El dragón pensó que si quitaban a ese idiota del camino el sería el rey de las carreras pero en verdad así jamas lo probaría sin lugar a dudas.Miro tras de si a la calle que seguía vacía e invitadora y volteó de nuevo su cabeza.
Su motor 750 rugió y la moto vibró por la aceleración que le imprimió a su moto y salió en pos del otro piloto mientras los policias que escucharon el motor se giraron, lo vieron y comenzaron a dispararle.Su moto zigzagueó para esquivar las balas que venían de frente y los de azul al verlo venirse encima se tiraron a ambos lados de la calle mientras la moto azul pasaba entre dos patrullas estacionadas.
El dragón negro lo vio acercarse y estiro su mano hacia el.El blanco le agarró el brazo y lo atrajo hacia el mientras la moto se ladeaba y lo sento en el tanque, luego la motocicleta se enderezo y paso entre mas polis que se tiraban a ambos lados de nuevo para no ser arrollados mientras ellos escapaban por el otro lado.
Para cuando Seto llego a su mansión el otro se había desmayado.Guardo su moto en la parte oculta por un panel del garage y llevo al otro rapido a su habitación para no ser visto por los sirvientes.Tenía un corredor sin vigilancia electronica normal sino propia y un par de escaleras “abiertas” para sus “salidas”.
Llego a su dormitorio y puso el inconsciente cuerpo en la cama.
*Ahora vere como es este bastardo*, se dijo con alegría de solo el conocer su rostro.
Entonces le sacó el casco para quedar atónito ante la visión del chico Wheeler.
*El es.No, no puede ser.Me niego a que ese estupido rubio sea el que me supera *pensó el castaño frustrado.
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Dos horas después Joey desperto y se encontraba vendado en una cama que no conocía en un dormitorio que no conocía y de pronto se vio cara a cara con Seto Kaiba que salia del baño.
-Oye viejo¿Qué hago aquí?-preguntó el rubio muy confundido.
-Dime tu.Apareciste noqueado en mi puerta-le dijo el castaño fresco como una lechuga mientras se secaba el cabello pues recien había tomado un baño.
Solo usaba unos boxers elásticos negros que se pegaban a su anatomía muy descriptivamente.
Algunas gotas cristalinas corrían aún por la espalda y el pecho del castaño.
Y Joey no dejo de notarlo muy observadoramente.
Seto capto su mirada y el otro al saberse en evidencia desvió la vista y se puso colorado mientras el otro sonreía.
Con que al chico le gustaban los hombres.Dos secretos en una noche esto estaría bueno.
-Llame al médico.Vendrá en un rato para revisarte la herida y eso.También oí una interesante noticia en la televisión después que apareciste sobre unas carreras clandestinas y un hombre herido en el brazo que esta siendo buscado.Vestía como tu y todo.Sería interesante llamar y averiguar si eres tu-dijo Kaiba para consternación del chico rubio.Había salido en las noticias y ahora el otro sabia de su secreto.
-¿Por qué no me denuncias?Si no te caigo bien es lo mejor¿no?-preguntó el ojimiel temeroso de la respuesta que recibiría.
-Se nota que no eres empresario.La información confidencial es muy valiosa tal vez esto me sirva de algo en el futuro.Como taparte la boca-dijo elo ojiazul con media sonrisa.
El rebelde rubio lo miro a los ojos y le dijo-Eso no.A mi nadie me pone bozal-.
El otro sonrió y le dijo-Veremos si no perro.Tal vez seas una buena mascota una vez que aprendas a obedecer-.
Por el sonrojo en las mejillas de Joey supo que las ideas que acudieron a su mente con esas palabras no eran las básicas sino de un contenido muy distinto al del uso normal y eso era lo que quería generar en el otro esa agonía y desesperación en sus ojos al pensar que el podía llegar a darse cuenta de sus reacciones e interpretarlas de la forma que las interpretaba.
Eso le daba poder.
Y a Seto Kaiba le gustaba el poder.
Por otra parte ese brillo de agonia junto con esa mirada de perro asustado y esa rebeldía causaban una sensación muy placentera en su interior ademas que el interpretaba como victoria pero que tal vez descubriría que era otra cosa.
Porque el rubio era un hermoso espécimen y se veía frágil desamparado y asustado.Mala combinación si estas ante un cazador como Seto Kaiba que lo miraba con cierta profundidad en la mirada y una sonrisa cínica.