Capítulo VIII: Intromisión.
De regreso se topó con un enojado Hijiri y un cansado Hisoka, además estaba el neutral y frio Chikara, Honnou, un novato como él, no quería irse solo y pues tendría que acompañarlo, además era productivo para averiguar sobre su familia, aunque ellos no lo quisieran él los quería mucho y los recordaba con cariño… o al menos el cariño que el recuerdo permitiera.
Honnou le hablo sobre su padre, un ocupado ejecutivo, su madre una linda repostera y sus tristes abuelos que lloraban a un hijo perdido.
Eso lo hizo sonreír sintiéndose al fin apreciado, pero después descubrió que el hijo que lloraban no era él, era un bebe que nació un año después de su muerte pero era muy débil y murió a los 3 años. Sonrió con tristeza.
-¿No me digas Asato-kun que también perdiste a alguien de tu familia?-El castaño estaba aferrado a su brazo y las miradas de los otros que tenía un muy mal humo solo lo hacía sentir peor.
-Así es…-No mentiría sobre eso-… solo tengo a mi padre por que los demás me abandonaron…
De pronto Hisoka se sintió mal, una tristeza descomunal y una especie de rencor oculto en dolor le escocieron los ojos, se limpió con fuerza notando que Daion hacia lo mismo pero al estar hasta atrás nadie lo noto, vio al moreno alzar la vista y sonreír como si nada pasara.
-Pero ya tengo a mi padre, y tengo a los amigos que he logrado conseguir… ya no estoy solo...
-En especial al pelirrojo…-Comento el moreno mayor recibiendo un codazo por parte de Hijiri-… pero es la verdad…-Un coscorrón por parte de Hisoka cayó a Chikara.
El rubio percibió en el ambiente un cambio, los sentimientos de alguien volaban hasta su piel, sentimientos de alguno se impregnaban en su ropa y mente, le gritaban en correr y abrazar al chico que se había recién unido a su grupo pero otro sentimiento mucho más fuerte que el anterior lo detenía y le aconsejaba permanecer quieto y en silencio para protegerlos… ¿De qué?... realmente no lo sabía, pero algo estaba al asecho.
-…proteger por encima de la vida propia…-Daion lo miro confundido, Hisoka había dicho esa frase, ¿Acaso su sempai estaba leyendo sus sentimientos de nuevo? ¿Cómo podría saber la frase que usa desde hace algunos años?
Sintió a Honnou abrazar más fuerte su brazo, lo miro interrogante hasta que escucho la voz que menos le hubiera gustado, sumándose la mirada azul de cierto pelirrojo, Akuma estaba observándolo de nuevo, y lo peor, Date estaba en el internado.
-¡Honnou, hijo!-Llamo, había olvidado lo fuerte que podía sonar esa voz.
-¡Papá!-Llama el castaño saludando con la mano libre pero afianzando el agarre del brazo contrario, no en vano su padre se había tomado la molestia de llamarle Honnuo que significaba “Instinto”, no en vano quería que su nuevo compañero permaneciera a su lado todo el día, era como conocerlo del pasado, como si tuviera la obligación de resarcir culpas, como si debiera llenar a ese chico de su edad de un amor que seguro no recibió. Y Hisoka lo sentía, también estaba esa necesidad de salir corriendo y que estaba seguro venia del moreno menor, era un nerviosismo que calaba los huesos de cualquiera… él también quería correr y llevarse a sus nuevos amigos lejos de ese hombre de cabello rojizo que se aproximaba con paso firme.
-Es hora de irse…-Hablo al fin-… se hace tarde y escuche que han estado desapareciendo estudiantes por las noches, cuídate Honnou.-Tomo del brazo enyesado al moreno y lo arrastro pasando de largo al hombre que como si le dieran una cachetada giro el rostro en la dirección que el moreno más pequeño llevaba.
