Se oyó el disparo en toda la sala, y los que estaban en ella tuvieron la mala suerte de ser espectadores de la grotesca escena.
- ¡NO! -Ainesuke sentía como si su corazón fuese a salir de su pecho en cualquier momento. Tori seguía gritando. - ¡SHINTO!
- ¡Vuelve a disparar, y esta vez no falles! -El Sousuke del futuro parecía alterado. Y no era para menos. Justo antes de que la bala saliese del cañón, Shinto se lanzó encima de Shinnosuke, como su fuese a darle un abrazo, y recibió el disparo por él.
Antes de que volviesen a disparar, Tori se lanzó contra ellos con ayuda de Masaki, arrebatandoles la pistola.
- ...¿Shinto? -Shinnosuke abrió los ojos lentamente, encontrándose cara de su hijo, que tenía los ojos cerrados, y los labios entreabiertos, con un hilillo de sangre cayendo por estos. -Shinto...
- ¡Shinnosuke! -Misae agarró al niño con ambas manos, y lo abrazo con todas sus fuerzas. -Oh dios santo. Estás bien.
- M-mamá. -Shin-Chan hizo un pucherito. -Shinto está...
- ¡Shinto! -Aine reaccionó de pronto, poniéndose de rodillas, al lado del cuerpo del adolescente, y comenzando a zarandearlo sin respuesta. -¡Shinto! ¡Shinto!
La policía no tardó en llegar. Arrestaron al señor Takano joven, mientras que el anciano no apareció por ningún sitio. Fue declarado inmediatamente culpable por secuestro, y asesinato a un menor de edad sin identificación.
Misae quería llevarse a los niños de allí cuanto antes, pero cuando se dio cuenta, Shinnosuke ya no estaba con ella.
- Oye niño... No deberías estar aquí. -Comentó un policía, cuando el moreno pasó por su lado. Pero lo ignoró.
- Shinto... -El moreno notó un par de lágrimas caer por sus mejillas. -Eres un mentiroso. Me dijiste que hablariamos... Shinto. Y también iba a ayudarte con lo del chico que te gusta, ¿sabes?
Tori, Aine y Masaki se encontraban al lado de Misae, cuando comenzaron a notarse algo extraños.
- ¡Tori! -Kazama fue el primero en darse cuenta de que el cuerpo de su futura hija, comenzaba a transparentarse. -¡E-Estás desapareciendo!
- ¿Eh? -La chica se miró su mano semitransparente, antes de oír al pelirrojo de su lado soltar un bufido.
- Asi que eso pretendía... -Susurró Suotome, cruzandose de brazos.
- Al menos... Significa que todo ha salido bien. -Suspiró Masaki, con una pequeña sonrisa, mirando sus manos también.
Kazama y los demás vieron sorprendidos, como poco a poco los cuerpos de los chicos iban desapareciendo poco a poco.
- ¿Ih? -Shinnosuke intentó tocar el cuerpo de Shinto, pero también comenzaba a ser traspasable. De pronto, sus palabras resonaron en su cabeza. -Cuando todo acabe...
El niño sacó de su bolsillo un boligrafo azul, con una cámara en la punta, y sin dudarlo le dio al único botón que tenía.
El pequeño Shinnosuke de cinco años iba paseando a Nevado por encima de la colina al lado del río. Ya comenzaba a atardecer, y sabía que si no volvía pronto a casa Misae iba a pillar un buen cabreo, asi que decidió culpar a su perrito.
- Ihhh, Nevado... Si no fueses tan lento ya habríamos llegado, ¿sabes?
La respuesta del animal blanco fue un gemido tristón, en desacuerdo. Pero el niño lo ignoró.
- Bueno, vamos a ca... ¿Eh?
Shinnosuke se quedó mirando a la orilla del río unos momentos, pero no ocurría nada. Luego volvió la mirada a Nevado, mientras un par de lágrimas se le escaparon de los ojos sin controlarlo. El perrito lo miró preocupado.
- Eh... Que raro... -El moreno siguió mirando la orilla , antes de volver hacia su perro. -¡Woohooooi! ¡Te hecho una carrera hasta casa!
No se percató de las googles que la orilla del río se llevó esa misma noche.