Mi nombre es Key Itsuru, tengo 15 años y me dedico a trabajar para mi padre en su proyecto. Ya que es dueño de un teatro yo me encargo de la manutención, limpieza y cualquier cosa que afecte la estética interna de este gran edificio; mientras que mi padre saca las cuentas administrativas. Justo después de la muerte de mi madre, la gran violinista Saya Seiji, mi padre se había rendido con lo del teatro, pero apareció Riku Shinji, un amigo de la infancia de mi padre, quien propuso ayudarlo a que el proyecto se levantara con más fuerza.

Así mi padre se esmero en mantener una buena vida para mi, cosa que entre tantas presentaciones y organizaciones de eventos culturales, le fue muchotas fácil de lo que el esperaba, ya que yo adoraba la música, además de mi fanatismo por ayudar con la limpieza, gusto que mantengo hasta ahora.

Uno de los días en que me disponía a limpiar las graderías, de en frente a la sala de reuniones salio mi padre, Riku y un chico; todos reían con mucha confianza entre si. Me escondí detrás de unas sillas por la vergüenza que sentí al mirar a aquel chico delgado, muy alto y de largo cabello castaño; traía en su espalda un contrabajo, por lo que deduje que seria un músico que pronto se presentaría en este lugar. Luego entré en la oficina de mi padre y abrí su agenda. Su nombre era Amitsu Shinji, el hijo de Riku. Ensayaría de hoy en adelante, durante tres meses.

Pude sentir una especie de calor que recorría mi cuerpo, pero esta sensación se complemento con lo crispados que estaban los vellos de mi nuca al escuchar la hermosa melodía que provenía del escenario. Al contrabajo se le conocedor su sola capacidad de acompañamiento, pero como tocaba Amitsu, opacaría a cualquier orquesta. Estaba feliz de poder estar en ese lugar, observando y escuchando su música