Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

ATADO A TÍ por Kitana

[Reviews - 30]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

El sol  colándose por la fina tela de las cortinas fue lo que hizo despertar a Anthony. Brad esta junto a él, despierto y con los ojos bien abiertos. No había dormido nada aquella noche. Esa había sido la forma que había escogido para mostrarle que estaba ahí con él, que le importaba aún más de lo que jamás admitiría. Brad no se permitía sentir nada porque sabía que terminaría entregándolo todo de sí a quien permitiera penetrar las defensas de su helado corazón, el mismo que en más de una ocasión había palpitado con más fuerza a causa de la belleza rubia que había dormido en sus brazos.

 

Anthony no pudo menos que sonreír al ver que Brad aún le abrazaba. Le conmovió el gesto tan humano de Brad al confortarlo. Había llorado en sus brazos toda la tarde y ni siquiera se dio cuenta de en que momento se quedó dormido en los fuertes brazos de Brad. Se acercó un poco más al rostro de Brad.

- ¿Te quedaste así toda la noche' - Anthony no pudo evitar la pregunta, sentía curiosidad, quería saber si era tan importante para Brad como para que el peli negro hubiera pasado la noche abrazándolo.

- Umm algo así. - dijo Brad, ahí estaba de nuevo esa actitud hosca y evasiva, pero la mirada de Brad contradecía a su voz, en sus ojos podía verse la preocupación. Había pasado la noche sin despegarse un centímetro de Anthony porque estaba preocupado, sabía que los recuerdos hacían daño y que podían desestabilizar aún más al ya de por sí inestable Tony. - Tengo que salir... pero volveré en una hora, te lo prometo. - dijo Brad soltando a Anthony que lo miró con una sonrisa, generalmente Brad le habría correspondido con un fruncimiento de ceño, pero le devolvió la sonrisa, a Anthony le pareció que esa era la mejor sonrisa que hubieran visto sus ojos, a pesar de ser solo una sonrisa a medias. Brad se reprendió a sí mismo por haber sonreído, no era aún el momento, no quería sentirse como se había sentido años atrás, destrozado, triste y abandonado, no quería eso de nuevo, además había otras cosas que debía resolver antes de abrirse con Anthony como tenía planeado hacer. Aunque no estaba muy seguro de que las cosas fueran a salir bien, no era fácil formar una estrategia cuando lo que estaba en juego era su estabilidad emocional. No, era más que eso lo que estaba en juego, era su vida tal y como la conocía. Sabía que después de confiar en alguien nada volvería a ser igual, en especial si ese alguien no correspondía a esa confianza que estaba a punto de entregar.

 

Se vistió con calma, no tenía prisa por ir al pueblo. En realidad no quería hacerlo. En esa casita enclavada en mitad de la nada sentía que volvía a ser normal, que nunca tendría que volver a hacer su "trabajo". Era como si todo fuera un mal sueño. Pero no lo era y tenía que aterrizar de una buena vez si quería seguir vivo.

 

Dejó a Anthony solo en la casa, tuvo cuidado de ocultar de la vista del rubio todo lo que pudiera representar un peligro y a bordo de su porshe booster abandonó la cabaña. No le dijo a Anthony que no se dirigía al pueblo en donde habían estado antes de llegar a la cabaña sino a otro más alejado. No podía darse el lujo de ser detectado así que se dirigió a toda velocidad a aquel pueblo olvidado y se metió en el primer hotel que encontró. 

 

En cuanto se aseguro de que no había nada de que preocuparse, encendió su laptop y se conectó a Internet tomando todas las precauciones necesarias para no ser detectado.

 

Su primera acción fue revisar la cuenta de correo con la que se mantenía en contacto con Marguerite. Encontró un solo mensaje, la clave habitual para saber que era realmente de ella le dio la confianza para abrirlo. El texto del mensaje era corto y conciso.  "Sí estas leyendo esto es porque aún no logro dar contigo, te has vuelto bueno para ocultarte chico malo; donde sea que estés no te muevas de ahí y se más cuidadoso que de costumbre. Sian esta definitivamente sobre ti. Tus primos están  muertos así que ni te molestes en pararte por la casa. Sí, fue Sian, esta tras de mí, los italianos piden tu cabeza y la mía de paso. Ayer mataron a Morimasa, lo mejor será que te quedes en tu escondite con tu rubio y no aparezcas en un buen tiempo, aunque conociendo a Sian seguro que sabrá donde encontrarte, siempre te dije que era estúpido hacer amistad con la competencia. No te culpo por lo de tus primos, ellos sabían a lo que se enfrentaban cuando aceptaron cazar a Sian. Ahora vendrá por mí, lo estaré esperando, si no sobrevivo ya sabes lo que tienes que hacer. Ya puse todos tus asuntos en manos de alguien de confianza que se pondrá en contacto contigo en cuanto pasé el alboroto; estoy segura de que vivirás para ver pudrirse a esos puercos italianos. Cuando mates a Sian hazlo sufrir, por mí y por mis niños; cuídate y no mueras sin avisar. Dios confunda a nuestros enemigos. Karma "

