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El Zorro Negro por sariali

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Notas del capitulo:

          Hola! Aqui yo de nuevo, lamento el retraso pero... por desgracia, mi lap murió U_U    Si, bueno supongo que es lo que pasa si la lanzas al suelo con rabia XD Cosas personales jejeje...

    Pero bueno, ya que voy muy atrasada con los capis que tengo en mis manos voy a publicarlos tan pronto como los pueda. Todavia tengo que subir dos de este fic y un one shot.

   Disfruten de este capitulo corto (demasiado tal vez) pero que espero les guste.

   Recuerden: Saria-san es la responsable de escribir estos capis y y soy solo su mediadora entre la pagina y sus escritos.  Y NARUTO es de Kishi san.

         

Capitulo 2: En la Escuela.

   

 

 

         A pesar de todas las cosas que había ocurrido a lo largo de aquel largo y estresante día, Kiba  seguía con la mente puesta únicamente sobre la escena que se había desarrollado  en el patio de aquellas instalaciones; aquel pequeño pero molesto teatro que se había armado para ver como aquel joven rubio rompía su relación con su… novio.  Si, novio, es decir: una relación homosexual, no era que le importase, pero si le parecía increíble que a todos los demás alumnos de la escuela no pareciera importarles, es más hasta les pareciera  una escena digna de un tele-drama. Al parecer, aquella era una ciudad de lo más liberal, lo cual le parecía algo muy bueno.  El moreno suspiró y le dio un mordisco más a su almuerzo, un emparedado de jamón y queso.

   Kiba estaba sentado en la cafetería de la escuela, la cual era bastante amplia y tenía mesas tanto dentro como fuera del edificio en el que se cocinaba; y era precisamente en una de esas mesas externas en la que Kiba se hallaba sentado mientras comía su barato almuerzo. Varios chicos y chicas pasaban frente a él de vez en cuando y entre estos transeúntes del azulejo había algunos que  desviaban ligeramente la vista para verlo, más sin embargo todos pasaban de largo. No le  sorprendía ni en lo más mínimo: Cuando uno es un alumno nuevo que llega dos meses después de iniciado el curso escolar es natural pensar que las relaciones interpersonales serían difíciles de lograr, pues ya todos habían iniciado y cerrado su circulo de amistades, un proceso que (él lo sabía por experiencia propia) empezaba en cuanto arrancaba el primer día de clases y se cerraba en pocas semanas. En pocas palabras… él era en esos momentos un extraño semi-invisible para todos los círculos sociales.  Pero bueno, así era la escuela… siempre lo había sido y siempre lo sería hasta el mismísimo  Armagedón.

   — Oye, nuevo. ¿Puedo sentarme aquí? Las demás mesas están ocupadas.

   Kiba alzó el rostro y observó el de su interlocutor. Era un joven de (aparentemente) su misma edad, de cabello tan negro como el ébano el cual enmarcaba un rostro de facciones afiladas y de piel tan blanca como el mármol, tenía unos profundos ojos negros que le daban cierto aire misterioso, aunque éste se perdía un poco por su peinado tan gracioso, que el moreno asocio inmediatamente con el estilo de una cacatúa. Sonrió ligeramente al tener ese pensamiento, algo que al parecer el recién llegado interpretó como un “Si” a su pregunta, pues retiró la silla frente a él para sentarse, se acercó a la mesa y colocó su bandeja sobre esta. Kiba miró su comida: Una ensalada, un par de rebanadas de pan tostado y un vaso de café. El joven de cabello negro comenzó a comer lentamente, casi con recato mientras dirigía su vista hacia afuera, hacia el patio por el cual transitaban todos los alumnos.  Kiba, a pesar de imitarlo en lo posible, no dejaba de mirarlo de reojo. El chico tenía cierta aura de peligrosidad y agresividad que le recordaba un tanto a la suya propia y además de que no le parecía que fuera una persona común y corriente.

   — Y dime… ¿tienes nombre, o debo llamarte durante todo el curso “chico nuevo”? — le llamó sin dejar de mirar con aburrimiento a las personas que paseaban fuera de la cafetería.

   — ¿Yo? — el moreno se sorprendió, y es que parecía que aquel muchacho no diría una sola palabra en lo que restaba del descanso. — Me llamo Kiba… Inuzuka Kiba. Y dime...

   — Mi nombre es Uchiha Sasuke. — La manera de pronunciar su nombre, lleno de orgullo, le indico a Kiba que aquel chico era una de aquellas personas con excesiva confianza en si mismo. No obstante, debía ser amable con él, después de todo, el primer contacto es de lo más importante a la hora de tratar de hacer amigos.

