Harry vivió horas de preocupación desde que fuera descubierto con Draco en las mazmorras y justamente por Snape. Pasó todo ese día domingo acostado en su cama, ni siquiera salió para comer, escuchó a sus compañeros de cuarto y especialmente a Ron hablar de él y de su extraña desaparición de la fiesta de la noche anterior. Harry no estaba preparado aún para decirle la verdad a su mejor amigo, sabía que aquello sería un golpe duro para Ron, él enamorado de un chico, perteneciente a Slytherin y que además fuera Draco Malfoy, quien por años había hecho la vida insoportable a ambos, estaba seguro que Ron lo consideraría un traidor, quizá ya no querría ser su amigo al enterarse de la verdad, por otra parte le preocupaba Hermione, si Ron llegaba a enterarse que había sido su propia novia quien había ayudado a que ellos se unieran seguramente ese sería el final del noviazgo de ellos.
Eran demasiadas cosas las que preocupaban a Harry aquel domingo, Snape sabía la verdad y se lo diría a Dumbledore a primera hora del lunes, debería enfrentar una vez más al director a causa de saltarse una norma del colegio, eran demasiadas cosas, no podía olvidar la conversación con Snape, este amablemente le había recordado que todas las personas que lo amaban por una u otra razón acababan muertas y, era eso lo que más preocupación le causaba, debía reconocer que Snape había invocado una gran verdad, tarde o temprano Draco sería llamado a formar parte de las filas de Voldemort en reemplazo de su padre, sería muy difícil para Draco sustraerse a ese destino, tal como él mismo no podría dejar de enfrentarse con el suyo, luchar con Voldemort, sin saber si destruiría o sería destruido.
Harry sentía que amar y ser amado era lo más hermoso que le había ocurrido en su vida, pero reconocía que enamorarse de Draco no había sido la mejor elección de su corazón, sentía que amaba profundamente al chico de ojos grises y que ya no podría amar a nadie más, pero también comprendía que no sólo se ponía en peligro él, sino que también a Draco, la sola idea de perderlo le hacia estremecer de miedo. Durante mucho tiempo pensó en todo esto, pronto acudieron a él los recuerdos de esa noche de amor junto al chico rubio, recordó cada beso, cada caricia dada y recibida, él jamás había experimentado un sentimiento como el que ahora lo inundaba por completo, se sentía pleno y feliz cada vez que estaba junto a Draco, sólo pensar en él lo llenaba de una dicha sin nombre, luego de meditarlo mucho llegó a la conclusión de que valía la pena arriesgar la vida por ese amor y si llegado el momento debiera dar la vida por su amor la daría sin dudarlo un sólo instante.
La mañana del Lunes Harry llegó tarde a desayunar, como siempre Ron y Hermione habían llegado antes que él y ya estaban a mitad del desayuno, el día anterior él no había probado bocado, pero a pesar de eso no tenía apetito la preocupación que lo acosaba inevitablemente lo tenía en ese estado. En lo único que podía pensar Harry era en que muy pronto sería llamado al despacho del director para dar explicaciones, pero a pesar de todo sentía que esto no era tan terrible como no poder mirar hacia la mesa de Slytherin para buscar los ojos grises que lo enloquecían por completo, eso sí era un suplicio, tener que fingir, mostrarse indiferente cuando lo único que deseaba era mirar a Draco, esto era lo más deprimente de toda aquella situación, no poder gritarle al mundo entero que lo amaba con locura.
En la mesa de Slytherin también habían dos personas muy preocupadas, la una Draco, sólo podía pensar en cómo enfrentaría su entrevista con Dumbledore, era totalmente cierto lo que había dicho a Snape el día anterior, realmente no temía por él, no le importaba que desearan expulsarlo, pero lo que podía suceder con Harry era lo que lo asustaba, quería creer en que Dumbledore no estaba tan loco como para querer expulsar a Harry de Hogwarts sólo porque tenía una relación oculta con él, de algo debía servir que Harry fuese su niño favorito, aunque pronto recordó que la última vez, olvidando por completo este hecho y sin más había expulsado a Harry, aunque también reconocía que su chico dorado había traspasado todos los límites atacando a Snape frente a las narices del mismo Dumbledore.
Otro de los que estaba preocupado en la mesa de Slytherin era Eric, se daba cuenta que algo muy extraño estaba sucediendo con Harry, notaba que desde hacia unos días el chico de ojos esmeraldas hacia todo lo posible por evitarlo, durante la fiesta de Halloween Harry apenas le había tomado en cuenta cuando se habían topado en la entrada al Gran Comedor, y ahora que hacia memoria comenzaba a comprender que el famoso chico Gryffindor llevaba varios días actuando extraño y estaba seguro que no era por efecto de la poción, Harry lo evitaba, cada vez que se topaban ponía cualquier excusa para alejarse lo antes posible de él, Eric trataba de imaginar por qué estaba sucediendo esto, era como si Harry ya no confiara en él y, eso era lo que más trabajo le costaba comprender, la razón de ese repentino cambio, algo estaba sucediendo con Harry y tenía qué averiguar que era aquello.
