Itachi estaba acomodado en su amplia cama con las cortinas corridas, de esa manera sentía que se escondía en su mundo, porque para alguien de su clase la privacidad no era sencilla y más si tenía a todo un batallón de sirvientes caminando por ahí: ordenando, limpiando y acomodando los muebles y otras cosas desde el día del compromiso fallido de su hermano menor, o los guardias que lo perseguían a sol y sombra, al menos en ese piso y a esa hora estaba prohibido para cualquiera andar por los pasillos ya sea custodia o servidumbre, todos estarían alejados y descansaría de las presiones por un buen rato. Recostado en la cama luego de dormir una pequeña siesta sacó un collar de su cuello del cual pendía una llave con la que abrió un cofrecito metálico que sacó de entre los almohadones, desdobló las hojas y se puso a releer una parte de la carta de su madre Mikoto que le hacía dudar.
“…ntos, mira a tu alrededor,a tu familia y a aquellos que te rodean y te quieren bien, piensa que son lo más importante para tí, pero no confundas el cariño con amor o caridad, es peligroso, y difícil es saber distinguir quienes son los que realmente te merecen, espera, siempre espera hasta ese momento que solo tu corazón sabrá.
Querido hijo, sé que ahora me aborreces por hacer lo que hice, no me arrepiento, y te lo escribo para que estés advertido, piensa bien en tu futuro y el de tu pequeño hermano, estoy segura que algún día lo entenderás cuando encuentres el amor verdadero, a veces qu….”
Interrumpió la lectura y alzó la vista en dirección a la puerta que se abrió lentamente, se puso tenso pero luego entrecerró los ojos al reconocer la cara de su hermano que asomaba por la pequeña abertura. La habitación estaba completamente iluminada, Sasuke miró en toda la habitación, Itachi se quedó quieto esperando a ver que hacía. La luz que llenaba el lugar reflejaba el blanco de la cortina impidiendo al azabache ver el interior de la cama donde él se encontraba.
Lentamente el ojinoche dio unos pequeños pasos adentrándose en el cuarto, era muy raro para él ingresar ahí solo y más si Itachi no estaba, el primogénito le siguió con la vista enojado, su hermanito irrumpiendo en su lugar sagrado de descanso, Sasuke vestido con un larga túnica sencilla de color ocre que le cubría todo el cuerpocaminó con sigilo hacia unos de los grandes muebles y lo abrió mirando el interior con el ceño fruncido.
Estaba por decir algo, pero se asombró que rápidamente Sasuke se agachara y comenzara a “sacar” ropa de su mueble, las telas volaban y caían a su alrededor. Itachi dejó su mala cara y sonrió ante esto, realmente su hermanito era una pequeña catástrofe en cuanto a orden.
El azabache se detuvo por unos instantes y se levantó mirando a su alrededor con cara frustrada, caminó decidido pisando las camisas regadas en el suelo hacia la puerta llevando entre sus brazos varios pantalones doblados, ¿Qué pretende con mi vestimenta? Itachi se levantó silencioso y se dispuso a seguirlo antes guardando la hojas en la caja metálica.
Su hermano no solo era un desastre sino que no tenía espíritu de ladrón o aventurero, negaba tranquilo con la cabeza a varios pasos detrás del azabache que, de a ratos dejaba caer alguna prenda por descuido. Ambos subieron las escaleras separados por varios pasos y dejó que Sasuke entrara a su cuarto dejando la puerta entreabierta, entonces sigiloso se acercó y le escuchó hablar.
—Mira.
— ¿De dónde sacaste todos esos?—La voz de Naruto. Itachi dejó de sonreír.
—No importa, póntelo.
—No, quiero este.
—¡No!
Itachi entró al cuarto abriendo las grandes puertas de par en par, encontrando a Sasuke aun con las prendas en la mano. Éste puso cara de desconcierto y retrocedió hacia atrás.
— ¿Con quién estas?—Itachi miraba alrededor de la amplia habitación y detuvo su mirada en una parte específica, quería que su hermanito hablara pero pareciera que estaba mudo por la repentina aparición de él.
Silencio.—Ahm…Hermano no deberías estar aquí…es mi habitación…privada…. —Dijo nervioso y apretó las prendas contra su pecho. El primogénito le clavó la vista como si eso no le importara, en verdad no importaba, Sasuke bajó la cabeza, él casi todos los días entraba ahí, ¿y ahora le recriminaba por intimidad?
—Estoy esperando…—Se cruzó de brazos y miraba fijamente al biombo que estaba en una esquina, escuchó un par de ruidos y unas maldiciones.
—Jejeje…Lo siento Itachi…—Naruto salió rascándose la nuca apenado tras el vestidor usando uno de sus pantalones.
— ¿Qué pasó?
— Ehm…ese tonto dejó caer comida en su ropa.—respondió rápido el azabache, Naruto miró a Sasuke que le devolvió la vista y ambos se sonrojaron, Itachi al verles levantó una fina ceja.