   — Un placer conocerte. — Acto seguido le extendió la mano en afán de saludarlo amistosamente. El otro chico lo miró un momento y luego lo imitó para darse mutuamente un fuerte apretón de manos.  — Eres la primera persona que me habla aquí. —Le dijo mientras le sonreía y ambos volvían a sus respectivos almuerzos. Y entonces recordó… a aquel joven rubio de ojos azules. — Bueno, en realidad eres la segunda persona que me habla.

   — No me importa. — el moreno se sintió ligeramente ofendido por las palabras de su compañero el cual bebía con tranquilidad su café.

   — Si… bueno…  es normal, supongo. El primero en dirigirme la palabra fue ese chico rubio. — Dijo el moreno, pensando en voz alta. Sasuke pareció atragantarse un poco con el café ante la mención de aquel chico. — ¿Cómo me dijo que se llamaba? Matsu… no. ¿Canu…to? ¡Oye! — Gritó Kiba cuando Sasuke escupió un poco de la bebida que tomaba en esos momentos.

   — ¿Naruto? ¿Uzumaki Naruto? — le preguntó con violencia el chico de ojos negros mientras se inclinaba sobre la mesa, limpiando el café que había escupido recién.  Sus ojos brillaban y parecía como si le hubiesen dado una bofetada. — ¿Un chico de cabello rubio, ojos azules, piel atigrada y tres marcas alargadas en cada mejilla?

   — ¡Ahh! Si, él es… Naruto. Había olvidado su nombre… no es un nombre muy normal es por eso que…

   — Aléjate de él, ¿de acuerdo?

   Un breve silencio se cernió sobre ellos. Kiba dejó de lado por un momento su comida y miró a aquel joven de ojos negros cual carbón, el cual le devolvía una mirada de lo mas seria la cual sólo servía para acrecentar el aura de misterio que lo envolvía.

   — ¿Y por qué?, si no te molesta que te lo pregunte. — Le respondió con aire retador.  Aquel chico (un perfecto desconocido en realidad) no era nadie para decirle con quien debería de pasar los días en la escuela, y mucho menos para decirle con quien no podía hacerlo. ¿Quién se creía?

   — Por tu propio bien, yo te recomiendo que te alejes de ése jovencito.

   — ¿Mi propio bien? ¿De que demonios hablas?

   Nuevamente hubo un breve silencio durante el cual los dos chicos se dedicaron a mirarse uno al otro directa y únicamente a los ojos, los marrones con duda y fastidio y los negros con calma y resolución.

   — Ya veo. — Rompió finalmente Sasuke — Como lo suponía, no tienes ni idea. — El joven de cabello negro suspiró y dejó de lado su bandeja de almuerzo. Se puso de pie e instó al moreno a hacer lo mismo. — Demos un pequeño paseo. Te lo contaré todo mientras caminamos.

   — Hasta hace poco parecías un completo antisocial…¿Y ahora vas y me dices que quieres caminar para charlar conmigo? — Preguntó el joven Inuzuka levantando una ceja.

   — Si. —Respondió escuetamente el otro — ¿Qué quieres que haga? Tengo cierta debilidad por chicos como tu.

   — ¿D-d-de que hablas cuando dices que tienes… “cierta debilidad”? — Preguntó el moreno con una pequeña y forzada sonrisa en su rostro producida por lo nervioso que lo había puesto el comentario del recién llegado.

   — Pues eso. Si bien no me importa ver a las personas sufrir, no me gusta que lo hagan sin conocer de antemano la situación. Ahora acompáñame.

    Kiba respiró profundamente (aliviado, hay que decir) y tras dudarlo por un momento, se levantó y junto al joven de ojos negros salieron de la cafetería y se dirigieron hacia el patio y de ahí hacia el auditorio del campus. Mientras caminaban el chico de ojos marrones escuchaba atentamente todo lo que su acompañante le decía.

    — Bien… El joven que mencionaste, Uzumaki Naruto, es nada más y nada menos que el hijo del alcalde de la ciudad Namikaze Minato.

   — ¿Entonces por qué se apellida…?

   — Es por su propia seguridad, así que adoptó el apellido de su madre, que según sé lleva muerta doce años. En fin, eso no nos importa mucho para el tema que tratamos. Naruto no es diferente a otros chicos de su edad… a excepción de tres cosas.

   >> La primera: No importa quien le pida  una cita o iniciar una relación, él siempre dice que sí (a menos que esté en esos momentos ya enrollado con alguien); sean chicas, chicos, hombres o mujeres adultos el siempre dice que sí.  Se rumora que ha tenido mas de cien parejas, y hay quien habla incluso de doscientas.  — Kiba no pudo más que sorprenderse, aunque bien, todos los rumores tienden a exagerar.

