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Shin Chan: El visitante del Futuro por Ecto

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Era Sábado por la mañana temprano. Hiroshi tenía que ir a trabajar, pero Shinnosuke estaba completamente libre. Se levantó con una gran sonrisa. No todos los días tienes a un visitante del futuro para ti solito.
Podía salir, y presumir de su hijo con Kazama y los demás. ¡Seguro que se moririan de envidia!
- ¿Estás loco? Shinto no puede salir asi, Shinnosuke. -Le respondió Misae, cuando el niño le comentó sus planes. -Tiene el brazo herido.
- ¿Eh? Pero tengo que buscar a mis amigos... -El mencionado apareció por la puerta, frotandose un ojo. -No se donde podrían estar...
Misae y Shin-Chan se miraron unos momentos, antes de que el moreno diese un salto para ponerse en pie.
- ¡Yo los buscaré! -Respondió moviendo los brazos. -Y los traeré aquí.
- ¿Eh? ¿De veras, Papá?
- ¡Jum, jum! -Shinnosuke asintió con orgullo, y habló con un fingido tono grave. -Para eso están los padres.
- ¡Te dibujare sus retratos! -Sonrió Shinto, para después salir corriendo a por papel y colores.
- Oye, Shin-Chan. No te vayas a perder por ahí, ¿eh? Y te quiero de vuelta pronto para ayudarme a hacer la comida. -Avisó su madre, cruzando los brazos.
- Tranquila, Misae. Shinto te ayudará. -Soltó el moreno, levantando una mano, y luego corriendo a ver lo que su supuesto hijo dibujaba. La mujer suspiró, y fue a darle el desayuno a Himawari.

Después de colorear tres garabatos, que se asemejaban a unos rostros humanos, Shinto escribió los nombres de sus amigos encima de cada cara en una letra irregular.
- Ihhh... Oye, Shinto. Escribes peor que yo. -Susurró el niño, entrecerrando los ojos.
- ¿Eh? Oh. Lo siento... Fue mamá quien me enseñó después de que prohibieran las escuelas. -Asintió el moreno. -Pero no se me da muy bien... Ejeee.
- ¿Iiiiih? ¿Prohibieron las escuelas? -Shinnosuke abrió los ojos, sorprendido. -¿Y las guarderías?
- También. -Susurró el adolescente. -Por eso tenemos que parar al rey...
- Woo, wooo. -Shinnosuke agarró el papel con una sonrisa, y comenzó a leer en voz alta. -AAaaaiiiinesuuuuke Suuuuooootooome. ¿Eh? Yo conozco a una persona que se apellida así. ¡Ai-Chan!
- ¿En serio? A lo mejor Suotome esta en casa de su madre... -Comentó Shinto.
- Umm... Maaaasaaaki Saaaattto. ¿Eeeeh? ¿M-M-Masao también?
- Ah, si. El tio Masao tuvo a Masaki unos meses después de que naciese Tori. Shinnosuke se quedó de piedra unos momentos. Pero en seguida reaccionó, y sonrió de lado.
- Ejeee. Pero yo me casé antes, ¿verdad?
- Uh... Claro. -Sonrió, un poco nervioso Shinto. -Y ya, Tori Nohara. ¿Crees que los encontrarás, Papá?
- ¡Claro! Confía en mi. -Sonrió el niño, levantando el pulgar, antes de salir corriendo por la puerta delantera.

Shinnosuke caminaba por las calles de Kasukabe, un poco inseguro. ¿Dónde podía buscar antes? Podía ir a pedirle ayuda a los demás, y seguro que estaban más que dispuestos de hacerlo. Sobre todo Masao. Y el primer lugar que se le vino a la mente fue el parque del barrio. Se guardó el papel de Shinto en el bolsillo, y salió corriendo en dirección al sitio.


- Shinto... -Misae llamó la atención del moreno, que estaba sentado jugando con el perro de los Nohara. Ella se sentó a su lado, con un par de zumos y una sonrisa. -¿Cómo llevas lo del brazo?
- Oh... No es nada. Gracias. -Sonrió con tristeza el chico, agarrando el vaso.
Hubo un silencio algo incómodo, antes de que Misae volviese a hablar.
- ¿Crees que podrías contarme sobre ese rey?
- ... -Por unos momentos, pareció pensarselo, pero acabó con una sonrisa segura. -Por supuesto. Todo empezó sobre estas fechas, cuando un candidato a presidente de Kasukabe fue elegido por la mayoría de personas, por sus grandes promesas.
- Oh. Hablas de Takano Sousuke, ¿verdad? Nosotros le votamos hace poco...
Shinto asintió, con una mueca de disgusto.
- El caso es que poco a poco se ganó la lealtad de una gran cantidad de gente, y se hizo con un poderoso ejercito. Acabó tomando el control del pais proclamandose a si mismo rey. -Misae levantó las cejas con sorpresa, pero no interrumpió al chico. -Comenzó con una ley que prohibía la pobreza en el pais, asi que encarcelaba, desterraba o incluso mataba a quien no llegase a unos mínimos de ingresos.
- ¡Eso es horrible!
- Bueno... Eso también lo dijo Papá. -Sonrió orgulloso. -Creó un equipo para ir en contra de la dictadura de Takano pero... Eso sólo lo enfureció. Empezó a crear leyes ridículas sólo para que afectasen a nuestra familia. Y... Por supuesto, anuló todo matrimonio que fuese del mismo sexo.
Hasta ahora, Misae asentia en silencio, pero eso último la tomó por sorpresa.
- Espera. ¡¿Qué?!
- Oh... Eh... -Shinto sonrió. -Si. Mi madre es un hombre.


