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Nací para Amarte por arcasdrea

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Notas del capitulo:

Un capítulo que salió rápido, así que disculpen si no les agrada. A mi me encanto, algo inusual, pero creo que ya le empiezo a tomar el gusto a mi trabajo.

Nota 1: Canción Burning Love de Elvis Presley. 


Nací para Amarte


Capítulo dos: El secreto mejor guardado de Hanamichi.



Yohei las vio a lo lejos, Fuji parecía intimidada, mientras Matsui intentaba apaciguar a una hilarante Haruko . Con sólo una seña de su cabeza, el resto de la Gundam entendió hacía donde debían dirigir sus pasos.


- Buenos dias, chicas – saludo el segundo al mando de la Gundam – ¿Qué sucede? – con las manos en los bolsillos se sentó a un lado de Fuji, quien se avergonzo aún más. El resto de la Gundam se puso frente a él... mirando confundidos a Haruko que de pie frente a Fuji la miraba enojada.


- Es que Haruko trata de convencerla para que cante en el festival escolar – habló Matsui con tono conciliador, pero con gesto de cansancio.


- Ah – exclamó Yohei al comprender – ¿Te da verguenza Fuji? - la chica solo asintió con la cabeza.


- Tiene una voz excepcional... no debería esconderla... es hermosa – reclamó Haruko manoteando en forma dramática.


- Tengo pánico escénico... sola frente a toda la escuela – Fuji tiritó entera de solo imaginarse en esa situación.


- Podrías conseguir una banda que te respalde – sugirio Takamiya botando migajas de su emparedado por la comisura de sus labios.


- ¡Por favor! – bramó Matsui escéptica – no conocemos a nadie que toque en una banda.


- Nosotros toca... – la mano de Okus le taponeó la boca Takamiya antes de que terminara la frase, mientras Yohei le lanzaba una mirada desaprobatoria.


- ¿Ustedes tocan en una banda? – exclamaron Matsui y Haruko con ojos brillosos y esperanzados.


- Como crees – señalo Yohei, simulando que tal afirmación era ridícula – una gotera tiene más ritmo que nosotros.


- Estás mintiendo – le acusó Haruko señalándole con el indice.


- ¡La jodiste gordo! – grito Noma dándole un golpe en la nuca al susodicho.


- Entonces sí tocan en una banda – los brillos en los ojos de Haruko no podían ser más encandiladores.


- Eramos una banda... – musitó Okus con tristeza. Todos los demás agacharon la cabeza apesadumbrados.


- ¿Eramos...? ¿Ya no tocan? –preguntó Fuji confundida.


- No, ya no lo hacemos.


- ¿Qué paso? – la Gundam quedó aturdida cuando las tres preguntaron a coro.


- Es mejor cambiar de tema, chicas – Yohei salió a responder, pues todos comenzaron a señalarse unos a otros con la mirada, nadie quería responder a algo tan simple.


- No – objetó Haruko enérgica – quiero saber por qué ya no tocan.


- Es algo muy personal... – soltó Noma con gesto complicado, de como si estuviera dando más información de la necesaria.


- ¿No pueden hablar de ello? – aventuró a decir Fuji con timidez y cierto recelo. Los chicos se miraron, una vez más entre si con gesto complicado.


- Es que... – dudó un instante Yohei, quien fue el que se atrevió finalmente a hablar - ... fue hace mucho tiempo. Nosotros tocabamos en la secundaria... hasta que... nuestro vocalista y primera guitarra nos dejo – y allí calló con gesto compungido y meláncolico. Los demás le siguieron con igual pesar.


Las chicas se miraron entre si, para luego de unos instante Haruko atreverse a hacer la pregunta del millón.

- ¿Quién era el vocalista?


ooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo

Luego de una semana de luna de miel fuera de Kanagawa, los Sakuragi se mudaban a la casa de los Rukawa, principalmente por ser una casa lo bastante amplia como para albergar a todos (los Sakuragi vivian en un departamento más chico que una caja de fósforos).


La luna de miel había dado a Hanamichi el tiempo suficiente para hacerse a la idea de que era el hermanastro del zorro, y que por ende tendrían que coexistir bajo el mismo techo. Hizo un duro trabajo mental, con hasta simulaciones de conversaciones frente al espejo, que lo llevaban a reir a mandíbula batiente cuando comprobaba que su imitación del pasotismo de Kaede era de primera calidad.


