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Mi superhéroe poco ortodoxo por Yoshita

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Notas del capitulo:

Lamento demorarme... Parciales y trabajos y eso... La universidad nos tiene al rojo. 

Espero les guste. 

Nota: si se ve junto, es porque lo subí desde un dispositivo móvil, lo editaré cuando pueda. 

Killer y Zoro se acabaron la botella... Y luego otra y otra mas.

Kid y Usopp simplemente almorzaron y se tomaron una cerveza, pero los otros dos chicos se habían acabado una botella de sake, una de vodka y estaban por finalizar un whisky. Shakky simplemente los ignoró, igual le habían pagado por adelantado.  Ninguno de los chicos estaba borracho.  

-Mierda- masulló Zoro- tengo clase a las 2.

-Yo no... Supongo que vagaré por ahí. Veré que hago.  

-Vale... Oi Killer- el nombrado lo miró- te veré por ahí... Para volver a beber.  

-Claro, cuenta con eso. 

Zoro salió del bar y caminó rumbo a la universidad, donde encontró un puñado de gente rodeando algo. 

-¿Pero qué...? ¡Ace!

El pecoso estaba en el suelo. Dormido. 

-Ah, por favor...- Zoro le tomó una pierna y comenzó a arrastrarlo dentro del campus. 

-¿Zoro?

-Hasta que despiertas, bastardo, ¿qué hacías ahí dormido?

-Salí a buscarte y luego no supe mas.  

-Idiota. 

Zoro se detuvo y lo dejó incorporarse. 

-¿Por qué te fuiste?

-Quería beber. 

Ace encogió los hombros. 

-Oye, ¿a qué hora sales de clase?

-No lo se, se supone que tengo clase extra en la noche, pero no estoy seguro de si el profesor la hará. 

-Oh... Yo salgo de clase a las 6, no me importaría esperarte. 

-¿No te vas con Luffy y el resto?

-No lo creo, yo... Me mantendré alejado de mis hermanos por un tiempo.  

-¿Pasa algo malo?

-No, solo... Es personal, Zoro, lo siento. 

-No te preocupes. 

-Hey, además puedo pasar mas tiempo contigo, podemos terminar de hablar lo de esta mañana. 

-Bueno, eso si... Pero promete que no caerás dormido, idiota. 

-Hey, no lo volveré a hacer. 

Chocaron puños cerrando un mudo acuerdo. 

-Me voy, tengo entrenamiento. 

-¿De qué?

-Entré al equipo de fútbol de la universidad. No puedo llegar tarde o el entrenador va a matarme. 

-Entonces corre, que no mueras por mi culpa.  

-¡Adiós!- y se alejó corriendo.     

 

 

Killer caminó sin rumbo en el campus cuando vio a un muchacho sentado en una banca. 

-Hey Marco- lo saludó- ¿puedo?- señaló el sitio a su lado. 

-Killer- asintió- claro, siéntate. 

-¿No tenías clase?

-No, tengo en...- miró su reloj- 3 horas.

-Aun hay tiempo. ¿Te apetece caminar?

-Si, no hay problema. Tampoco tengo clase. 

Ambos rubios se pusieron de pie y comenzaron a caminar mientras hablaban. 

-¿Conocías a alguno antes de que nos involucráramos en todo esto?- preguntó Marco- porque yo no, ni siquiera sabía que estábamos en la misma universidad. 

-Solo a Law- contestó- digamos que... Es conocido de mi mejor amigo, mi casi hermano. De resto, a nadie mas. 

-Veo... Pero son agradables... Curiosos pero agradables.

-Si... Lo son...- la mente de Killer voló hacia Sabo. Seguía sin entender el modus operandi de ese chico: sonreía, hablaba y luego lo volvía loco con una simple mirada. Sabo tenía un don y Killer estaba perdiendo la cordura por pensar en el muchacho. No lo comprendía. 

-... Ler... Ller... Killer...- oyó que lo llamaban y divisó la mano de Marco sacudiéndose frente a su cara. 

-Vaya... Me absorbí. ¿Dónde estamos?  

-Creo que son las canchas...- Marco miró su alrededor y se enfocó en un lugar: las canchas de fútbol. Especialmente en el entrenamiento. Ace estaba allí- oye Killer, ¿te importaría que nos sentáramos un rato?- Marco señaló una banca libre cerca a la cancha. 

-Para nada- se encogió de hombros y siguió a Marco.     