-¿Da… Daion…?-Pregunto al aire, pero el chico que él pensó un desconocido se giró mostrándole unos ojos tan insólitos pero conocidos-¿Daion?-Estaba convencido que su hermano menor estaba delante, con el cabello negro pero Daion al fin y al cabo.
-¿Se conocen?-Interrogo el rubio, de nuevo la sensación de nerviosismo y miedo… un odio minúsculo y resentimiento.
-No creo.-Se apresuró a responder Daion clavando los ojos en los avellana de su hermano para luego pasarlos en Honnou y regresar la vista a Hisoka que ahora era rodeado por Hijiri y Chikara.
Date quiso gritar: “¿Cómo que no nos conocemos?” sin embargo no se sintió moralmente capaz de ello, por lo que dejo pasar al chico no sin antes decir.
-¿Eres amigo de mi hijo?
-En efecto señor…-La voz era la misma solo que cargada de madures y un poco más grave.
-Mucho gusto, mi nombre es Date Ashi…
-Daion Asato…-Le corto-… el gusto es mío.-Volvió a ver al grupo que lo acompañaba y se marchó.
-¿Papá?-Honnou miro a su padre lanzándole una muda pregunta.
-Es Daion…-Murmuró-… Mi hermano está vivo…
La perspicacia del castaño parecía no tener límites porque en el acto se vio asediado por preguntas que reclamaban respuestas, se vio en la obligación de decir la verdad, de contarle a su único hijo que antes del bebe que nació débil había un niño más que nadie lloro cuando desapareció por una peculiaridad en su mirada, en su alma y en su mente.
Y Honnou reclamo, su voz masculina arrastro palabras que Date jamás hubiera querido escuchar, no necesitaba que le dijeran que había sido un mal hermano, no necesitaban que le confirmaran lo que él llevaba años sabiendo, que ese niño podría haber llevado una vida normal y al menos que lo hubieran permitido.
-Eran rojos…-Se excusó-… cuando nació su mirada era roja, y su cabello… era blanco…-Recordó, cuando nació corrió a la cuna y se encontró con algo diferente, él bebe estaba lleno de sangre, no lloraba ni se movía, sus ojos miraban el techo, ojos rojos que asustaron al mismo doctor, que hicieron llorar a mamá y a él por cobarde le intimidaron.
-Las mutaciones genéticas son extrañas pero ello no significaba que él fuera malo…-Y así era, Daion era tan inofensivo como una mariposa. Pero no pudo verlo a tiempo. No hasta que Daion se fue, no hasta que el pequeño de 13 años, la edad de su hijo, moría solo. Por ejemplo ahora lo sabía.
-Con lo que me dices, no creo que Asato-kun sea tu hermano, él tiene mi edad, y si fuera él tendría 29 años.
Le dio la razón, ese Daion era muy joven, los trece años que tenia se le notaban mucho y para que fuera el Daion que él conocía o intento conocer necesitaba ser un adulto, pero averiguaría, porque con Daion no se sabía, cuando pensaron la primera vez que estaba muerto solo estaba inconsciente, fue así las veces que le siguieron, Daion no moría por lo fuerte de los golpes.
-Escucha con atención, hijo…-Pidió-… mi hermano tiene ciertas características que son imposibles de ignorar…
Le encanto ver a su pequeño poner atención tomando nota mental sobre las características que tendría que buscar en el chico, sabía que su Honnou era muy buen investigado y que lograría decirle si ese Daion era el mismo que se había pasado 16 años buscando.
Solo era cuestión de tiempo, ya estaba la semilla de la duda en su hijo, solo era esperar a que Daion dejara ver su personalidad, además necesitaba pedir perdón, era necesario para poder irse del mundo humano sin esa carga en la conciencia, Daion debía saber que también sufrió con su muerte, que recibir de unos desconocidos un cadáver irreconocible lo había roto en miles de pedazos por la culpa, por eso tenia que introducirse en esa vida y remediar el dolor causado.