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COMO PERRO Y GATO por desire nemesis

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Joseph se recuperó al cuarto día. Ansioso como estaba los médicos no pudieron retenerlo y le dieron el alta. Su sorpresa fue absoluta al ver quien le esperaba en la recepción del hospital.

 

¡Se ve mejor de lo que esperaba oficial!—fue el saludo del asistente del fiscal general. –Me han anunciado que le dan el alta—añadió.

 

Así es—respondió algo sorprendido el ojos mieles.

 

Si va de salida yo puedo llevarlo—dijo el otro sorprendiendo de nuevo al teniente con su amabilidad.

 

Gracias pero no quiero ser un pro…--trató de disculparse el rubio.

 

No es ningún problema—dijo el otro y agarró el bolso con las cosas de Joey que este cargaba, iniciando así el camino al auto. Sin más remedio al asunto el joven policía le siguió. En el camino le dio las gracias.

 

No tiene nada que agradecer. Después de todo me siento algo culpable—admitió el castaño y su acompañante levantó una ceja. ¿De cuando aca el duro fiscal se mostraba tan sensible?

 

No tiene que sentirse así. Hice lo que hubiera hecho por cualquiera. Es mi trabajo. ¿No?—trató de calmarlo Joseph sin saber que ese comentario irritaría al otro que sin embargo no lo demostró.

 

¿Con quién se quedará?—preguntó el abogado.

 

Con nadie—respondió Wheeler sin al parecer darle importancia al asunto. Seto le miró de reojo mientras tomaba una importante decisión.

 

Cuando se detuvieron el ojos mieles preguntó--¿Qué hacemos aquí?—

 

En este edificio vivo yo—le dijo el fiscal y el otro le miró sin entender. He pensado que no es bueno que se quede solo al menos por unos días y como es mi responsabilidad que esté así, que se quede conmigo ayudará a pagar mi deuda—admitió Kaiba dejando atónito al policía.

 

¡Ya le dije que no piense tonterías!—le reprochó Joey algo incómodo–¡Yo puedo cuidar bien de mi mismo! ¡Me dieron de alta! ¡No hay necesidad de…!--pero el otro lo dejó con la palabra en la boca y bajándose del auto con su bolso empezó a alejarse haciendo que el rubio también bajara crispado--¡Oye!—

 

Llegaron ambos al ascensor ante el cual se reunieron, Seto miraba el visor donde aparecían el número del piso donde el elevador estaba que quedaba sobre la puerta del mismo.

 

Te dije que…--dijo casi sin  aliento el ojos mieles tras haber caminado un largo trecho. Estaba aún un poco débil, debía admitir.

 

El otro lo miró y le encaró con sus pensamientos—Mire como está por solo una caminata. Es necesario que alguien le vigile y punto—dijo con su tono enérgico.

 

Quien sabe como logró convencerlo y ahora estaba sentado en la barra de la kitchenette tomando un vaso de gaseosa mientras el castaño preparaba unos bifes con ensalada.

 

Seto cortaba los vegetales y la carne se cocía a sus espaldas. Se había cambiado el traje por una camiseta, jeans y tennis, y usaba un mandil verde sobre la ropa. Verlo así le parecía extraño al policía. Viéndolo en el trabajo nunca se le hubiera ocurrido que tenía una faceta así.

 

Pudo comprar algo de camino a casa—le dijo Wheeler.

 

No me molesta cocinar—dijo el otro mientras pelaba una cebolla. –Lo que venden en esos lugares no se puede llamar una comida decente. Prefiero prepararla yo mismo y saber como fue hecha—añadió sin quitar la vista de la cebolla.

 

Estaba de acuerdo pero que el otro se tomara tiempo para tal actividad sabiendo que tenía un puesto de tanta responsabilidad, sonaba… --No pensé que usted podría…--dijo Joey.

 

¿Qué? ¿Pelar una cebolla?—preguntó el ojos azules dirigiendo estos hacia su interlocutor mientras detenía toda actividad.

 

¡Cocinar!—le aclaró el ojos mieles. –Generalmente un hombre en su posición contrata alguien para que lo haga, come fuera o se trae la comida hecha. Además…--dijo mirando a su alrededor. El apartamento solo era un poco más grande que el suyo—Uno pensaría que tendría un apartamento más… lujoso—aseveró.

