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El Bello Durmiente por LaYoska

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-tiene zafiros y también esmeraldas, todo fue cosido y bordado a mano, si me pregunta es una obra de arte

 

Blah, blah blah

 

Auro ya ni siquiera escuchaba al mayordomo que estaba vistiéndolo, sin duda el traje que usaría esa noche era hermoso, el color azul suave le quedaba muy bien, resaltaba sus ojos, pero no estaba feliz, esos colores sólo le recordaban a Malek, su estómago se retorcía con la idea de no volver a verlo, ahora estaba en palacio, donde le celebrarían su cumpleaños y anunciarían su compromiso con Phillip, esa última parte era la peor de todas, al final el mayordomo salió y Auro se quedó sólo en la enorme habitación que ahora le pertenecía, se frotó los brazos, el castillo era frio en comparación con la cabaña, conocer a sus padres no había sido mejor, tenía la impresión que lo único que les importaba era que fuera un heredero digno, no habían preguntado cómo estaba o como se sentía, sino cómo había sido su educación, su manejo de la espada y conocimiento de guerras, además parecían odiarse entre ellos o tener una pelea constante, se miraban con demasiado rencor para ser una pareja feliz… él no quería eso, se recostó en la cama sintiéndose miserable, quería volver a sentir el calor de Malek, conocerlo mejor, saber sus manías, sus gustos, todo de él, escuchó la puerta abrirse pero ni siquiera se volteó.

 

-¿estás bien cariño?

-Summer- Auro se levantó, abrazando a su padrino, sintiendo una presión en el pecho, una angustia terrible que ni siquiera se alivió con las caricias en su cabello

-Oh, Auro, sé que no quieres esto

-¿me imaginas como príncipe?

-no- una suave risa le siguió a la rápida respuesta- te imagino corriendo por los bosques, ganándote tu propio sustento como has hecho hasta ahora

-¿cómo?

-crees que no notaría como mejoraste en cortar leña, ¿los cortes en tus manos por los costales que cargabas? Estoy orgulloso de ti por elegir conocer el trabajo sin tener la necesidad… y por eso quiero que elijas

-¿elegir?

-nosotros hicimos una promesa, darte dones y entregarte a la edad indicada a cambio del permiso de tu padre de vivir en el reino

-¿Por qué necesitan su permiso?

-… cuando Fawn, Blossom y yo nos hicimos pareja y formamos un vínculo las otras hadas nos exiliaron, no tenemos un hogar, por eso aceptamos el trato y ya lo cumplimos- se quedaron en silencio unos segundos

-pero yo no hice ningún trato

-exacto… tú no tienes ninguna obligación para seguir la voluntad de tus padres

-ellos no son mis padres… nunca estuvieron a mi lado o me criaron, podré llevar su sangre pero no su amor… lo siento Summer pero no puedo amarlos

-lo sé y nadie te obliga a hacerlo, pero debes elegir sabiendo las consecuencias, puedes quedarte y yo siempre estaré a tu lado, te ayudaré, te daré mi consejo pero no serás libre nunca más… por otro lado, también puedes huir e igualmente tendrás mi ayuda cada que lo requieras, aunque deberás vivir huyendo

-pero seré libre

-en cierto modo, si

-¿no importa lo que elija?

-siempre estaré a tu lado

-¿ni a quién elija?- Summer pareció sorprendido, parpadeando un par de veces

-oh, eso si no lo sabía… pero no, tampoco me importa a quién elijas, te quiero feliz, corazón

-gracias- Auro lo abrazó, sintiendo que había luz al final del túnel ahora que tenía un aliado, alguien para cubrirlo

