- ¡A…ka… ya! –gemía el rubio mientras sentía como el mayor lo penetraba.
- Eres mío, Uzauza… –sonreía y se relamía al ver el pálido cuerpo de su compañero debajo suyo y la cara de placer que ponía.
- M-más, quiero todo de ti –se colgó del cuello del mayor para obligarlo a que lo bese. Sus labios emanaban un calor sin igual, pero quería mucho más, por lo que se propuso jugar con la lengua de Kirihara y la suya.
- Kurauza… Eres tan sensual… Ahh…
- ¡Más fuerte! –exigía el rubio, por lo que Akaya complació a Krauser y empezó a embestirlo con más fuerza. Sus labios y sus lenguas se separaron, pero el menor enrolló sus piernas en la cintura del mayor para poder sentirlo todavía más adentro.
Kirihara sentía cómo la entrada de su compañero apretaba su miembro, y esto lo excitaba como nunca. Apoyó sus manos en la cama para poder entrar mejor y ahí fue donde los jadeos de Krauser empezaron a convertirse en gritos, gritos que excitaban a Akaya ya que el otro decía su nombre con lujuria y pasión. El rubio lo atrajo hacia su pecho y empezó a arañarle la espalda mientras jadeaba y se arqueaba, puesto que las embestidas del mayor eran un tanto violentas y eso le estaba gustando.
- ¡Me vengo, Akaya!
- ¡Ahhh dios, yo igual!
- ¡AHHHHH! –gritó cuando su esperma saltó, manchando su vientre y el de Kirihara, pero gritó aún más cuando éste se vino en su entrada con una embestida aún más fuerte que las anteriores.
- ¡Kurauza! Ahhh… –estaba exhausto, era su primera vez y estaba realmente cansado, aunque no pudo evitar pensar en una siguiente vez viendo a ese joven todavía con el rostro agitado y con su vientre y pecho manchados por su propio líquido. Se dispuso entonces a tomárselo, recorriendo el pálido cuerpo de su compañero mientras éste se estremecía por el contacto de su lengua con su cuerpo. Como notó que se estaba volviendo a excitar, decidió masturbarlo y hacer que se viniera una vez más–. Te gusta que te haga esto, ¿verdad?
- ¡¡Mmmm!! Sí, me encanta… Pero no quiero tus manos, quiero que lo chupes –dijo con un guiño y una mueca pervertida.
- Eres un sucio, Uzauza –dijo sonriendo.
Se había vuelto a endurecer, estaba caliente y eso encendió también a Akaya, quien a pesar de que lo estaba chupando, también usó sus manos para poder hacerlo más rápido. Los gemidos de Krauser no tardaron en hacerse presentes, lo estaba volviendo loco el hecho de que gritara su nombre, sentía cómo las manos de su compañero atraían su cabeza hacia su miembro, haciendo que todo el miembro entrara en su boca, sentía cómo estaba por venirse cuando…
- Akaya, Akaya… Are you alright? –estaba moviendo el brazo del mencionado– Akaya, please, wake up!
- ¿Qué… Qué pasó? –preguntó abriendo los ojos, era todavía muy de noche–. Me siento tan… ¡AY POR DIOS!
Kirihara miró su pantalón de pijama y vio que había tenido uno de esos sueños húmedos, intentó ocultarlo de la mirada de Krauser, pero éste ya se había dado cuenta.
- No, está bien… –dijo deteniendo la mano de Kirihara–¸ creo que puedo tomarlo como un halago viniendo de un mayor.
- Yo… Lo siento, lo siento mucho…
- Akaya… ¿Todavía está duro? –dejó en shock a Kirihara con ese comentario, y más cuando las manos del rubio empezaron a bajarle el pantalón– Veo que sí, tu miembro no me miente.
- Uzauza, no tienes por qué hacer esto… No… Ahhh…
Muy tarde, las manos del rubio empezaron a masajear su miembro y Akaya no podía creer lo que estaba pasando. No podía negar que lo estaba disfrutando, por lo que no tuvo razones para detenerlo.
- ¿Lo estoy haciendo bien? –dijo con una inocencia más propia de una chica, cosa que incitó a Kirihara a seguir cuando vio que los ojos del rubio estaban llenos de excitación.
- S-sí…
- Y dime… ¿Qué soñaste? –preguntó mientras seguía masturbándolo. Akaya no resistió y le contó el sueño, excitando al rubio aún más, por lo que se detuvo para que el ojiverde lo hiciera suyo, tal como había pasado en el sueño.
Al igual que en su sueño, Kirihara tendió a Krauser en la cama y empezó a dilatarlo mientras lo besaba; con cada dedo que metía en la entrada del menor, éste se arqueaba y lagrimeaba un poco. Cuando Akaya intentó parar, el rubio le dijo que siguiera hasta el último. Estando listo, Akaya metió su hinchado miembro en la entrada del joven pálido, quien dejó escapar un grito bastante alto. Volvió a besarlo para calmarlo y relajarlo, pues quería que se sintiera tan a gusto como se estaba sintiendo él.
- Akaya… More. Dame más –pidió Krauser.
Las embestidas de Akaya aumentaron, se estaba dejando arrastrar por el deseo de poseer a ese muchacho, que le estaba suplicando por más y al que quería complacer. Esta vez él se vino primero dentro de Krauser, por lo que decidió masturbarlo para que su compañero también se viniera. Los gemidos de Krauser duraron todo el acto, incluso cuando Akaya empezó a chupar el miembro del rubio; el nombre del ojiverde resonaba en toda la habitación por todo el placer que le estaba dando al joven. Al momento de venirse, éste contuvo todo en su boca y se lo tomó, haciendo sonrojar al rubio que, a pesar de que fue él quien tomó la iniciativa, era su primera vez.
- Akaya… –comenzó Krauser mientras Kirihara lo abrazaba en la cama luego de haberlo hecho– esta fue mi primera vez –confesó el menor.
- La mía igual, Kurauza –sonrió. Era verdad, nunca lo llegó a hacer con Renji.
- I love you –dijo cerrando los ojos para volver a dormir.
- Yo… –no sabía cómo responder a eso. Sabía lo que significaba esa frase, pero algo no le permitió decir la respuesta obvia. Afortunadamente para Kirihara, Krauser se había quedado dormido; sin embargo, sabía que tarde o temprano el rubio le iba a preguntar si lo quería. Y no sabía si iba a tener la respuesta preparada para ello. Es más frágil de lo que pareces, Iceman. Dame tiempo, es todo lo que pido. Besó la frente de su compañero, y también cerró los ojos por segunda vez.