 

 

Estaban sentados cómodamente cuando oyeron el estruendo. Una parte de la reja protectora que daba a la calle había sido destruida y varios hombres armados entraban a la cancha. Por otros lugares del campus oyeron mas y los gritos comenzaron a aumentar. 

-Portgas D. Ace... ¿Está Portgas D. Ace aquí?- exclamaba un hombre que parecía el líder. 

Marco se puso de pie de un salto y buscó a Ace con la mirada, encontrándolo cerca al arco donde acababa de tapar un gol. 

En ese momento su brazalete negro comenzó a sonar.   

-Tengan- Boa Hancock les entregó unos brazaletes negros a los 8 chicos- si están lejos de su protegido y este necesita ayuda, el brazalete sonará automáticamente y los guiará hasta el lugar donde se encuentra. Es por facilidad y seguridad. No los pierdan. No se los quiten.

Marco miró su muñeca, el brazalete estaba emitiendo un ligero sonido que indicaba que su protegido estaba en problemas. Miró al frente y vio a Ace identificarse como el sujeto al que buscaban. Cerró los ojos y los abrió, decidido. 

Tiró el brazalete al suelo y corrió en pos de Ace.   

Killer analizó la acción de Marco, ¿por qué repentinamente se había levantado y corrido hacia el chico? ¿Qué era eso que arrojó?  Se cercioró que su brazalete no estuviese sonando, si lo estaba, debía correr hacia Robin. No lo estaba y suspiró, su protegida estaba a salvo. 

Se acercó a lo que Marco había botado y al reconocerlo se quedó de piedra. Sin pensarlo, lo tomó en la mano y lo apretó, siguiendo las indicaciones que indicaba el aparato.  

-Mierda- susurró. Sabo estaba en peligro y Marco lo había ignorado.    

 

 

Sabo tomó una silla y se la arrojó a uno de los hombres; había aprendido a pelear, pero esos tipos estaban en otro nivel, no podría con todos. 

En realidad no deseaba que Marco apareciera, pero si su protector se presentaba, se lo iba a agradecer desde el fondo, después de todo lo habían contratado para eso, ¿no? Esperaba que Marco lo encontrase rápido, no estaba seguro de que aguantaría todo. 

Corrió para alejar a sus atacantes de sus compañeros, bajó escaleras y llegó a la parte exterior del edificio. Los hombres que lo atacaban lo estaban rodeando. 

Miró a su alrededor y vio una escoba tirada en el suelo, la tomó y se puso en posición de defensa. 

-¿Me buscaban? ¡Vengan por mi, bastardos inútiles!

Los hombres se lanzaron a atacar a Sabo y el chico, como podía, frenaba los ataques de espadas y mazos que se dirigían hacia él. 

La gente a su alrededor huía despavorida y procuraba no chocar contra los atacantes. 

Un grito distrajo a Sabo y en ese instante recibió un balazo en el hombro. Soltó su improvisada arma y maldijo. Sostuvo su hombro con la mano opuesta e intentó huir buscando una apertura pero le fue imposible, un hombre se acercó a él y le colocó unas esposas por mas de que pusiera oposición, el dolor del hombro lo estaba torturando. 

-Tenemos a uno. 

-No por mucho- logró escuchar y vio como las extremidades del hombre que lo había esposado volaban hasta aterrizar en el suelo. El hombre perdió el conocimiento de manera inmediata y Killer caminó en el charco de sangre que acababa de dejar. 

-¡Bastardo!- oyó y el resto de hombres avanzaron hacia él. 

Killer sonrió y guardó sus guadañas por un momento para tomar su cabello y recogerlo en una alta coleta para evitar que le estorbara. 

Sacó sus guadañas. 

Dio un movimiento y logró cortar unas cuantas cabezas que rodaron libres por el asfalto del suelo. A otro hombre logró desgarrarle el estómago con las puntas afiladas y las entrañas del sujeto se derramaron por el suelo, creando un espeluznante ambiente. Cortó piernas, brazos y cabezas hasta que todo a su alrededor era sangre y muerte.

Todo menos el hombre que había reconocido como el tirador que había disparado a Sabo. 

-¡No te acerques!- titubeó el hombre. Le apuntó y disparó, pero Killer detuvo la bala con sus dedos y la miró. 

-Necesitarás mas que eso para matarme. 