-tienes veinte minutos, cariño- con un guiño Summer se apartó- y si necesitas algo solo di mi nombre- con otro guiño salió del cuarto, Auro al instante tomó su capa, además de su maleta, bajó las escaleras, todo estaba despejado para él, así que corrió a los establos, tomó uno de los caballos e inició el viaje, se rio al no encontrar a nadie en todo el camino al salir de la ciudadela, apresuró al caballo de nuevo cuando vio a lo lejos su amado bosque, sabía que llevaba una buena ventaja si lo buscaban pero no quería arriesgarse, al llegar a su cabaña sacó el dinero que tenía escondido, no era mucho pero le permitiría llegar más lejos, al salir iba a volver a tomar al caballo pero el bosque lo llamaba, le dio una palmada al hermoso animal para que corriera libre, huyendo después hacia el mismo claro donde se había encontrado con Malek, calculó y repitió el recorrido por donde le habían perseguido los lobos, sentía que se quedaba sin aliento pero no le importó al seguir el camino entre espinos, troncos caídos, ramas que rasgaron su costoso traje de gala, no se dejó vencer y persistió hasta llegar al castillo, retomó el aliento, sintiéndose feliz de ver el lugar, pero ahora venía la duda, ¿A Malek le molestaría su visita? Se mordió los labios, realmente no había pensado en eso.

-¿ahora qué hago?- se preguntó, mirando de nuevo el castillo, vio a los cuervos observándole justo antes de que empezara a llover, bueno, ahora podía usar esa como la excusa de su incursión, sólo esperaba que el hombre se lo creyera, caminó por el puente de piedra hasta el jardín anterior del castillo, se sorprendió un poco, por las espinas afuera nunca se había imaginado que ahí dentro fuera una selva tropical, había todo tipo de plantas, flores y frutos, tocó al gran portón pero no hubo respuesta, sin embargo, estaba abierto, así que entró- ¿Malek?- preguntó, quitándose las botas para entrar, no quería que además de correrlo por impetuoso lo culpara por llenar el castillo de lodo y vaya castillo, se veía derrumbado y en ruinas por fuera pero ahora- wow- paso su mano por los sillones con madera labrada, la chimenea tenia también un tallado de osos atrapando salmón, era impresionante, toda una obra de arte, la madera parecían ser troncos del mismo bosque, era hermoso, le gustó bastante el lugar, era cálido, fuerte, se embobó con una pintura sobre la chimenea, ese era Malek, pero parecía más joven y no tenía el tono azul en la piel, vestía un uniforme militar y tenía varias medallas en el pecho ¿pertenecería al ejercito del reino?- Malek… disculpa que haya entrado- continuó llamándolo pero al parecer no había nadie en casa, bueno, no había pensado en eso, se balanceo sobre sus pies mientras miraba alrededor, el reloj marcó las 8, oficialmente tenía 16 años, se preguntó por un momento qué estaría pasando en la fiesta y si ya estarían buscándolo, todo pensamiento le abandonó cuando una puerta se abrió sola- ¿uh Malek? ¿Eres tú?- nadie respondió, pero él se sentía atraído por la puerta, terminó de abrirla y caminó por el pasillo, mirando detrás de él de vez en vez, el pasillo le llevó a algo que parecía un taller de carpintería, encontró sillas, mesas e incluso armarios tallados, tal vez ese era el oficio de Malek, un calor se instaló en su pecho al pensar que estaba conociendo un poco más de él, volvió a llamarlo pero no pasó nada, fue entonces que un brillo nubló sus pensamientos, al fondo del taller, empolvado, había un artefacto que él nunca había visto, tenía una rueda, algo parecido a un pedal, pero lo que más le llamó la atención fue el extremo puntiagudo, al contrario de todo lo demás este estaba limpio y brillante, quería tocarlo, sentirlo, estiró su mano y aunque dudó tocó la punta, un dolor agudo recorrió todo su brazo, su cuerpo se sintió como de piedra de pronto, en la lejanía escuchó una voz llamándole, advirtiéndole, pero ya era muy tarde, un segundo después todo se volvió negro.

 

Notas finales:

~(^.^)~


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