 

Aquel mensaje solo podía significar problemas, muchos problemas. Brad decidió que no iba a esperar sentado a que Sian decidiera presentarse, él tomaría la iniciativa y si tenía que cargarse a la mitad de la mafia italiana para poder regresar a la vida relativamente tranquila que le gustaba vivir, lo haría aunque nadie le pagara por ello. Calculó que para ese momento Karma ya estaría muerta. Sian era  muy eficiente si la paga era buena, y tenía que serlo como para atreverse con Karma.

 

Decidió que dejaría a Anthony en la cabaña, era el mejor lugar para él, nadie sabía de ese refugio, solo iba ahí cuando necesitaba recuperarse de alguna herida grave, cosa que no sucedía muy a menudo.  Dejó abandonada la laptop luego de borrar  toda la  información y dejar inservible el disco duro. Estaba preocupado. Quizá no era el mejor momento de sincerarse con Anthony, pero ¿qué pasaría si Sian lo mataba? Ahí acabaría todo y Anthony jamás sabría lo que él pretendía decirle. Aunque, ¿qué posibilidades tenía Sian de matarlo?

 

Decidió que lo mejor era no jugar con las probabilidades y en cuanto tuvo frente a sí a Anthony, supo que quería decirle todo, que necesitaba decírselo todo.

- Tardaste un poco. - le dijo Anthony bajando el rostro, se había preocupado por la ausencia de Brad, no le había gustado nada que lo dejara solo.

- Después protestas, ahora ven que quiero hablar contigo. - dijo Brad jalándolo hacia su habitación, por un momento Anthony pensó que lo que Brad tenía en mente no era precisamente hablar. - Siéntate. - dijo Brad señalando la cama. Anthony así lo hizo, se sentó y Brad se sentó en el piso frente a él con las piernas cruzadas en algo muy parecido a la posición de loto. Anthony estaba confundido, Brad estaba más y más extraño y ya no sabía que esperar, en realidad nunca sabía que esperar de Brad.

- ¿Qué pasa Brad?

