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El Zorro Negro por sariali

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Notas del fanfic:

Hola!   Estamos de regreso en esta gran pagina!

   Nuestras mas sinceras disculpas. Todas las aclaraciones abajo.

   En fin, ésta idea no es del todo nuestra (de Sariali, de hecho) Hace un tiempo vimo un manga Shonen Ai llamado "LUCKY NUMBER 13" (de YAMAMOTO Kotetsuko) de donde salio la idea central de éste fic. Pero con unos toques al mas puro estilo nuestro.

   Disfrutenlo que será breve.

 

   TODOS LOS PERSONAJES SON PROPIEDADA INTELECTUAL DE MASASHI KISHIMOTO  Y LA IDEA PRINCIPAL ES DE YAMAMOTO KOTETSUKO.

Notas del capitulo:

Aqui esta el primer capitulo. Ya tengo en mi posesion los primeros 3... así que lo actualizaré pronto. A mi me gusta en lo personal, espero que a ustedes tambien. 

— Así que ésta será mi escuela por los próximos dos años, ¿eh? Todavía ni entro en ella y ya la odio — “Al igual que odio toda ésta maldita ciudad.” Pensaba con rabia un joven de cabello castaño, el cual se encontraba de pie sobre la acera y contemplaba con hastío un edificio  de fachada blanca con un enrejado negro por el cual fluía un gran número de personas, todas vestidas con los mismos colores: Azul, blanco, gris y negro. Parecían oficinistas más que alumnos. Sobre la puerta podía leerse claramente con letras negras grandes y cuadradas “INSTITUTO ACADÉMICO EKUMES”

   “Incluso el nombre suena estúpido” Pensó con rabia.

   En realidad él no tenía nada contra el colegio, ni contra sus alumnos, ni contra la ciudad; era sólo…  que no quería estar allí. Él quería volver a casa, a su antigua ciudad, a su antigua escuela al lado de sus amigos, amigos que le había tomado un buen tiempo el hacer. Su madre lo había enviado a vivir con su hermana mayor Inuzuka Hana, la cual vivía sola en aquella horrible ciudad de nombre Kumogakure; su hermana era una exitosa veterinaria en aquella gran ciudad: Diariamente atendía a por lo menos cuarenta perros e infinidad de gatos de todos los colores, tamaños y enfermedades. Desde que el joven tenía memoria, su familia siempre había sido amante de los animales, sobre todo de los perros; según le había contado su madre, toda su familia descendía de un antiguo clan ninja que utilizaba a los perros para ejecutar asesinatos y diferentes técnicas anti-samurái, todos los miembros del clan Inuzuka se tatuaban en las mejillas un par de colmillos rojos en las mejillas al cumplir los cinco años, momento en el cual iniciaban con su entrenamiento ninja y esa costumbre se había arraigado permanentemente en su familia. Su madre, su hermana e incluso él tenían los dichosos triángulos invertidos en forma de colmillos rojos  sobre sus mejillas; cosa que no le agradaba mucho a los profesores de las escuelas, pero que tenían que aceptar. En lo personal a él le gustaban sus tatuajes.

   — Bueno. Será mejor entrar de una vez. — Se dijo a sí mismo mientras se ajustaba su mochila, cual explorador a punto de violar una selva virgen.

    Kiba atravesó la calle. Los autos sobre ella estaban tan atascados por un embotellamiento que ni siquiera se molestó en cuidarse de ellos, los vadeaba y atravesaba sin problema alguno mientras un par de conductores furiosos hacía sonar sus bocinas para indicarle que se quitara del camino. Finalmente, llegó frente a la puerta de la escuela. Miró por última vez la fachada del edificio y entró con paso decidido a lo que sería su nueva escuela por dos años completos. Más le valía acostumbrarse pronto.

   No obstante, al entrar de inmediato se dio cuenta de algo muy interesante: El ambiente en ése sitio era idéntico al ambiente que se sentía al entrar en su anterior colegio. El revuelo a su alrededor, las chicas en sus respectivos grupos cuchicheando sobre… cosas de chicas, los chicos en grupos más reducidos, algunos estudiantes sentados en el césped mientras copiaban desesperadamente las tareas pasadas. Todo eso le era tan familiar que logró arrancarle una auténtica sonrisa.

