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Volviendo a enamorarte por LuuOkita

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No fueron demasiadas las veces que veía a John, pero por suerte eran largas. Eran como antes, antes de que me tirase de un edificio, antes de que John se casara, antes de que todo acabara. Pero por desgracia para mí y para el bien de mi salud, la quemadura curó tan bien que en dos semanas me dieron el alta. No quería irme, perdería a John de nuevo. Pero su esposa, Marie, ya había vuelto justo un par de días antes y nos habíamos despedido con un fuerte abrazo, quizás era la última vez que podría verle, según me dijo estaba demasiado afectada por la muerte su padre.

Tenía ya puesta mi ropa mientras terminaba de recoger algunas cosas que la sra Hudson me había llevado y miré hacia la cama del inspector; me resultaba extraño verlo de esa forma, tan débil y tan duro a la vez. Pasé por su lado sin decir nada, sé que no va a hablarme, no quiere hacerlo y no voy a forzarlo a que lo haga, pero por alguna razón me provoca un leve dolor.

 

-Holmes -Dijo entonces Lestrad desde la camilla, mirándome fijamente a los ojos mientras dejaba el teléfono móvil aun lado, sobre aquella blanca mesilla. Había tomado por costumbre llamarme por mi apellido las pocas veces que lo hacía, no entiendo por qué va a seguir sabiendo de mí lo mismo.- Tienes que volver al cuerpo de policía.

 

-Sigo siendo detective consultor, si la policía no me invita no accederé a ningún caso -Respondí intentando que no notase mi sorpresa, la verdad es que eso no me lo esperaba y me volví a girar para irme.

 

Volví a Baker, a ese maldito piso que solamente me traía recuerdos de una época fantasma para mí. Sabía que John no volvería a pisar aquel salón, no temblaría cada vez que me acercaba o se pondría de morros cuando hiciera alguna pregunta indecorosa. Me dejé caer sobre el sofá agotado, cerrando los ojos entre suspiros mientras buscaba a ciegas la caja de cigarros de mi pantalón y el mechero. Es un mal hábito, lo sé, podría morirme, pero no me importaba. Aquella calada me sentó bien y mal a la vez, como el gato de Schrödinger*, que está vivo y muerto, pues me aliviaba los nervios pero en mi estómago, prácticamente vacío, hizo todo el destrozo que le dio la gana. Entonces rodé la vista hacia el violín, creo que debería tocar un poco, pero no quiero levantarme, me pesa el cuerpo demasiado...

 

-¡Sherlock, querido! -Oí gritar a la sra Hudson mientras subía las escaleras entrando, ya que aún tenía la costumbre de cerrar la puerta y me miró con un suspiro, para luego seguir hablando.- Está aquí tu hermano y dice que es importante -Me dijo algo más bajito, supongo que para que tuviese cuidado y luego se hizo a un lado dejando pasar a ese sádico, bueno yo soy igual o eso creo.

 

-Vaya, pensé que no querías verme después de lo que me dijiste -Comenté, algo desganado mientras le miraba sentándome sobre el sofá dándole otra calada al cigarro dejando salir el humo por mi nariz, seguramente John me hubiese comparado con un dragón.

 

-No es una visita de placer -Respondió con el ceño algo fruncido, tenía las manos dentro de su abrigo, pero las estaba apretando en intervalos cortos, además de que venía sin sus escoltas.- Necesito tus dotes como detective -Me dijo dándome su móvil, el cual cogí algo extrañado. Espero que no sea otro caso como el de "La mujer".- Mira esas fotos, porque si no son un montaje el doctor Watson está en peligro.

 

-Es Marie-Murmuré nada más verlas, ya que no pude contener la sorpresa de ver a esa mujer junto a otra, algo más joven o quizás de la misma edad, parecían estarse divitiriendo pero las fotos eran demasiado perturbantes. Eran cuerpos de hombres torturados e incluso hasta asesinados.- Es una sádica sexual y tiene una cómplice, dale las fotos a Lestrade que la busquen y la arresten -Respondí, ya que aquello no era un montaje y si lo era, me daba igual, esa mujer no era digna de tener a John.

 

-Pueden ser un montaje y lo sabes -Me respondió, creo que se notó demasiado el odio que le tengo a esa maldita zorra quita John Watson's.- Averigua el lugar en el que los torturan y si encuentras pruebas sabremos que no es un montaje, porque esa mujer es actriz y puede ser un montaje filtrado-Dijo mirándome mientras volvía a coger su móvil, supongo que para enviarme las fotos, pero para mi desgracia no reconocía esa habitación.

