No fue una sorpresa descubrir que el guardián se había quedado dormido mientras cuidaba de su hija, después de todo que adulto no lo haría tras ver una y otra y otra vez la misma película, lo que lo asombro fue encontrar a la niña igualmente dormida acomodada a la altura del abdomen de Shura y que este aun estando en brazos de Hipnos sostuviera al pequeño cuerpecito con ambas manos, esa imagen le causo ternura y tristeza al mismo tiempo. También culpa. Era enternecedor atestiguar el cuidado y el cariño con los que el español trataba a Emi y al mismo tiempo Shaka sentía remordimientos al imaginar que era Saga y no Shura el que le prodigaba amor a su pequeña. Que iluso!!!
Recargado en el marco de la puerta observaba el sueño del español, admirando no por primera vez la serenidad que reflejaba su rostro, el pelinegro era atractivo eso siempre lo supo y algunas veces hasta sintió celos de las mujeres que lo miraban al pasar, ¡qué tontería!
El caso es que no podía negar que se sentía atraído por Shura, siempre lo había hecho, con la nariz respingada, labios delgados semi rosados, el mentón fuerte característico de los españoles y ojos tan profundos como la misma noche, Shura era más que interesante. El hombre era fuerte en todos los sentidos de la palabra, su inteligencia era cautivante tanto que si no hubiese sido porque conoció a Saga él habría terminado enamorado del pelinegro, lástima que las cosas no fueron así.
Suspirando Shaka tomo a Emi en sus brazos y se dirigió a la habitación de Seiya, dejó a la pequeña en la cama y con cuidado de no despertarla le beso la frente después salió sin hacer ruido.
Se encontró sin saber qué hacer, después de todo aun no se volvía a acostumbrar al lujo de aquel departamento, decidió vagar por el departamento en busca de algo en lo que entretener su mente, encontró el centro de entretenimiento donde Shura seguía durmiendo así que prefirió dejarlo descansar, la puerta siguiente mostro el despacho decorado de manera sobria e imponente más del estilo de Aioria que del propio Seiya, con toda una pared llena de libros de derecho le quedo claro que ese espacio lo ocupaba más su primo mayor. También salió de aquel espacio cuidando de dejar todo donde lo había encontrado para evitarse problemas con Aioria.
Le fue sumamente divertido descubrir que de todos los libros que había regados por el departamento la mayoría fuesen de cocina y era aun más divertido imaginarse a Seiya tratando de cocinar después de los desastres que causaba apenas se acercaba a una estufa. Pero era de suponerse que el pequeño Sei no se diera por vencido y terminara preparando la cena todas las noches, quizá lo mejor era que ahora no tenían que simular que era deliciosa.
Pensar en comida le dio hambre, pero acercarse a la comida vio que era pescado con alguna cosa extraña encima y de inmediato descarto el alimentarse, por nada del mundo comería aquello.
- Sabe bien, a pesar de su mal apariencia- Shura estaba recargado en la barra que separaba la cocina del comedor observando a Shaka moverse por el lugar en busca de algo que fuera más de su agrado mientras él se preguntaba ¿qué lo había orillado a cortarse el cabello de esa manera? Lo cierto es que estaba disfrutando de la vista que a falta de la larga cortina dorada le permitía ver aquellas piernas largas, torneadas y firmes a pesar de estar delgadas y las nalgas que orgullosas se marcaban aun en los pantalones deportivos. Suspiro, aquella apreciación hizo que su miembro despertara.
- No hay nada preparado- comento el rubio más para sí mismo- tendré que hacer algo
- Nunca entendí tu aversión al pescado- comento mientras seguía cada uno de sus movimientos, la manera casi sutil en la que Shaka movía sus caderas al caminar empezaba a causarle serios problemas
- ¿Dónde están los otros?- pregunto evadiendo el comentario de Shura, ni el mismo sabía la razón de su malestar frente a los productos marinos
- Aioria y el grandote fueron por tu primo Aioros… y Afrodita volvió a la mansión por sus cosas
- Me sorprende lo bien que se llevan ustedes dos, Aioria no es de los que confían tan rápido ya vez como se comporta con Dita
- Tenemos cosas en común- Shura espero que el rubio voltease, pero en lugar de eso Shaka siguió preparando quien sabe qué cosa y él siguió observándole la espalda
- Ah sí??? – ver su cara de confusión cuando por fin volteo valió la pena toda la espera - ¿Cómo cuales?
