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La semana de Jirou por AliceNya

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Notas del capitulo:

Bueno, éste es en teoría el último capítulo, PERO habrá un extra al final. Aquí ya están de regreso en Japón y bueno, también es el último día libre de Jirou de su semana sin hacer nada jeje... Espero que les guste n_n. Y ya saben, PoT no es mío, es de K. Takeshi :3.

Como se habían dormido de madrugada, se dieron el lujo de levantarse tarde, ya que después de todo estaban en un hotel. A las 10 de la mañana ya estaban en las calles de París paseando antes de su vuelo, que era a mediodía. Atobe lo llevó de compras a la fuerza, ya que a Jirou no le hacía mucha gracia dejar que su novio pagara todo.


- No seas baka, Jirou –decía Atobe–, déjame consentirte.


- Kei-chan, a mí me basta y sobra con tu corazón –solía responderle, para luego abrazarlo y terminar la discusión con un beso, y luego volver a lo mismo.


- Parecen un matrimonio joven –señaló un vendedor en el mostrador de una tienda de joyería a la que habían entrado, aunque Jirou se había ido un rato al baño.


- ¿Ah? –alzó una ceja– Aunque pensándolo bien… ¿Tiene algún diamante de color?


- ¿De color? –preguntó con sorpresa– ¿tienes siquiera para pagar algo así?


- Es verdad que estoy en otro país –dijo tomándose de la cabeza como si tuviera una fuerte migraña ya que odiaba que lo vieran como un chiquillo– ¿Tiene o no? –preguntó apresurándolo.


- Eh… Sí, tengo estos tres diamantes –sacó una pequeña caja de terciopelo rojo y dentro vio 3 hermosos anillos, uno verde, uno lila y uno rojo.


- Quiero éste –dijo, sacó su chequera y le dio el cheque al vendedor, quien le entregó el anillo en una caja parecida, sólo que mucho más pequeña.


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De regreso en Japón, Tokyo, ya era hora no sólo de que Jirou fuera a su casa, sino que Atobe regresara a la suya como habían estado al comienzo de esa semana. Estaba un poco triste por no poder compartir un mismo lugar con él, pero su madre ya regresaba y se imaginó que quería ver a su hijo después de una semana de viaje. Atobe quería usar la limusina para llevar al dormilón a su casa, pero éste se negó y le dijo que mejor lo llevara en la moto.


- ¿Seguro? –preguntó.


- Hai, quiero abrazarte todo el camino –sonrió alegremente.


- De acuerdo –le devolvió la sonrisa, aunque seguía triste.


Jirou se sujetó fuertemente de la cintura de Atobe y se recostó en su espalda, Atobe estaba feliz de que Jirou fuese su novio, pero no quería tener que separarse de él luego de haber estado toda una semana entera juntos. Tenía que volver a invitarlo a viajar con él de nuevo, aunque claro, esta vez tenía que informar a los padres del castaño… Y decirles que salía con su hijo.


- Amor, ya llegamos… –el dormilón se había agarrado bien de Atobe y no planeaba soltarlo aun dormido–. Bueno, a volver a cargarlo…


Igual que como la primera vez, lo cargó hacia la entrada de su casa, sacó el juego de llaves y abrió la puerta con el castaño en su espalda. Al entrar, lo recostó en el sofá, el cual Atobe había usado para dormir.


- Aquí dormiré a partir de ahora –dijo Jirou despertándose, mirando a Atobe con una sonrisa.


- ¿Por qué? –preguntó acariciándole el cabello, pues se había sentado a un ladito de él.


- Porque huele a ti –respondió sonriendo.


- Jirou… Eres perfecto… –se había acercado a los labios del castaño, cuando de pronto fue interrumpido.


- Oh, por favor, no se detengan por mí –dijo sonriendo la mamá de Jirou, que recién había llegado y traía su maleta.


- Déjeme ayudarla –se levantó Atobe con un leve sonrojo, pero actuando como si nada hubiera pasado. Cargó la maleta de la señora hasta su habitación y luego volvió a la sala.


- ¿Cómo estás, hijo? Te extrañé mucho –le dijo su mamá a Jirou, mientras le besaba la frente.


- Estoy muy bien, mamá. Kei-chan me cuida –sonrió sin preocupaciones, haciendo que Atobe se sonrojara más.


- De eso no hay duda –rió la madre– Atobe-kun, muchas gracias por encargarte este revoltoso.


- ¡Mamá!


- No hay de qué, señora –pensó un poco si tenía que decirle que ya estaban juntos–. Señora, espero que no le moleste, pero estoy saliendo con su hijo y quería que usted lo supiera, para que no haya ningún problema más adelante –Jirou se había quedado con la boca abierta, pues pensó que él mismo tendría que decirle a su madre; luego de ver a su novio, su mirada pasó hacia su madre.


- Cariño, ¿eres feliz? –le preguntó a su hijo.


- Mucho, mamá –asintió el pequeño todavía recostado en el sofá.


- Entonces yo no tengo ningún problema –sonrió la señora a la pareja–. Bienvenido a la familia, Atobe-kun. Debo insistir en que te quedes a cenar esta noche.


- Sería un placer –respondió con una reverencia.


- Y ya no me digas señora –rió–, dime Mika-sama.


- De acuerdo, Mika-sama –le devolvió la sonrisa–. ¿Gusta que la ayude en la cocina?


- No, no, no. Tú te quedas con Jirou, aprovecha que está despierto –gritó mientras se iba corriendo a la cocina.


