Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi superhéroe poco ortodoxo por Yoshita

[Reviews - 56]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Recordando a mis lectores, vengo a actualizar. 

Espero disfruten. 

Si se ve feo o pegado, es porque actualizo desde dispositivo móvil. Lo editaré cuando pueda. 

Era medio día cuando sonó el timbre de la puerta. Se levantó pesadamente de la cama y bajó las escaleras a la primera planta. 
El timbre volvió a sonar. 
-Ya voy- exclamó sin apresurarse. Tomó el picaporte y abrió. 
-¿Es usted Phoenix Marco?
-Si- ahogó un bostezo- soy yo. 
-Esto es para usted- le entregó un sobre negro- ¿puede firmar, por favor?
-Claro- garabateó distraído y tomó el sobre para cerrar la puerta y sentarse al comedor. Agradecía al cielo no haber tenido clase ese día. 
Estudió el sobre. No esperaba correspondencia, no que él supiera. 
Repasó la hendidura del escudo plateado y luego levantó las solapas para ver el contenido. 
-"Usted, Phoenix Marco, ha sido elegido como protector de la Mansión de Plata"- leyó- ... ¿Qué cosa?- siguió leyendo- "... Por constancia de Edward Newgate..."- levantó la vista- ¿qué tiene que ver el viejo con esto?- sacudió mas el sobre y un crayón celeste rodó sobre la mesa- ¿y esto?- terminó de leer- ¿que dibuje una puerta?- escéptico, hizo caso de lo que decían y trazó una entrada en el suelo de la sala, bajo la alfombra y la empujó. Al otro lado vio el cielo claro de una mañana despejada. 
Entró. 
Se apoyó en el suelo del otro lado para salir completamente y quedó frente a frente con un portón de brillante color plateado. 
-Debo estar soñando- rogó para sus adentros- si, estoy soñando- pasó a leer de nuevo el papel- ¿que entre? Está bien. Entraré. 
La reja de plata se abrió y Marco caminó el sendero de piedra hasta la entrada de la gran mansión. Allí entró y leyó las instrucciones que siguió al pie de la letra hasta el salón que rezaba "protectores". Abrió la puerta con cuidado y se encontró con cuatro interesantes personajes concentrados en una conversación algo informal. Saludó. 
-¡Vaya!- vio que exclamaba la única mujer- fuiste el primero. Que puntual. 
-Vamos Hancock, déjalo llegar- reprendió un pelirrojo que estaba algo ebrio- anda chico, pasa y toma asiento. 
Marco dudó en la puerta. 
-Anda mocoso- le dijo un hombre con cabellos canos- no mordemos... Al menos yo no- se burló mirando a Boa de reojo. 
-Muy gracioso Garp- espetó la chica. 
-Déjalo, ya es un viejo- cortó el hombre que no había hablado hasta el momento- déjate de estupideces y pasa, no te quedes parado haciendo el tonto. 
Alzó una ceja. ¿Le hablaban a él? Joder. 
Caminó y se sentó en una poltrona alejada de los cuatro extraños sujetos. 
-¿Qué hago aquí?
 
Cuando acabaron de explicarle su nuevo trabajo y las reglas que conlleva, se encogió de hombros. Lo habían estado siguiendo todo por culpa del viejo Shirohige y su pasado como protector innato. Según le habían contado, era el mejor de los mejores y ahora se esperaba lo mismo de él. 
Además, ¿cómo se habían enterado de su habilidad del fénix? Asintió para si. Debió haber sido el viejo. 
-Pero el viejo y yo no compartimos lazos de sangre- había preguntado y ellos se habían limitado a encoger los hombros. 
-No tiene importancia, eres de su familia. 
Asintió de nuevo y suspiró. 
-Espera aquí a que llegue tu protegido- le habían pedido antes de irse a preparar quién sabe qué cosas. 
Estaba aburrido. Inmensamente. Y en esa habitación amplia no había nada que pudiera entretenerlo. Al comienzo disfrutó mirar por la ventana el bonito paisaje rural, verde, que se extendía. Pero pasado un momento, ya todo le parecía igual y su desespero comenzó. 
Tamborileó los dedos en la mesa de centro y vio en el estante del frente unos libros casi escondidos. Se puso de pie de un salto y se acercó, tomando uno con cubierta verde y grabados en rojo y dorado, tenían un extraño título, pero eso era mejor que estar sentado y hacer nada. 
 
