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5 pasos para gustarle por LovelessMidori

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Notas del capitulo:

ya se, ya sé. Hasta que se le ocurre actualizar ¿no? xD

los recompensare subiendo dos caps más la proxima semana xDDD

pero si no hay review no hay conti <.< >.>

 

5 pasos para gustarle

Capítulo 6. Quiero que tu seas mi familia 

 

Uh… ¿Qué hora será? … ¡Santo Cielo! ¡Me quedé dormido! El reloj de pared en la entrada de mi cuarto dice 6:40. Entro a trabajar en la librería a las 7:00

Me levanto rápidamente de mi cama ¿Qué me pongo? ¿Estaría mal ir con la ropa de ayer? ¡Ay, André! Solamente vístete ¿Quieres? Ni que tuvieras un guardarropa del otro mundo. No hay mucho que lucir ¿Me baño? No, ya es tarde ¿Cómo puede ocurrirme esto a mí? Llegaré con mi elegante retardo oootra vez. A este paso me despedirán muy pronto ¡Voy a vivir debajo de un puente! Bueno, no. Ya casi termino de pagar la casa, calculo que terminaré de comprarla más o menos dentro de dos meses… Aunque si pierdo un empleo… ¡VOY A VIVIR DEBAJO DE UN PUENTE!

Finalmente termino de vestirme (así es, con la ropa de ayer… ¿se darán cuenta?) tomo mis llaves y salgo volando. Llego a la parada del camión. Son 6:55 ¿Por qué tarda tanto? Joseph… ¡¡Ayuda!! … Ah, ya llegó el bus.

***

Pfff… 10, 15 minutos… Casi le atino. Hora de entrada: 7:10am. Por lo menos no veo a…

-          Tarde. ¿Otra vez? ¿No que ya ibas a llegar a tiempo, señorito yotodolopuedo? –Demonios.

-          Hola Fher… –La  saludo con algo de nerviosismo.

Créanme cuando les digo que ésta chica es de temer. Por suerte, no me dice nada más, pero su mueca de desaprobación me dice que no viviré para la hora del almuerzo. Bueno, la verdad es que puede ser muy gruñona y sus métodos para poner a raya a los demás (yo) no son muy agradables que digamos, pero es una gran persona.

-          No pierdas el tiempo. Ya llegaste tarde, y si no haces nada y te quedas ahí parado –me dice mientras me coloca una pila de libros en los brazos –resultas tan útil como si no estuvieras aquí.

Una gran persona gruñona y gritona. Bueno, creo que simplemente le apasiona trabajar aquí. El olor que emanan los libros (viejos y nuevos) las pastas que los cubren, el suave y cremoso tacto de las hojas… Sí. Pasearse de vez en vez por la librería resulta una experiencia cálida y reconfortante ¡A quién no le gustaría trabajar aquí?

Fher tiene razón. Mejor será que me ponga a trabajar, que mucho ayuda el que no estorba. Acomodo los libros con cuidado en las repisas. Por autor, por categoría, en orden alfabético. Cada uno lo coloco en el lugar donde tiene que estar.

Por un momento la palabra “familia” viaja por un extremo a otro de mi mente. Familia. Una palabra simple con un significado curioso ¿Quiénes forman una familia? ¿Serán a caso las personas con quienes compartes lazos sanguíneos o quienes viven bajo el mismo techo? ¿O es que simplemente son las personas por quienes te preocupas y aprecias?

-          Disculpe, señor –una pequeña como de 5 años me jala del uniforme.

-          Oh, el área infantil está por allá –Le digo señalando un pasillo casi al fondo de la librería con pequeños cojines y colchonetas para leer.

-          En realidad –Me dice ella –Estoy buscando un libro sobre separación de células ¿Dónde lo encuentro?

-          Oh… lo siento yo… ah… está en el área de ciencias, en el pasillo de Biología, está por allá –Le respondo un poco apenado. Al parecer es una chiquilla súper dotada.

-          Jijiji… – ¿Se ríe? –Es una broma, ¿Infantiles por allá? Gracias.

Me sonríe y se va.