El hombre vació el cartucho del revólver y comenzó a buscar la carga, tiempo que Killer aprovechó para acortar distancias y arrojar al hombre al suelo. 

-Piedad, por favor- pidió. 

-No la tuviste con ese muchacho- miró a Sabo- ¿por qué la tendría contigo? -Por Dios, ten piedad. 

-Lo siento- sonrió- soy mi propio dios- lentamente, Killer deslizó sus manos al cuello del hombre y comenzó a hacer presión en la tráquea hasta que oyó un "crac" y el hombre dejó de forcejear. 

Las guadañas desaparecieron de sus manos y el collar volvió a brillar en su cuello. 

Comenzó a llover.     

 

 

-Yo soy Ace, ¿qué buscan, malditos bastardos?

-A ti. 

Los hombres comenzaron a arremeter contra el chico mientras el resto del equipo huía luego de que Ace les obligara a irse. 

-Me buscan a mi- les dijo- váyanse. 

Como podía, Ace golpeaba a los hombres y evadía golpes y cortadas, pero eran fuertes. 

Logró desplomar a unos cuantos, pero los hombres seguían llegando al igual que su límite. 

-Ace, cuidado- volteó y vio a un hombre apuntándole. Le dio un golpe en el estómago y sintió una calidez a su espalda. Al voltear, había un chico envuelto en llamas azules.  -¿Qué mierda es esto? -¡No me digas mierda, idiota!- respondió.  

-¿Marco?

-¿Quién mas?

-Ja- rió- cállate mejor, pollo, acabemos con esto.  

-No podrías sin mi... ¡¿Pollo?!

Pero ya era tarde, Ace estaba llevándose toda la acción del momento y acababa de derrumbar a mas hombres. 

Marco voló sobre el campo de batalla y comenzó a tomar a los hombres con sus patas para arrojarlos desde las alturas sobre otros, lo que disminuyó considerablemente el número de atacantes. Comenzó a golpear a diestra y siniestra a su alrededor, quemando también a sus oponentes. 

Ambos dieron el último golpe y luego se miraron. 

-¡Bien!- chocaron palmas y las dejaron unidas mientras se fruncían el ceño con una sonrisa. 

-Sables- oyeron y varios filos hechos de arena los rodearon. Al despejarse, vieron varios hombres caer al suelo.  

-¿Entrenador Crocodile?

-No me malinterpretes Portgas, conozco a Doflamingo y se que son sus hombres. Además no voy a dejar que lastimen a mis alumnos, es algo que solo yo puedo hacer. Ahora, me disculpen o no, me iré- el maestro dio su breve aparición y luego se desvaneció dentro del coliseo. 

-No me lo esperaba de un maestro...- comentó Marco.  

-Tampoco yo... Oye, ¿y tu brazalete?

-Ah, eso... Comenzó a sonar pero estaba aquí cerca, así que lo boté para venir a ayudarte. 

Ace dejó de reír. Si el brazalete sonaba era porque Sabo estaba en peligro. Si Marco arrojó el brazalete era porque no iba a atender al llamado. Si Marco estaba con él era porque, efectivamente, no había atendido. Y si Marco estaba con él, Sabo estaba en peligro. 

Ace le encajó un puño en el rostro. 

-Infeliz. 

-¿Qué...?

-¡Cállate, maldito!- lo golpeó de nuevo, una y otra vez- ¡dejaste a mi hermano a su suerte!

No lo dejó levantarse del suelo y le pisó un brazo, luego le encajó una patada en el abdomen y en el pecho.  

-Se suponía que cuidarías a mi hermano...- Ace sollozó. Su ira aumentó.

Volvió a tumbar a Marco al suelo y le golpeó una y otra vez el torso.

Pisó sus manos y pateó sus pies. Pero detuvo una certera patada a la cabeza.  

-No vales ni siquiera mi tiempo- se dio la vuelta y lo dejó tirado en el suelo, sucio, sangrado, solo y bajo la lluvia perenne.     

 

 

Sanji logró correr hasta ocultarse en el edificio mas cercano. No sabía quién y por qué lo seguían, pero estaba seguro de que planeaban matarle si se dejaba atrapar. Cerró los ojos y se relajó con el sonido de la lluvia caer. Miró su pierna lastimada y maldijo por lo bajo. 

-¡Allí- escuchó y vio a un hombre apuntar en su dirección.  

-Mierda- maldijo y se puso de pie para seguir huyendo. 

