—¡Oh!, ¡Mira!¡ Es el segundo príncipe!, ¿me pregunto hacia dónde ira?— Le señalaba Deidara a su compañero pelirrojo.
—Mmm…—Asintió también asomándose a la baranda de la muralla junto con el rubio. — ¿Es él? Se ve muy pequeño desde aquí…
— Oye, Gaara ¿deberíamos seguirlo? —El otro guardia suspiró.
—Desde aquí debemos hacer la vigilancia. Además hay otros guardias allí abajo también—El de cabellera rubia asintió tontamente por su error.
Sasuke caminó hacia los jardines del exterior del castillo. Cruzó al lado de los plantines de rosas de las cuales algunas estaban florecidas. Buscó con la vista una banca de piedra y se dirigió a allí a sentarse, estaba aturdido y bastante exaltado, sus puños cerrados fuertemente y la mandíbula tensa. Dio un par de vueltas alrededor de la banca y luego con un suspiro se dejó caer en uno de sus extremos cubriéndose la cara con sus pequeñas manos. No quería llorar pero las lágrimas se les escapaban igual, levantó la vista cuando una pequeña mariposa multicolor pasó a su lado casi rozándolo y la observó posarse en una flor blanca que cambiaba su color debido a los suaves rayos del sol que bañaba el lugar, transformándolo todo al matiz naranja del atardecer.
—Tome.—El azabache dio un pequeño respingo, en frente de sí estaba ese chico con el que ya no había compromiso, miró la mano pálida que sostenía un pañuelo.—Por favor…
—Gracias…—lo tomó tímidamente y se lo pasó por debajo de los ojos. El joven Hyuuga se sentó al otro extremo de la banca estirando sus pies y mirando hacia los cuidados jardines.
—Lamento todo esto, fue vergonzoso de su parte.—le miró algo dubitativo paseando sus ojos perlas por la menuda silueta. El ojinoche solo levantó los hombros.
— Es un bonito lugar…—A lo que Sasuke sin hablarle agachó la cabeza y asintió.
Neji suspiró y miró de reojo al ojinoche, en verdad era un lastima verle tan abatido. Se sintió completamente responsable de la acción de su prima y por eso creyó que estar reconfortando al segundo príncipe era su deber.
Itachi observaba serio y cruzado de brazos los movimientos de su hermano menor desde la entrada lateral del castillo. Lentamente se giró y contemplo iracundo la escena que se presentaba delante de sus ojos oscuros tras los lentes.
— ¿Y bien?
Kakashi permanecía inamovible esperando la orden de su majestad, los brazos extendidos, cuyas manos sostenían firmemente las dos espadas de fina hoja que, cruzadas daban la apariencia de ser tijeras, tijeras que estaban apoyadas sobre el cuello trigueño de Naruto que se mantenía mirándolos de frente más que nervioso.
Tal era la tensión que hasta el propio Minato varios pasos detrás de él, dejó de respirar.
— ¿Cuál es tu respuesta? Y elige tus palabras, de lo que digas… depende tu vida.
Un rato antes.
—Es un honor unir nuestras casas, como es tradición. —Estrechó la mano de Minato que forzaba más la sonrisa, el viejo Hyuuga estaba realmente feliz. Luego se acercó junto con la chica quedando frente a frente a Naruto.
—Estimado “yerno”. ¿No la va a saludar a su futura esposa?
¿Esposa? ¿esa joven seria mi esposa?, Naruto trataba de procesar la nueva información, tremenda sorpresa la de su padre trayendo consigo a la “supuesta futura prometida” de la cual él jamás quiso conocer el nombre, ni siquiera un retrato hablado, aunque su progenitor le insistía en que viajara al lugar de nacimiento a conocerla, siempre pudo poner una excusa para eludirlo y junto con la intervención de su ya fallecida madre dicho encuentro era pospuesto una y otra vez.
Era hora…pero….tal fue el golpe de sorpresa que su voz comenzó a apagarse.
Su mano quedó libre de la pequeña mano de Sasuke, se estaba soltando y pudo reaccionar a tiempo a detenerlo envolviendo el menudo cuerpo del segundo príncipe en un abrazo. Lo atrapó antes de que pudiera abrir la puerta.
—…>—le pudo susurrar forzoso en el oído y recostó su cabeza sobre su hombro. Sasuke se paralizó al principio, atrapado entre la puerta y los brazos de Naruto, aunque su voz era casi nada pudo entenderle, limpió sus ojos y asintió silenciosamente.