Ambos un rato antes habían subido a la habitación del azabache, Naruto caminando detrás de Sasuke escondiendo una terrible mancha en su entrepierna. Intentó limpiarla pero no había quedado bien y no estaba dispuesto a pedir ayuda, seria vergonzoso, el azabache en cambio podía disimular con el vestido pero aun así se cambió. Mientras comían algo en silencio avergonzados por lo anterior, Sasuke se levantó y salió en busca de pantalones dejando desconcertado al rubio y nervioso de quedarse solo pese a los reclamos, bajó y fue primero a la habitación de sus padres pero estaba vacía, y caminó hacia la de su hermano mayor con un poco de miedo ya que no era hora de estar por esos lados. Pero encontró lo que buscaba.
—…
Otra vez silencio. ¿Así que algo pasó y ambos arreglaron sus problemas?. Bufó.
El primogénito se dio vuelta y caminó hacia la puerta, antes de salir les dijo:
En un momento llegan visitas importantes, Sasuke.—el aludido lo miró dudoso— Ponte ropa presentable. Estaré en mi despacho temporario.—Y salió cerrando las puertas. Ambos jóvenes se miraron. Sasuke suspiró y miró al rubio.
—Naruto, ese color no te va.
—Temeee, no iba a salir semidesnudo a que tu hermano me mate, pero me gusta, creo que combina—el rubio se miraba en el espejo de cuerpo entero, llevaba un pantalón verde oliva sobre el saco naranja, Sasuke hizo una mueca, a su hermano quizás si le quedaba bien, todo le quedaba bien, pero a Naruto verde, naranja y con el cabello dorado, parecía una verdura extraña. Se acercó a su armario y comenzó de nuevo a sacar prendas que salían despedidas mientras Naruto tomaba algunas que lograba atrapar por el aire. Otra vez estaba indeciso y frustrado, ¿Qué ponerse?
—Esta hace juego con mi ropa. — El azabache se giró y vio un vestido largo de mangas cortas de color verde agua.
—Uhm…—Las visitas le intrigaban así que optó por hacerle caso a Naruto que tenía pésimo gusto para combinar colores, sin protestar tomó la prenda que el ojiazul le ofrecía con una sonrisa, la cual le devolvió tímido y se encamino a vestirse tras el biombo, su padre jamás le pidió que estuviera presente en alguna reunión y que su hermano se lo pida era de sospechar.
—Gracias por venir.—les indicó que se sentaran con un movimiento de su mano, el pequeño despacho había sido acondicionado con un sofá y varias sillas. Itachi dejó que los dos se acomodaran y le hizo seña a su capitán para que se retirara. Luego cruzó la pequeña habitación y se sentó en su silla.
—Es una pena que el barco se averiara antes de llegar a nuestro destino, vemos que la carta que le enviamos llegó muy tarde.
—Así es, tengo entendido que el acuerdo correspondía hacerse ese mismo día con las firmas de los presentes, pero me temo que eso ya no será necesario.
— ¿Cómo?
—Creo que nadie se lo dijo, pero ahora yo soy el nuevo soberano de este país y sobre mi recae la nueva administración, y como tal me corresponde revisar las alianzas, documentos y ordenes inconclusas del anterior rey.
—Eso quiere decir que…
—Que la anterior propuesta queda nula, señor Hyuuga. No hubo firma, y mi padre falleció hace varios días por si no se ha enterado.
—Oh, de verdad lo siento, majestad, entiendo cómo se debe sentir, y ahora llevar el peso de un reino…
Itachi puso apenas cara de afligido. La verdad actuar se le daba de maravilla y observaba de reojo las reacciones de sus invitados.
—Pero…Majestad, reconsidérelo, su familia recibirá una gran compensación por esa alianza, — el primogénito entrecerró los ojos— Su padre estaba a punto de perder tierras valiosas, su país está casi en la bancarrota si no fuera porque le aseguré aumentar…
—Señor eso ya me tiene sin cuidado, conozco cuál es el problema y sé cómo solucionarlo, le agradezco su gesto de gentileza. — Ni una mierda, pensaba,¿ este hombre se creía que era como él, un mercader? Si, había problemas económicos pero fueron por los gastos extraordinarios de su loco padre.
Se removió en su asiento, torció su boca en desagrado, lastima, tenía dinero, pero deseaba que sus descendencias le aseguraran un título a su colección y subir posiciones en alguna corte.
—Una lástima…
—Majestad…—Ambos miraron al joven de cabellos oscuros. Itachi asintió. El joven se levantó de su asiento y haciendo una reverencia dijo:
—Al menos me gustaría conocer al doncel con el que me prometieron, aunque ya no valga el compromiso, sé que suena algo egoísta de mi parte pero he oído que es un joven de una belleza peculiar…—Itachi hizo una mueca pero no podía decir que no.
—Pronto se los presentaré.— Hatake abrió la puerta dejando entrar a un sirviente que traía en una bandeja tazas de té y varios trozos de pastel que dejó en el escritorio limpio de papeles.