- Nada, quiero hablar. - dijo Brad, lo miró con esos gélidos ojos azules y pensó que sí no lo hacia en ese momento no lo haría nunca. - Tú siempre te has quejado de que yo no te decía nada de mí mismo, pues eso se acabó, hoy te lo diré todo. - Anthony no salía de su asombro, Brad iba finalmente iba a decirle todo lo que él siempre había querido saber.  - ¿No vas a preguntar nada? - dijo Brad con sus gélidos ojos posados en los de Anthony. - Maldición... está bien, te contaré ciertas cosas, cosas que nunca le he dicho a nadie porque cuando escogí esta vida me di cuenta de que los sentimientos salían sobrando; en realidad me di cuenta de eso antes, solo que mi nueva actitud era buena para el trabajo. Siempre me preguntaste que hacia para vivir, que hacia cuando no estaba contigo, ahora te lo voy a decir. ¿Qué hago para vivir? ¿A que me dedico cuando no estoy contigo? Fácil. Soy un asesino, mato a quien sea por el precio correcto; y jamás fallo. Nadie ha vivido para decirle al mundo que el heredero de la familia Orbach no es sino un asesino. - dijo Brad con una sonrisa retorcida. - Sé que no es lo que imaginabas, pero eso es lo que soy, en lo que tuve que convertirme al morir mi padre y si no lo he dejado es porque no se hacer otra cosa, a mi nadie me enseñó a hacer algo más. A mi padre se le ocurrió morirse cuando yo tenía 13 años; él me quería, o al menos eso es lo que a mí me gusta pensar. De mi madre solo te puedo decir que no se ni su nombre. Cuando se embarazó ella tenía 15 años y buscó por todos los medios deshacerse del problema, así que un buen día fue a buscar a mi padre para decirle que estaba embarazada, mi abuelo la obligó a quedarse en la casa Orbach, después de todo el viejo no era tan maldito como el mundo creía. En cuanto nací ella desapareció y me dejó con la familia de mi padre. Él no era malo, quizá si hubiera tenido tiempo habría hecho de mi algo mejor. El abuelo murió cuando yo tenía dos años, así que cuando mi padre se mató en un accidente aéreo me encontraba solo, por lo que un primo de mi padre tuvo que hacerse cargo de mí. En realidad el muy bastardo no tenía otra opción si es que quería algo del dinero de mi padre.  Así que me quede a cargo suyo. Le tomó solo un año dejarme en la ruina, no me quedó un centavo, vamos no tenía en que caerme muerto y todo se lo debía a ese idiota, cuando no tuvo más que apostar al imbécil se le ocurrió que podía apostarme a mí y lo hizo, me apostó y me perdió en una maldita partida de poker. - cada una de las palabras de Brad destilaban el odio que sentía hacia el tipo al que debía en gran parte el que su vida tomara el rumbo que llevaba. - Él fue la primera persona a la que odie de verdad, no te imaginas lo furioso que me puse cuando me sacaron de mi cama una noche para decirme que tenía que dejar mi casa y todo lo que conocía para ir a no sé donde, me arrancaron de todo lo que conocía para presentarme ante un tipo llamado Sebastián Sweigg, un tipo que se dedicaba a administrar una casa de apuestas que era parte de los dominios de una familia japonesa, eran yakuza, mafiosos de la peor calaña. Mentiría si dijera que no tenía miedo, estaba aterrado. Pero me negué a demostrarlo, me dije a mi mismo que era el momento de mostrarle al mundo y de paso a mi mismo de que estaba hecho. En cuanto me explicaron que mi tío me había perdido en una partida de poker y que ahora les pertenecía a los Oshita, sus jefes, me quedó claro que no iba a soportar mucho esa situación, yo tenía que recobrar mi libertad. A todos les sorprendió cuando pregunté que tenía que hacer para volver a ser dueño de mí mismo. Supongo  que esperaban que llorara y suplicara, pero mi orgullo era demasiado grande para hacer algo así.  "Solo tienes dos opciones, o les pagas con trabajo o les pagas con tu cuerpo" me dijo, por supuesto que no iba a pagarles con mi cuerpo, cuando pregunté que clase de trabajo tendría que hacer, ellos se rieron. No volvieron a hablar conmigo.

 

Me llevaron con el jefe de esos tipos, Yuntaro Oshita, era un viejo bastante decrépito pero les inspiraba un miedo indescriptible; al ver como lo trataban, como se dirigían a él pensé que sí lograba inspirar tanto miedo como ese hombre nadie se atrevería a hacer nada semejante a lo que mi tío me había hecho. Me dije a mi mismo que yo debía inspirar tanto miedo como ese, así que cuando me dijeron en que consistía el trabajo, lo acepté encantado. La mismísima hija de Yuntaro, Yuriko se encargó de entrenarme  para que fuera su mejor asesino. Y lo logró. Siempre he sido indetectable, no solo sé matar, sino que nunca mato de la misma forma, demasiado original me decía ella y siempre me reprendía por no tener lo que se llama una firma como el resto de mis compañeros. Nunca quise dejar de lado la vida real, me mantuve cerca de todo lo que solía ser mi vida, iba a clases como un chico normal y tenía algunos amigos. Me enamoré... y ese fue el peor error de mi vida, aún peor que confiar en mi tío. Se llamaba Evan y era mi mejor amigo, a él le contaba todo, o casi todo; confiaba en él, aún más que en Daniel, mi otro mejor amigo. Comenzamos algo parecido a una relación, mentiría si dijera que no fui feliz, lo fui, las ilusiones siempre nos hacen felices y Evan me hacía feliz.  Pero un buen día decidió que no era natural ni normal tener una relación con otro chico y me mando al demonio. Me dolió, pero fingí que no me importaba, él iba a casarse pronto con una chica de buena familia, por eso me dejó. No soporté el dolor, necesitaba venganza, exigía venganza y me sentía tan estúpido por permitirle llegar tan cerca de mí. Decidí que le lastimaría de la misma forma en que él me había lastimado, golpeándole donde sabía que causaría más daño. Me decidí y lo hice. Enamoré a su madre, la enamore y la convencí de casarse conmigo, con un chico de la misma edad de su hijo, a pesar de ser amigo de su hijo, a pesar de ser casi veinte años menor, a pesar del escándalo, se casó conmigo y me dio todo de sí. Yo no podía corresponder así que fingía. ¿Estaba satisfecho? No lo sé. Solo sé que ver el sufrimiento y la ira de Evan había valido la pena como para atarme a alguien que ni siquiera me atraía. Estaba tan estúpido a causa de mis sentimientos que no tomé en cuenta a Yuriko. Ella siempre mostró un cierto interés en mí, era una especie de instinto maternal que siempre subestimé. Esa mujer siempre estuvo desquiciada, me dijo que lo que sentía iba a terminar por interferir con mi trabajo. No le di importancia, grave error. Una noche estuve a punto de ser descubierto en mitad de un trabajo, ella se enteró y me preguntó; yo no podía más y me descosí hablando de Evan, ella no dijo nada, pero no imaginé que fuera a hacer algo semejante a lo que hizo.