Oyó un disparo y se preparó para recibir el impacto, pero lo único que captó fue el sonido metálico de la bala chocando con algo. 

-¿Eh?

Al voltear se encontró con una alta y delgada figura con un filo desenvainado. El sujeto arremetió contra los atacantes de Sanji hasta que no quedó ni uno solo de pie. 

-Yohohoho, ¿estás bien?

-Si, gracias... ¡Ah! ¡¿Tu cara...!?

-Soy un esqueleto viviente, Brook es mi nombre. Soy el maestro de música. 

-Gracias profesor...

-No deberías preocuparte, Sanji-san, hay maestros que nos preocupamos por proteger a nuestros alumnos. Bueno, eso es todo, con tu permiso, me retiro. 

Sanji vio al maestro desaparecer dentro del edificio. ¿Por qué deben "proteger" a los alumnos? ¿De qué? ¿De quién?    

 

 

Vivi y Nami comenzaron a correr escaleras abajo mientras la horda de hombres armados las seguían. 

-Maldita sea Zoro, ¿dónde estás?

Las chicas se detuvieron frente a la puerta, ahí afuera había un enorme charco de sangre con trozos humanos desperdigados y dos muchachos rubios.  

-¿Ki... Ller?

-¿Nami-san, lo conoces?

-Si, él...

-¡Cuidado!- gritó y salvó a las chicas de unos hombres que las pensaban herir- detrás mío, rápido. 

Nami y Vivi se ubicaron tras Killer. 

-¡Sabo!- Nami corrió hasta el chico del suelo. Estaba bañado en sangre- ¿qué pasó?

-Venían por mi...- sus pupilas estaban dilatadas. 

-¡Nami!

-Llegas tarde, idiota. ¿Te perdiste?

-Claro que no. 

Zoro se situó al lado de Killer y comenzó a cortar a los hombres que intentaban acercarse. En un momento, Killer giró su rostro y enfocó a Sabo en el suelo con su hombro sangrante. 

-Zoro, ¿puedo dejarte esto? Hay un herido. 

Zoro volteó la mirada y vio a Sabo. 

-Déjamelo a mi- chocaron puños y Killer guardó sus guadañas- Nami, vete con Killer y ocúltate.  

-Está bien... Ten cuidado. 

-¿Te preocupas por mi?- se carcajeó. 

-¡Cállate! Vamos, Vivi- Nami la tomó de la mano y siguió a Killer, quien llevaba a Sabo cargado a su espalda. 

-Comienza el juego- ató su pañoleta en la frente y sonrió, corriendo en pos de los hombres armados bajo la sinfonía que creaban las gotas al caer.     

 

 

Law estaba apoyado en el hueco de su mano. La clase se le estaba haciendo larga y tediosa. Todo lo que decía el maestro ya lo sabía y no podía dormirse porque se darían cuenta.  Su celular sonó. Miró la pantalla. Era Killer. ¿Killer? Salió y contestó.  

-¿Hola?

-Law, por favor, tienes que ayudarme. 

-¿Pasó algo?- Killer se oía agotado y preocupado. 

-Sabo está herido. 

Law contrajo un puño, Sabo era el hermano de Luffy, si no se equivocaba. 

-¿Dónde estás?

-Saliendo de la universidad, hubo un ataque. 

-¿Ataque? ¿Qué sucedió? ¡Dime!

-Ace, Sabo y la chica, Nami, fueron atacados.  

-¡Maldición! Ven acá, lo ayudaré.  

-Gracias Law, en serio. 

El moreno colgó. Había ocurrido un ataque, pero no entendía, Doflamingo había esperado a que estuviesen con los protectores para atacar, eso no tenía sentido. Además, ¿por qué iba tras Ace? Se suponía que el chico estaba a salvo y por eso nadie lo protegía. ¿Estaría Sanji bien?

Marcó. 

-¿Hola?

-¿Estás bien?- preguntó sin saludar. 

-Si, bien... ¿Por qué?

-Hubo unos ataques en el campus, oí... Quería saber si te había pasado algo. 

-No, no, todo está bien acá.

-Bien- Law suspiró- entonces sigue en clase, te recogeré cuando salga. Te quiero. 

-Está bien. También te quiero. 

Law colgó. Estaba seguro que Sanji había mentido, pero no podía hacer nada al respecto, también le guardaba secretos.     

 

  

-Nos quedaremos aquí, no hay problema- Nami se detuvo- la casa de Vivi está a unas cuadras, podemos estar allá, además la policía puede llegar y no quiero verme involucrada en nada.  