- Como protegerlos, a ti y a Emi, como que los dos sean las personas más importantes de nuestro mundo, como amarte más allá de la razón, por ejemplo- un pesado silencio se adueño de la cocina, mientras que las pupilas azules miraban asombradas a las negras que, con un ligero brillo de esperanza presionaban por una respuesta del hombre que desde hacía cinco años amaba con todo el corazón y no es que Shaka no haya estado al tanto de los sentimientos de Shura, de hecho era consciente de ellos desde hace mucho tiempo pero nunca antes el español había hablado sobre ellos de forma tan clara directa y esa era la razón por la que no sabía que decir.
- Yo… Shura yo- empezó a ponerse nervioso sobre todo al ver como el pelinegro se separaba de la barra y caminaba hacia él, confundido con lo que sucedía bajo la vista, fue una mala idea y lo comprendió cuando se dio cuenta del bulto en los pantalones de Shura, el español estaba excitado y él cada vez más nervioso . Una mano tomo su mejilla e hizo que alzara la vista.
- Lo sabes ¿verdad, Shaka?- los ojos negros brillaban con fuerza, ternura era lo que reflejaban- sabes que te amo, que siempre lo he hecho- Shura recargo su cuerpo en el suyo, aquella acción lo dejo sentir la respiración acelerada del español y el tamaño su erección en el vientre, Shaka gimió de angustia o ¿era duda lo que su corazón sentía? mientras labios delgados se acercaban a su boca- y que probablemente siempre lo haré.
- No… Shura- volteo el rostro en su último intento por resistirse, la confesión lo había impactado, ya no sabía ni qué hacer ni que decir- ¿Dónde está Seiya?
- Seiya salió con Saori- respondió mientras le besaba el cuello- y no creo que regrese hasta mañana… estamos solos- capturo el mentón con la mano y lo beso suavemente, primero, y cuando vio que Shaka había cerrado los ojos lo hizo de la forma apasionada en la que siempre había imaginado hacerlo, poco a poco sintió que el cuerpo que sostenía junto a él dejaba de tensarse y a los labios de Shaka correspondiendo el beso.
Gimió con placer. Besó con amor
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Tenía cerca de 4 horas parado frente a la puerta de la mansión lo suficientemente lejos como para impedir que la cámara de vigilancia detectara su presencia, escondido de los guardias como si fuese un criminal y no el hijo del dueño de la casa y de que otra forma podría llegar a sentirse después de tantos años alejado de aquel hombre que lo único que hizo fue protegerlo del mundo exterior y al que le había pagado escapándose y poniendo en vergüenza a su apellido.
Mu volvió a sujetar en sus manos un mechón de cabello lila, signo de su nerviosismo mientras veía como un auto antiguo se acercaba por la carretera y se detenía justo en la puerta que con tanto detenimiento veía hacia unos segundos.
Cuando las enorme rejas empezaron a moverse, supo que ese era el momento de intervenir, aunque su corazón saltase fuera de su pecho esta ocasión solo tenía una oportunidad para acercarse a su padre sin antes ser sometido por sus guardias, Mu salto justo en el momento en que el auto avanzaba mientras de rogaba a los dioses que el auto se detuviera a tiempo. Cerró los ojos esperando al destino.
El sonido chirriante de los frenos del auto llego a sus oídos seguido de un fuerte golpe que lo tiro al suelo, el peso encima de él empezaba a asfixiarlo, sorprendido de aun estar vivo se atrevió a abrirlos ojos. El hombre que lo aprisionaba al suelo quito su peso de encima y lentamente lo fue levantando, Mu intuía que alrededor suyo debía de haber un gran escándalo causado por el ir y venir de guardias de seguridad que en ese momento se encargaban de esposarle las manos en la espalda y sin embargo, a pesar de ser tratado tan bruscamente su vista no se apartaba de aquellos ojos cansados que le miraban con incredulidad.
La picazón en los ojos se hizo insoportable, lagrimas corrieron libremente por sus mejillas y sin darse cuenta pronuncio en un susurro aquello que se le atoraba en la garganta
- Padre – dijo Mu lo suficientemente fuerte como para que el hombre mayor frente a él le escuchara.
Atla solo cerró sus ojos.