Cuando su madre estacionó el auto frente a la casa de los Rukawa creía estar listo para todo, pero basto con verlo parado al lado de la verja, para que los pelos de la nuca se le erizaran como gato prestó a la pelea. Apenas le saludo con un Hola, que el pelinegro respondió con una inclinación de cabeza. Luego no debió prestarle mucha atención, pues se preocupo de ayudar a descargar las cosas que habían traido consigo.


- Rukawa-kun – el pelinegro giró sin demostración de sorpresa en su cara, cuando Nare lo llamó haciéndole señas de acercarse rápido. Hanamichi con Heiwa estaban dentro ensamblando una repisa – apúrate, antes de que vuelva Aka-chan.


"¿Aka-chan?" se pregunto Rukawa alzando una ceja con extrañeza.


- Así le digo de cariño a Hana... – aclaró la mujer alzando los hombros despreocupada. Kaede se pregunto si leía la mente – puedes llevar esta caja al ático, sin que la vea Aka... es decir, Hanamichi.


- Claro, pero... – sacudió la cabeza y tomó la caja del asiento trasero del auto. Cuando iba dispuesto a entrar Nare le habló otra vez.


- Son videos... de Hana en la secundaria... él cree que los boté todos... pero rescaté esos... que no los vea, por favor – Rukawa asintió con la cabeza, girando rápidamente y entrando con igual premura, pero sin llegar a correr, dentro de la casa. Sin embargo, en vez de ir directo al ático, se encerró en su habitación.


Dejó la caja sobre la cama, para retornar a la puerta y cerrar con pestillo. Se dirigió al escritorio donde urgueteó en un cajón hasta dar con unos audífonos de gran cilindrada, que luego conectó al televisor que prendió con el comando, al igual que la videocassetera. Volvió hasta la caja, la cual abrió apresurado y extrajó con ambas manos unas cuatro cintas amontonadas entre si. Mientras se sentaba frente al televisor, leyó las etiquetas cuyos títulos no entendió, pero optó por una que decía “Grabación de Garage”. Se puso los audífonos y luego dio el Play en el control remoto.


Después de unos cuantos segundos de hormiguitas caminando sin cesar por la pantalla, se muestra la imagen de una serie de cajas apiladas y otros cachibaches amontonados al azar. Se notaba que era un video aficionado, pues el pulso de quien estaba tras cámara no era el mejor.


//Papá, apaga eso... no quiero que nos grabes// - una voz infantil protestó a quien estuviera grabando, pues el camarografo respondió con una risa estereofónica, para disgusto del menor que protesto aun más - //en serio papá...si no llamaré a mamá// - amenazo el niño para que el adulto riera con aun más fuerza - //MAMAAAAAAAAAAA//


//¿Qué pasa?// - una voz femenina retumbo desde algún punto lejano.


//Papá anda molestándonos//- la cámara enfocó el piso. El camarografo había olvidado apagarla, mientras descansaba el brazo a un costado de su cuerpo.


//Deja a los chicos en paz, Tezuka// - advirtió la mujer - //pareces niño con juguete nuevo//


//Pero si compré la cámara para grabar a estos Rock Stars//- variadas risas de chicos se hicieron escuchar.


//No lo apoyen// - protesto la voz infantil


//Hana, tú eres el único que se molesta con que nos graben// - señalo otra voz infantil, logrando que el estómago de Rukawa se comprimiera al escuchar el nombre de Hana.


//Aka-chan, acostumbrate al estrellato// - el enfoque de la cámara se alzo hasta enfocar una cara redonda enmarcada por unos cortos cabellos rojos y revueltos, con grandes ojos cafés sulfurantes de enojo, que fue oculta tras una mano que tapó el lente. El corazón de Rukawa se desbocó de emoción.


//PAPAA// - Hanamichi sacó la mano de la cámara, pero bajó la cabeza para que su padre no lo grabara. Fue tanta la insistencia del hombre, que Hana alzo algo metálico y de color negro para taparse. Rukawa enarcó una ceja extrañado al percatarse que eso era una guitarra eléctrica.


//Hanamichi, pareces nena// - una tercera voz se burlo de Hanamichi, la cámara enfoco a una versión infantil de Takamiya tras una bateria.


//Podemos practicar ya, tengo que volver antes de las cinco// - Okus fue enfocado tras el teclado, no tenía su caracteristico bigote, pero igual parecía mayor a los demás.