-Bien, tengan cuidado. 

Killer siguió avanzando con Sabo en su espalda. Se había desmayado.  Ahora se daba cuenta que lo que había hecho frente al chico era impactante si no estaba acostumbrado. Le debía explicaciones a Sabo y se las daría, no pensaba asustarlo mas. 

-Maldición, si que me gusta. 

Pensó en Marco y en el creciente odio que ahora sentía. Marco había abandonado su deber y por ello Sabo estaba herido. Si él no hubiese estado allí... ¿Qué sería de Sabo?

Caminó hasta llegar a la entrada del hospital universitario, Law lo estaba esperando en la puerta. 

El moreno no podía del asombro, ambos muchachos estaban bañados en sangre.  

-Vengan.

Killer siguió a Law hasta un pequeño consultorio con su nombre. 

-Pensé que estudiabas. 

-Tengo un buen desempeño, el director me dio un consultorio y me asigna citas.

-Gracias Law, en verdad. 

-No hay cuidado. Acuesta al chico en la camilla. 

Killer obedeció y depositó a Sabo con cuidado. Law analizó la herida. 

-Es profunda... Bastante. Me demoraré dos o tres horas porque la bala está hecha trizas. ¿Esperarás?

-Iré a mi casa a quitarme todo esto, me siento sucio. 

-Bien. 

-Ya regreso Law, lo dejo en tus manos.  

-Confía en mi. 

-Créeme que si lo dejo aquí es porque lo hago. 

Law sonrió y alzó una ceja mientras veía a Killer alejarse, ¿eso era atracción por parte de Killer?    

 

 

Killer abrió la puerta de su casa y dejó todo encima de la mesa del comedor. Se encaminó a su habitación y se quitó toda la ropa ensangrentada que tenía para luego meterse al baño. Abrió el grifo y dejó el agua fría mojar sus cabellos rubios, el suelo de la ducha se tiñó del rojo de la sangre que se había impregnado en su pelo. Maldijo.  Se lavó con calma y con abundante jabón, no quería seguir untado de la sangre de esos sujetos tan desagradables. Reflexionó un tiempo bajo el agua y cerró la llave. Tomó una toalla y con ella secó su cabello y su cuerpo, para luego salir completamente desnudo a su habitación y buscar ropa para volver al hospital por Sabo. 

Tomó un pantalón negro y una camisa a cuadros roja de manga corta, se puso unos zapatos a juego e intentó peinarse para darse cuenta de que perdía el tiempo y agarró su pelo de nuevo en una coleta. 

Cuando iba saliendo, tuvo una idea y se devolvió a su habitación, guardando otra muda de ropa en su maleta para que Sabo la usara al salir.  Cerró con candado la puerta de su casa y se encaminó al hospital, parando en un autoservicio a comprar varios tarros de pasta instantánea, seguro que el chico tendría hambre, además llevó un paquete de galletas para Law como agradecimiento. 

Maldijo al salir, había comenzado a llover de nuevo y no tenía abrigo o sombrilla.  Mientras caminaba, tomó el brazalete negro de Marco y lo miró, maldita sea que no debió haberlo arrojado al suelo. Ahora Sabo estaba en el hospital.  Se resignó y entró al recinto de salud, preguntó por el consultorio de Trafalgar y tocó a la puerta al llegar. 

-Pasa- le respondió el moreno.  

-¿Qué tal fue?

-Bastante bien, el chico es resistente.  

-Demoraste menos de lo que dijiste. 

-Me subestimé. 

-Ja, que modesto. 

-Ya... No debe tardar en despertar Killer-ya, ¿vas a quedarte hasta que lo haga?

-¿Crees que hubiese vuelto si esa no fuera mi intención?

-Eso pensé. Entonces los dejo. 

-Espera Law- le lanzó el paquete de galletas- ten, en verdad gracias. 

-Ni lo menciones. Me voy. 

Cerró el consultorio. 

Killer tomó asiento en la silla de Trafalgar, el chico había acomodado en un simple consultorio una improvisada sala de cirugía, había sido un genio.  Un molesto ruido le despertó y miró a su alrededor buscando la fuente. Era el bolso de Sabo. 

Abrió y vio el celular vibrando. En la pantalla ponía "Ace".  

No supo que hacer.  Al final contestó. 

-¿Hola?