— ¡¿Qué significa esto?! ¡¿Cómo puedes estar haciendo esto delante de mí, TU prometida!—Hyuuga Hinata alzó la voz aterciopelada bastante molesta poniendo dramáticamente una mano en su generoso pecho, pudo ver al entrar a ese chiquillo de cabellos negros sostener la mano de su prometido. Pero trató de ignóralo, no era nadie comparado con ella, se había puesto su mejor vestido, aquel que dejaba ver perfectamente sus curvas, era más bonita que ese niño que ni siquiera tenía desarrollado su cuerpo y que iba mal vestido, pues ese color no era apropiado para tal ocasión y según pudo ver, era bastante tonto con sus movimientos, supuso que no tendría ninguna supervisión en el arte de la conducta que cualquier persona con tres dedos de frente que perteneciera a la alta sociedad debería tener.
—Sobrina, no te alteres, estamos en presencia de su majestad el…—carraspeo el señor Hyuuga mirando algo sobresaltado a Itachi que tenía cara de piedra.
—¡Tío! , ¿Cómo puedes decir eso cuando la fecha se aproxima? y lo primero que veo es a mi prometido abrazando a un…a un… ¡niño! Sabía que por sus constantes compromisos para con su país no le permitían reunirse conmigo, pero ya he esperado suficiente y por eso insistí a que el señor Namikaze me acompañara a buscarlo.—el señor Minato asintió con una mueca de sonrisa.
Naruto se acurrucó más junto al cuerpo de Sasuke que escuchaba molesto los comentarios de la joven. Así que ¿Naruto no quería verla? Ahora entendía el porqué, no era más que una niña bastante presumida para comportarse al menos decentemente en frente de importantes personalidades. Bueno él también tenía su toque pero no sería capaz de hacer ese pequeño escándalo, si lo hacía seria en la soledad de su cuarto, cuando su difunto padre ordenó su compromiso tuvo que bajar la cabeza y aceptarlo.
Se dio la vuelta con Naruto detrás suyo y la encaró levantado la barbilla:
—Debería mostrar más respeto, señorita Hyuuga.
—Mira niño, frente a mí no eres más que eso: un niño, yo estoy aquí a cumplir una de nuestras tradiciones, y Namikaze Naruto, deja de estar detrás de él, deberías ser más responsable— La ojiperla se cruzó de brazos y miró retadoramente a la parejita. En verdad el joven embajador era un buen candidato, tenía presencia y buen porte, pero era algo torpe, le llevaría mucho tiempo cambiar su aspecto y ni que hablar su conducta, pero estaba preparada mentalmente para la futura vida que llevarían, teniendo un título disfrutaría de los beneficios de éste y claro un hijo le aseguraría una buena dote en caso de que se aburriera del rubio.
Pues si, Hyuuga Hinata era una joven que creció con la idea de tener asegurada una vida de lujos. Cuando sus padres le anunciaron siendo pequeña que se casaría con un Namikaze, cuyo nombre era conocido por su extenso linaje y dado que la anterior unión Namikaze-Hyuuga no pudo darse por cuestiones obvias, comprendió que debía prepararse para al menos estar a la altura de la hermosura de la esposa del exembajador. Eso hizo que recorriera muchos lugares donde hizo tratamientos de belleza. Pues su nana siempre le insinuaba que así sería una mujer cuyo cuerpo atraería a todos los hombres. Nunca pudo concretarse la reunión de sus presentaciones por varios motivos, al principio era por ser muy jóvenes y que el embajador recorría los paises acompañado de su familia, otra por la muerte de la querida esposa del señor Namikaze, luego que su prometido estuviera un tiempo al cuidado de los reyes del país de la Hoja, que tuviera que estudiar para cumplir con su nuevo rol diplomático y que hace solo unos días desapareciera cuando ella misma fué a visitarlo a su país.
Sasuke abrió la boca para contestarle pero Minato tomo palabra.
—Señorita Hyuuga compórtese, se lo ruego, no estamos aquí para causar alboroto,—miró a su hijo —Naruto hijo, deberías saludarla apropiadamente,—Y le miró serio— después de todo pasaran una vida juntos—Naruto le clavó la vista y negándose movió los labios pero nada salió de ellos, Minato al ver eso se sorprendió y Sasuke respondió por él algo nervioso.
