Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen, sino a su autor Kishimoto-sama, este fic lo hice solo y únicamente como diversión
Parejas: SasuxNaru.
Advertencia: Este es AU (Universo alterno) Contiene Yaoi, Tragedia, Lemon.
Beta: Usarechan.
Aclaraciones: Durante la Guerra de las Hadas, las criaturas se dividieron: A los hablantes que lucharon con ellas se les llamó shankyts, a los que se ocultaron en los rincones se les llamó gutiplunques y a los que formaron las huestes del Astado se les llamó infames.
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Capitulo 10.- Ojos negros
Sasuke estaba sentado en el alfeizar de la ventana mirando el exterior; era una perspectiva extraña para él –a pesar de ya haberla visto en repetidas ocasiones –. Pero aun así ver su “cuerpo” (el olmo) en el jardín mientras su espíritu (él) estaba en la cálida habitación de Naruto disfrutando los últimos días de invierno.
Era raro sentir la agradable temperatura del cuarto contrastando con el frío aire del exterior al mismo tiempo.
— ¿Te pasa algo Sasuke ttebayo? —lo cuestionó Naruto mirándolo preocupado. El aludido negó con la cabeza antes de acercarse al menor y besarlo en los labios con la delicadeza de una hoja.
Ya habían transcurrido algunas semanas desde la primera vez que compartieron el lecho y a esa primera noche le siguieron muchas más.
El sonido de pisadas en el pasillo llamó la atención de los dos; la puerta se abrió dejando pasar a Gaara, por suerte Sasuke había logrado desaparecer antes de ser visto por el pelirrojo.
—Buenos días Gaara —saludó Naruto tratando de aparentar normalidad aunque por dentro sentía como si su corazón quisiera dejar su pecho en cualquier momento.
—Buenos días —saludó Gaara mirando el lugar como buscando algo. Siempre que entraba a la habitación de Naruto percibía un ligero olor a bosque o bien a tierra y hojas mojadas, pero también estaba ese extraño sentimiento de nostalgia que lo embargaba, como si él conociera ya esa sensación.
¿Cuál era la causa de aquello? ¿Por qué solo le sucedía en la habitación de Naruto o a la sombra del enorme árbol que dominaba el jardín trasero?
—Vamos, el desayuno ya esta listo —Naruto asintió con la cabeza regalándole una dulce sonrisa.
Los padres de Naruto habían regresado a Londres después de las fiestas; solo Gaara permanecía aun en la casa y no tenía intenciones de regresar hasta que averiguara algunas cosas.
Por otro lado, la pequeña Breena seguía investigando los alrededores; aun ninguna otra hada o duende la había visto, lo que era una suerte pues no tenía deseos de explicar su presencia en aquel lugar, pero la fortuna estaba por terminársele.
Harta de estar encerrada, salió a dar un paseo por el jardín trasero, asegurándose de que nadie la viese. Se posó en una de las ramas del olmo y respiro hondo, disfrutando del aire frío.
—Hola —aquella voz la sobresaltó. Dyfde la había visto salir de la casa y decidió seguirla; no la conocía y la curiosidad de saber quien era pudo más que ella y la hizo seguirla —. Lo siento, no era mi intención asustarte —se disculpó la holda en tono apenado.
—No me asusté —se defendió Breena cruzándose de brazos. Dyfde sonrió sudando una gotita; esa hada era realmente diferente a las de su clase.
—Soy Dyfde, una holda —se presentó sonriéndole amigablemente.
—Breena, soy un hada del bosque —dijo con renuencia.
—No te había visto por aquí, ¿eres nueva? —el hada del bosque asintió con molestia pero rápidamente Dyfde se fue ganando su confianza hasta iniciar una plática entretenida.
—Así que me quede dormida en la jaula de Shukaku y cuando me desperté ya me encontraba aquí —mintió Breena.
—Ya veo, así que llegaste con el humano de cabellos rojos —Breena asintió.
El hada del bosque le contó que ella y Shukaku se conocían desde que el mapache era un bebé y que el humano de nombre Gaara lo había encontrado herido y desde entonces se mantenía junto a él y al pequeño mapache que ya estaba por terminar su ciclo de vida (sobra decir que la historia no era del todo cierta).