//Este si que es nenaza// - rió Noma afinando su bajo, sentado en un banquillo. Su cabello era más corto al actual, en un ridículo corte militar que le hacía ver las orejas enormes.


//Tengo que ayudar en la tienda// - justifico Okus. Todos, incluso Hana, lo molestaron por el tono de niño de preescolar que uso.


//Ya, Ya..chicos// - les llamó la atención el padre de Hana -//¿cantaran o no?//


//Síííí// - asintieron todos, menos Hana.


//Hana...// - le llamo su padre tratando de sonar comprensivo. El muchacho fruncía los labios, pero luego de que Yohei hablara con él, el pelirrojo meneó la cabeza aceptando.


//Toquen Burning Love// - solicitó Nare, apareciendo por una puerta lateral, secándose las manos en el mándil.


//¿A cambio de galletas caseras?// - tentó Takamiya. Rukawa rodó los ojos al comprobar que el gordo seguía tan hambriento como siempre.


//Ya están en el horno// - sonrió la mujer, y después de un ¡Viva! masivo, incluyendo al camarografo, los chicos dispusieron de sus intrumentos y al un, dos, tres de Takamiya comenzaron a tocar la canción de Elvis.


Todos tenían aspecto de no superar los doce años. Más delgados, más bajos; aunque obviamente Hana era ya bastante alto para el promedio a esa edad; con aspecto más infantil e inmaduro, rasgos redondeados, voces más agudas y blancas. Un grupo cualquiera de niños de secundaria que tocaban en alguna bodega como un simple hobbie.


Rukawa casi se va de espalda, cuando la voz melodiosa de Hanamichi irrumpió con los primeros versos de la canción, al tiempo que hábilmente movía sus dedos en las cuerdas del instrumento haciendo de vez en cuando un Riff desde la mitad del mástil hacía el clavijero. El pelirrojo sonreía ampliamente, se notaba que disfrutaba el cantar y tocar con sus amigos. Su padre le celebraba todo y su madre les aplaudía con entusiasmo, mientras se movía al ritmo de la canción que era bastante pegajosa.


Todos cantaron el coro, pero aun así no pudieron opacar a Hanamichi, quien por sobre todos se escuchaba entonado, alto y limpio. El pelinegro conocía bien la canción, su padre era amante de Elvis, tanto así que Are You Lonesome Tonigth era su nana para dormir cuando bebe. Rukawa sin ser conciente comenzó a marcar el ritmo chasqueando los dedos, mientras cantaba en un murmullo, sin apartar la vista de la pantalla y más precisamente del niño pelirrojo que ya dejando de lado su timidez cantaba con desplante delante de la cámara.


Rukawa estaba encantado, no sabía que Hanamichi cantará tan bien, menos que tocara con tanta destreza la guitarra. Era todo un descubrimiento, más aun después de aguantar casi dos años de amargos y horripilantes “Ore wa Tensai”... quién diría que tenía una voz tan melodiosa, afinada y encantadora. ¿Por qué tenía que ocultarla detrás de bramidos que sacaban de quicio a la totalidad de la escuela?. Ahora con el timbre grave y profundo que tenía su voz podría ser aun más hipnotizante y fascinante a como se escuchaba en el video.


La canción llegó a su fin, con exclamaciones de júbilo por parte de los chicos y aplausos con chiflidos por parte de los adultos. Nare luego de abrazar orgullosísima a Hana, que se sonrojo en extremo ante la cámara, anunció que había que ir por las galletas. Takamiya salió tras ella feliz, Yohei y los demás secundaron al gordo, pero a paso más relajado.


//Excelente, hijo, cada día tocas mejor// - le felicitó su padre, enfocando en un primer plano la carita apenada de Hanamichi. A Rukawa casi le da infarto de lo tierno que se veía.


//Gracias// - señalo cohibido. Kaede se pregunto dónde estaba el perrilojo petulante, fanfarrón y altivo que él conocía, no obstante, esta faceta tan tímida de Hana le resultaba deliciosa y atrayente.


Luego el video se fue a negro.


Puso el Stop al tiempo que se quitaba los audífonos, con los ojos pendientes en el techo de su habitación.


Unos golpes fuertes e insistentes en su puerta retumbaron en el cuarto. Tan ensimismado estaba en el video, que no se había percatado que se había ausentado por casi 20 minutos, según pudo comprobar al ver el reloj de muro que estaba por sobre el televisor.


