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La canción de los árboles por lizerg_chan

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Notas del capitulo: Siento la demora nnU
Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen, sino a su autor Kishimoto-sama, este fic lo hice solo y únicamente como diversión
Parejas: SasuxNaru.
Advertencia: Este es AU (Universo alterno) Contiene Yaoi, Tragedia, Lemon.
Beta: Usarechan.
Aclaraciones:


OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO


Capitulo 6.-Deseos e ilusiones


El invierno había llegado un poco más temprano ese año, como consecuencia Naruto había sido confinado a permanecer dentro de la casa.

El joven Namikaze se pasaba las mañanas sentado en el alfeizar de su ventana, observando el blanco paisaje que su jardín trasero le regalaba y lo hermoso que se veía Sasuke cubierto de aquella blancura.

—Naruto, ¿Qué haces ahí? —lo reprendió una mujer de largo cabello rojo y ojos verdes, vestida acorde a las personas de la alta sociedad —Debes descansar si quieres recuperarte.
—Estoy bien, madre —le aseguró el rubio con una sonrisa —. Quiero salir al jardín y respirar un poco de aire fresco ttebayo.
—De ninguna manera jovencito. Tienes que descansar.

Naruto suspiró derrotado antes de regresar a su cama y arropándose con las sábanas.

—Ahora descansa, en un rato vendré a verte —dijo la pelirroja antes de irse.

Kushina Uzumaki era la madre de Naruto; había ido junto a su esposo para pasar las fiestas con su hijo. Todo para guardar las apariencias de una familia perfecta.

Naruto volvió a soltar otro suspiro sin apartar la mirada de la ventana, preguntándose por Sasuke y sus amigas las hadas; sin darse cuenta su imaginación comenzó a volar llevándolo a lugares de leche y miel.

— ¿Te encuentras bien, Naruto? —le preguntó Dyfde quien acababa de llegar sin embargo el rubio no le respondió, seguía aun sumido en sus pensamientos — ¿Naruto?
— ¿Uh? ¿Dyfde? —habló el rubio al percatarse del hada.
—Lo siento, estaba distraído ttebayo — se disculpó con una sonrisa y la mano derecha en la nuca.
— ¿Te encuentras bien, pequeño? —preguntó el hada preocupada.

El rubio asintió con una sonrisa; aunque Dyfde no le creyó pero decidió no decir nada.

— ¿Sasuke está bien? —preguntó cambiando de tema radicalmente.
—Sí, no te preocupes —le aseguró con una sonrisa —. Este frío no afecta a Sasuke.

Naruto cabeceo inconscientemente ante la mirada preocupada de Dyfde.

—Recuéstate pequeño y te cantaré una canción —Naruto le sonrió agradecido; se acomodó mejor en su cama recibiendo un beso en la frente por parte del hada, quien minutos después comenzó a cantar.


Mientras tanto, Sasuke se encontraba de pie en una de las ramas cubiertas por la nieve con la mirada clavada en la casa.

—Entonces es verdad —habló una voz desde abajo, era la medusa salamandra que había asistido a la reunión.
— ¿Qué quieres? —preguntó el azabache apareciendo frente a ella. La medusa le sonrió con picardía.
—Soy Clo, una musa salamandra —Sasuke soltó un gruñido dándole a entender que no le interesaba —. Beld nos contó lo que te sucedió, hermano y…
—No soy tu hermano—la interrumpió molesto —. Tu especie es considerada traidora al reino de las hadas y de la naturaleza.

Clo sonrió tristemente; sí, las suyas eran traidoras a las demás razas, todo por haberle enseñado al hombre el poder del fuego y como trabajar los metales.

—Tal vez mi clan sea culpable de que el hombre tenga el conocimiento del fuego y metal —aceptó —, pero tú, pequeño hermanito no eres ajeno a los humanos —finalizó con el ceño fruncido.
—Clo deja a Sasuke en paz —la reprendió Beld, quien había llegado en compañía de Sai y de Crynallaë.

El joven espíritu miró a los recién llegados con recelo; lo menos que necesitaba en ese momento eran más intrusos.

—Es mejor que te vayas —dijo Sai con cierto enojo. Clo lo miró con molestia antes de dirigirse a Sasuke.
—Muchos seres odian a los humanos —dijo —. Estando con uno, tu camino y el de él se complicarán —finalizó antes de desaparecer.

Aquellas palabras taladraron hasta lo más profundo en la mente de Sasuke. El azabache tenía un mal presentimiento.