-No eres Sabo- se oyó una voz iracunda- ¿quién eres, maldito?

-Calma Ace, soy Killer.  

-¿Killer?- se oía confundido- ¿qué haces con el teléfono de mi hermano?

-Sabo... Acaba de ir al baño. Nos encontramos en la tarde y fuimos a tomar un café. 

-Ah- un suspiro aliviado se oyó al otro lado- dile que no regresaré temprano a casa. Que no se preocupe. 

-Le diré. Adiós. 

Colgó. No se sentía mal por mentirle a Ace, pero sabía que debía decirle en algún momento: Marco merecía un escarmiento. 

-Mi hombro...

-¡Sabo!- se dio vuelta de manera inmediata y encaró al chico que se había sentado en la camilla- ¡despertaste!

-¿Killer? ¿Qué es esto? 

-Estamos en el consultorio de Trafalgar. 

-¿De Law?

-Sufriste una herida de bala, te traje aquí para que te atendieran. 

-Gracias...

Killer se sentó en la silla de Law y esperó. 

-¿Los mataste?

-Si. 

-¿Te sientes mal por ello?

-No.  

-¿Estás herido?

-¿Qué?

-Que si estás herido.  

-No... ¿Me tienes miedo?

-No. 

Killer entrelazó los dedos de las manos. 

-¿Te gusta matar?

Killer asintió.

-¿Te gustaría matarme?

Killer dio un respingo. No había pensado que la conversación se desviaría por ese lado. Sonrió. 

-No. Pero admito que no me molestaría hacer tu sangre correr fuera de tu cuerpo. 

Sabo no se inmutó. 

-Gracias.  

-Lo hice por que quise. No soy un salvador. Soy un asesino. 

-Te faltó un muerto- se señaló.  

-De ti me encargaré después. 

-Espero que si. 

Se miraron fijamente.  

-¡Oigan!- uno de los acompañantes de Law de aquella vez apareció por la puerta- miren esto. 

-Espera Penguin- Law y el otro muchacho venían detrás.  

-¿Qué pasa?- preguntó Sabo. 

-Ya está en el periódico. 

-¿Qué cosa?

Killer tomó las hojas de papel. En primera plana estaban tres fotos de tres campos de batalla, dos de ellos con hombres inconscientes en el suelo y la otra restante con un charco de sangre y muerte. Killer rió, había hecho un buen trabajo.  

-Esto fue lo que pasó- mencionó Penguin- atacaron la universidad, específicamente a unos estudiantes. 

-Sabo fue uno de ellos. La chica Nami y Ace también. 

-¡¿Ace?!- exclamó- ¿cómo está mi hermano? ¿Qué sucedió?

-Bueno...- Killer le mencionó a Sabo lo que había pasado y cómo terminó salvándolo. 

-Marco... ¡Ace! ¿¡Cómo está Ace?!- Sabo se levantó apurado y tomó su celular, pero la intravenosa y demás cables de control lo detuvieron- ¡duele!- se quejó. 

Killer rodó los ojos. 

-Pudiste pedirme el favor- tomó el teléfono y se lo dio al chico. 

-Gracias Killer- marcó a su hermano y tan pronto contestó, gritó- ¡Ace! ¡Ace, dime que estás bien! 

-¡¿Yo?! ¡Deberías decírmelo tu! ¡Maldición ese Marco! ¡Estabas en peligro y...!

-Estoy bien, Ace. Solo recibí una herida de bala. Killer me salvó. 

-¿Killer?- parecía pensativo- hablé con Killer hace poco... Sabo, ¿estás tomando un café con Killer? -¿Eh? ¿Café? Killer le arrebató el teléfono un momento y lo apartó.  

-Tu hermano llamó cuando dormías y para no preocuparle le dije que tomabas un café conmigo. 

Sabo asintió. 

-No- Killer hizo un gesto- no tomo café. Estoy en el consultorio de Law, me atendió la herida. Killer no dijo nada porque no quería preocuparte... Yo le dije, antes de que Law me sedara, que te dijera algo que no te preocupara si me llamabas. 

-Eres un idiota, hermano. 

-Lo se... También tu... Killer me acaba de contar lo que pasó. 

-No voy a perdonar a Marco. 

-No Ace, no pasa nada. Killer me salvó. 

-¿¡Y si Killer no hubiese estado?! Estarías muerto.  

-Si. Pero Killer estuvo y lo agradezco. Ace, Marco lo hizo porque siente atracción hacia ti. 