- Kaede. Sal. Necesitamos tu ayuda – su padre le llamaba imperativo, el pelinegro supuso que hace bastante tiempo que le llamaba.


- Ya salgo – alzo la voz lo justo y necesario.



Luego de apagar los aparatos, metió las cintas en la caja, la cual escondió en su closet, bajo unos futones que disponían para las visitas. Tiró los audífonos sobre su cama, cayendo justo al lado de su reproductor pórtatil y se dispuso a abrir la puerta. Al otro lado su padre le escudriñó con suspicacia.


- ¿Qué hacías?


- Entre a escuchar música y me quede dormido – Heiwa miro por sobre su hombro, comprobando que la cama estaba desordenada y el reproductor sobre ella.


- Necesitamos ayuda abajo. Aún quedan cosas y Hanamichi no quiere perderse el entrenamiento de la tarde. Tú tampoco...¿Creo?


- Claro que no. Vamos.



No cerró la puerta de su habitación, pues eso le daría mayores razones a su padre para lo que fuera que estuviera maquinando su mente.


En el césped del antejardin, Hanamichi con Nare les esperaban, con una pila de cajas y muebles alrededor. Kaede con la cabeza ladeada fijó su vista en el pelirrojo, la pose arrogante y altiva no le cuadró para nada con la del chiquillo taimado que mostró la cinta. Miró a Nare inmediatamente cuando su mirada se cruzó con la fiera de Hanamichi.


- Lo siento – se disculpo con la mujer.


- No importa – sonrió ella benevolente.



- Zorro durmiente – masculló enojado Sakuragi. Kaede no le hizo caso, tomó una caja y siguió a la caravana de Nare con Heiwa que cargaban otras al interior de la casa, eso si, tarareando una canción en tono bajo, pero que al pelirrojo, que la escucho perfectamente, dejó aturdido. Esa canción la conocía bien.


_O.o.O_


Terminaron de entrar y ordenar todo pasado el almuerzo, con tiempo suficiente para asistir al entrenamiento de ese. Llegaron juntos al instituto, pero en silencio, Heiwa los fue a dejar.


Todos estaban enterados de la noticia y durante los primeros días causo verdadera conmoción, no había nadie que no los mirara o comentara algo al verlos pasar. Incluso había salido un artículo de ellos en el magazine escolar. Todos estaban abrumados de la noticia de que los eternos rivales eran hermanos.


El equipo de Basquet se encargó de burlarse de ellos con mas aplomo que los que rumoreaban a sus espaldas. Incluso Ayako no evitaba el hacer preguntas incómodas, que a Hanamichi sacaban de quicio, haciendo de cada entrenamiento una verdadera tortura para el pobre, que Michy con Riota disfrutaban con alevosía. Rukawa más dado al pasar del qué dirán manejo todo con mayor tranquilidad; una mirada asesina y todos quedaban mutis.


Esa tarde no sería la excepción. Solo un pie en la duela del gimnasio y las burlas recayeron en Hanamichi que respondió maldiciendo y gritoneando a medio mundo. Rukawa pasó directo a los camarines haciendo oidos sordos, se cambio de ropa y volvio a la duela para practicar tiros hasta que Ryota diera la orden de comenzar. Kaede ni se inmuto por las miradas extrañadas que le lanzaban algunos cuando al pasar por su lado escuchaban que tarareaba una canción en un murmullo casi imperceptible.


El resto del entrenamiento fue normal y monótono. Los ejercicios de siempre, el partido final, las peleas verbales entre el zorro y el do’aho, y las burlas sobre el “amor fraternal de hermanos”. Al salir de las duchas, la Gundam junto con las chicas interceptaron a Hanamichi, quien después del usual intercambio de palabras se dejó acompañar por ellos. Increiblemente ese día no lo habían castigado con la limpieza del lugar.


- Sakuragi – habló Haruko cuando todos descansaron en un patio interno de la escuela – necesitamos pedirte un favor – instintivamente la Gundam dió un paso atrás, el pelirrojo los miro interrogativo, pero Haruko volvio a llamar su atención – sucede que Fuji desea participar en el festival, pero no lo hará a menos que una banda la acompañe – Sakuragi alzo una ceja al tiempo que su quijada se tensaba. La Gundam dio otro paso atrás – y nos enteramos que ustedes tocaban...


- ¡¡TAKAMIYA FUE EL HABLADOR!! – grito Noma cuando Hana clavó sus ojos fieros sobre ellos.



