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Después de… por Mishogu

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Notas del capitulo:

n.n7 otra vez tarde... peeeeeeeeroooooooo bueno, creo que eso ya lo suponian XDDDDDNo los retraso más... A leer!!!!

Capítulo 7: Gaara.

 

Estaba solo, para variar, no había ningún arma cortante cerca de su ubicación y aunque aun no volteaba sabia que alguno de los que podría llamar amigos lo vigilaban con insistencia para que no realizara ninguna tontería.

 

Todo era culpa de Sai y tal vez suya al no darse cuenta de los planes que esos cuatro irresponsables habían trazado sin pedir permiso ni perdón. 

 

Alguien vestido de negro se sentó a su lado y le lanzaba miradas constantes, él no había ni tocado la copa, estaba simplemente allí, dispuesto a todo e intentar olvidar y buscar el dichoso ángel que Kakashi había mencionada en el fondo de la botella pero cada vez que se llevaba la copa a los labios se imaginaba la mirada decepcionada de Sai por su falta de fortaleza y lo obligaba a simplemente mirar el licor en su prisión de cristal de donde aun no se atrevía a liberarlo.

 

Sai lo seguía a todos lados, estaba en los carteles con colores extravagantes y en el blanco y negro de alguna fotografía antigua, Sai estaba en el humo de una chimenea y en las alas de un cuervo, estaba en sus sueños eróticos cuando se escapaba del otro lado y lo amaba entre plumas blancas y rosas rojas, estaba en las lagrimas que hacia mucho cultivaba en sus ojos aguamarina, Sai vivía en el pincel que guardaba con recelo y solo sacaba cuando la fuerza le faltaba que era casi a todas horas en el día. Se sintió patético, buscando consuelo en un lugar que coleccionaba malas experiencias.

 

Apretó el vaso de cristal y después lo soltó, ¿Qué hacer? ¿Cómo olvidar alguien a quien nunca tuviste?

 

¿Cómo deshacerse del ser que existía y no existía?

 

Gaara disfrazo un sollozo con una risita, sus ojos clavados en las copas que se juntaban perfectamente en las paredes de enfrente al lado de las botellas. Estaba llorando, en medio de un bar, rodeado de desconocidos que se reían mientras él sufría.

 

—Soy patético…—Gimoteo.

 

—En realidad todos somos patéticos…—El pelirrojo giro el cuerpo para apreciar el rostro del que le había hablado.

 

Era de cabello azul, cuyo rostro era atravesado por la mueca del que odia al mundo y a sus habitantes, alguien que entendía como se sentía en ese preciso momento. No dijeron más mientras una camarera le servía un simple vaso con agua al muchacho de negro, no hasta que este le tendió la mano al pelirrojo y lo guio hacia unas escaleras, Gaara, hipnotizado por el negro de sus vestiduras y aura lo siguió, la piel era blanca y contrastaba con el negro, le recordaba a Sai.

 

Pero tenía presente que no podía cambiar a Sai por un simple desconocido que no volvería a ver de nuevo. El extraño paso de largo las habitaciones donde los gemidos se extendían como hilos y subieron a una azotea donde el ruido estaba excluido.

 

Entonces el peliazul se apoyó sobre la barandilla de seguridad, instando la esencia suicida en el cuerpo del pelirrojo a hacerlo también, Gaara acorto la distancia con el vacío e imito la pose en la que estaba su compañero, abajo las personas deambulaban en complicidad con la tierra que gira y olvida a los que recuerdan.

 

—¿No te dan ganas de saltar? —Pregunto de improviso el otro, Gaara aparto la vista del vacío y sus brazos invisibles que reclamaban su cuerpo.

 

—Si…—Gaara tenso el cuerpo al verse respondiendo a algo que ni a si mismo se reconocería.

 

—¿Qué evita que saltes? —El peliazul saco un cigarrillo de su chaqueta y lo encendió dejando que el aire se llevara el rastro de nicotina.

 

—No sé…—Gimió al sentir los sollozos elevarse hasta su garganta—… no sé qué me detiene.

 

Intento subirse a la baranda pero su acompañante lo asió de la cintura lanzándolo al piso y montándosele encima después.

 

—Te lo diré yo…—Susurro sobre la yugular apresando las manos del pelirrojo encima de su cabeza—… te detiene el amor…—Con la punta de la nariz acaricio la curvatura del cuello—… te detiene un recuerdo…—Gaara se descubrió alejando la imagen de Sai por un momento para apreciar la belleza del rostro contrario—… y vas a quedarte aquí porque así lo decidió el destino.