Fui timado… Por una niña de 5 años… ¿Cómo diablos educan a los chamacos hoy en día? La sigo con la mirada. Ella llega con una mujer ¿su madre? La toma de la mano y se alejan saltando hacia los libros para niños. Se les ve felices ¿Es así una familia? Creo que yo no tuve nunca una. Mi madre se separo de mi padre al nacer mi hermana. Tendría yo… ¿4 años? Más o menos. La verdad es que me desagrada pensar en ese hombre. Se casó con mi madre a espaldas de su otra pareja, con quien engendro otro hijo, el cual tenía ya 3 años cuando nací yo. Cuando mi madre se enteró se armó todo un alboroto. Vivió 5 años de su vida pensando ser la única mujer en la vida de ese señor. Mi padre intentó “compensar” ese gran engaño dándole una gran casa a mi madre junto con mucho dinero y uno que otro terreno por ahí, porque claro, ese señor es de muchísimo dinero. Dueño de casi todo lo que se ve en el pueblo y sus alrededores (más alrededores que pueblo, pues no es muy grande que digamos). A mí nunca me pareció correcto que mi madre aceptara todo eso. Si bien ese señor no ha vuelto a aparecer en la vida de ella, no creo que sea correcto hacerse de la vista gorda y permitir semejante infidelidad a cambio de cosas materiales, que se acabaran algún día… pero tu dignidad ¿Quién te la regresa? Por eso estoy viviendo solo. Por eso es que trabajo y consigo todo lo que quiero con mi mero esfuerzo.

Termino de acomodar los libros. Me dirijo a las cajas, donde ya hay gente esperando por que les cobren. Uno a uno los libros salen de la tienda con sus nuevos dueños. Paso a paso los clientes van avanzando. Los billetes van aumentando en la caja registradora. Los minutos comienzan a convertirse en horas y de repente él aparece. Lo invoqué con mis pensamientos ¿cierto? Deja el libro “atados a una estrella”* en el mostrador.

-          Buenos días, señor Duncle –no me queda más que tratarle como a cualquier cliente –Encontró lo que buscaba?

-          Cuando tenías 3 años, solías llamarme papi.

-          Con $100 de compra, puede escoger alguno de éstos separadores. El que sea de su preferencia –Simplemente ignoro su comentario anterior.

-          Han pasado muchos años. Tu madre ya hasta lo olvidó, pero tú sigues sin perdonarme.

-          Que no le hable no quiere decir que lo olvide. ¿Es todo lo que va a comprar?

Enserio, ¿por qué intenta que charlemos? Siendo sinceros, ni él ni yo queremos tener ésta plática; ni ninguna otra. ¿Qué debo hacer ahora? Siempre que lo veo o escucho hablar de él y su maravilloso “hijito estrella” me invade una furia de los mil demonios. Si la gente supiera lo que ese señor ha hecho, lo tratarían diferente. No sería más que otro ricachón que piensa que puede hacer lo que quiera por tener dinero. Pero ¿a quién engaño? Seguro que la gente lo sabe, pero no les importa. Me gustaría gritarle que desapareciera de mi vista, pero no puedo permitirme armar un escándalo en mi trabajo. Es lo que él quiere que haga. Simplemente tomo el libro y lo meto en una bolsa de plástico con el logotipo de la librería y lo dejo en el otro extremo del mostrador. Mientras más lejos de mí, mejor. Él ve lo que hago, y por fortuna, toma el libro y se marcha, aunque al llegar a la entrada del local se detiene

-          Puedo darte lo que me pidas. No sé por qué tienes éste ridículo empleo

Y sin más, se marcha. Ni si quiera se volteó para verme.

No creo poder aguantar mucho tiempo más. ¿Qué haré cuando Joseph descubra que éste hombre es mi padre? No es como si se lo ocultara, pues él nunca me ha preguntado por alguien más de mi “familia” que no sea Ahne, mi hermana. Sabe que mi madre también tiene dinero, pero por lo general, evitamos mucho ese tema. Joseph estuvo presente el día que me salí de mi casa y comencé a vivir solo. Bueno, al principio la señora Amanda, la madre de mi amigo me ofreció vivir en su casa y yo acepte su ayuda. Viví con ellos aproximadamente 2 meses, luego encontré una casa en venta aquí en el centro y no dude en hacer el trato con la anciana propietaria. Conseguí muchos trabajos al principio, y sumando el colegio, mi vida era bastante desgastante. La anciana se apiado de mí y me alargó el plazo de paga sin intereses y pues, ya casi termino de comprarla. ¿Cuánto tiene de eso? ¿3… 4 años tal vez? Sí, creo que 4.