Cuando había leído casi 20 hojas, le llevaron el almuerzo. No se había fijado de su hambre y comió ese, ¿pescado?, con gusto. El jugo era de naranja fresca y las papas estaban hechas al horno. A pedir de boca. 
Su protegido, ¿qué clase de persona sería? ¿Chico o chica? ¿Viejo o joven? ¿Será rubio? ¿Pelirrojo? ¿Castaño? Tenía muchas dudas. Pero una le revoloteaba: ¿enamorarse de su protegido era ilegal? ¿Por qué? ¿Acaso le haría perder el juicio? Bueno, no es que no se fuera a enamorar, es que no le atraían mucho las personas en el ámbito romántico. Había salido con varias chicas, y también chicos, ¿por qué no?, pero no habían llamado su atención y francamente dudaba de la existencia de alguien que si la captara. 
Terminó su comida y se acostó en el cómodo sofá en el que estaba. Se estaban cerrando sus ojos y no le importaba, dormiría hasta que llegara el susodicho protegido. 
 
Cuando la puerta se abrió de golpe, Marco sintió que su corazón se salía de su sitio y se sacudió para regresar a la realidad. No supo cuánto había dormido, pero no era mucho. 
Vio que la puerta que se había abierto no era la de la entrada sino otra, por donde venían tres de los cuatro que había conocido horas antes y dos chicos detrás: uno rubio, con ropa informal, y un moreno que parecía que se hubiera caído por un peñasco, rodado por lodo y pateado por perros salvajes, todo al tiempo. Estaba tan sucio que se demoró en diferenciar las curiosas pecas de su rostro de entre el mugre. 
-Marco- comenzó Boa- este es Sabo, tu protegido- hizo un ademán señalando al chico rubio, pulcro en comparación a su acompañante. 
El chico estiró la mano para estrechársela. 
-Un placer. 
-Lo mismo- dijo amable. No había problema, no se sentía atraído por el chico, pero le agradaba, era una buena persona. 
-Este es mi hermano, Ace- presentó a su sucio acompañante, que estiró también su mano para estrecharla. 
-Un... ¿Placer?- respondió mientras veía al chico agachar la mirada... ¿Nervioso? ¿Apenado? El agarre en su mano se fue soltando y la mano cayó junto con el brazo al lado del cuerpo del muchacho moreno. Se preocupó, ¿tanto había impactado al chico? 
Pero sacudió la cabeza intentando asimilar lo que veía en el momento en que oyó al muchacho roncar. ¿Se había quedado dormido de pie?
-Oye...- murmuró moviendo su hombro. 
-¡Ace!- vio como el hermano del dormido le golpeaba la cabeza y el chico reaccionaba. 
-¿Qué? Ah, hola, soy Ace- le estiró la mano. 
-Marco...- musitó mecánico, ¿qué era ese chico?
-Tomen asiento- pidió el pelirrojo- pedimos perdón por Garp, él...
-El abuelo tenía que irse a recoger a Luffy...- musitó con un bostezo el pecoso. 
-¿Abuelo?- cuestionó Marco. 
-Si. Garp es nuestro abuelo- sonrió su protegido. 
-Ya es suficiente- sentenció Smoker- conociste a tu protegido y a eso- señaló a Ace- pueden irse a esperar. 
-Síganme- pidió Shanks poniéndose de pie seguido por los tres muchachos. 
Caminó a la puerta por donde había llegado y salió al pasillo con los otros dos chicos pisándole los talones. Siguió por el largo pasillo y antes de doblar para abandonarlo, vio a un muchacho con cabellos verdes y a un hombre de cabello negro tomar la vía a la sala de protectores. 
Se encogió de hombros y entró a la salita que le indicaba el pelirrojo. 
-Esperen aquí- dijo y se fue. 
Marco se sentó en uno de los sillones y vio a los hermanos acomodarse en la alfombra del suelo. Los analizó y se fijó como el moreno se derrumbaba en la alfombra, dormido.
Sonrió y se convenció que no era un sueño, tal persona no podía ser producto de su imaginación. 
Volvió a sonreír. 
No le importaba la regla de enamorarse de su protegido. Después de todo, era el pecoso acompañante de Sabo quien le había llamado la atención. 
Notas finales:

Gracias por leer. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).