-Lo se. Y no me importa. Se que se distrae conmigo y vi lo que pasó hoy. Sabo... Me alejaré de ti. 

-¿¡Qué?!

-Solo así vas a estar a salvo. Marco no va a tener que preocuparse ni verme y yo voy a estar lejos de ese asqueroso y detestable hombre.  

-Pero... -No hay peros. Iré a casa tan pronto pueda. 

-¿Dónde estás?

-Con Zoro tomando unos tragos. 

-Ah. Ten cuidado.  

-No. Ten cuidado tu. Estás solo. 

-No lo estoy. Tengo a Killer. 

-Él es otro protector y debe cuidar de Robin. No tengas esperanzas. 

Colgó. 

Sabo suspiró. 

-Miren, según esto, únicamente hubo una sola escena donde todos aparecieron muertos. La tuya- miraron a Killer, quien se encogió de hombros.  

-Momento... Ahí luego estuvo Zoro... Maldito, los mató también- sonrió. 

-Hey- llamó Sabo- ¿podrían dejarnos hablar?

-Si, claro. Sacchi, Penguin, vamos. 

Los chicos salieron. 

-Di la verdad.

-¿Eh?

-No le dijiste a Ace que estaba herido, pero no fue por no preocuparlo. ¿Por qué lo hiciste?

-¿Importa?

-Si. 

Se encararon con la mirada. Killer estudiaba los enigmáticos ojos determinados del chico rubio. 

-Bien. Quería quedarme mas tiempo contigo. Si tu hermano venía, no íbamos a estar solos. ¿Satisfecho?

-Si. Satisfecho. 

-Ahora yo... ¿Por qué me defendiste ante él?

-Por la misma razón. 

Se fulminaron con la mirada. 

-Estoy asqueroso- susurró- estoy lleno de sangre. 

-No es asqueroso. Claro que se vería mejor con la tuya, pero ya que, será luego. Hay un baño allí. Ten- le lanzó la bolsa donde llevaba la ropa que había escogido para Sabo- báñate y cámbiate. Esperaremos al doctor para que te de sentencia. 

-Suena escalofriante. 

-Solo si lo ves de esa manera. 

Sabo se encogió de hombros y sonrió. Se quitó todo lo que tenía conectado y se puso de pie con ayuda Killer. Entró al cuarto de baño y se desnudó para poder entrar a la ducha. Abrió el grifo y con cuidado extremo con su herida, se introdujo al chorro de agua fría, donde duró un buen rato. 

Si, Killer lo había salvado. ¿Por qué? ¿Qué lo hizo tomar de manera tan desesperada el brazalete que Marco había arrojado al suelo? ¿Por qué lo llevó con Law? ¿Por qué le llevó ropa? ¿Por qué Killer lo esperaba fuera de ese pequeño cuarto de baño? Cerró el grifo. No importaba el por qué. Él estaba feliz de tener a ese asesino cerca. Muy feliz. Y muy cerca.  Se cambió por la ropa de Killer. Le quedaba algo ancha, pero eso la hacía mas agradable. Tenía la camisa negra con la que había conocido a Killer y unos pantalones azules bastante cómodos. De paso, Killer le había traído una chaqueta azul oscura con capota.  Salió del baño.  

-Gracias por la ropa. 

-Vale. ¿Cómo está tu herida?

-Bien. Me duele pero no tanto. 

-Es por los sedantes- respondió Trafalgar entrando a la habitación- puedes irte luego de que te revise por última vez hoy. 

-¿Y eso a qué hora será?

-Mi última clase es hasta las 8. Será a esa hora. 

-¿Tanto?- miró el reloj- faltan 4 horas. 

-Entonces ponte cómodo. 

Sabo rodó los ojos. 

-Vale. Pero no esperes que sea juicioso.  

-No lo esperaba, por eso te contraté guardia- señaló a Killer- nuestro amigo no va a dejar que hagas algún daño. 

-¿Perdona?

-Cállate Killer-ya, asume tu responsabilidad. 

Killer suspiró. 

Law se fue. 

-Oye... ¿Tienes hambre?

Sabo lo miró. Estaba tentado a decir que si.  

-Si. 

Se recriminó por aprovecharse del buen Killer, pero no podía negar su naturaleza.  Se puso de pie y salió sin decir una palabra.  

-Bien hecho Sabo, ahora espantaste al chico del domicilio- se dijo- imbécil.     

