Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Demonio. Ángel. por AliceNya

[Reviews - 14]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

La verdad es que quisiera dejar hasta aquí el fic [creo que me enamoré de esta pareja] pero prometí hacer el otro ending con Akaya y hay que cumplir siempre las promesas :) Además, lo haré con una dedicatoria especial :D

 

Capítulo 9: Krauser Ending [2/2]: Siempre contigo

Fueron horas y horas de placer ininterrumpido, ambos se abrazaban y se besaban como si no hubiera un mañana a pesar de que ya había pasado la medianoche. Los gemidos de Krauser volvían loco a Akaya, quien pensaba en lo afortunado que era tener a alguien tan maravilloso a su lado. No, no era sexo: realmente estaban haciendo el amor, y no se parecía en nada a la primera vez que lo hicieron. Las manos de Akaya eran gentiles, pero a la vez posesivas con el cuerpo del rubio, y éste se había entregado completamente a las caricias del mayor.

 

- Akaya… Te… Amo –decía entre gemidos.

 

- Kurauza –decía mientras besaba la espalda del perfecto cuerpo de su pareja– eres lo mejor que me pudo haber pasado.

 

- ¡Mmmm…!

 

Cuando terminaron de hacerlo por segunda vez, se echaron uno mirando al otro. Krauser intentaba taparse con el cubrecama, pero Akaya lo detuvo.

 

- No te cubras –dijo sonriendo– déjame verte así.

 

No pudo evitar ruborizarse, con lo que Kirihara rió con ternura. No puedo creer lo afortunado que soy. Lo abrazó y lo pegó junto a su cuerpo; sus brazos sólo querían tener la presencia de aquel extranjero cerca de sí, hizo que apoyara su cabeza en su pecho y empezó a acariciar su blonda cabellera, jugueteando con sus mechones.

 

- Akaya… ¿Te importa si duermo ya?

 

- Claro que no, pero ni creas que voy a soltarte.

 

- Alright –dijo con una sonrisa y un brillo en los ojos. He’s my truly guardian angel.

 

Concilió el sueño rápidamente, con una sonrisa dibujada en los labios como si nada más en el mundo importara; y así era para él. Kirihara no durmió hasta una hora después, pues quería ver a su querido rubio durmiendo mientras le acariciaba el rostro y el cabello.

 

- Te amo, Kurauza. Mucho… –cerró los ojos, para acompañarlo también en sueños.

 

------------------------------------------------------------

 

El Campamento U-17 había terminado, ambos representaron a Japón con mucho honor y había llegado la hora de despedirse. Pero había una decisión que uno de ellos tenía que tomar.

 

- Sabes que tengo que irme, Akaya –decía Krauser tratando de no llorar.

 

- Uzauza, quédate. Por favor…

 

- Sólo tengo una semana más aquí, en Japón… Yo tampoco quiero irme.

 

- Por favor, no quiero perderte así. ¿Qué debo hacer para convencerte de que te quedes aquí? –decía desesperadamente Akaya. No quiero que te vayas, no cuando te necesito a mi lado por siempre.

 

- No sé –ahí rompió en llanto, Akaya sólo pudo abrazarlo y consolarlo, aunque también él necesitaba algo de esperanza, pues no quería que las cosas terminaran así sin más, no cuando ambos querían seguir juntos. Entonces, se le ocurrió una idea, algo que jamás se le había pasado por la mente pues no era de la clase de hombres muy románticos, especialmente a la vista de los demás; sólo Krauser conocía esa parte de él.

 

- Espérame un momento, no te muevas –dijo besándole la frente.

 

Al cabo de 5 minutos, Kirihara regresó con una lata de Ponta todavía llena, pero que se la terminó cuando llegó al lado de Krauser. Éste se secó las lágrimas con la manga de su casaca y puso cara de confundido, pues no tenía ni idea de lo que estaba tramando el ojiverde.

 

- Kurauza… –empezó mientras tiraba de la anilla de la lata y tiraba a un lado la lata, quedándose con la anilla plateada– Sé que aún somos jóvenes, pero quiero que sepas que lo que siento por ti no cambiaría por ningún motivo. Nadie me hace sentir como tú, y a veces me avergüenza no poder ser más romántico como sé que quieres que lo sea… Pero siempre llega un momento en el que hay que pisar el orgullo y hacer algo que jamás pensaría alguien que yo podría hacer. Mi Uzauza –se arrodilló en frente de el con la anilla en su mano–, ¿me harías el honor de casarte conmigo y vivir juntos por siempre?