Otra cosa que comenzaba a poner nervioso a Eric era que ya habían pasado varios días desde que Harry bebiera la poción que se suponía debía comenzar a obsesionarlo y aún no manifestaba el menor síntoma, eso era demasiado extraño, el efecto obsesivo de la poción ya debía comenzar a notarse y, Harry estaba extraño de eso no había duda, pero su conducta no era obsesiva ni nada que se le acercara. Mientras pensaba en todo esto Eric no apartaba su vista de la mesa de Gryffindor y más específicamente de Harry, de pronto se encontró con los ojos del chico que se había dado cuenta de la insistente observación de que era objeto y le sonrió amigablemente haciéndole un gesto de saludo con la mano, Harry respondió aunque tímidamente y luego apartó rápidamente su vista de la mesa de Slytherin.
Sin saber muy bien por qué Eric dirigió su vista hasta el lugar donde estaba Draco y se encontró con la mirada dura y fría de su arrogante compañero de casa, esta mirada no era la que habitualmente Malfoy le dirigía cada vez que se producían episodios como ese entre él y Harry, por lo general Malfoy le dirigía miradas envenenadas de desprecio y burla, pero la que acababa de dedicarle parecía más de amenaza, esto le produjo un extraño malestar, no era que le tuviera miedo al rubio príncipe de Slytherin, al contrario lo despreciaba y lo consideraba sólo un niño estúpido y mimado; pero en aquella mirada había algo diferente, era como una advertencia silenciosa, pero por qué se preguntaba Eric, de pronto una repentina idea le cruzó el cerebro, dirigió su vista hacia la mesa de Gryffindor otra vez, Harry estaba conversando con sus amigos, apartó la vista y volvió a mirar a Malfoy y fue cuando comenzó a comprender, el rubio también había puesto sus ojos en la mesa de Gryffindor y más específicamente en Harry, pero su mirada no era de las habituales que dirigía a su más odiado enemigo, sino que era una mirada cargada de "ternura" y Harry en ese mismo instante había parecido presentir la mirada del rubio y por espacio de un breve instante las miradas de los dos se habían conectado como si escondieran del resto del mundo alguna conjura secreta y velada.
Eric no quería creer en lo que acaba de ver, quería pensar que era producto de su imaginación, no era posible, mas bien era imposible lo que su cabeza estaba pensando, Harry odiaba a Malfoy y el rubio a su vez odiaba a Harry, eso era algo que todo el mundo sabía, él mismo había sido testigo de ese odio en más de una ocasión, pero la mirada que acababan de cruzar no era precisamente de odio. Eric trató de calmarse y decirse una y otra vez que no era posible, que todo era producto de su imaginación, estaba viendo cosas que no eran; Malfoy no podía mirar tiernamente a Harry y este mucho menos corresponderle de la misma forma, eso era una locura, se odiaban, todo Hogwarts sabía eso.
Eric se sintió impactado por lo que estaba comenzando a descubrir, no podía creerlo, se preguntaba si a caso todo ese odio no había sido más que una farsa desde siempre para ocultar ante el mundo sus verdaderos sentimientos, no era posible, el odio de ambos parecía tan genuino, cómo era posible que mantuvieran a todo el mundo engañado de esa forma, desde cuándo se amaban, sabrían los amigos de Harry de sus verdaderos sentimientos por el rubio, y Snape pensó de pronto Eric, sabría el profesor de Pociones de esto, sería por eso que odiaba tanto a Harry, porque su alumno más querido estaba enamorado del famoso Gryffindor. El cerebro de Eric trabajaba a una velocidad alarmante, comenzó a conectar ideas y recuerdos, todo parecía que comenzaba a tener claridad en su mente, recordó la noche en que invitó a Harry a su habitación y Malfoy los había descubierto, él en ese instante creía sinceramente en el odio que ambos chicos parecían tenerse, si bien era cierto que se había burlado de Malfoy insinuando que estaba sedoso, no lo había hecho porque lo creyera realmente, sino para provocar un conflicto entre ambos, pero sin querer había dado con la verdad, por eso la actitud de Harry, por eso su nerviosismo de aquella noche, no era miedo por ser descubierto en un lugar prohibido, era miedo a lo que Malfoy pensaría de su presencia allí con él, la furia de Malfoy aquella noche no se debía a otra cosa que a los celos; ahora comenzaba a comprender muchas cosas, por eso Harry había reaccionado con tanto enojo cuando él le había insinuado que Malfoy estaba enamorado de él, era sólo una fachada para ocultar la verdad del asunto que se traía en secreto con el rubio príncipe de Slytherin, por eso éste había lanzado aquel rumor, acerca de él y Harry siendo más que amigos, no era más que un despiste, ahora lo comprendía todo, esos dos se burlaban de él en su cara y se burlaban del resto de la escuela fingiendo un odio que en realidad no se tenían. Eric sintió que la rabia se apoderaba de él, todo lo que había hecho no servía de nada, todos sus planes habían sido inútiles y estúpidos, si Harry y Malfoy se amaban quién sabía desde cuando, su poción no había hecho efecto en Harry, jamás haría efecto, había fallado, le había fallado a Tom, él era aún más torpe que esa banda de locos llamados Mortífagos, desde el comienzo Harry le había estado engañando con respecto a su supuesto odio declarado a Malfoy cuando en realidad lo amaba, siempre lo había amado, Eric se sentía tan mal que no pudo continuar con su desayuno y salió lo más rápido que pudo del Gran Comedor cuando los demás alumnos recién comenzaban a levantarse para ir sus respectivas aulas.
