La tercera clase de aquel día era Transformaciones, que cada vez se ponía más difícil para todos a excepción de Hermione, que como siempre era la primera en sacar adelante los difíciles embrujos que les enseñaba la profesora y aquel día no era la excepción.
Terminada la clase Hermione buscó a la profesora para hablarle aparentemente sobre algún libro en el que debía aparecer más información sobre el tema tratado en clase, Harry la observó con desconfianza e inquietud, temía que su amiga le fuese con la historia a la profesora, pero se tranquilizó cuando vio que la chica se unía a ellos para dejar el aula.
Después de cenar la mayoría de los alumnos se encontraban absortos en sus deberes en una sala común bastante silenciosa, Harry jugaba con Ron ajedrez mágico, su amigo había cambiado totalmente su actitud con él después de enterarse de lo que había pasado con Snape, miraba a Harry como una especie de ídolo, estaba seguro de que cuando tuviera clase de Pociones no podría reprimir la risa al sólo mirar el rostro del murciélago malvado como últimamente llamaba a su profesor de Pociones. Aunque en realidad lamentaba que su amigo no pudiese continuar Pociones, después de todo juntos habían hecho planes de convertirse en Aurores y ahora eso ya no sería posible por culpa de Snape, porque para él sólo Snape era responsable de lo ocurrido, siempre estaba mortificando a Harry y era natural que su amigo algún día perdiera la cabeza, sobre todo después de lo ocurrido a Sirius, y como él muy bien sabía Harry culpaba a Snape por haber insinuado que el padrino de su amigo era cobarde.
En eso estaban cuando apareció un chico de cuarto curso con un rollo de pergamino para Harry, que lo tomó y dio las gracias al chico con extrañeza apartando sus ojos del tablero para leer el rollo de pergamino que decía
Sr. Potter:
Debe presentarse en mi despacho a las 8 : 30 horas en punto, es urgente
Profesora Minerva Mcgonagall
Harry leyó atónito el trozo de pergamino que tenía entre las manos e instintivamente miró a Hermione que se encontraba en la misma mesa oculta tras un libro de Aritmancia, fingiendo que leía, Harry se puso de pie de un salto
- Se lo dijiste a Mcgonagall - dijo Harry sin salir de su asombro
- Qué fue lo que le dijo a Mcgonagall - preguntó Ron
- Te pedí que no lo hicieras - dijo Harry poniéndose furioso
- Harry lo siento, pero no podía ... - empezó Hermione bajando el libro que no leía -
- No lo puedo creer - le dijo Harry mirándola con furia - eres una ¡TRAIDORA!
Todos en la sala común se volvieron a mirarlos, un silencio general se apoderó del lugar, todos sabían que eran los mejores amigos que existían en Hogwarts, siempre inseparables, algo muy grave debía ocurrir como para que Harry Potter llamara a su mejor amiga "traidora". Ron era otro que no salía de su asombro, miraba a Harry con a boca abierta incapaz de decir nada y Harry luego de arrugar el trozo de pergamino que tenía en las manos lo arrojó con rabia y sin mirar a nadie, salió por el retrato hecho una furia. Hermione luego de verlo salir se cubrió el rostro con las manos, para no dejar ver las lagrimas que caían por su mejillas, Ron saliendo recién se su asombro se aproximó a ella para consolarla, pero ella lo rechazó y salio corriendo hacia el dormitorio de chicas, dejando a todos completamente desconcertados y a Ron más que a nadie.
Mientras caminaba hacia el despacho de la profesora Mcgonagall, Harry despotricaba furioso en contra de Hermione, el asunto era entre Snape y él, algo así como una prueba de fuerza y no quería darle la satisfacción de saber que se había quejado con la jefa de su casa.