—No le prestes atención —dijo Sai con seriedad —. Las de su especie son unas serpientes traidoras y viles mentirosas.
—No he pedido tu consejo —gruñó molesto, lo que ocasionó una sonrisa triste en el pelinegro, pues le había hecho recordar los felices días del pasado.
—Sigues siendo el mismo bastardo de siempre —comentó el pelinegro con una pequeña sonrisa triste en los labios, lo que ocasionó una mirada confundida por parte del joven olmo.
—…l es Sai —habló Beld adelantándose a los demás —. Tú y él se conocían en el pasado.
—Yo soy Crynallaë —se presentó el hada —. Es un placer.

El duende le explicó que Crynallaë podía ayudarlo con su deseo de poder tocar e ir más allá de lo que sus ramas y raíces le permitían, en cuanto a Sai; él había ido por qué secretamente aun guardaba la esperanza de ver nuevamente a Itachi aunque en el fondo sabía que ya nunca más volvería a verlo y eso le rompía el corazón.

—Sai, si no te sientes bien puedes irte —el mencionado declinó la amable propuesta. …l se quedaría hasta las últimas consecuencias.
—Comencemos. ¿Te parece? —Sasuke asintió al hada.

Crynallaë revisó a Sasuke de arriba abajo, comprobando lo que temía: era imposible romper la maldición que encadenaba al azabache a su prisión.

—Esta maldición es imposible de romper —dijo el hada quien mantenía los ojos cerrados —, sin embargo es posible que Sasuke logre tener algo de libertad.
—No comprendo. ¿De qué hablas? —cuestionó Sai.
—Verán, fue un sacrificio lo que lo mantiene atrapado, pero otro sacrificio es el que lo mantiene a salvo —el hada se llevo un dedo a los labios, meditando la mejor manera de explicarlo al darse cuenta de la confusión de los tres —. La sacerdotisa que te puso ahí sacrifico su vida para hacerlo; eso, seguramente debía ser suficiente para que tú esencia misma se convirtiera en un árbol para siempre… pero, fue otro sacrificio el que impidió que tu alma compartiera la suerte de tu cuerpo —explicó —, tal es el poder del segundo sacrificio que me atrevería a decir que tu cuerpo está en alguna parte de este olmo —finalizó tocando el tronco del mismo.
— ¿Ese sacrificio fue el de Itachi? —interrogó Sai obteniendo como respuesta un asentimiento del hada.

Sai se llevó una mano al pecho; Itachi siempre había sido así, anteponiendo sus necesidades e incluso su vida por la de su hermano y él. Aunque su rostro no mostraba sentimiento alguno, lloraba en el interior como un niño pequeño sin consuelo alguno. Extrañaba tanto a Itachi.

— ¿Hay forma o no de lograr que Sasuke sea libre? —exigió saber el duende.
—Nunca podrá ser completamente libre de las cadenas que lo aprisionan al olmo, pues ya se ha hecho uno con él —toda esperanza del azabache desapareció con esas palabras —… sin embargo —agregó inmediatamente —, el sacrificio de Itachi hizo un pequeño orificio –por así decirlo –, por el cual Sasuke podría ir más allá de sus límites y hacerse físico, aunque sea parcial o momentáneamente.
—Entonces deja de hablar y enséñame —gruñó Sasuke con molestia.

El hada sonrió al tiempo que tomaba uno de sus cabellos y lo estiraba entre sus manos. Crynallaë le explicó que hasta una pequeña hebra de cabello o mota de polvo poseían la esencia de quien pertenecía; aquello podía ser utilizado como una extensión.

— ¿A qué te refieres con eso? —interrogó Sai mirando al hada tan confundido como los otros. Ella suspiró al tiempo que soltaba la hebra de cabello, dejando que la suave brisa hibernal se lo llevara unos cuantos metros.

El hada cerró los ojos al tiempo que el solitario cabello bailaba entre la briza que lentamente comenzaba a formar un pequeño remolino; el cabello comenzó a tomar un ligero brillo violeta al tiempo que el viento comenzaba a dar la forma de un cuerpo hasta ser formado completamente: era una copia exacta del hada.

—Esto es tan solo una parte de lo que puedes hacer a partir de algo tan simple como lo es un cabello —dijo al tiempo que su copia desaparecía.

Sasuke no pudo evitar una ligera sonrisa, casi imperceptible. Sus sueños, deseos e ilusiones estaban cada vez más cerca: pronto podría tocar al rubio y entrar a su habitación. Era tan solo cuestión de tiempo.


Continuará…

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