El día siguiente a la fiesta, en el Instituto, los antes-peces-ahora-humanos se encontraban con sus demás compañeros sin saber la razón del repentino cambio. Profesores y alumnos tenían una apariencia completamente distinta a la que tenían el día anterior.
Por más de que la gran mayoría de alumnos que de hecho podían caminar preguntaban intrigados a sus autoridades qué había sucedido, nadie tenía la competencia para justificar los hechos, lo cual dejaba a muchos alumnos intrigados y sin respuestas.
Muchos planteaban que la explosión era del mundo exterior al océano- por consiguiente, ira divina. Otros decían que era imposible incluir lógicamente a las deidades- O lo que fueran esos seres misteriosos que residían fuera de las profundas aguas- en algo que claramente constituía una alteración genética o algo así. Una vez más, aquéllos que daban la explicación a extraoceánicos o divinidades refutaban, exigiendo entonces una justificación que los otros escolares no tenían. Era todo un gran dilema; y el único punto en común era que todos habían sido peces hasta la explosión.
Mientras tanto, en un rincón, aquéllos cuya movilidad era coordinada se ocupaban de educar a los que no tenían esa dicha, argumentando que aparentemente no habría solución sin haber entendido qué había pasado antes y todos tendrían que adaptarse… Y en medio de ambos bandos- los que discutían y los que enseñaban- Tako-tan sólo pensaba en su seme, con quien conversaba animadamente, decidiendo simplemente que lo que había pasado había pasado y no había razón para preocuparse.
-Mmmm, Kraken-kun, que demonios estás haciendo?- le preguntó a su mejor amigo, quién estaba agachado, concentrado en algo.
-Mira, Tako-tan! Es plancton en forma rara!- agarró lo que estaba viendo y se lo mostró al ex-molusco una persona de pequeño tamaño cubierto de una extraña capa verde, un plancton cuyos ojitos amarillos miraban fijamente al muchacho de pelo azul y rojo.
-Bájame por favor- le habló a Kraken- no me gusta ser sostenido por otros, es suficiente con estar aquí en este estado.
-Hola- lo saludó Tako-tan- cómo te llamas?
-Soy Zelen, gusto en conocerte, ahora podrías decirle a este tarado que me baje- señaló a Kraken- te lo agradecería de sobremanera.
-Kraken- kun, bájalo- este hizo caso omiso- bájalo ahora!
-No quiero!
-Por qué?
-Es que- bajó la mirada- míralo, es demasiado tierno.
-Cállate, no soy tierno, simplemente soy alguien que estaba caminando por ahí y esta cosa extraña me agarró de repente.
-No soy una cosa extraña, solo soy un Calamar que estaba en busca de diversión.
-Y yo soy diversión?
-Sí.
-Ah- suspiró- está bien, creo que eres un caso perdido.
-Estarás con nosotros?
-Veo que no hay opción, así que, de alguna manera, acepto ser tu rehén.
-YAY!
-Idiota- dijeron Zelen y Tako al mismo tiempo.
-Seremos el trío dinámico!- alzó una mano al infinito como si estuviera haciendo una declaración de guerra- vamos, mis colegas- y salió caminado triunfal a la clase de aritmética.
-Idiota- repitieron.
Un supervisor ingresó al salón con pasos torpes y novatos, recientemente aleccionado.
-Todos los alumnos que ya sepan caminar- dijo con un acento seco y desanimado-, deben automáticamente pasar a clases. Los que no se puedan mover deben ir a ser aleccionados en el arte de la caminata- y con un suspiro lleno de todo menos actitud salió cojeando, casi tropezó, luego caminó otra vez.
Shark-senpai se volteó con una cara que, para sorpresa del joven uke, lograba hibridar el horror con el aburrimiento y tener sentido.
-Auxilio, Tako-tan- gimió infantilmente el alguna vez tiburón-, no sé caminar tan bien y me van a llevar con los que sí saben.
-Pues ve- dijo el uke algo indiferente-, aprenderás por fin a moverte.
-Pero no quiero… Esos maestros me van a manosear para enseñarme la postura correcta, además que me regañarán para que lo haga bien, y además no voy a estar en clase contigo…- el seme se estremeció.
Tako sonrió apenas un poco, algo sonrojado ante el espontáneo berrinche de su de otro modo estoico novio.
-Tengo una idea- dijo simplemente el muchacho, aún sonrojado- Yo soy de los pocos que de algún modo lograron caminar de forma innata, aunque no sé por qué. ¿Qué le parecería al senpai si me ofrezco como su tutor y le enseño a caminar?
Shark sonrió. Si antes se asqueaba por el hecho de que aprender a caminar envolviera mucho contacto físico, ahora parecía un prospecto interesante.
El otro chico pareció leer las intenciones de su senpai y de inmediato y sin avisar se levantó a decir al maestro que haría tutoría para enseñar a los otros a desplazarse. El seme simplemente se quedó sentado, esperando a que su otra mitad recibiera la autorización.
-Vamos, Shark-senpai-murmuró Tako un ratito después-, tenemos tutoría.
Con una risita, Shark aguardó a que su uke lo levantara y arrastrara hacia la cancha, ambos cayendo en una pila de risas, brazos y piernas de vez en cuando.
