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La canción de los árboles por lizerg_chan

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Notas del capitulo:

Escuchenme en http://radiacionotaku.blogspot.com/ de lunes a viernes de 12 a 2 pm en mi programa "el rincon del fanfic" donde hablare de diferentes fanfic y sus autoras n_n

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Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen, sino a su autor Kishimoto-sama, este fic lo hice solo y únicamente como diversión

Parejas: SasuxNaru.

Advertencia: Este es AU (Universo alterno) Contiene Yaoi, Tragedia, Lemon.

Beta: Usarechan.

Aclaraciones: Durante la Guerra de las Hadas, las criaturas se dividieron: A los hablantes que lucharon con ellas se les llamó shankyts, a los que se ocultaron en los rincones se les llamó gutiplunques y a los que formaron las huestes del Astado se les llamó infames.

 

 

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

 

 

 

Capitulo 9.- Celos

 

 

 

Pasaba del medio día cuando Naruto despertó; su cuerpo se sentía algo pesado y adolorido pero al mismo tiempo se sentía ligero y libre. Se estiró en la cama soltando un pequeño bostezo. Aun el dulce aroma a bosque se podía percibir en la habitación.

 

En ese momento se dio cuenta de su total falta de ropa; de golpe recordó todo lo que había acontecido tan solo unas horas atrás.

 

—Sasuke… —murmuró sonrojado, tomó el pequeño muñequito presionándolo contra su pecho sintiendo la calidez que emanaba del objeto, era como si Sasuke estuviese con él y eso lo reconfortaba.

—Naruto —lo llamó una voz masculina desde la entrada. Era un joven de cabello rojo y ojos agua marina con marcas negras alrededor de los ojos, el rubio sonrió en reconocimiento.

— ¡Gaara! —exclamó sin levantarse de la cama — ¿Cuándo llegaste?

—Llegué hace poco —respondió. El pelirrojo se había percatado del olor a bosque, algo que ciertamente le pareció extraño; estaban en pleno invierno y no había rastro de pino alguno en el lugar, ¿de donde vendría entonces aquel olor?

— ¿Sucede algo ttebayo? —lo cuestionó ya vestido con su pijama y bata. El aludido negó con la cabeza.

 

El joven pelirrojo se llamaba Sabaku no Gaara, él era uno de los queridos amigos que Naruto había tenido que dejar a causa de su enfermedad. El pelirrojo era el más cercano del rubio.

 

— ¿Cómo está Shikamaru, Kiba y los demás? —le preguntó Naruto una vez se había vestido y aseado. Los dos se encontraban tomando el té en la pequeña mesita que adornaba la habitación.

—Te extrañan pero no pudieron acompañarme —Naruto sonrió tristemente, seguramente sus padres les habían negado el venir por temor a que se contagiaran de tuberculosis y aunque le doliera lo entendía perfectamente —. Mis hermanos te envían saludos y prometen venir a visitarte en unos días.

—Supongo que Kankuro está muy ocupado con sus negocios y Temari con sus clases de modales —comentó con tono nostálgico.

—Ninguno de nosotros te ha olvidado o teme contagiarse, Naruto —le dijo Gaara con cierta molestia —, eres nuestro amigo… casi nuestro hermano y si no hemos venido a visitarte como quisiéramos es por que tu madre nos lo pidió así.

 

 

Naruto apretó los dientes, ¿su madre había prohibido a sus amigos verle? Era bastante cruel, pero sabía perfectamente que ella era capaz, creyendo que eso era lo mejor para él en esos momentos.

 

 

Dyfde observaba al invitado de Naruto con cierta intriga; era la primera vez desde que conocía al rubio que alguien aparte de su doncella o su madre iban a verle. El hada no pudo evitar preguntarse quien sería ese hombre y que relación tenía con su amigo rubio.

 

—Será mejor evitar que Sasuke venga en estos momentos —dijo antes de desaparecer.

 

 

Gaara había escuchado una voz femenina algo bajita, casi como un susurro pero eso no era posible pues en ese lugar solo estaba él y Naruto, ¿sería su imaginación?

 

— ¿Te sucede algo, Gaara? —preguntó Naruto al notar la confusión de su amigo. El aludido negó delicadamente con la cabeza.

 

 

Afuera, Sasuke observaba la casa con el ceño fruncido, sabía que el pelirrojo se encontraba con su rubio gracias al muñeco hecho de sus ramas. Tenía ganas de ir pero Dyfde se lo impedía (debía mantenerse oculto de los ojos humanos).

 

—Si vas lo único que lograras será ponerte en peligro y ya no volverías a ver a Naruto —le advirtió Beld que fumaba tranquilamente su pipa sentado en una de las raíces que sobresalían.

—No me gusta ese humano —gruñó Sasuke. El duende sonrió con picardía; era gracioso pensar que ese frío, orgulloso y obstinado olmo dejaba salir sus celos tan fácilmente… era ciertamente una escena demasiado divertida.

—A ti ningún humano –a excepción de Naruto –, te gusta —comentó Beld con cierta gracia lo que le ganó una mirada de odio por parte del joven espíritu —. No me mires así Sasuke —comentó divertido —, sabes que digo la verdad.