—Caballeros, sírvanse mientras esperamos. Podemos hacer negocios después de todo—el señor Hyuuga sonrió complacido, al menos el viaje valdría la pena.
Naruto y Sasuke se pararon en frente de la puerta, Hatake los miraba con gesto indescifrable. Ambos tenían los dedos entrelazados, el rubio no le soltaba desde que salieron de su habitación y tenía una sonrisa que cegaba. Sasuke lucia bastante cohibido. El capitán suspiró y abrió las puertas.
—Majestad, señores; aquí, su majestad, segundo príncipe Sasuke Uchiha y el embajador del país de Remolino Uzumaki Namikaze, Naruto—Les presentó solemne mientras ambos entraban para luego cerrar la puerta. Tanto Itachi como los dos invitados se levantaron de sus asientos. El primogénito tomó la palabra.
—Les presento al respetable Hyuuga Hiashi y su hijo primogénito, Neji.
—Oh, ¡eres la copia fiel de tu padre cuando joven! —Exclamó el señor Hyuuga mirando de arriba a abajo a Naruto.
Todos hicieron reverencias excepto el joven Hyuuga que quedó completamente anonadado con la presencia del segundo príncipe, cuando se enteró de que su padre lo había prometido con un completo desconocido, puso el grito en el cielo, pero nada pudo hacer con la terquedad y cedió decepcionado. Y cuando estaba de viaje se alegró de que la nave se averiara y estuviera a la deriva por unos días, tiempo suficiente para no llegar a tiempo a la ceremonia, sin embargo al atracar escuchó del capitán que una vez había visto al segundo hijo del rey Fugaku cuando hizo negocios con él, las palabras del experimentado marinero fueron muy simples y ahora le hacían justicia: “una hermosa luna de verano”
Naruto no escuchó lo que el invitado le decía, pues no le había quitado la vista y su cara mostraba molestia ¡deja de mirarle asi! ese era el tal Neji Hyuuga, se acercó quedando más pegado a Sasuke que se mostró extrañado de la reacción del rubio y luego observó el porqué, por primera vez conocía a aquel chico que supuestamente iba a comprometerse, no estaba mal, era de aspecto refinado, pero no de su tipo, vestido de un traje negro y de largos cabellos, era completamente distinto de Naruto, como dos polos opuestos.
Antes de que alguien dijera o hiciera algo más. Hatate abrió nuevamente la puerta y volvió a anunciar:
—Señores, majestades, disculpen mi intromisión, les anuncio la presencia del exembajador del país del Remolino, el excelentísimo señor Namikaze, Minato, y la señorita Hyuuga, Hinata.
Todos se giraron a ver a los nuevos invitados.
Naruto vio entrar a su padre llevando de su brazo a una joven de largos cabellos oscuros, su delicado andar también llamó la atención de los otros presentes, su vestido color lila con flores violetas en su ruedo parecían bailar a su paso. Era hermosa, no lo negaba, pero hasta su belleza no se comparaba con la de su amado. Ella miró a todos, y al ver a Naruto se sonrojó e inclinó la cabeza a modo de saludo a los presentes.
Su padre sonrió forzado, Naruto le clavaba la mirada asesina, ¿Qué hacía aquí?¡La carta decía que llegaría dentro de cuatro días!¿Y ella quién es? El tiempo suficiente para idear algo y mandarlo de regreso a su país en cualquier barco que zarpara primero, el exembajador habló con voz serena—Señores, majestades, discúlpennos; hijo mío, te busqué y al preguntar a tu abuela nos comunicó que estabas aquí.—El señor Hiashi se aproximó contento a la pareja recién llegada y ofreciéndole su mano saludó a la joven.
—Oh, querida no esperaba encontrarte aquí. De verdad…
—Tío…
Itachi habló acomodándose el saco:—Este lugar está quedando muy pequeño, me gustaría seguir platicando con el señor Hyuuga en privado. Todos están invitados a pasar a la sala principal donde serán bien atendidos.
—Oh, Majestad, antes me gustaría estrechar la mano de mis futuros parientes.—El primogénito levantó una ceja.
— ¿Parientes?
El viejo Hyuuga asintió y el señor Minato habló algo nervioso—Mis disculpas, majestad, Hinata Hyuuga, es la prometida de mi…. hijo…— lentamente Sasuke fue soltando la mano de Naruto. La observó con mayor detenimiento ¿Esa chica era la prometida de Naruto?¿una Hyuuga? Miró a Naruto que no se movía. Sus ojos ónix se aguaron.
Itachi la volvió a mirar de arriba a abajo y luego viró los ojos oscuros al rubio arreglándose los lentes. Naruto estaba petrificado.
—Es un honor unir nuestras casas, como es tradición. —Estrechó la mano de Minato que forzaba más la sonrisa, el viejo Hyuuga estaba realmente feliz. Luego se acercó junto con la chica quedando frente a frente a Naruto.
—Estimado "yerno". ¿No la va a saludar a su futura esposa?