La cancha estaba mucho más llena de lo que Tako había asumido cuando se presentó como voluntario. Ahora se arrepentía. Y, sin embargo, la vista de la cancha era bastante interesante: Tako se podía dar cuenta de cómo, a pesar de que todos fueran humanos, aun así por amaño y facciones él podía distinguir las distintas especies. Las medusas con sus miembros delgados y alargados, además de su sedosa cabellera; los gupis bajitos y escuálidos, los peces globo rechonchitos, los tiburones fuertes y musculosos, las anguilas altas, más que toda la multitud… Casi le sorprendía.
Otro supervisor se acercó, un poco más amable que el que había estado antes en el salón.
-Oh, ¡Tako-tan! ¿Te presentaste como voluntario? ¡Excelente! Ahorita te asignaré a un alumno.
-¿C-cómo? ¿Asignar? ¿No elegimos a quienes vamos a aleccionar?
-¡Claro que no! De ese modo no aprendería ni la mitad, porque todos se irían con sus amigos… Es más justo si se asignan los alumnos.
Tako interrumpió por un segundo la conversación. Hizo un saludo a Shark-senpai, este lo miró, y el ex pulpo se pasó el dedo por la garganta, como diciendo “Se nos ha arruinado”. El otro hizo cara de pánico, pero Tako no podía continuar interrumpiendo.
-No sé qué tenías en mente, Tako-tan, pero si se da, será por azar- dijo el supervisor suspirando-. Ve hacia donde están los otros maestros de caminata, estamos esperando a que lleguen los últimos alumnos. Las tutorías y prácticas durarán hasta que todos sepan caminar- finalizó alejándose, caminando aún un poco torpemente.
El alguna vez molusco caminó naturalmente hacia los otros voluntarios y notó que entre el grupo estaba Bakuda-senpai. Se alejó precavidamente, recordando el altercado de la fiesta; y rogó a Poseidón que, pasara lo que pasara…
-Muy bien, alumnos, prepárense para empezar a educar- avisó el supervisor-. El primero será Bakuda-senpai, porque Anémona-san no puedo estar presente… Bakuda, enseña a…- miró la lista por un segundo- ¡Shark-senpai!
Oh, ostras.
Shark puso cara de terror, Tako estrelló su cara contra su mano frustrado y Bakuda sonrió maliciosamente yendo hacia su alumno.
Bueno, a lo menos no se podría poner peor, pensó el pequeño ex pulpo mientras esperaba que le asignaran un estudiante.
Tras un rato, finalmente oyó su nombre.
-Tako-tan, tú te harás cargo de…
Suspenso.
-…¡Lisa-chan!
Tal vez sí se podía poner peor después de todo. El joven suspiró y caminó hacia la muchacha, que le esperaba con estrellitas en los ojos.
Que le vamos a hacer? Pensó mientras se acercaba a la totalmente inservible ex medusa que lo esperaba.
-Oh! Lisa está feliz de que Tako sea su profesor!- aplaudía dando saltitos- Lisa quiere contacto con Tako-kun!
Perturbador, muy perturbador. Tako paró a unos cuantos metros de ella.
-Ven acá- le dijo.
-Lisa no puede, Lisa es una inútil.
Tiene tanta razón... es una inútil. Y sonrió imperceptiblemente, pensando en miles de cosas para hacer que la rubia se cayera y se pegara lo más duro posible. Pero bueno, me está yendo mejor que a.... mi novio, esa palabra, novio, hacía que a Tako-tan le pasaran escalofríos por todo el cuerpo. Volteó a verlo.
-Vamos senpai, caminar no es tan difícil- Bakuda se pavoneaba frente a él, hablándole- vamos, levántate y camina.
-No tienes que decirlo, Bakuda- se levantó del suelo y comenzó a andar- yo no soy un inútil como la rubia de allá- y señaló a Lisa-chan, quien accidentalmente tropezó con el pie de Tako mientras este se reía.
-Lisa es una tonta, no puede caminar derecha- estaba haciendo berrinche- Lisa quiere sus tentáculos de nuevo- y empieza a imitar sus tentáculos con los largos brazos.
-Inútil- escondió Tako en una tos.
Bakuda, cada vez que tenía oportunidad, manoseaba profundamente a Shark-senpai mientras, inútilmente, Shark trata de quitárselo de encima.
-Suéltame!- le gritó enojado a Bakuda por fin- no dejaré que nadie más me toque, solamente.....- se calló, no podía decir nada de Tako-tan.
-Senpai....- Tako-tan volteó a verlo- senpai...
-Ah, asi que solamente puede tocarte una persona?- Bakuda-senpai estaba tentando a Shark-senpai- solamente una persona, deberías decirme quien, quiero darle un pequeño regalito- Shark sabía las malas intenciones de Bakuda.
-No te importa en lo absoluto!- estaban alzando la voz, atrayendo la atención de todos a su alrededor.
-A que sí!- lo retó Bakuda.
-Cállate! No te importa nada que tenga que ver conmigo!
-Vaya, me estas retando?
-Tú me estas retando a mi- Shark le respondió de vuelta.
-Oh, enserio?
-Yo no reto a nadie, mucho menos a un idiota como tu- Shark se sostenía en sus piernas con dificultad y Tako los observaba.
Senpai... Senpai..... Senpai! Ambos senpai estaban enzarzados en una discusión que se oía en todo el gimnasio. Apunto de comenzar a golpearse, Tako pasó corriendo cerca de ellos, cogió a su senpai de la mano y salió del gimnasio, con miles de ojos pegados a sus espaldas.