   La escuela no estaba nada mal pese a su fachada de casa-iglesia: Un largo sendero de concreto gris partía a la mitad un hermoso césped verde que también alojaba varios árboles de un tamaño bastante variable (desde chicos hasta un gran roble ubicado al fondo del sendero junto a lo que él supuso que sería el auditorio), los edificios eran de un suave color durazno, cada uno de tres plantas y de unos… ¿cincuenta metros de largo? Con barandales de color rojo y de barrotes del grosor de su pierna.  Bueno, al menos la escuela no tenía un aspecto tan horrible como él se lo había imaginado.

    Tal vez realmente le gustaría ese lugar. No obstante, en cuanto dio su primer paso dentro de la institución, su opinión cambió  repentinamente; o mas bien deberíamos decir que volvió a como era antes. Todo fue culpa de una chica de cabello rosa que se volvió a mirarlo por casualidad, sus ojos se encontraron unos instantes y el moreno contempló como los ojos de la chica se abrían de par en par por la sorpresa, la miró girarse para codear a su amiga de cabellos rojos y lo señaló “muy sutilmente” (vamos que lo señaló por encima del hombro con su pulgar), la chica también lo miró y de inmediato inició una reacción en cadena. Prácticamente todos los rostros en el parque se volvieron hacia él a un tiempo lo cual lo hizo sentir terriblemente incómodo. Al parecer en ése sitio las personas no estaban acostumbradas a recibir nuevos estudiantes. Tragó saliva y comenzó a caminar, fingiendo que no le importaba que todos lo estuvieran mirando como si tuviera dos cabezas o ictiosis. No obstante eso, notó algunas sonrisas, tanto de chicas como de chicos y eso lo hizo sentir relativamente con mas seguridad, pues bien podían ser sonrisas maliciosas o de… otro tipo. También notó los cuchicheos de todos las personas a su alrededor, un susurro que no obstante a él le llegaba con un terrible intensidad, un sonido casi eloquecedor.

Era el chico nuevo de esa escuela. En pocas palabras… era carne fresca. O al menos así se sentía él: Como jugosa, roja, gelatinosa y apetecible carne fresca. Si no quería terminar siendo la perra de alguien (es decir, ser el blanco favorito de uno de los matones de la escuela), no debía mostrar ninguna clase de debilidad; así que pasó a través de todo el sendero grisáceo, fijando su meta en la base del edificio más próximo a él, en el que se leía con claridad “Coordinación de Alumnos”, a donde debía acudir  para poder recibir sus nuevos horarios y esas cosas que les dan a los recién llegados. Ya estaba cerca, pero los susurros no se callaban, de hecho, aumentaban de intensidad.

   “— Es él…

    “— Si… es.

    “— …nuevo…de?

   “— ¿Otra vez?

    “— En todo su horrible esplendor…

    “— ¿Dónde…?

   “— justo en la…

   “—… plaza central.

    El moreno estaba a punto de volverse hacia ellos, mirarlos con furia y preguntarles si tenían algo que decirle, y que si así era, que se lo gritaran a la cara en lugar de estar susurrándolo a voces. Pero cuando se giró vio que ya nadie lo miraba a él; de hecho observó con sorpresa como una gran oleada de personas se movían hacia el centro del terreno, un lugar en el que el sendero gris se ensanchaba hasta formar un enorme circulo de unos veinte metros de diámetro, había una gran cantidad de personas reunidas ya en ése lugar. Rodeaban a alguien. ¿Una pelea quizás?  ¡Vaya, al fin algo interesante!

   Movido por la mórbida curiosidad que lo caracterizaba a él (como a todo chico), se desplazó lentamente, caminando con paso tranquilo hacia la congregación de personas que allí había. Todos a su alrededor se movían vertiginosamente, ignorándolo. Lo que se estaba gestando en ése sitio sin duda debía ser algo muy grande.

   Finalmente llegó al sitio y se incorporó al corro de gente llegada hasta allí antes que él. Realmente había una pelea… O eso pensó en cuanto vio la escena, una imagen que le acompañaría hasta el final de su corta (aunque él no lo supiera aún) vida.

   Había allí en el centro, un chico rubio, de estatura media, complexión delgada y firme, y con un hermoso par de ojos azules, tan azules que harían palidecer al cielo de verano. Frente a él, de rodillas, estaba un joven de piel blanca y cabellos negros, los cuales no obstante apenas eran visibles pues su cabeza estaba cubierta por vendas. El moreno dio un paso al frente y contempló con asombro el cuerpo completo del joven. El chico arrodillado tenía su brazo izquierdo totalmente enyesado hasta el codo y doblado sobre un cabestrillo, apoyaba su otro brazo contra el piso y la muñeca de éste estaba vendada fuertemente, tenía los pantalones rasgados de la pierna derecha y la piel de ésta sangraba; el rostro se veía ligeramente inflamado, tenía un ojo amoratado, múltiples banditas adhesivas en la nariz y en la mejillas y tenía un largo corte en su ceja derecha, del lado contrario a su amoratado ojo.