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En la tarde; Gaara decidió ir al pueblo a comprar algunas cosas. Le había pedido a Naruto que le acompañara pero este se negó repetidas veces.
— ¿En verdad no quieres ir? —lo cuestionó nuevamente; estaba confundido por la negativa del rubio.
—No, ya sabes que mis padres le ordenaron a los sirvientes que no me dejaran salir fuera de la propiedad —dijo en tono triste. Cierto era que le molestaba no poder ir a ningún lado pero al menos tenía la compañía de Sasuke y sus amigos duendes y hadas — ¿Puedes traerme algunos libros?
— ¿Algún tema? —cuestionó resignado.
—Sobre duendes y hadas —Gaara parpadeó un par de veces antes de asentir. Desde que el Uzumaki se mudó a esa casa había adquirido un gusto extraño por el folclor y cuentos de hadas.
Gaara salió de la casa, montado en su caballo, negro como aquellos ojos que siempre invadían sus sueños y pensamientos.
—Gaara, ¿Puedo ir contigo? —preguntó Breena quien lo había visto desde que salió de la casa —Ya no soporto estar encerrada, por favor —el pelirrojo asintió con la cabeza.
El hada sonrió sentándose en el hombro del pelirrojo mientras este se montaba en su caballo para dar marcha al pueblo.
— ¿Has descubierto algo? —preguntó mientras cabalgaba. Ella negó alegando que la única hada que conocía era una holda llamada Dyfde.
El pelirrojo se quedo callado por el resto del viaje. Salieron del pueblo cuando el sol ya estaba por meterse; el camino que habían recorrido tan solo algunas horas atrás, ahora lucía diferente. Los sonidos del bosque se escuchaban como susurros y gruñidos.
—Esto no me gusta —comentó Breena en tono asustado, ocultándose entre las ropas del pelirrojo. De repente, el caballo comenzó a relinchar, moviéndose violentamente hasta que se paró en sus patas traseras ocasionando que Gaara se cayera al suelo, golpeándose y quedando inconsciente.
— ¡Gaara! Gaara, por favor responde —le dijo el hada tocándole el rostro como tratando de despertarlo, pero nada, en su frente corría un hilillo de sangre —No te preocupes, traeré ayuda —dijo antes de salir volando en busca de alguien que pudiera socorrer al pelirrojo.
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Sai caminaba cerca del camino que atravesaba el bosque; era su trabajo cuidar a los animales de los ataques de infames. Ese día en especial se respiraba una atmósfera demasiado extraña para su gusto; algo iba a pasar… de eso estaba seguro. De pronto un hada chocó con él.
— ¡Ayúdame por favor! —le suplicó Breena con ojos llorosos.
—Tranquila —le pidió Sai tratando de calmarla —. ¿Qué sucede?
—Es Gaara… esta herido… no se despierta —dijo desesperada, derramando aun mas lágrimas.
—Esta bien, tranquilízate, ayudaremos a tu amigo —le aseguró el elfo —, anda, llévame con él.
Breena asintió con la cabeza, volando lo más rápido que podía. En ningún momento miró atrás, sabía que el elfo la seguía, después de todo era un guardián del bosque y lo conocía bien.
Al ver al amigo del hada. Sai se quedó sorprendido, ¡era un humano! ¿Qué hacia un hada del bosque con un humano?
— ¡Por favor ayúdale! —la voz del hada lo sacó de sus pensamientos, se acercó al pelirrojo y lo cargó en brazos sintiendo un extraño pinchazo en el pecho, un sentimiento de nostalgia lo invadió pero inmediatamente lo ignoró, tenía que ayudar a ese humano.
—Sígueme —le dijo al hada echando a correr en dirección a su casa.
En su hogar, Sai curo la herida que el pelirrojo tenía en la cabeza. Sabía perfectamente que no debía haberlo llevado a su casa pero había algo en ese humano que lo impulsó a hacerlo.
Pasada una hora; Gaara comenzó a abrir los ojos topándose con la mirada de orbes negras… los ojos de sus sueños.
—Tú… —murmuró antes de caer nuevamente en un sueño profundo.
Continuará…
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Escuchenme en http://radiacionotaku.blogspot.com/ de lunes a viernes de 12 a 2 pm en mi programa "el rincon del fanfic" donde hablare de diferentes fanfic y sus autoras n_n