 

Yo estaba fuera de la ciudad, me habían enviado a Brasil a organizar algo grande y no pude volver sino una semana después de mi partida. Me encontraba en un sitio bastante aislado así que nadie había podido localizarme. Cuando llegué a la casa supe que algo estaba mal. Eve, mi esposa no tardó en contarme que Evan había muerto al día siguiente de mi partida. Eve estaba destrozada... al igual que yo. En cuanto me describió la forma en que Evan había muerto supe que quien lo había matado había sido ella y que no había hecho nada por ocultarlo. A pesar de todo no la enfrenté, ella fue quien me buscó, y le juré que un día, tal vez no tan lejano, yo Me vengaría... y lo hice, varios años después, ayer para ser exactos, fui y la maté como debí haberlo hecho cuando mató a Evan. Al matar a Evan, me destrozó la vida de nuevo a pesar de que hacia tiempo que Evan y yo nos habíamos separado y aparentemente él me odiaba por haberme casado con su madre. Desde ese momento confirmé lo que siempre había sospechado, que no era bueno confiar, confiar te hace débil y vulnerable y yo no quería volver a ser ni débil ni vulnerable, así que me convertí en lo que tú encontraste hace más de dos años... así nadie me lastimaría, la verdad es que simplemente había estado esperando el momento preciso para acabar a Yuriko, y ahora que lo he hecho, no me siento bien, no siento nada, ni siquiera tranquilidad por no tenerla sobre mí como estuvo por todo este tiempo.

 

Supongo que debo ser repugnante a tus ojos, no te culpo, pero te advierto que no puedo cambiar lo que soy, estoy metido en esto hasta las orejas y la única forma en que me dejarán salir será muerto. No tengo familia, el último pariente que me quedaba era mi tío y lo maté cuando cumplí 17, era un infeliz al que me cargue por el solo placer de ver como se moría sin importarme el dinero que me dieron por matarlo. Lo maté un día antes de cumplir 18, ¿te parezco repulsivo? - dijo Brad al notar la mirada confundida del rubio sobre él. - Tal vez tengas razón, yo no lo maté porque me hubiera hecho algo tan terrible como lo que tu tío te hizo a ti; simplemente lo mate porque tenía que matarlo, era mi trabajo. Siempre ha sido el trabajo antes que todo, antes que yo mismo en muchas ocasiones, pero solo así he podido sobrevivir a todo y a todos. Ahora mi mejor amigo esta tras de mí, ¿y sabes por qué? Pues porque le han prometido una buena suma, Daniel o Sian, como quieras llamarle, tiene un solo dios y ese es el dinero, lo mismo que yo, no  lo culpo, siempre supimos que este día iba a llegar y no sé él pero yo si estoy preparado para acabarlo.  Tengo planes para el futuro y Sian no va a impedir que los lleve a cabo.

- Brad yo...

- No digas nada, no hace falta; si te digo esto es porque tal vez no haya otra oportunidad de decirlo. Créeme, a mí ya no me afecta el pasado... al menos no como a ti, a mi no me duele, no me importa haber tenido que cambiar mi vida perfecta de niño mimado por la vida de un asesino, porque eso es lo que en el fondo siempre he sido y siempre seré. No sé hacer otra cosa, y si tengo demasiado dinero ahora es porque lo obtuve trabajando primero para los Oshita y después para quien pagara más.  Tengo 27 años y desde los 15 estoy en esto. A mi nadie me veía como una amenaza, así que siempre me fue fácil colarme por todas partes, ahora uso todo lo que tengo, todos mis recursos para hacer lo que me pagan por hacer. En la calle me conocen como Ashriel, el ángel de la muerte, y eso es porque nadie ha logrado verme, al menos nadie que siga con vida, y si contrataron a Sian es porque se hartaron de mí y quieren acabarme, pero no les daré el gusto. Así tenga que matarlos a todos voy a salvarme, no pienso morir ahora.