   “¿Qué le pasó?”  Fue la primera idea que Kiba tuvo. Luego fue que captó la conversación que había entre ellos; curiosamente, todos los reunidos estaban en sepulcral silencio, no disimulando su interés por la conversación. Los dos cercados no parecían interesados en todos los que allí estaban, atentos a cada movimiento suyo.

   — Lo lamento. — Dijo arrastrando la voz el chico arrodillado — En serio lo lamento. Tu me gustas mucho, pero no puedo seguir así. ¡No puedo!

   — Yo… me disculpo por lo que… lo que te pasó. — la voz del joven rubio era bastante masculina en lo que cabía, Kiba casi había creído que su voz sería súper aguda, como de una chica.

   — En serio… No es por ti… ¡Es por mí! ¡No quiero morir! Por favor… si sigo saliendo contigo…terminaré muerto de seguro… ¡así que quiero terminar nuestra relación!

    ¡¿RELACIÓN?! Un momento, un momento, un momento… ¿Desde cuándo era algo normal el que dos chicos salieran en una relación amorosa?  ¡¿Y desde cuándo era normal que todos se juntaran a ver como dos chicos terminaban su RELACIÓN?! Tal vez por eso todos se habían reunido tantos curiosos.

— Está bien. — Dijo el rubio mientras tocaba con cariño la cabeza vendada de su (dentro de poco) examante, éste reaccionó violentamente y apartó de un manotazo la mano de su compañero.  Un gemido ahogado resonó por el patio, producido por las gargantas de todos los allí reunidos. El joven de ojos azules se ruborizó y volvió a disculparse con su interlocutor.  — Está bien, si tú así lo deseas…

   — ¡No sabes cuánto lo deseo!

   — Entonces, hasta aquí llegamos. Fue un gusto haber sido tu novio. Estos cinco días han sido  de los más divertidos de mi vida. — Dijo componiendo una sonrisa de sinceridad, que no obstante parecía una sonrisa zorruna, una sonrisa burlona.

    “Espera — pensó el moreno—… él dijo… ¿¡Lo está terminando tras sólo haber salido juntos por cinco  días!?

   El chico de cabellos negros se levantó y le dio las gracias al rubio de una manera muy efusiva, tras eso salió corriendo del lugar, atravesando la multitud por el lado contrario al que él estaba, lo miró alejarse rápidamente, alcanzó a ver una sonrisa de alivio en su rostro… Como si lo hubieran liberado de la cárcel. “O de una maldición”

Fue entonces que notó como todos a su alrededor se movían, se apartaban hacia un lado; la masa de gente que lo rodeaba se separaba como el Mar Rojo en aquella vieja historia. Él sólo atinó a mirar a un lado y al otro, totalmente desubicado en esa situación que todos, excepto él, parecían conocer. No fue sino hasta que la última chica frente a él se apartó hacia su derecha que pudo comprender la razón de que todos se hubieran movido así. El joven de cabellos rubios y ojos azules caminaba directamente hacia donde él estaba, por entre el pasillo que se había formado entre  todos los estudiantes. El chico tenía su cabeza ligeramente inclinada hacia el frente, dejando que su cabello le cubriera los ojos, no obstante, Kiba pudo captar en su rostro una expresión de  resignación, una triste sonrisa se asomaba por las comisuras de sus labios. No se movió, se mantuvo firme en su sitio, casi esperaba que en cualquier momento el chico rubio le soltara un puñetazo. El joven se le acercó más y más lentamente, con el andar de aquellos que sufren de la tristeza del desamor, y entonces… justo cuando  el rubio estaba a menos de dos pasos de él…

    Tropezó.