 

- A-Akaya –simplemente no lo podía creer, no podía… pero ahí estaba Akaya, arrodillado, pidiéndole que forme parte de su vida para siempre– Sí, sí, ¡claro que sí!

 

Con una sonrisa y unas pequeñas lágrimas de emoción, le colocó la anilla donde usualmente se coloca el anillo, en el anular de la mano izquierda, para luego acariciar su mano y plantarle un beso. Sin embargo, Krauser detuvo el beso.

 

- ¿Qué pasó? –preguntó un poco preocupado.

 

- Ven conmigo, casémonos allá, en Estados Unidos –dijo rápidamente Krauser.

 

- ¿¡E-Estás seguro!?

 

- Yo vivo solo y puedo mantenerme, pero… Me harías demasiada falta –sonrió tristemente–. Además, eres un gran jugador de tenis, estoy seguro que allá podrás convertirte en un profesional rápidamente.

 

Profesional. Rápidamente… Y con Krauser a mi lado.

 

- Entonces vámonos –dijo dándole un beso en los labios.

 

------------------------------------------------------------

 

Pasaron 4 años, Akaya vivía en el departamento de Krauser, el cual era muy modesto y tenía lo necesario para que ambos pudieran sostenerse, aunque ya no hacía falta preocuparse por el dinero. Un par de meses después de que llegara Akaya a Estados Unidos, un cazador de talentos lo reconoció y le ofreció una vacante en una renombrada institución americana, de la cual, muchos de los jugadores que se encontraban ahí terminaban como participantes en grandes competiciones como el Abierto de Australia o Wimbledon. Krauser, por su parte, también se dedicaba al tenis pero como entrenador, además de ser el mánager de Akaya cuando éste lo necesitara. No hubo tiempo para la boda cuando llegaron, pues ambos tenían que solucionar primero los problemas de los gastos para pensar después en un gasto extra como lo era la boda; sin embargo, habían pasado 4 años y, aunque se amaban mucho, había llegado el momento de hacer cumplir esas palabras.

 

- Uzauza –dijo de pronto Akaya– casémonos mañana.

 

- ¿¡Mañana!?

 

- Sí, mañana. Quiero que todos sepan que eres mío –sentenció.

 

- Pero ya medio país sabe que soy tuyo. Después de esa última entrevista cuando me mandaste un beso volado desde la cancha…

 

- Entonces que lo sepa la otra mitad.

 

- Eres imposible –sonrió–, pero también quiero hacerlo.

 

Y así lo hicieron, sin mucho aspaviento se casaron; Krauser llevaba un traje blanco mientras que Akaya llevaba uno negro, se dieron los anillos, firmaron los papeles y a la hora de llegar a la habitación para consumar la noche de bodas, Kirihara lo levantó como suelen hacerlo el novio con la novia.

 

- Creo que me puedo acostumbrar a esto –soltó Krauser muy feliz.

 

- Yo preferiría que no –dijo Akaya muy serio.

 

- ¿No? ¿Por qué no?

 

- Porque siempre haré lo posible para sorprenderte –ambos sonrieron– Te amo, Liliadent Krauser.

 

- También te amo, Akaya Kirihara. Por siempre.

 

- Siempre estaré contigo.

 

Con un beso, se dispusieron a amarse con todo el corazón, como siempre lo habían hecho; se conocían tan bien que disfrutaban al máximo la compañía del otro. No les hacía falta nada más. Tal vez por ahora.

Notas finales:

Bueno, he de aclarar algunas cosillas: Lo de la anilla lo vi en una serie vieja de los 90' llamado 'The Nanny', y siempre me pareció muy tierno y original. Y lo de la última frase... Pues me estoy evaluando seriamente hacer al menos un one-shot de esta pareja en su vida de casados y tal vez con un hijo/a [cof, cof]. En fin, el próximo fic es la primera parte del ending de Yanagi, ¡espero que sigan leyendo y espero sus comentarios!

 

Capítulo siguiente: Yanagi Ending [1/2]: Una segunda oportunidad


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).