 

-No puedes darme órdenes -Le recriminé mientras me ajustaba un poco las gafas, realmente había perdido la costumbre de llevarlas puestas.

 

-Sí que puedo y vas a obedecerme -Me dijo, mirándome fijamente mientras trataba de imponer su carácter frente al mío, pero tenía razón, la curiosidad se había aporeado de mí, iba a hacerle caso, aunque fuese de manera indirecta.

 

No hizo falta decirnos nada más, él se fue por donde vino y yo volví a echarme en el sofá, aunque esta vez tenía algo más interesante que fumar cigarrillos. Pregunté en mi red de vagabundos y ninguno supo decirme que lugar era, así que no estaba en las calles, por lo tanto debería ser algún sótano...Aún recordaba la contraseña de John, miré la hora, siempre cenaba antes de las ocho y media, así que aún tenía tiempo antes de que terminase. Entré a su correo y a su facebook, mirando los últimos mensajes que había tenido con Marie, pero eran...algo cortos por así decirlo.

 

M: ¡Hola! ¿Cómo estás, mi osito? <3 ;)

 

JW: Bien, mucho trabajo, ya sabes...¿y tú?

 

Sonrié un poco, John siempre tan correcto a la hora de escribir, en eso si que nos parecíamos, ni una sola coma podía estar mal colocada, pero no tenía tiempo para pararme a pensar en lo que teníamos de similares así que seguí leyendo la conversación, no había interesante en ella hasta que vi algo que si lo era.

 

M: ¿Te pasa algo, cari? =O Te encuentro algo sosito

 

JW: No es nada, he vuelto a ver a un viejo amigo. Mi mejor amigo.

 

M: ¡Pero eso es bueno! ¿Verdad?

 

JW: No lo sé, ha cambiado demasiado. Oye tengo que irme a trabajar, hasta pronto.

 

Y entonces se desconectaba, porque empezaba otra de un día diferente, pero esa despedida en particular era extraña. No había emoticonos ni signos de exclamación como si respondiese de manera mecánica, nada que ver con su efusiva novia, que por cierto, con tanta carita que me ponía de los nervios. Además John suele ser romántico con sus novias y por lo que pude ver cuando estuvimos en el hospital sigue siendo igual ¿Por qué no le dice que la quiere? Fruncí el ceño, dejando el cigarrillo sobre el cenicero para que se consumiera lo poco que quedaba en él. Entonces me di cuenta de lo que realmente decía en sus últimas frases. ¿Era yo su mejor amigo? Claro que lo era ¿Quién más sino? La duda me molesta, pero no tanto como el hecho de que John me vea cambiado. ¿Acaso he perdido algo de mi capacidad? ¿Es mi ropa? ¿Mis gafas? No paraba de dudar, pero para mi suerte me llamaron de la comisaría, ya habrían tenido tiempo de alterarse por mi "vuelta a la vida" supongo.

 

-Sherlock Holmes. ¿Quién llama? -Pregunté, mientras tamborileaba los dedos de la mano libre contra el cuero del sillón.

 

-Sargento Donovan.-Respondió con algo de sequedad, al parecer aún no se creía del todo mi vuelta al la vida.- El inspector ha llamado para que nos ayude a investigar un homicidio -Me contó con un leve suspiro como de incordio por tener que contar con mi prescencia, pero un caso era lo mejor que podía haberme pasado.

 

Tras despedirme y que me diese la dirección, podría decir que casi volé hasta la salida del edificio, tomando el primer taxi que se digno a parar. Era un piso en el centro, pero nada qué ver con el mío. Era de un tipo rico, un tal Drew Krause si no recuerdo mal, la verdad es que su nombre no me importa demasiado. No tardo en buscarle por google mientras voy de camino, es un ricachón bastante famoso, menos mal que no veo la televisión demasiado. Cuando llegué a la escena del crimen, que era una especie de habitación en un motel abandonado o muy mal estado, al parecer aquel hombre estaba sobre la cama, con la garganta tan cercenada que podía ver hasta las vétebras.

 

-La causa de la muerte fue un desangramiento masivo a causa de los cortes y además esto -Oí decir entonces a Anderson, mientras me enseñaba una bolsita con pastillas azules, fruncí el ceño.- Es viagra Sherlock -Dijo un tanto divertido mientras se iba, creo que aún le molesta que siga rondando por su escenas de críminenes.