   Tropezó y cayó con un estruendoso quejido justo ante sus pies. Su reacción fue la típica de cualquiera en ésa situación: Retrocedió un paso, aunque inmediatamente se sintió terrible por eso, pues de no haberlo hecho, probablemente el joven no se hubiera lastimado tanto; el joven golpeó con fuerza su barbilla contra el duro concreto y se quedó allí tendido, totalmente aturdido por el golpe mientras a su alrededor se desataba un mar de carcajadas. Kiba, al notar que el chico a sus pies parecía realmente haberse lastimado bastante, y tras superar su shock inicial de pensar que estaba a punto de ser atacado por el joven se acercó a él con la intención de revisarlo. A su alrededor, las fuertes carcajadas de sus nuevos compañeros… cesaron de golpe. El moreno notó cómo la atmósfera a su alrededor cambió en cuanto se acuclilló a su lado. Lentamente giró su rostro hasta que su cabeza quedó recostada sobre el pavimento, el chico realmente se había desmayado por la fuerza del golpe; bueno, después de todo se había  golpeado en la barbilla, un lugar que se conecta directamente al cerebro. 

   — ¡Oigan! — les gritó a los chicos que estaban más cerca de él, un chico de cabello negro y otro de cabello castaño como el suyo, los cuales se sobresaltaron en cuanto se dieron cuenta de que un tipo que nunca habían visto los llamaba a ellos. — ¡Tenemos que llevarlo a la enfermería! ¡Vamos, ayúdenme a levantarlo!

   No hizo falta mucho tiempo para notar… que aquellos otros dos estudiantes no tenían la más mínima intención de moverse, ni mucho menos de ayudarlo a él o al chico en el piso. Se miraron entre ellos, lo miraron a él, miraron al chico en el piso por unos momentos, y entonces, para sorpresa y horror del joven de cabellos castaños, se dieron la media vuelta y se alejaron caminando con paso veloz. Kiba enrojeció de ira, se levantó y con voz potente les gritó:

 — ¿Qué les pasa? ¡Es un compañero suyo! ¡¿Me están diciendo que lo van a dejar aquí tirado sin importarles en lo más…?!

   — Oye… tranquilo… no pasa n-nada.

   Una mano se cerró en torno a su tobillo derecho, el muchacho apartó su rostro de la espalda de aquellos tipos y dirigió su mirada hacia el piso, los hermosos ojos azules del chico se encontraron con los suyos y fue en ése momento que Kiba apreció la totalidad de aquellas facciones. Sin poder evitarlo notó como su cara se ponía extremadamente caliente. El joven le sonreía, con una sonrisa que podría derretir un glacial. De cerca, aquel chico parecía realmente… guapo. Muy atractivo en realidad.

   El joven de cabellos dorados se incorporó lentamente, ante el sorprendido mirar del Inuzuka. Se arrodilló y luego trató de incorporarse, no obstante, un golpe a la barbilla no es para tomarse a la ligera. El ojiazul se tambaleó y volvió a caerse; no obstante, esta vez, el recién llegado no se apartó, todo lo contrario: Lo sujetó entre sus brazos. Era bastante ligero para ser un adolescente de dieciséis o diecisiete años. Un grito ahogado resonó por el patio, proveniente de cada una de las gargantas de los ahí presentes. Kiba giró la vista para contemplar a todos aquellos imbéciles insensibles, de los cuales ni uno solo había tratado de ayudar a aquel chico, a pesar de que  justo después de que lo habían botado, había terminado en el piso inconsciente.  Pero había algo raro en el ambiente, todos los presentes los miraban, los miraban como si tuvieran alguna enfermedad contagiosa. No obstante, el moreno dejó de verlos para regresar su mirada a aquel joven.

— Oye..ahhh… rubio… yo… creo que deberías ir a la enfermería.  — Le dijo mientras ladeaba el rostro para que el aludido no viese su creciente sonrojo.

    — ¿Rubio? No me llames así. ¿O te gustaría que te llamara… nuevo? — le respondió el chico que se aferraba con fuerza a su cuello, tratando de incorporarse pese al desequilibrio que aún experimentaba tras su caída y pérdida de  consciencia. — Me llamo Naruto. Uzumaki Naruto, es un placer conocerte, “Chico Nuevo de Pelo Castaño” — Y se rio con suavidad, un sonido que hizo que cada vello del cuerpo del moreno se erizara como por arte de magia.

   — Y-yo… ¡No me llames así! — Le gritó y lo empujó, haciendo que el jovencito perdiera el poco equilibrio que le quedaba y diera de traspiés hacia atrás. Kiba reaccionó rápido y alcanzó a tomarle de la mano antes de que se cayera y tiró fuertemente de él, atrayéndolo en un firme y protector abrazo. Un nuevo grito ahogado se escuchó entre los presentes, lo cual molestó mucho más (si es que era posible) a Kiba, quien ya estaba mas que harto de todo aquel teatro… Pero primero estaba aquel chico rubio que ni se tenía en pie. — Lo lamento… no fue mi intención, no quería lastimarte más.

