Capítulo XIX: Salida.
Hisoka quiso golpearlo tan fuerte que lo mandaría lejos, muy lejos, eso no era justo, él quería un beso en la boca, ¡Boca!, no frente…
Se cruzo de brazos y le dio la espalda, Tsuzuki sabia lo que quería, pero no podía, Daion estaba viendo, no iba a hacer una escena romántica enfrente de un niño de 13 años… un shinigami joven que ni del sexo sabia…—Si claro—
—¿Y entonces, que le trae por aquí, Tsuzuki-san?—Se aventuro para romper el silencio que se había formado después del inocente beso. Ahora que lo pensaba eso lo dejaba como un insaciable pervertido.
—Un amanecer…—Respondió suspirando.
—Un triste amanecer, dirá.—Agrego—… posiblemente mañana no lo mire más, y este instante ya no existirá, solo será un recuerdo que se esfuma con los años.
Una risita alegre le interrumpió, Tsuzuki sonreía cubriéndose la boca.
—Hay Hisoka…—Empezó—… un triste amanecer se da cuando no hay nadie esperándote…—Los ojos amatistas brillaron con intensidad—… y a mi ya me espera alguien.
Eso fue un golpe bajo, uno que le dolió en el alma, seguro esa persona que esperaba al castaño era la madre de Daion. Se sintió idiota esperando ser correspondido por quien ya tenia una vida hecha.
Un maullido llamo su atención, el pequeño gatito llevaba las flores que él había cortado, las puso encima de las piernas del rubio y maulló con fuerza, después volvió a mirar a Tsuzuki y lanzo un gruñido amenazador.
—Pequeño…—Murmuró Tsuzuki, alzando al animalito del pelaje—… no te metas en asuntos que van más allá de tu lógica.—El gato lanzo un zarpazo, maullando de nuevo.
—¿Por qué discute con un gato?—A Hisoka una gotita le resbalaba de la nuca.
—Jejeje…—Sonrió nervioso—… es un gato malo.—Se excuso.
Tsuzuki dudo entre seguir los consejos del menor o no, Daion estaba decidido a lograr un acercamiento, suspiro, tomo la cesta y le ofreció a Hisoka un desayuno, el pequeño gato salto de sus manos y se marcho contento, ahora si los dejaba solos.
En medio del desayuno improvisado, en más de una vez Tsuzuki le limpio el rostro, sus ojos sonreían por tal acción, de pronto, un beso de verdad se dio. Hisoka se levanto de inmediato y salió corriendo, abochornado por las sensaciones que le provocaba.
El día entero se la pasó pensando en el padre de Daion, y la sonrisa del chico no ayudaba en lo más mínimo, era como si dijera:
—Sé lo que paso…—Los vellos de la nuca del rubio se erizaron—… no hice este procedimiento bien.—Agrego, estaba hablando de un problema matemático, suspiro aliviado, pero no podía dejar de ver esa sonrisa picara, Daion sabia algo que él no.
Y aunque Hijiri le dijera que estaba paranoico, no podía alejar ese pensamiento de su cabeza, de esa forma volvió a llegar la noche.
Agradeció que los profesores fueran tan malos y lo dejaran agotados, en serio que si quería dormir para olvidar lo que lo agobiaba, cerro los ojos y se sumió en el sueño, tan solo Hijiri vio que su hermano se encontraba dormido salió a buscar a Chikara y a Daion, no pensó en tocar por lo que abrió la puerta hallando a los dos besándose en la cama.
—No creo que deberían estar así, estamos de misión.—Aclaro. Daion frunció el entrecejo, Hijiri era tan mandón como Hisoka.
Afuera de la habitación de Hisoka, Tsuzuki se encontraba sentado, haciendo guardia, no iba a permitir que otra vez Muraki osara alzar la mano contra el rubio, vio una especie de neblina negra subir las escaleras y a unos apresurados chicos correr en su dirección asustados por ello, Daion corría más deprisa que los otros dos, tomo su mano y le dijo en voz baja:
—Él ha convocado más demonios…—Respiro un poco—… y esta vez, no será nada bueno.
Hijiri busco en su bolsillo la llave de la habitación, era perfectamente perceptible el temblor que sacudía sus manos, a duras penas logro abrir la puerta, Chikara se mantuvo afuera dando la alerta de cuando el peligro seria mayor. Ni pudieron tocar a Hisoka porque la neblina había cortado camino e ingresaba por la ventana abierta, una figura lúgubre se formo de la oscuridad, se apreciaba unos blancos dientes en una sonrisa.
Daion se adelanto cubriendo con su cuerpo el del dormido Hisoka, estaba seguro que el estado del rubio se debería a alguna treta del doctor, Tsuzuki con un conjuro entre los dedos protegió momentáneamente a los dos, pero la sombra no se rendía, seguía arremetiendo con fuerza, Hijiri estaba al lado de Chikara, sin embargo la sombra parecía tener la orden de matar a todos menos a Tsuzuki.
En un descuido en la defensa del castaño la sombra filtro un brazo largo con una punta de metal, Daion logro golpear aun, sin embargo dio un giro yendo directo al que dormía, la presencia de Akuma se materializo soltando las tan características risas, aun así Daion le lanzo una mirada, una inconsciente suplica, Daion sentía la necesidad de sacrificar más por Hisoka, tal vez si…
No lo dudo más, corrió lo más rápido que pudo y justo cuando Hisoka seria herido se interpuso, le daría tiempo suficiente a Tsuzuki de hacer una convocación y destruir al demonio, pero estaba seguro que moriría, ya conocía al tipo de demonio que enfrentaba, cerro los ojos y abrió los brazos.
—“Al fin paz… al fin nada…—Pensó—… no más eternidad…”
Sintió frio, algo le salpicaba el rostro y por el inconfundible aroma supo que era sangre, que eso que le bañaba la piel no era más que ese vital liquido.
Se imagino tan dañado que ya ni el dolor de la muerte sentía, abrió los ojos solo para hallar a Akuma delante de él mirando con ternura y dolor, el sacrificio de amar realmente valía la pena, ahora lo sabía.