 

Dejo que el muchacho recorriera su cuerpo, permitió el que abriera su ropa y besara eso lugares inaccesibles, pero no era Sai, era otra persona y siempre que tuviera en la cabeza que no eran la misma persona todo iría perfecto, podría disfrutar de esas caricias frías.

 

El muchacho soltó sus brazos, los cuales volaron hacia su cuello, beso y acaricio al chico, necesitaba eso, un poco de desahogo no le quedaba mal de ninguna forma.

 

Ambos se acostaron sobre el cemento frio, no existían lazos de por medio, solo eran dos desconocidos a la vera de un buen revolcón en una azotea.

 

Cuando el peliazul buscaba quitarle los pantalones lo detuvo, su virginidad solo pertenecía a Sai y si este no estaba para exigirla entonces no la cedería a nadie más.

 

—No puedo…—Susurro besando los labios del contrario—… te la entregaría, pero no puedo.

 

—Comprendo…—Gimió el otro al sentir como Gaara succionaba la piel del cuello con tanto ímpetu.

 

En compensación a que no podrían llegar más lejos Gaara se montó sobre su compañero de momento y froto su trasero lentamente, obligando a su entrepierna a alzarse despacio, el otro, que no quería faltar a su comprensión y menos a su forma de ser desinteresada coló las manos debajo de la camisa del pelirrojo y acaricio sus pezones, imaginaba que no habían impedimentos que los dos tuvieran sexo, al de ojos aguamarina no lo detenía un recuerdo ni a él, el odio al mundo, su mente ideo un escenario pequeño, una cama de motel olvidado a la orilla del camino, el pelirrojo abierto de piernas y entregándose, abrió los ojos saliendo de su pequeña fantasía en el instante en que su acompañante lo tumbaba sobre el piso y se acomodaba de modo que el rostro de Gaara quedaba sobre su entrepierna y el del otro cerca de su entrada, en la dichosa pose 69.

 

—¿Puedo? —Pregunto burlón, iba a bajarle levemente los pantalones y a lamerlo, el impedimento de no avance era el que hacía más exquisita la situación, adoraba sentirse limitado y alejado de las cosas que deseaba, amaba el sufrimiento al que Gaara lo sometía mientras le daba algo a medias.

 

Gaara ya había abierto la bragueta y extraído el miembro hinchado y húmedo.

 

—Si…—Soplo el glande provocándole un delicioso escalofrió al peliazul.

 

Con la aprobación del menor, lo medio desnudo y beso uno de sus glúteos dejándole algunas marcas que mañana serian rojizas, delineo con la punta de la lengua ese agujerito rosa que sabía, nadie había tocado y posiblemente no tocaría ninguno. El pelirrojo gimió apretando la base de su pene haciendo que le dedicara una mordida.

 

—No muerdas…—Gimió Gaara—¿O quieres que también te muerda? —Los ojos aguamarina brillaron con malicia mientras se acercaba de nuevo al miembro y lamia inocentemente el orificio de la uretra.

 

La promesa de una nueva descarga de dolor hizo que volviera a morder uno de sus glúteos y por ende, Gaara mordió la piel del glande, el peliazul embisto esa boca caliente y húmeda parsimoniosamente, una de sus manos se aferraba al miembro del pelirrojo para llevarlo al cielo mismo.

 

No tardaron más en correrse, Gaara sobre el pecho desnudo del peliazul que se había presentado como Sora y Sora, entre la boca del pelirrojo y su rostro.

 

Ambos se apartaron segundos después, listos para recomponerse, los estertores de placer aun hacían convulsionar sus cuerpos tirados en la azotea, se levantaron y dedicaron una pequeña pero significativa sonrisa, todo quedaba en un desliz, un perfecto desliz que había salido demasiado bien a comparación del resultado obtenido por los otros tres amantes malditos.

 

Al bajar todos se encontraban en la misma mesa, con los típicos rostros del que ha buscado y lo hallado no es más que una imitación burda del más ardiente deseo, Gaara se aproximó acompañado por Sora.

 

—Allí estas…—Kakashi le tomo de los hombros y reviso su cuerpo por encima de la ropa—… pensamos que te había hecho daño. —Gaara miro a su costado, donde el serio peliazul escaneaba a los otros.

 

—Estoy bien…—Susurro—… Sora, tengo que irme…

 

El chico se inclinó sobre Gaara y le beso los labios, un toque tímido y delicado, tan breve como el roce de una mariposa sobre una flor marchita.

 

—Lo sé, pero nos veremos pronto…—Acaricio por última vez el rostro del pelirrojo y se marchó.

Notas finales:

Dejen rw si les gusto, si no... tambien XDDDDD

Gracias por leer!!!

Y a: Kaiser onii-sama, espero que te haya gustado, lo arregle para que fuera de tu agrado n.n7

Nos vemos pronto.


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