   — No te preocupes, yo me lastimo a diario, esto no es nada.

   — ¿A diario?

   — Sea como sea, creo que será mejor que… me sueltes, me estás asfixiando.

   El moreno aflojó de inmediato la presión. Sin darse cuenta había atraído al rubio hacia si con todas sus fuerzas. El rubio le sonrió, una sonrisa de auténtica alegría, que no obstante le hacía lucir como un travieso zorro.

   — Lo siento.

   — No te preocupes “Chico Nuevo de Cabello Castaño”

   — Jeje… si, tienes, razón, es algo molesto. Me llamo Kiba, Inuzuka Kiba.

   — Un placer conocerte Kiba. Yo soy Naruto, espero que nos llevemos muy bien.

   Un gemido ahogado se escuchó procedente de la multitud. ¿Qué demonios les pasaba a esos imbéciles?  Kiba se giró y, encarando a todos, les gritó fuerte y claro para que lo entendieran.

   — ¡YA BASTA! ¡¿ENTIENDEN?! ¡BASTA! ¡SI QUIEREN PRACTICAR SUS GEMIDOS ORGÁSMICOS, HÁGANLO EN PRIVADO! ¡YA LÁRGUENSE DE AQUÍ!

    El silencio reinó por unos segundos, mientras todos procesaban la información. Luego, toda la multitud allí reunida comenzó a dispersarse en pequeño grupos, cada uno susurrando cosas diferentes, todos sorprendidos del valor y la osadía del chico nuevo.

  — No necesitabas gritarles. No son malas personas, sólo los mueve la curiosidad. — Le susurró el chico rubio a su espalda. El moreno giró para verlo: Ya se sostenía en pie bastante bien para haberse noqueado hacia apenas un par de minutos.

   — Naruto. Ya estas mejor al parecer.

   — Si. — Le respondió éste con una sonrisa — Yo siempre me recupero muy pronto de todas mi heridas. Por eso la mayoría de las personas no se molestan en ayudarme cuando me accidento: Todos saben que en un minuto o dos estaré de pie y como si nada me hubiera ocurrido, aunque bueno… las cicatrices y moretones tardan un poco más en desaparecer que el malestar. Además, el que tú me hayas ayudado me indicó que debías ser nuevo en la escuela.

   El moreno se sintió ligeramente avergonzado.

   — Yo… sólo pensé que tenía que ayudarte. Lo lamento, prometo que no te volveré a ayudar si eso es lo que tratas de decirme.

  — ¿De qué hablas? — Le respondieron, siempre con una sonrisa — No importa si eres de hule como yo. Siempre será un gran alivio para el corazón el tener a alguien que se preocupe por ti.  No trataba de ser grosero contigo… Es sólo que… bueno, me sentí muy feliz de que alguien se preocupara por mí.

   El joven de cabello castaño se sorprendió ante las palabras de Naruto. No obstante,  a su vez le sonrió a éste, con su sonrisa característica la cual dejaba entrever sus prominentes y afilados caninos (una característica muy común en su familia). Más sin saberlo, con ese pequeño intercambio, no mayor que un acto de amistad pura, el joven de cabellos castaño había entrelazado su destino con el de aquel joven de cabellos dorados cual rayos de sol.

   Sin saberlo, Kiba había sellado su destino. Había firmado su propia sentencia.

 

 

>>>>>>>Continuará>>>>>>>>

Notas finales:

   y BIEN?

    Como les he dicho, ya tengo los primeros 3 capis, pero soy lenta escribiendo; asi que lamento la (segura) lenta actualización.

    Por otra parte, Saria me ha dicho que la disculpen por no actualizar sus fics, pero dice que se bloqueó por completo U_U

   Ya hasta me había enojado con ella ¬¬  

   en fin, la buena noticia es que en cuanto este fic de 9 capitulos termine, ella volvera a actualizar todos. Aunque pueda tomar un tiempo (recuerden que los escribe a mano y los envia por correo) (además, demasiada correspondecnia entre nosotras podria verse sospechosa jeje)

   Espero les haya gustado.  Dejen review por favor, creánme que es una buena historia jeje.

    Jaa ne!


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