- Gordo... – gruño el pelirrojo adelantando un paso hacía el susodicho, que comenzó a sudar a mares.



- Hanamichi... – comenzo a balbucear, mientras su mente buscaba una buena explicación.


- Sakuragi – Haruko se interpuso entre la gundam y el pelirrojo, haciendo que éste se detuviera en su amenaza. Los chicos respiraron aliviados, pero no dejaron de tener una pose tensa, pues el pelirrojo no dejó de clavarles la mirada mientras Haruko seguía hablándole.


- Sé que por algún motivo te rehusas a tocar, pero necesitamos que apoyes a Fuji – Hana comprendió que los chicos después de todo le habían sido fieles al no revelar el por qué de su negación a cantar y tocar guitarra como en antaño, pero aun así estaba molesto por contar lo de la banda – ella tiene una voz hermosa, pero es muy tímida, sólo con una banda y alguien a su lado que la apoye en un duo se atreverá. Por favor, Sakuragi, necesitamos que cantes con ella.


- No – respondió con voz tajante, giró hacia sus cosas que descansaban en la banca donde estaba sentada Matsui y Fuji.


- ¿Por qué no? – exigio saber Haruko, apurando el paso para interceptarlo otra vez.


- No deseo volver... – se puso el bolso al hombro y sin despedirse comenzo a marchar.


- Hanamichi, por favor, hazlo por mi... – los chicos tragaron pesado cuando la muchacha le agarró por la muñeca y le dijo semejante frase. Primero, le había llamado por el nombre de pila y segundo, se lo había pedido como favor para ella. Yohei calculó rápidamente las probabilidades para una respuesta afirmativa de su amigo y todo daba 100% para un Sí.


- Lo siento, Haruko – le tomó la mano que sostenía su muñeca deshaciéndose de ella – no lo haré.


Nadie fue capaz de detenerlo, su tono aunque fue sosegado y apacible, fue firme e indiscutible.


Debió volver a pasar por la entrada del gimnasio para poder salir de la escuela, por lo que se cruzó con Rukawa quien salía tranquilamente caminando por la puerta de metal. Intercambiaron leves miradas, pero ni un gesto, aunque igualmente ambos caminaron a la par hacía a la salida; Heiwa iría por ellos.


- Eres un cobarde – el murmullo de Rukawa desencajó a Hanamichi, que paró su andar.


- ¿Qué dijiste?


- Que eres un cobarde por rechazar tocar.


- ¡¿Nos espiabas?! – exclamó alarmado ante la verdad evidente. Rukawa alzo los hombros despreocupadamente – No te metas en lo que no te importa, zorro – le advirtió en un siseó, Kaede se impresionó de lo duró que era el tema para el pelirrojo, para ponerse de ese cáracter.


- No me interesa. Simplemente decía que eres un cobarde, do’aho


- Tengo mis motivos – masculló alterado reemprendiedo su andar, al pasar por su lado le dio un empujón con el hombro.


- Mmhhh – esa gesticulación enerbó a Hanamichi que se volteo violentamente.


- Mira zorro de mierda... nadie te pidio que metieras tu nariz en esto... Si dije que no, tengo mis motivos y...


- Tu padre... – Hana paró en seco al escuchar la interrupción del zorro.


- Idiota – le dio la espalda.


- La muerte de tu padre es el motivo...


- ¡Cállate! – lanzo un golpe a puño cerrado, pero Kaede lo esquivo ladeando la cabeza.


- Je... estaba en lo cierto – sonrió maquiavélicamente, adquiriendo un aspecto demoniacamente zorruno.


- Imbécil... – fue todo lo que pudo mascullar Hanamichi, con los puños crispados.


- Tu padre no estaría feliz si te niegas a seguir con lo que él te enseño – y muy campante comenzo a caminar hacía el auto de Heiwa, que se detenía en la puerta de entrada para esperarles con el motor encendido. Hanamichi se quedó atrás, aunque Rukawa nunca le volteó a ver en todo el rato que le demoró llegar hasta la portezuela.


- Hola, Kaede.


- Hola, Papá. Vamonos, Sakuragi irá al Danny’s con sus amigos – señalo cuando de reojo miró que el pelirrojo no estaba por ningun lugar del patio.