-          Buenos días –Saludo a la siguiente clienta – ¿Encontró lo que buscaba?

-          Sí, muchas gracias

-          Son $320 –El libro tiene niños volando entre estrellas en la portada.

-          Aquí tiene –Que chistoso, la que me paga es la misma niña de hace algunas horas. Pensé que ya se habían ido.

Recibo el dinero y lo meto en la caja. Envuelvo el libro en plástico transparente, y lo deposito dentro de la bolsa.

-          Listo, pequeña –Le doy la bolsa y ella me sonríe –Vuelvan pronto

Se marchan. Creo que es momento para que tome mi descanso.

-          Fher, ¿Me cubres? –Le digo a mi amiga que acaba de terminar de cerrar unas cajas

-          Si cuando regreses las llevas a la bodega –Me dice señalando las cajas –Con mucho gusto.

-          Gracias Fher, eres genial.

Le doy unas palmadas en la espalda y salgo del mostrador. Coloco el chaleco de mi uniforme en un perchero y salgo de la librería.

***

El resto de mi turno en la librería transcurrió tranquilo. Creo que Joseph no tarda en llegar. Siempre se toma un mini descanso a esta hora y viene a visitarme al mini súper.

Hace algunos días lo acompañe a lavar ropa al río… Ese día creo que metí la pata bien feo. La verdad es que cada día que paso a su lado se me hace más difícil controlarme. Aproveché un momento en el que estábamos de broma. Realmente me dieron ganas de besarlo; bueno, no solo de besarlo, quisiera también poder tenerlo entre mis brazos, acariciar suavemente sus mejillas, despeinar sus ya de por si alborotados cabellos de pato… lamer su cuello… bajar lentamente por su piel hasta recostarlo debajo de mi cuerpo y ver ese adorable rubor que de seguro se formaría en sus mejillas, recorrer sus delicados brazos con las yemas de mis dedos… ¡André! ¿En qué cosas piensas? ¡Es tu amigo! … del que has estado enamorado desde niño… ¿A quién engaño? Es más que obvio que a mí, André, el coqueto chico sexy de la librería (es apodo de las muchachas del centro, no es culpa mía) Estoy más que perdido por Joseph Reang, el pato de la hacienda Duncle (ok ok ese apodo es yo se lo di, jhe).

Bueno, si es tan obvio, ¿por qué él no se da cuenta? Aunque… por una de mis burradas me preguntó si soy gay. ¡Por supuesto que no soy gay! ¿Cómo podría? Solo me gusta él. A decir verdad, no existe persona que me atraiga tanto (ni hombre ni mujer) como lo hace ese chico…

-          ¡¡¡ANDRÉ!!! –¡Ay! Alguien grita, que susto –A que ni adivinas que me sucedió hoy.

Es Joseph. También lo invoqué a él con mis pensamientos. Debo dejar de hacerlo, comienza a asustarme.

-          Estoy molesto ¡NO! Estoy más que molesto –Sí, se le nota –Estoy enojado, furioso, tengo ganas de golpear a alguien, lo juro.

-          Oye –Le digo –Tranquilo ¿sí? Cálmate un poco. ¿Qué te pasó?

-          Es ese estúpido de Richard Duncle, el hijo mimado de mi patrón.

En cuanto escucho el nombrecito de ese chico… Mi “queridísimo” hermanastro, se me ponen los pelos de punta.

-          ¿Qué te hizo ese desgraciado? –No puedo contener mi enojo, no sabiendo que el imbécil ése se la pasa acosando a mi chico.

-          Estábamos yo y Mitchell…

-          Mitchell y yo.

-          Sí, como sea –Odia que lo corrija, pero es que hace unos pucheros tan adorables que no lo puedo evitar. Realmente vale la pena por verlos –Y entonces llegó ese ricachón-cerebrodecacahuate a meter sus narices y… ¡AH! … lo dijo y Mitchell estaba ahí y él, y entonces llegó la anciana y los frijoles se cayeron y se desató la yegua, y tierra volando, ollas rotas y ¡Mira!