 

Beld jugó con el humo de su pipa ante la fría presencia del joven olmo, que parecía cada vez más molesto sin despegar su mirada ébano de la casa.

 

—Debe ser extraño para ti —comentó con parsimonia después de soltar el humo en pequeños aros. Sasuke lo miró confundido —. Experimentar aquellos sentimientos llamados celos.

 

Sasuke frunció el ceño, ¿Celoso él? ¡Ja! Definitivamente a ese duende ya le estaba haciendo daño estar tanto tiempo en la nieve; él no estaba celoso, no era un estúpido humano, pero… podía sentir… amaba, ¿eso significaba que también podía sentir celos? Gruñó molesto y desapareció maldiciendo internamente a Beld.

 

El duende sonrió divertido. Era tan gracioso ver a Sasuke confundirse tan fácilmente sin entender sus propios sentimientos.

 

—Eres un duende muy divertido —comentó una mujer de larga cabellera negra, ojos dorados y piel tan pálida como un muerto; vestía lo que parecía ser una bata blanca (algo así como una yukata).

 

Beld frunció el ceño levantándose del suelo en una pose tensa; aquella aparición no representaba nada bueno.

 

— ¿Qué quiere aquí un infame? —preguntó el duende enojado. Si era necesario pelear por proteger a Sasuke lo haría, no permitiría que nadie se le acercara.

—Ese elfo… —habló con molestia — ¿Por qué han permitido que ese elfo se uniera a un humano?

—Eso no te incumbe —espetó molesto —. Vete de aquí y no regreses.

 

El bello rostro de la criatura se contrajo en una sonrisa torcida dándole un aspecto terrorífico, tan retorcida como lo era ella.

 

—Los shankyts y los gutiplunques son tan estúpidos…. ¿no se dan cuenta que los humanos son nuestros enemigos?

—Los humanos pueden ser peligrosos para la naturaleza y seguramente terminarán por destruirse a si mismos… —la aparición ensanchó aun mas su retorcida sonrisa —sin embargo no todos los humanos son malvados… a diferencia de ustedes “infames” que decidieron servir al Astado señor de las bestias en contra de sus hermanas y todos los que decidimos ayudarlas —la voz del duende se llenó de rencor tan solo de recordar aquellos funestos días —. Vete de aquí… ahora.

—Mi señor ha de reclamar el cuerpo que tan celosamente guardan —dijo como si no hubiese escuchado lo anterior —. ¿Serás capaz de protegerlo de mi señor?

 

La aterradora mujer soltó una siniestra carcajada desapareciendo en una ráfaga gélida. Beld apretó sus puños rompiendo la pipa. ¿Acaso el Astado había regresado? Negó con la cabeza alejando esos pensamientos funestos, tomó sus cosas y se fue corriendo, debía avisar al rey elfo y a la corte de las hadas.

 

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

 

 

Gaara había recorrido toda la casa de pies a cabeza; el lugar se sentía extraño y de vez en cuando escuchaba extrañas pero lejanas voces o el eco de pequeñas pisadas que se perdían en la nada.

 

Gaara se adentró en su habitación donde un pequeño mapache dormía plácidamente en la cómoda cama.

 

— ¿Qué sucede? —preguntó el que parecía ser el mapache con voz femenina.

— ¿Hay hadas en este lugar? —preguntó el pelirrojo directamente. Una pequeña hada verde salió de detrás del mapache quien aun dormía tan plácidamente que parecía que nada lo molestaba.

—Por supuesto que si —respondió el hada. Tenía el cabello corto de un tono verde claro, usaba un traje del mismo color que le cubría una pierna completamente y la otra la tenía descubierta desde el muslo hasta el tobillo —. Esta casa es antigua y rodeada de naturaleza; no me extrañaría que hubiese hadas y duendes viviendo bajo este mismo techo —respondió cruzándose de brazos.

—Me gustaría conocerlos… —el hada infló las mejillas y se cruzó de brazos dándole la espalda al pelirrojo.

—Tú solo quieres conocer a un elfo —dijo sin ocultar sus celos — ¿No te es suficiente conmigo? ¿Por qué quieres conocer al elfo de tus sueños…? —preguntó fijando su esmeralda y cristalina mirada en los agua marina del pelirrojo.

—No vinimos aquí por eso… vine a ver a Naruto —contestó con parsimonia.

—Mentiroso —murmuró sentándose en un libro con los brazos cruzados —. Se que querías que viniera para que busque al elfo.

 

El hada cuyo nombre era Breena era un hada del bosque que había permanecido con Gaara pues lo amaba desde que era un niño; estaba celosa del elfo que aparecía en los sueños del pelirrojo ya que éste le amaba aunque siempre lo negara.

 

—Ve a visitar a las hadas del jardín —le dijo negándose a responder lo antes dicho. Breena bajó la mirada derramando una lágrima, desapareció dejando un dulce aroma a pino.

 

Gaara suspiró pesadamente, se sentó en la cama y tomó al mapache que ni así se despertó, al contrario, tan solo se acomodó en el regazo de su dueño y continuó dormitando.

 

Cerró los ojos siendo asaltado inmediatamente por las imágenes de un elfo de cabellos negros que le sonreía dulcemente.

 

— ¿Quién eres? —preguntó a la soledad de su habitación.

 

 

Continuará…


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