 

Reanudando su tarea de cortar el vegetal Kaiba respondió sin mirarle—Si lo tuviera la gente pensaría que me quedo  con el dinero de los contribuyentes—

 

¡A muchos no le importaría eso!—acotó el rubio descaradamente.

 

A mi si—contestó Seto y Joey se sorprendió, además no supo si hablaba del hecho de que se pensara en ello o de tomar el dinero en sí. Tratando de cambiar de tema miró a su alrededor descubriendo una foto sobre la mesa del teléfono.

 

Era la foto de dos jóvenes castaños de ojos azules. Uno sonreía zorrunamente mientras el otro con su cabeza sobre la suya sacaba la lengua y le hacía cuernitos.

 

¿Es su hermano?—preguntó y el otro levantó la vista y siguió su mirada.

 

Si—respondió lacónicamente y bajó de nuevo la mirada.

 

Se divirtió mucho haciéndole cuernitos—exclamó el rubio.

 

Si—volvió a responder el castaño.

 

¡No debió ser facil para usted soportar a un hermano que le hacía esas bromas—dijo Joey pensando en el comportamiento gruñon del otro.

 

¡Te equivocas!—le dijo Seto en contestación y él lo miró tanto por lo que decía como por la manera en que lo había dicho. Lo había tuteado. Aunque pensando bien las cosas si iba a quedarse en su casa no quedaba mal que lo hiciera, pensó. Entonces el fiscal prosiguió—El que le está haciendo cuernitos soy yo—

 

Eso dejó en shock al policía. Jamás se imaginó al otro de niño y nunca se le hubiera ocurrido que fuera así. ¿El temido fiscal había sido un niño simpático y bromista?

 

La carne terminó de cocerse en la plancha y Seto la retiró. Puso el cuenco con ensalada a un lado de la barra y los platos entre ellos pues los cubiertos y los aderezos  habían estado puestos mientras preparaba la ensalada. La tabla y la cuchilla descansaban en el fregadero y con un simple movimiento se quitó el mandil.

 

Joey se sirvió un poco de ensalada al lado del bistec y la aderezó con algo de aceite y sal. Seto hizo lo propio pero solo con aceite.

 

¿Eres hipertenso o algo?—preguntó el teniente curioso.

 

No me gusta mucho la sal. Es mala para las arterias y engorda—dijo el castaño.

 

¿Te preocupa tu peso?—preguntó el ojos mieles con un asomo de risa. No se podía imaginar porque le podía preocupar tal asunto. Se veía en forma.

 

Seto tragó lo que masticaba y preguntó--¿Por qué asumes que es a mí a quien le preocupa mi  peso? ¿Quién te dice que no hay alguien que no quiera que engorde?—

 

Joseph se impresionó y luego contestó—Es que si tuvieras a alguien, el que yo esté aquí…--

 

Que tenga una pareja estable no significa que necesariamente vivamos juntos. ¿Oh si? Creo que supones demasiado de mí—dijo con tono algo cortante el otro dejando mal parado al rubio mientras levantaba su plato pues había terminado.

 

¡Lo siento! ¡Tienes razón! Yo…--se disculpó el policía incómodo y colorado, temiendo que el otro se ofendiera por sus suposiciones infundadas.

 

¡Déjalo ya! ¡No tengo pareja! Solo jugaba contigo—dijo el ojos azules mientras lavaba su plato de espaldas al detective que se molestó.

¡Me voy a dormir! Gracias por la comida—le dijo Wheeler pues sabía que si seguía hablando sería para peor, volteó.

 

¡Un momento! ¿Piensas que yo lavaré tu plato?—preguntó Seto dejándolo azorado pues lo había encontrado en falta. Joseph se detuvo en seco y empezó a caminar en pos de la kitchenette con paso pesado pues se sentía como un desconsiderado y arribista.

 

No te preocupes. No era en serio—dijo el otro tomándolo de nuevo por sorpresa. Al levantar los ojos se encontró con los azules y con una sonrisa divertida y amable en el rostro del otro cosa que más lo pasmó y lo hizo sentir algo… raro. Después de un segundo de impavidez se mostró furioso a rabiar por ser blanco de otra broma y se fue sin decir más con paso decidido.

 

Mientras veía su espalda desaparecer en el dormitorio al lado del suyo Seto pensó que el otro se había visto lindo todo colorado.

Notas finales:

espero que esto las satisfaga fujoshis

mata ne

^^


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