Está tan enojado que da risa. Me enseña su dedo índice con una cortada de más o menos un centímetro de largo. Entiendo, por todo lo que balbuceó, que estaba Mitchell en la cocina con Joseph, cociendo frijoles en una olla de barro. Llegó el idiota, algo le dijo que lo alteró, comenzaron a discutir y llegó una anciana a llamarles la atención… no se por qué se desató la yegua, pero debió tirar todo a su paso, Joseph se cayó encima de los trozos de barro y a juzgar por su ropa sucia, los frijoles se le cayeron encima y quedó todo lleno de tierra, y ahora viene a mi con una cortada en su dedo, lo cual resulta gracioso, yo me preocuparía más pos pasearme todo sucio… mejor me callo.

-          ¿Es profunda? –Pregunto sin despegar mi vista de su dedo.

-          ¡Claro que lo es! ¿No ves? ¡Me desangro!

-          No exageres, solo son unas gotas.

-          ¡No exagero! Realmente arde… Vine aquí casi corriendo porque si me quedaba terminaría golpeándolo.

-          ¿A Richard?

-          A Mitchell

-          ¡A Mitchell?

-          Por reírse

-          Yo me habría reído, de haber estado ahí… ¡Auch! –¡Me golpeó! ¿Quién se cree que… No, la verdad ya me lo esperaba. –Y… ¿Vas a regresar?

-          ¿Tengo opción?

-          Puedes quedarte conmigo.

-          Estás trabajando.

-          Si te quedas, pido el día, seguro me lo dan.

-          No, yo tengo trabajo aún.

-          Vamos –Le respondo –Es miércoles, solo te falta lavar la ropa. Deja que Ámber se encargue.

-          No podría pedírselo…

-          Te quiere tanto que seguro lo hace.

-          No. Enserio no puedo pedírselo –Eleva su tono de voz un poco y luego lo baja de nuevo –No se donde esta ahora.

-          Uhm… Solo vámonos. –Le digo con una sonrisa que sé que no puede rechazar. Lo conozco, y gané. Jhá, en tu cara, estúpido Richard Duncle.

Joseph

Estamos sentados en la cafetería del otro día. No sé cómo rayos terminé aceptando acompañar a André. No, más bien él me secuestró, yo le dije que tenía que regresar a terminar mis labores pero el necio con que me quedara.

Bueno, supongo que no importa como sucedió, el punto es que estamos aquí. Charlamos durante un largo rato y ahora nos encontramos en silencio, pero no es incómodo. Es lo que más me gusta de estar con él. No importa lo que suceda, casi nunca hay momentos incómodos entre nosotros. De la nada él comienza a reírse.

-          ¿Qué te pasa? –Le digo con la boca retacada de pan.

-          Tienes bigotes de chocolate y migajas. ¿Qué no sabes comer?

-          Ay, déjame en paz.

André me observa por unos momentos, pero no dice nada. ¿En qué estará pensando?

-          Sabes –Me dice con la mirada clavada ahora en su taza de café –Si pudiera escoger a mi familia… me encantaría que tú estuvieras en ella.

Sigue sin verme. Tan solo revuelve el contenido de la taza con una pequeña cucharita. ¿De qué habla? ¿Escoger una familia? Ya se le zafó un tornillo a mi amigo.

-          André ¿De qué hablas? Tú estás en mi familia. SOMOS una familia.

Noto que su expresión cambia. Abre grandes los ojos y separa levemente los labios, como si realmente se sorprendiera por lo que dije. ¿Qué fue lo que le dije? Él sonríe ahora, pero su expresión me hace sentirme un poco avergonzado. Levanto mi taza a la altura de mi boca.

-          O… por lo menos –le digo –quiero que tú seas mi familia –Y le doy un largo sorbo a mi chocolate.

 

Notas finales:

Bueno, hasta aquí el capi de hoy. Si les va gustan la historia, por favor háganmelo saber, sus opiniones son muy importantes para mi, al igual que si solo quieren decirme que va lindo o alguna crítica constructiva, eso me ayudaría mucho.

Bueno, nos leemos en el prox capítulo n.n


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