicas para quitarle el asqueroso hedor de la sangre y la carne putrefacta en sus manos.

Entre sus dedos, ahora, yacía una máscara. Pero su textura distaba de la que había observado en esa época, hacía años. Esa la deseaba. Había descubierto que el anhelo por ella, ese apasionamiento indómito, era mayor de cualquier otra cosa que hubiera querido en el pasado. Mayor que su propio hermano.

Como si se la debieran.

Pero entre la ambición se fragmentaba el dolor y la resignación que quebraba todo intento por oponerse. Reflejándose en su superficie metalizada, con los ojos rojos centellando en los bordes, observaba el semblante que era conocido y a su vez diferente. Ambivalente como su ser y como ellos dos. Unidos en una placenta, unidos desde siempre. Separados por… ¿por qué?

Ya no se sentía capaz de dar una justificación al respecto. Sólo era.

La máscara, al final de todo, los seguía separando.

Notas finales:

Es mi primer escrito con ellos como pareja. Espeor no el último. Tengo otra idea pero necesito tiempo para hacerlo :c

Para los que me leen los multi, tanto Color y Vida como S'Agapo Mere Dost serán actualizados este fin de semana :3


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