—No….quiere.
—No te ha preguntado a ti.—dijo Hinata. A lo que el pelinegro respondió resoplando y sin verla.
—Pero eso es lo que piensa, —y miró al señor Namikaze —no entiendo señor Minato, ¿Por qué Naruto tiene que aceptar casarse con..con…?
—Porque así son sus tradiciones hermano, desde tiempos antiguos un integrante de la familia Hyuuga se une en matrimonio con otra de la familia Namikaze. Aunque lo veo bastante tonto. —susurró.
—Naruto, futuro esposo, ven—Hinata sonó amable y extendió la mano hacia el dúo. Pero Naruto apenas la miró movió la cabeza en negación y cerró los ojos moviendo la boca sin emitir sonido.
—¡Te he dicho que vengas! ¿Cómo puedes despreciar mi mano? ¡¿No escuchaste lo que dijo su majestad?!
—Dije que él no quiere.
—¡Callate, niño! ¿Acaso te crees con el derecho de hablar por él?—Itachi entrecerró los ojos.
— No. Pero…—Sasuke levantó las manos hasta su pecho donde Naruto tenía las suyas.
— ¡Entonces no respondas por él! ¡Y aléjate!—La pelinegra jaloneo del brazo del azabache apartándolo del rubio y arrastrándolo hacia ella —¡Ah!.
—¡Tú, niño!¿qué tienes con él?¿Acaso estas metiéndote entre nosotros? ¡Eres un descarado!
— ¡Sasuke! —Naruto por fin pudo dejar salir su voz por la repentina acción de la joven con el ojinoche.
Minato, el viejo Hyuuga y su hijo observaron preocupados como el semblante de su majestad comenzaba a cambiar.—Naruto, hijo…señorita Hinata…., deberíamos irnos a casa de la abuela a conversar…
—Yo….yo…—La ojiperla le sacudió — ¡Roba-novios! ¡Ni siquiera luces como un doncel!
— ¡BASTA HINATA HYUUGA!— Naruto se irguió recto y se abalanzó a separar a los dos pelinegros.— ¡¿Cómo puedes tratar así a su majestad?!¡¿Cómo quieres que siquiera te mire, si tratas así a una persona tan importante?!—Se paró en frente de la Hyuuga y la miró enojado, con su mano arrastró al pelinegro detrás de él.
—¡Entonces tenme respeto a mí también! , ¡Yo fui la que tuvo que ir a ti!. ¡¿O acaso no estás de acuerdo con la tradición?!
—¡Claro que la respeto pero ese no es el punto!
—¿Entonces?— la ojiperla junto sus manos a modo de rezo sobre su pecho y cambió su rostro contrariado a uno de mirada suave.
Naruto miró a su alrededor, sin ver a nadie en particular, y luego de barrer la habitación, miró sobre su hombro a Sasuke que también lucia expectante.
—Qui-quiero estar junto a Sasuke.— murmuró nervioso, Hinata miró desafiante al azabache.
— ¿Cómo puedes tú, querer estar con alguien que está comprometido y que ni siquiera puedes darle un hijo!
Todos los presentes abrieron sus ojos sorprendidos, excepto el primogénito que bajó la cabeza y negó.
— ¿Qué?—Naruto miró con ojos desorbitados al azabache que tampoco salía de su asombro.
—Eso es lo que me han dicho.Su majestad Sasuke Uchiha, enfermo desde el día de su nacimiento, condenado a permanecer encerrado entre las paredes de este castillo, incapaz de quedar encinta— Neji frunció el ceño, ¿su prima realmente era de inmiscuirse en la vida de los demás para su propio beneficio?¿pero llegar a tanto?. Sin duda el compromiso anterior no era más que negocios por parte de sus progenitores, pero eso no debería ser impedimento para cuando dos personas se quieren, aunque en la alta sociedad ser incapaz de concebir un hijo era visto por malos ojos ya que los matrimonios arreglados muchas veces tenían en sus cláusulas la concepción de uno y ni hablar cuando el pretendiente siendo mujer o doncel debía ser virgen.
—E-eso no es posible…—Naruto cambió su rostro a uno apenado y comenzó a negar.
— ¡ES IMPOSIBLE!