- Está bien – puso el motor en marcha y se alejó rápidamente, sin extrañarse del denso semblante de su hijo, quien cerró los ojos y reposo la cabeza en el respaldo de la silla, para aparentemente dormir.


ooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo


La cabeza le dolía horrores, un fastidioso bombo hacía ruido dentro ella y sentía una acidez descomunal, tanto que le salía por las orejas, cuando despertó esa mañana.


Había retornado tarde a casa, negándose a cenar y esquivando con monosílabos las reprimendas y preguntas de rigor de Nare. Apenas entró en su pieza, se desplomó en la cama boca abajo. Pasaron algunos minutos antes de rodar hacía un costado, luego rodo hacía el otro; después se recosto de medio lado, pronto se hizo un ovillo; de ahí se estiró dejando colgar sus piernas, en seguida puso las manos tras la nuca, posteriormente desplegó los brazos a los costados; seguidamente se sentó, se volvió a acostar, giró otra vez, contó ovejas llegando sólo hasta cincuenta... pero por ningún motivo pudo conciliar el sueño. Se sentó frente al computador y comenzó a navegar sin rumbo y sin alguna pretensión, solo por el mero hecho de matar el tiempo, y más que nada, para que su cabeza dejara de pensar en las palabras dichas por Rukawa esa tarde. Cerca de las cuatro de la mañana recién comenzo a cabezear, por lo que a rastras y medio sonambulo se dejó caer en la cama, para dormir definitivamente.


Ahora se lavaba la cara sin ánimo, y el aspecto que le reflejó el espejo era horrendo: ojos rojos y enmarcados por oscuras ojeras, pálido casi gris y con gesto de perro apaleado. Salió de su habitación viendo en el reloj de la mesa de noche que aún era muy temprano como para que alguien estuviera levantado en esa casa (y en toda la ciudad). Fue a la cocina por un buen y rebosante cuenco de cereal, pero sonidos de balón en el patio trasero llamarón su atención. Rukawa entrenaba en la cancha que había allí, masculló una maldición al verlo y retornó a la cocina con peor humor.


A los minutos, entró el pelinegro, quien sin dirigirle mirada siquiera, escarvó en el refrigerador hasta dar con una botella de agua y luego se largo de allí. Inmediatamente escuchó la televisión de la sala encenderse, pero siguió en su labor de masticar los cereales sentado en la cubierta del mesón de la cocina.


Rukawa miraba sin interés los noticiaros matutinos cuando Hanamichi se le paró al lado, sin embargo, éste no habló nada y retorno a la cocina. Cinco minutos después volvió a pararse a su lado, mirándolo fijamente, tanto que llegó a incomodarlo, pero igualmente como antes no dijo nada para desapareer otra vez en la cocina. En la tercera ocasión Rukawa se paró del sillón y cruzados de brazos lo encaró.


- ¿Qué quieres decirme?


- ¿Realmente piensas que mi padre no sería feliz? – Rukawa preveía que podría tratarse de la conversación de la tarde anterior, pero no estaba preparado para semejante pregunta.


- Supongo – alzo los hombros con despreocupación, aunque internamente su mente iba a mil por hora. Estaba incómodo ante la posibilidad de tener una conversación sincera y madura con el pelirrojo.


- Mmmm – Hana meditó bien sus palabras antes de seguir – entonces... ¿sólo lo dijiste por decir?


- En realidad... lo dije porque así lo creo.


- Idiota – señalo con gesto angustiado y complicado ante el modo de hablar del zorro.


- ¿Tu padre te enseño a tocar guitarra? – pregunto con gesto adusto.


- Sí


- ¿Dejaste de tocar cuando él murió?


- Sí – Hana agacho la cabeza y la melancolia opacó sus ojos.


- Mmhh...


- ¿Qué sucede? – preguntó inquieto Hanamichi mirando por debajo de sus pestañas.


- Deberías aceptar... para rendir tributo a quien te enseño – Hanamichi alzó la cara, mostrando sus ojos inmensamente abiertos, impresionado ante esa declaración.


Esa misma mañana, en el primer receso de clases Sakuragi habló con la Gundam y con las chicas. Rukawa observó todo a través de la rejilla de la terraza.

 

Notas finales:

Me  regocije escribiendo la parte en que Hana le dice que No a Haruko. Si fuera un perro hubiera meneado la cola como hélice de helicóptero de la pura felicidad que sentía al escribir. muajaja!

 

En fin, muchas gracias a todos y todas. Muchas gracias por su apoyo. Un placer nuevamente estar ante ustedes. 

 

Cariños, Andre. 


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