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Atlantida por lizerg_chan

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Notas del capitulo:

 

 

Hola!!! espero les guste

 

Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen, sino a su autor Kishimoto-sama, este fic lo hice solo y únicamente como diversión

Parejas: SasuxNaru, GaaxSai, MinaxIta y ShikaxTema

Aclaraciones y Advertencia: Este es AU (Universo alterno) Contiene Yaoi, Tortura, contiene mitología griega, egipcia y mexicana

Beta: Usarechan

 

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

 

 

 

Capitulo 09.- Descubrimiento IV

 

 

Al despertar se encontraron en la parte más alta del palacio; frente a ellos estaba el enorme cristal que era el corazón de Atlántida y prisión del quinto señor.

 

-¿Porqué aun continuamos aquí? -habló Temari. Estaba tan confundida como sus compañeros, ¿No se suponía que ya les habían mostrado todo?

 

No tuvieron que esperar mucho para saber la respuesta; pues en ese momento, dos personas hicieron su aparición; uno de ellos era un hombre de largo cabello negro y extraños ojos grises, la otra era una hermosa mujer de cabello azul, ambos con bellas alas blancas.

 

-Nagato... -dijo Itachi abriendo los ojos, sin poder creer lo que veía.

-¿Nagato? -repitió Sasuke -¿Quién es él?

-Nagato era el hermano menor de nuestro padre -respondió el mayor -Ella -señaló a la mujer -Era Konan: su esposa.

-¿Cómo habrán logrado burlar la seguridad? -La voz de Minato se escuchaba preocupada, al igual que su mirada.

 

Los menores miraron a los mayores; ¿Por qué se notaban tan preocupados?

 

El hombre se acercó lentamente al cristal, quedando a un metro de distancia. El cuerpo del quinto había desaparecido y ya solo quedaba su piedra y poder.

 

-Vigila la puerta -le ordenó a la mujer. Ella asintió; sacando una hermosa espada de hoja tan blanca como el marfil.

 

-No puede ser... -dijo Minato; sus ojos estaban abiertos de par en par y temblaba ligeramente -. Él fue quien...

-No. Esto es una simple broma -dijo Itachi mirando a la peliblanca -¿No es así? -sin embargo ella negó con la cabeza. Todo lo que habían visto y veían eran las sombras del pasado; cosas que no podían cambiar ni ser manipuladas.

 

 

Una sonrisa de satisfacción se formó en los labios del hombre; por muchos años había investigado al último quinto señor; mientras más investigaba e investigaba más creía en sus ideologías; aunque no tanto con su método; él creía que solo había un camino para lograrlo: Para hace que todos vivan en paz; primero debían pasar por un gran sufrimiento.

 

Levantó una de sus manos con claras intenciones de tocar el cristal que parpadeaba cada vez con mayor intensidad; como los acelerados latidos de un corazón.

 

-¡Detente! -gritó un hombre de largo cabello blanco y el recién llegado.

-Ah, Jiraiya -habló Konan colocándose entre su esposo -Es un placer verlo -dijo con falsa alegría.

-Nagato, Konan, deténganse ahora mismo -les ordenó -. No tienen idea de lo peligroso que es el quinto.

-Por el contrario... maestro -habló Nagato mirando el cristal con una sonrisa sádica -Es usted quien no sabe nada del quinto. Sus deseos de crear un mundo de paz...

-Sus intenciones tal vez fueron buenas, pero su manera de proceder era...

-La correcta -lo interrumpió -. Para que las naciones se unan y vivan en paz; primero deben pasar por un gran sufrimiento -dijo ya a centímetros de su objetivo.

-¡Detente! -exclamó intentando pasar a Konan, pero ésta no se lo permitió. La peliazul lo atacó con la espada y él solo podía esquivar los ataques, no poseía arma alguna.

Nagato aprovechó la distracción para tocar el cristal que lentamente lo fue tragando hasta hacerlo desaparecer.

 

La habitación se iluminó cegando a los presentes; cuando se hubo apagado fue posible apreciar a un hombre alto de cabello rubio con toques en naranja, sus alas se habían tornado de un tenue color amarillo y una piedra del mismo color se había formado en su frente.

 

-No... -murmuro Jiraiya.

-Tú serás el primero -murmuró Konan antes de hundir su espada en el pecho del mayor; aprovechando su turbación.

 

-¡Abuelo! -gritó Minato; intentando tocarlo con desesperación mientras el hombre se desangraba lentamente.

 

La habitación volvió a cambiar regresándolos al mismo lugar del principio.

 

Minato se encontraba de rodillas, sus ojos estaban nublados con las lágrimas que luchaban con escapar, golpeó el suelo, maldiciendo.

 

-Minato... -lo llamo Itachi ayudándolo a ponerse de pie ante la mirada preocupada de los otros.

 

Jiraiya había sido uno de los pilares; pero también, su abuelo, maestro, confidente y amigo. Su muerte había dejado una gran herida en el corazón de Minato; ver su muerte tan solo había servido para que su auto control se viniera abajo.

 

-Hermano... -lo llamó Naruto. Él, al igual que los demás, comenzaba a preocuparse.

-Estoy bien -les aseguró.

 

La peliblanca les recomendó irse a descansar. Ahora que conocían el rostro de su enemigo; ya solo restaba que aprendieran a controlar sus poderes y unos cuantos detalles más.

 

-Es mejor que disfruten la calma antes de la tormenta -pensó Antianira, cerrando los ojos, mientras el futuro se hacía presente en su mente: un futuro en el que cuatro parejas disfrutaban de su amor.

 

Continuará...

 

 


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