   — Debe tener una excelente vida privada — Comentó el moreno tras reírse un poco. — Le pediré que me ayude cuando tenga problemas con…

   — Yo más bien diría todo lo contrario — Le interrumpió Sasuke mientras rodeaban una banca para continuar su paseo por el campo de soccer de la escuela. — Si bien hay quien dice que ha pasado por la cama de todo el mundo, la verdad es que yo lo dudo. Y eso nos lleva precisamente a la segunda razón de que Naruto sea diferente al resto de nosotros. — Sasuke se detuvo justo a la mitad del gran campo cubierto de pasto… Kiba pensó que tanto como si estaba haciendo teatro como si no, realmente estaba logrando darle un buen impacto a sus palabras, una fuerte ráfaga de viento sopló entre ellos, realzando aún más la escena.  —  Naruto… está maldito.

   De nuevo hubo un gran silencio.

   — ¿Maldito? — Preguntó, Kiba. Sasuke asintió, aún sin mirarlo, dándole la espalda.

   Una risotada se escuchó en el campo. Sasuke volteó y le molestó ver que la risa provenía del joven Inuzuka.

   — ¿Qué es tan gracioso? — Preguntó frunciendo las cejas.

   — ¿Cómo que “Qué”?  — Le respondió mientras volvía a mirarlo , esta vez con lagrimas de risa en los ojos. — ¡Cómo puedes creer en algo como las maldiciones! ¡Eso no es más que tonterías de niños!

   A pesar de que el castaño seguía riéndose, Sasuke permanecía en silencio, mirándolo primero con irritación y luego con tranquilidad. Lo dejó terminar de reirse, y luego siguió su discurso.

   — No es una broma, Inuzuka.

   — Las maldiciones no existen.

   — Claro… eso mismo pensaron todos a los que les contaban sobre él. ¿Viste al chico que terminó con él en el patio central, verdad?

   Kiba sintió que se le enfrió el pecho. Claro que lo recordaba: lo lastimado que se veía, lo desesperado que se notaba por terminar con su novio… sus palabras… “¡No quiero morir!”

   — Si. Si lo vi.

   — El fue su pareja durante muy pocos días. En fin, como te iba diciendo: Naruto esta maldecido. Todas las parejas que ha tenido lo terminan en una semana o menos; su relación más larga duró dos semanas y media.

   — Wow…  — Exclamó el moreno con una mezcla de horror y sorpresa.

   — Si. No sé en que consista, nadie lo sabe. Lo único que todos saben es que todo el que sale con él desde el primer momento es que Naruto les dice que sí, todos comienzan a sufrir de extraños accidentes.  Todo tipo de accidentes — Se le adelantó Sasuke al ver que Kiba abría la boca — Desde simples tropiezos y caídas… hasta… choques de autos, fracturas, quemaduras… Incluso  un tipo cayó en coma cuando, al estar paseando con él, una maceta le cayó en la cabeza, de hecho, tiene suerte de estar vivo. — Kiba tragó saliva y guardó silencio. — Los accidentes aumentan de intensidad conforme avanza la relación; míralo de éste modo: Una cita equivale a un tropiezo o una caída, tomarlo de la mano equivale a un par de moretones o una fractura; besarlo te acarrea problemas graves como accidentes de autos o heridas graves, y acariciarlo durante un beso (lo que algunos llaman “Beso Apasionado”) equivaldría a que te caída una maceta en el cráneo. Nadie sabe lo que  puede pasar si lo llevaran a la cama. Aunque supongo que el pobre que lo intentase podría morir de una embolia cerebral  o algo similar.

   Kiba tragó saliva de nuevo. Le costaba mucho trabajo creer que lo que aquel joven de pelo negro le decía. Un chico tan atractivo con la facultad de matar a cualquiera que pudiera llegar a amarlo… Que horrible vida. No obstante, Sasuke parecía saber más de la cuenta… no parecía conocerlo sólo como una leyenda. Él realmente creía que eso era real.

    — ¿Cómo es que sabes todo esto? Es demasiada información para ser una simple leyenda.

   — Es simple. Sé todo esto porque lo he vivido de primera mano.

   — Espera… ¿No querrás decir que…?

    — Yo fui novio de Naruto… durante dos semanas y media.

 

  

 

Notas finales:

 Como les dije es un capi muy corto. Espero que no les moleste. Subire el siguiente entre mañana y el 19, espero les haya agradado.

 

 

   Hasta luego 

 Matta Ne!


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