 

El olor metálico era indudable, no hacía demasiado que le habían matado, pero no tenía tiempo. Me acerqué a la cama, ni rastro de preservativos. ¿Entonces para qué usar viagra? Quizás sería algún tipo de juego masoquista, pero aquella minuciosa cantidad no le daría un paro cardiaco. Además de que los cortes le mataron lenta y sangrientamente, aunque no había ni rastro de que hubiese sido por venganza o violencia. Había sido por sadismo, el autor de este crimen era un sádico sexual que...Entonces mi cerebro dejó de pensar, de reaccionar a cualquier otra cosa. ¡Había sido Marie! Cogí el móvil y miré una de las tres fotos que tenía, era ella junto a otra chica y Drew Krauser, en la cama, como ahora, con la garganta cercenada. Salí de allí a toda prisa, sacándole antes una foto a la víctima. Debía llamar a Mycroft.

 

-Mycroft maldita sea te dije que la arrestases -Le recriminé nada más me cogió la llamada, oí su suspiro.

 

-Sherlock te he dicho que hacen falta pruebas, pruebas físicas -Respondió un tanto cansado de que, según él, mi veredicto fuese incierto.

 

-Tengo pruebas, el homidicio de hoy...es igual a una de las fotos y van a ocurrir otros dos más -Suspiré un poco, me ponía nervioso saber que John compartía casa con una sadica sexual que mataba sin hacer distinciones.- Hay que arrestarla, Mycroft...

 

-Sherlock, puede que esas fotos sean reales ¿pero tienes ADN? Los juicios no se ganan así como así, además alguien podría estar inculpán...-Me estaba diciendo, pero no aguantaba su gran retahíla imposible de palabras que para mí eran cada vez más estúpidas.

 

-¡Mycroft! -Le grité para que se quedase callado y luego cogí aire, mientras seguía caminando sin rumbo fijo por la acera. Era alg impropio en mí gritar.- Si te digo que fue ella, fue ella, no tardaremos en encontrar más cuerpos y más fotos -Le advertí tras colgar el teléfono.

 

Sin darme cuenta había terminado cerca de la estación de metro, caminando sin rumbo, mientras me fijaba en la gente, intentando ocuparme de deducir a donde iban y de dónde venían; tener la mente ocupada en John no era algo que me hiciera un hombre demasiado productivo. Me quedé alli por un rato, en el fondo me divertía bastante saber lo que querían hacer el resto de personas, hasta que vi a alguien muy conocido. ¡John! ¡Era John! ¿Con una maleta? Ladeé la cabeza confundido mientras me acercaba a pasos rápidos, tratando de llamar su atención.

 

-John -Le llamé cuando ya estaba a su lado, pero con tanto bullicio apenas podía irme, giró la cabeza hacía mí, estaba llorando, con los ojos enrojecidos y un leve morado en el pómulo izquierdo.- ¿Qué ha pasado? ¿Quién te ha pegado? -Pregunté con la respiración algo más acelerada mientras posaba un par de dedos sobre su piel. Le sentí frío, pero nervioso, con los latidos acelerados y le temblaban las piernas.

 

-Marie...-Murmuró mirándome y dejó caer la maleta sin importarle en absoluto, abrazándose a mi cuerpo como si no quisiera dejarme escapar. Le rodeé con los brazos a tiempo para coger su maleta con la mano derecha y su espalda con la izquierda.- Sherlock por favor no hagas preguntas, solo...vamos a nuestra casa -Volvió a murmurar con los ojos llenos de lágrimas.

 

Y así fue como llevé a John a casa, sin hacer preguntas, quedándome callado, pero ambos sabíamos que ya había deducido que le pasó, su nerviosismo, la pequeña maleta, rencilla doméstica, pero conociendo el sadismo de Marie seguramente quería obligarlo a algo, él se negó y le pegó. A John n le gustan los golpes, ni si quiera de broma, siempre ha sido muy romántico, sé que se asustó y quiso irse, pero ella no dejaría escapar a su próxima presa. Con más razón iba a dejar que se quedase en casa. Ahora él dormía tranquilamente en mi cama, tras una ducha, no quería que me fuese, por esa razón me quedé en el ordenador sentando a su lado, la verdad es que no tengo nada de sueño, el caso sigue ocupando mi mente y que John corra peligro lo hace aún más importante.

Notas finales:

Gato de Schrödinger*: Es un experimento mental concebido en 1935 por el físico Erwin Schrödinger para exponer una de las consecuencias menos intuitivas de la mecánica cuántica. Consiste en un gato, junto con un matraz que contiene un veneno y una fuente radiactiva, se coloca en una caja sellada. Si un contador Geiger detecta la radiación, el frasco se rompe, liberando el veneno que mata al gato. La interpretación de la mecánica cuántica de la Escuela de Copenhague implica que, después de un tiempo, el gato está al mismo tiempo vivo y muerto.


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