Eran las tres de la mañana, no había tomado café, ni parecía haberse movido de ahí durante un buen rato. Llorando, pensó en la posibilidad de que hubiera en el mundo más chicas que, como ella, se encontraban desamparadas, sin tener a quien contarle esos oscuros secretos que toda fangirl guarda en lo más profundo de su corazón.

“Toda fangirl quiere poder hablar sin tapujos sobre el fandom y sus parejas. Sin miedo a ser juzgada, preséntate a las 3 de la tarde en el Vidal café, al norte de la ciudad, donde estaré esperando dispuesta a escuchar lo que tengas que decir”.

Le dio al botón enviar y finalmente su anuncio se publicó en un casi abandonado blog que esperaba leyeran chicas como ella.

Luego, sin tomarle importancia, se preguntó si realmente alguien estaría tan desesperado como ella para asistir a semejante invitación.