Draco no pudo evitar ponerse nervioso cuando al salir del Gran Comedor junto a sus escoltas vio a Snape parado junto a la escalera de mármol, comprendió al instante que el profesor de Pociones esperaba por él para llevarlo donde Dumbledore, que había esto ausente en el desayuno, pero como sabía que aquello era inevitable silenciosamente acompañó a su profesor por las escaleras que llevaban al quinto piso. Al entrar al despacho de Dumbledore, Draco vio al director sentado tras su escritorio y para su horror no estaba solo, ahí estaba también la jefa de la casa Gryffindor, esto puso nervioso a Draco, qué hacia ella allí, Dumbledore estaba completamente loco si pensaba que él diría algo de su relación con Harry en presencia de ella, para su sorpresa vio que la profesora no le miró de mala forma y el mismo Dumbledore parecía muy tranquilo y complaciente
- Buenos días señor Malfoy, ya sabe usted porque está en este despacho - dijo Dumbledore con voz tranquila
Draco miró altivo al director, él amaba a Harry pero no dejaba de ser un Malfoy y no permitiría que ninguno de los presentes le juzgaran, ni reclamaran por sus sentimientos hacia Harry
- Sí señor, lo sé - dijo Draco con aire altivo
- Me parece bien, así esto no se extenderá más de lo necesario - dijo Dumbledore - señor Malfoy le preguntaré algo, es necesario que sea muy sincero es mucho lo que está en juego
- Puede preguntar que yo seré sincero -
- Desde cuándo ama usted a Harry - dijo Dumbledore
- Desde siempre... sólo que no lo sabía, comencé a comprenderlo cuando Bryce llegó a la escuela - dijo Draco seguro
- Señor Malfoy comprende el riesgo que significa para usted amar a Harry - preguntó Dumbledore
- Sí lo sé, y no me importa - dijo Draco mirando a Snape
- Harry también se arriesga, eso lo comprende - dijo el director
- Sí Harry lo sabe y yo también... pero a pesar de todo eso...
- Señor Malfoy no está usted aquí para ser juzgado, lo único que deseo preguntarle es desde cuándo Harry corresponde a sus sentimientos-
- Pues bueno la verdad no estoy muy seguro... cuando Harry salió aquel día de la enfermería...
- Después de salir de la enfermería eso significa que...
- Creo que Harry ya me amaba antes de que usted lo expulsara -
- Usted sabe todo lo ocurrido con Harry desde aquel incidente -
- Lo sé todo, lo de la poción que bebió Harry y lo que le hará a medida que pase el tiempo- dijo el chico rubio sin ocultar su tristeza
- Señor Malfoy tal vez aquello no ocurra por eso tenemos que saber desde cuándo Harry corresponde a sus sentimientos exactamente -
- Esta diciendo que esa poción tal vez no le haga daño a Harry -
- Podría ser que esa poción no afecte a Harry, eso dependerá exclusivamente de si al momento de beberla ya lo amaba -
Draco abrió los ojos de asombro y felicidad al oír esto, esa pequeña posibilidad abría una esperanza para Harry, que ignoraba por completo el peligro que corría, el chico rubio se comprometió con Dumbledore en averiguar desde cuándo Harry lo amaba exactamente; estaba seguro que sólo él podría conseguir esa información, así lo prometió antes de dejar el despacho del director.
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