Cuando llegó frente a la puerta del despacho de la profesora tomó aire, como para tranquilizarse, golpeo dos veces y entró
- Permiso profesora, quería verme - dijo Harry procurando que su tono no delatara la furia que sentía
- Sí Potter, ven acá y siéntate - ordenó la profesora con sequedad
El chico caminó hasta el escritorio de la profesora y se instaló frente a ella conteniendo la respiración y enfrentando los negros y pequeños ojos de la profesora que lo taladraban a través de los anteojos cuadrados.
- Bien Potter, he sabido que el profesor Snape te suspendió de su clase en forma definitiva - dijo la profesora sin rodeos - y quiero saber por qué
- Pues es que yo... - balbuceo Harry
- Háblame claro Potter, porque no te entiendo -
- Bien es cierto profesora - dijo Harry algo temeroso
- Quiero saber exactamente el motivo Potter - dijo la profesora - qué fue lo que hiciste para que el profesor Snape tomará una medida tan drástica
- Yo... pues llamé al profesor Snape... Mortífago cobarde - dijo Harry como si cada palabra le costara un tremendo esfuerzo
La profesora le miró espantada sus ojos se abrieron como platos y creyendo haber oído mal hizo que Harry repitiera lo que había dicho, después de convencerse tras un breve silencio que había oído perfectamente, miró a Harry de una forma tan severa que este creyó que la profesora comenzaría a gritarle en cualquier momento, pero en lugar de eso le dijo
- Espero que comprendas que lo ocurrido es muy grave Potter -
- Sí profesora - afirmó el chico
- Personalmente creo que este asunto de, desavenencias por llamarlo de algún modo, con el profesor Snape ha llegado demasiado lejos - al ver que Harry nada decía prosiguió - como jefa de tu casa debería imponerte un castigo, pero al parecer ese tipo de cosas no dan resultado contigo, voy a poner al tanto de esta situación al Director, y mañana te avisaré de lo que se haya resuelto
Harry continúo en silencio
- Es todo por ahora puedes irte - dijo secamente
- Sí ... buenas noches - dijo Harry en tono tímido y cuando ya tenía la mano en el picaporte oyó la voz de la profesora que le hablaba
- Qué fue lo que te pasó en la cara Potter - quiso saber la profesora
- Ah... pues me caí - dijo Harry poniéndose colorado
- Ya veo - contestó la profesora con tono extraño - pues ve a la enfermería
- Sí profesora... buenas noches - dijo Harry abriendo por fin la puerta saliendo al pasillo frío y desierto
En cuanto estuvo fuera del despacho de la profesora, Harry sintió que le volvía a hervir la sangre, caminó en dirección a la torre de Gryffindor, no lograba apartar de su mente lo que había dicho la profesora, pondría al tanto al Director de aquel asunto, no podía dejar de preguntarse que ocurriría, a caso lo expulsarían, había insultado a un profesor era una falta tan grave que sería expulsado sin apelación. En otras ocasiones el profesor Dumbledore le había salvado de eso, pero ahora el mismo sentía que no tenía nada en que apoyar su defensa, que diría el Director se preguntaba Harry sin cesar y luego recordó que Hermione era la culpable de todo por haberle ido con el cuento a la profesora Mcgonagall, él se había resignado a la idea de no asistir a clases de Pociones, había podido conformarse, pero ahora entrever la posibilidad de la expulsión hacia que el estómago se le revolviera. Tal vez era lo mejor que podía ocurrirle, recordó que un rato antes había llamado a su mejor amiga "traidora", ahora con la cabeza más fría se daba cuenta de lo estúpida que había sido su reacción, no se sintió capaz de volver a su torre y tener que enfrentarse a las miradas de sus compañeros a si es que se desvió y tomó camino hacia la torre de Astronomía que a esa hora estaba desierta. Se fue por un pasillo y encontró la habitación que generalmente era usada para guardar mobiliario en desuso, entró en ella instalándose en un rincón cerca de una ventana, con la cabeza oculta entre sus brazos trató de vaciar su cabeza de cualquier pensamiento.
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