Shin-Chan llegó al parque de Kasukabe, un poco cansado, y entró buscando con la mirada a alguien familiar. Le alivió ver que Nene estaba allí. Pero justo en esos momentos jugaba a mamás y papás con un chico mayor.
Dudó un par de segundos, antes de acercarse lentamente a su amiga, para pedir su ayuda.
- Hey. -Saludó, levantando una mano vagamente.
- Ah, Shin-Chan. Llegas justo a tiempo para jugar a mamás y papás. -Sonrió la chica.
- Woo, woo. No tengo tiempo. -Asintió el niño, haciéndose el interesante. -Tengo una misión muy importante.
- Ah... Pero quería presentarte a este chico. -Señaló la pelirroja. -Es muy simpático y ha pedido ser mi hijo en el juego.
Shinnosuke pasó su mirada hasta el adolescente, que parecía tener más o menos la edad de Shinto. Llevaba el pelo liso con un color parecido al de Nene. En su rostro se veia una clara expresión furiosa.
- Ya te he dicho que soy tu hijo de verdad. -Soltó, frunciendo el ceño.
- Ih... -Shinnosuke sacó de su bolsillo un papel, y comenzó a examinar el primer garabato, una cabeza con un bol naranja como pelo. -Aaaaiiiiineeeeeesuuuukeee. -Leyó con dificultad. -Woo, woo. ¿Tu eres Ainesuke?
- ¿Eh? ¿Cómo sabes mi nombre, niño?
Shin-Chan soltó una especie de "Ejeee", y le dio una palmada a Nene en el hombro.
- Asi que acabas con esa persona... Ejeeee... -La chica lo miró extrañada, y él se volvió al adolescente. -Pues Shinto me ha enviado para que volvais a estar todos juntos.
- ¿Nohara? ¿Ese pedazo de inútil? -El moreno se le quedó mirando, un poco sorprendido. -¿Y no podía venir él solito? Ha tenido que enviar a un crío. Pft.
- ¿Quien es Shinto? -Susurró Nene a su amigo, mientras el chico adolescente seguía despotricando sobre él.
- Pues... Es...


- Entonces... Papá me pidió volver a dos mil cuatro para evitar que se presentase candidato... Y ahora es muy tarde. -Shinto suspiró. -Si no recupero la máquina del tiempo...
- Yo es que sigo flipando... -Susurró Misae, acabándose un tercer vaso de zumo. -No puedo creer que Shinnosuke se case con...
La mujer fue interrumpida, ya que alguien llamó a la puerta de forma ruidosa, despertando bruscamente a Himawari.
Misae con un movimiento de cabeza le indicó al chico ir al cuarto donde estaba la bebé, y se acercó a la puerta para abrirla.
Él agarró a su futura tia e intentó calmar sus llantos, pero era inútil. La niña lloraba incluso más.
Shinto entrecerró los ojos, porque le era imposible oir con el llanto de Hima. Pero entonces tuvo una idea.
- Hey, Himawari. -Dejó a la niña en el suelo, y sonrió. -¡Mira! Culito, culito~ Culito, culito~
Cuando Tori era pequeña la única forma de calmarla era haciendo el famoso baile del culo, que habia heredado de su padre.
Y pareció surgir efecto con su tia también.
En cuanto la bebé dejó de llorar, Shinto sonrió ampliamente, y la cogió en brazos.
Se fue a sentar en el suelo, cuando un grito femenino que venía de la puerta, llamó su atención.
- ¡SHINTO! ¡SACA A HIMAWARI DE AQUÍ!
El adolescente agarró con más fuerza a Himawari, mientras lo siguiente que escucharon fue cristal roto a sus espaldas.
- ¡QUIETOS!
La bebé amenazó con llorar pero Shinto le dedicó una sonrisa, girandose para encarar a un par de policias, obviamente no pertenecientes a esta época.
- Tranquila. Saldremos de aquí. -Le susurró. -Pero no llores...
Y tras esto, agarró un juguete de Shinnosuke del suelo, un monstruo con el culo afuera, y lo lanzó contra la cara de uno de los policías.
El otro amenazó con disparar, pero el chico fue más rápido, y le pegó una patada en sus zonas nobles, aun con la niña en brazos.
- ¿Nos vamos, Hima? -Rió, orgulloso.
- Noz vamoz. -Asintió ella, levantando una mano. Dicho esto, salieron por el jardin trasero, y tras poner a la bebé en su espalda, escalaron el muro, consiguiendo escapar.

- No te atrevas a subestimar a la familia Nohara. -Sonrió de lado Misae, estampando a un policía futurista contra su mueble de ropa interior. El hombre que parecía su líder se quedó mirando el muro por el que acababa de escapar Shinto.
- No llegaran muy lejos. -Declaró, con un movimiento de manos. Justo entonces, un grupo de hombres se lanzó contra Misae inmovilizándola por completo.


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