Sasuke abrió la puerta y salió corriendo de la habitación, Kakashi se sorprendió y se hizo a un lado dejándole pasar, aunque no quería escuchar la conversación de adentro no lo pudo evitar por las voces tan altas de los interlocutores. Neji miró a Naruto y a su prima de mala manera y también salió de allí.
Minato pasó la mano por su cabellera rubia intentando ordenarla y miró al señor Hyuuga que lucía bastante confundido.
Itachi caminó dando grandes zancadas sin mirar a nadie cruzó la habitación y dijo solemne:
—Señor Hyuuga esto no afectará nuestro negocio. Por favor espere un momento a mi regreso.—Y cerró la puerta.
— ¿Lo ves? ¡Es la verdad!—No terminó de decir la frase cuando su cara se dio vuelta con la cachetada que le profirió el ojiazul, el señor Hyuuga quedó con la boca abierta, no esperaba tal reacción por parte del joven embajador.
—Te desprecio Hyuuga Hinata.—La ojinoche se tomó la mejilla ardiendo y lo miró aturdida mordiéndose el labio inferior. Naruto serio se giró y caminó hacia su padre.
—Naruto, hijo, no sabía que esto po—Pero tuvo que resoplar y doblarse a causa del golpe en el estómago dado por su único hijo.
—Y a ti padre, te desconozco.
—¡Eres mi prometido!¡¿Cómo pudiste levantarme la mano?!—sollozó dolida por el golpe.
—Jamás quise conocerte porque temía encontrar a alguien igual a Sasuke, alguien que me hiciera dudar lo que siento por él, ese ERA mi mayor miedo, pero ahora mis dudas se esfumaron, a pesar de ser alguien bello, tu actitud, tu arrogancia, me demuestran la clase de persona a la cual me prometieron, ¡Y NO LO ACEPTO!.—Se aproximó a la puerta a abrirla y antes de salir dijo:
—Soy capaz de renegar de mi propio nombre, status y de abandonar mi herencia si ese es el caso para evitar este absurdo casamiento. Prefiero ser un sucio campesino—Cerró la puerta causando un gran ruido.
—¡Naruto!—gritó desesperada.
Silencio.
—Señorita Hinata, le dije desde un principio que mi hijo no iba a aceptar.—Y el señor Minato sobándose el estómago salió del despacho presuroso. Tenía que disculparse y tratar de resolver todo. Menudo lio en que se metió.
La señorita Hinata con los ojos vidriosos miró decepcionada a su tío, buscando consuelo, ¿en qué se equivocó?, éste solo alzó los hombros con despreocupación.
—Al menos mi negocio aquí sigue en pie.
Naruto corría atravesando el gran salón buscando a Sasuke, pudo ver delante de si a Itachi que se había detenido frente a una de las grandes entradas que daban al jardín exterior.
—¡Itachi! ¡Sasuke!, ¡¿Sasuke dónde está?!—Pero antes de poder acercarse al primogénito, en un rápido movimiento el capitán Hatake que estaba acompañándolo, se plantó delante del rubio y cruzó ambas espadas en su cuello que no había visto desenvainar.
—¿Qué hace?—Preguntó asustado, sin apartar la vista del exterior Itachi dijo:
—Si hubieras hablado desde un comienzo nada de esto hubiera pasado. Cobarde.
—Itachi…yo
—“Su majestad”—El rubio frunció el ceño, miró al capitán que lucía inexpresivo aun con el parche en su ojo.
—Lo lamento…esto me tomó por sorpresa…
—No es a mí a quien debes dirigir esas palabras.—Minato se aproximó preocupado hasta quedar varios pasos detrás del rubio y se tensó al ver a su hijo con las armas alrededor de su cuello.
—Majestad, no se lo tome con mi hijo, fue mi culpa intentar hacerle ver que es lo correcto y estaba realmente cansado de que rehuyera de su responsabilidad y en esa empresa los arrastre a ustedes.
—Sí, también es su culpa señor exembajador.—Minato agachó la cabeza en señal de arrepentimiento sin quitar la vista de su hijo.
—Le voy a dar una única oportunidad, embajador del país del Remolino, para que sea sincero con respecto a lo que piense de mi hermano.
— ¡Yo… yo quiero a Sasuke!
— ¿Aunque no pueda darle hijos? El apellido más tradicional de todos los países del mundo y su linaje, morirá contigo. No aceptaré que le sigan faltando el respeto o jueguen con él. Realmente estoy enojado.