 

Sé que no esperabas esto y que tampoco esperas lo que voy a decirte ahora, pero tenía que decírtelo. Sé que no valgo la pena, que no importa lo que haga o diga ahora, la verdad sin disfraces es que soy un asesino, y no voy a dejar de serlo aunque deje de matar. Aún así quiero atreverme a pedirte que te quedes conmigo después de que enfrente a Sian, no sé si sobreviviré, te confieso que no estoy al tanto de que tan bueno se haya vuelto, siempre me he concentrado más en mi mismo que en los demás. Ya mató a mis amigos, a lo más cercano que he tenido a una familia y eso solo significa que no quiere dejarme ir y que sí es preciso va a cazarme como a un animal. No te pido una respuesta ahora, tendrás tiempo para pensar, yo me iré hoy mismo. En cuanto esté listo me iré a buscarlo y aunque no sé si él sea mejor que yo, si sé que no le será nada fácil matarme, él no tiene tantos trucos como yo ni una buena razón para salir vivo.

- Brad... yo no sé que decirte.

- Entonces no digas nada. - Anthony lo miró detenidamente, a pesar de haber desnudado su alma ante él, a pesar de contarle una historia llena de amargura, Brad parecía tan calmado como siempre y se preguntó sí acaso él podría llegar un día a mirar su pasado con tal frialdad. - Tengo que prepararme, tú te quedarás aquí. No quiero que Sian te encuentre antes que a mí.

- ¿Qué vas a hacer?

- ¿Y qué más? Voy a matarlo antes de que él me mate.

- Yo... no me refería a eso.- dijo el rubio bajando la cabeza.

- Entonces ¿a qué? - dijo Brad sin evitar sentirse un poco alegre por la preocupación de Anthony, así que después de todo no solo era por dinero.

- Pues a que vas a hacer conmigo, ¿para que quieres que me quede contigo?

- Pues para muchas cosas que te contaré si es que regreso. Me temo que no tengo tiempo ni quiero que te hagas ideas, tal vez no regrese. - dijo Brad acariciando el bello rostro de Anthony.

- Yo sé que regresarás... regresaras y seremos felices, juntos. Y no importa sí tú no me amas, yo te amo tanto que bastará para los dos.

- ¿Tú... tú me amas a mí? - dijo Brad incrédulo.

- Sí... ¿estás molesto?

- No, pero hablaremos cuando vuelva, te juro que volveré. - dijo y lo besó. - Ahora tengo que prepararme. - añadió Brad al romper el beso, Anthony se aferraba a él impidiéndole moverse, Brad notó que su Tony lloraba. - Ya te dije que volveré, es una promesa y yo nunca he dejado de cumplir una promesa.

 

Anthony lo siguió al sótano. Brad abrió una enorme caja de la que Anthony le vio sacar algunos de los que él llamaba sus juguetes.

- ¿De verdad necesitas todo eso? - dijo Anthony algo asustado.

- No, no los necesito, solo son instrumentos que puedo usar, no son indispensables. No debes preocuparte, sí están aquí es porque se usarlos. - dijo Brad al tiempo que guardaba en una mochila un par de dagas curvas que atemorizaron a Anthony. Brad se cambió de ropa ahí mismo, estaba vestido como cualquier chico de la calle, nada que ver con la imagen pulcra y elegante que siempre mostraba. - Es hora, tengo que irme. No debes salir de aquí por nada del mundo, nadie sabe de este lugar así que estarás seguro. En mi habitación encontrarás dinero suficiente como para sobrevivir mientras no estoy, si acaso me muero no te preocupes, tu futuro esta bien asegurado, no hay nada que temer Tony, no voy a dejar que él me mate. - dijo abrazando al rubio.

 

Anthony lo vio partir sintiendo que se le iba el alma con él. Quiso convencerse de que él volvería sano y salvo a buscarlo, pero algo en su interior le decía que tal vez él no volviera nunca.

Notas finales: Holaaaa¡¡ después de un buen rato por fin pude terminar este cap, creo que quedo un poco corto, en fin, ya esta listo, a ver ustedes que opinana, nos leemos pronto, bye¡¡¡

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).