 

 

Killer buscó una cafetería. 

-Oiga, ¿tiene agua caliente?

-En la mesa de allá. 

Killer tomó toda la jarra llena de agua y volvió a la habitación. Allí encontró a Sabo dándose de golpes en la cabeza con el tablero medidor de su pulso cardiaco. 

-¿Se puede saber qué chingado haces?

-Dándome cuenta que soy un idiota. 

-Ah. Te demoraste. 

Killer abrió la bolsa donde llevaba la comida y puso la pasta a preparar. 

-¿Qué haces?

-Comida.  

-¡Oh Killer, te amo! ¡Tienes comida! ¡Me trajiste comida! Eres mi persona favorita. 

Killer suspiró profundo y lanzó a la cabeza del chico lo primero que halló. Resultó ser una de esas tablas donde anotan los médicos. 

Sabo la esquivó. 

-Pudiste esquivar la bala. 

-Me distraje. 

-¿Qué fue tan importante que te desenfocaste de la batalla?

-Un grito... No me molestes. 

-No es contigo con quien estoy molesto. 

-Mira, Marco tomó la decisión de salvar a mi hermano y yo la acepto, también necesitaba ayuda.  

-Yo no. 

-¿Por qué me salvaste?

-Me interesas. 

-Eso fue directo. 

Killer miró la pasta. Estaba lista. 

-Ten. 

-¿Qué quieres decir con que te intereso?

-Que probablemente llegue a desear besarte, pero por ahora quiero verte cubierto de tu propia sangre.  

-Vaya. Aun mas directo. 

-¿Por qué te interesa?- Killer probó un poco de su pasta. 

-Porque si, además me interesas. 

-Me impresiona tu sinceridad. 

-No me digas. Y la tuya es... 

-Olvídalo. Yo digo lo que digo. Vendré por ti a la hora que salga Trafalgar- se puso de pie para salir. 

-¿Puedes quedarte conmigo?    

 

 

Ace pidió otra cerveza. 

-Vamos, cálmate. Ya sabes que tu hermano está bien. 

-No voy a perdonar al malnacido de Marco. 

-Ace...

-No, Zoro. Es un malnacido y punto. Si pudiera lo alejaría de Sabo, pero necesito que lo proteja. 

-Ah...- tomó un trago de sake- creo que no voy a ir a clase.  

-Igual no creo que den, hay tantos reporteros como estudiantes, no nos van a dejar andar tranquilos. 

-Tienes razón... ¿Estás bien?

-¿Por qué lo preguntas?

-Vas a quebrar la botella- Zoro señaló la mano de Ace que apretaba tan fuerte el puño que sentía que la botella se agrietaría. 

-Oh...

-Si no estás bien, escúpelo. 

-¿Estás preocupándote por mi?

-Solo te apoyo. Somos amigos. 

-¿Amigos?

-Bueno, apenas y nos conocimos ayer, pero me caes bien. 

Ace miró a Zoro fijamente. Le agradaba su presencia. Le agradaba su manera de ser y le agradaban sus ojos. Eran sinceros. 

-Gracias Zoro. 

-Hey, no pasa nada. 

-Es que quiero mucho a mis hermanos. Sabo, Luffy... Son lo único que tengo. Mis padres murieron hace mucho. 

-¿Son huérfanos?

-Solo yo. En realidad somos adoptivos, Sabo y yo. Mis padres me dejaron al cuidado del abuelo de Luffy antes de morir y Sabo... Bueno, Sabo.  

-Su abuelo es el viejo de ayer... ¿Garp?

-Si.  

-¿Por qué no protege él a uno de sus nietos?

-No es su trabajo. Aunque tampoco entiendo por qué no lo protege Luffy. 

-Supongo que por ser familia. ¿Por qué Marco te protegió?

-Según Sabo, Marco está interesado en mi. 

-¿Le gustas?

-Apenas lo conozco, Zoro. Es imposible.  

-Ah si...- Zoro volteó la mirada y pensó en el chico rubio- es imposible, si. 

Ace recostó la cabeza en la mesa y se haló los cabellos. Si, era imposible. Entonces... ¿Por qué se sentía tan a gusto con Zoro? ¿Por qué veía en sus ojos tanta confianza? ¿Por qué había perseguido a Zoro? ¿Por qué... Sentía atracción por Zoro?

 

Notas finales:

Gracias por leer. 


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