- Kei-chan… –empezó Jirou bastante rojo.


- Cariño, ¿qué pasa?


- No pensé que le dirías tan rápido jeje.


- Es mejor así, ya que pienso llevarte a muchos lugares; así no me demandan por secuestro –le hizo un guiño, luego se acercó de nuevo a sentarse a su lado– Jirou, sabía que te negarías si te preguntaba directamente, por lo que decidí comprarte esto –sacó de su bolsillo la cajita de terciopelo rojo y se la mostró.


- ¿Qué… Qué es? –preguntó emocionado.


- Es algo que se parece mucho a ti –explicó–, es perfecto, radiante, único y hace que recuerde cierta fruta que me ha empezado a gustar gracias a ti–rió y abrió la cajita, Jirou se cubrió la boca y se quedó sin habla. Era un hermoso anillo de plata con un diamante rojo, pero el anillo funcionaba como un dije de una cadena fina de plata–. Supuse que sería un poco extraño que llevaras un anillo por la calle o la Hyotei, por lo que preferí que fuera tipo collar. ¿Puedo?


- ¿Qué cosa?


- Que si puedo ponértelo, Jirou.


- Ah, sí, sí jeje, es que todavía estoy sorprendido –estaba con algunas lágrimas en sus mejillas y se las trataba de secar con las mangas de su polo.


- No llores –besó sus lágrimas–. Ven aquí –agachando su cuello, le puso el collar.


- Es muy hermoso, Kei-chan. No tenías que comprarme algo así, con un helado bastaba –sonrió.


- Eres demasiado adorable, Jirou –le acarició la mejilla.


- ¡Chicos, ya está la cena! –anunció la mamá.


- No le digas todavía lo de París –le susurró a su castaño, el cual asintió, pues sabía que su madre pegaría el grito en el cielo si se enteraba de que había salido de Japón.


Cuando fueron a sentarse, se pusieron a conversar sobre lo que había pasado esa semana; la madre de Jirou le contó que la familia estaba bien y que lo esperaban en el próximo viaje, además de que probablemente vendría su hermano mayor a verlo cuando éste terminara su semestre. Mika-sama era muy perceptiva, y notó que Jirou llevaba un collar que estaba mal tapado por su polo.


- ¿Y ese collar? –inquirió mirando la cadena de plata, pues todavía no veía que colgaba en ella.


- Ah, etto… Es un regalo de Kei-chan. Sí, eso, es un regalo –dijo con nerviosismo, pues la verdad es que no sabía mentir, pero podía no decir nada siempre y cuando no le preguntaran.


- Oh… ¿Es su regalo de compromiso? –dijo como quien habla de las noticias. Ambos jóvenes se atoraron con la comida–. ¿Qué? ¿Lo es? –los miró a ambos luego de ver sus reacciones.


- Es sólo algo que compré en París para él –dijo Atobe recobrando la compostura.


- Oh… París… ¿Y viajaron juntos? –preguntó con naturalidad.


- Yo… ¿Ah? –Jirou estaba al borde del vómito verbal.


- Que si viajaron juntos, hijo. Después de todo es tu novio, ¿no?


- Le pedí que me acompañara, disculpe por no avisarle. Sólo fueron 2 días –se apresuró a decir Atobe, viendo que Jirou estaba por colapsar de tanta presión.


- No te preocupes, Atobe-kun. Te pedí que cuidaras a mi hijo por toda la semana y veo que está más que perfecto –sonrió–. Sólo procura darme nietos en el futuro, no quiero hacerme vieja sin ver más pequeños corriendo por aquí.


Los tres rieron por la situación, pues la mamá de Jirou no era ninguna tonta pero tampoco iba a perder la oportunidad de que su hijo deje descendencia, aunque estuviese joven. Cuando terminaron de cenar, Mika-sama se fue a la cocina llevando los platos, Atobe y Jirou agradecieron por la comida y llegó la hora de despedirse, pues era domingo y al día siguiente tendrían que volver a clases.


- Me gustaría que te quedaras –dice el castaño a su novio con un dejo de tristeza–. Te quiero mucho –lo abrazó y se acurrucó de pie en el pecho de su novio.


- Jirou, prométeme que nunca dejarás de amarme así… Por favor –lo meció en sus brazos.


- Si quiero, ¿puedo llevar el anillo en mi dedo? –preguntó.


- Por supuesto, amor –sonrió.


- Entonces prometido –rió y lo besó en la boca, con ganas de comérselo pero sabía que no era muy prudente ahí–. ¿Me quieres mucho?


- Te amo –le acarició el cabello–. Mucho.


- Kei-chan… –puso esos ojitos brillosos que denotaban felicidad.


- Esto sólo es el comienzo, Jirou. Mañana te veré, y te abrazaré igual de fuerte… Sólo procura no dormirte en lugares tan lejanos.


- Jejeje está bien –asintió el castaño.


- Bueno, déjame despedirme de tu madre, ¿está bien?


- Hai –sonrió y fue a la puerta para cuando Atobe volviera de la cocina.


- Muchas gracias por la comida, y por todo –hizo una reverencia en señal de respeto.


- Atobe-kun, sé que haces y harás muy feliz a mi hijo –comenzó Mika-sama–, y hay algo que debes saber sobre él –hizo una pausa dramática y susurró en voz bajita–. Jirou es un doncel, así que por favor cuídalo bien porque es muy frágil. Y si puedes –añadió con seriedad– dame nietos al terminar las clases.


- Eh… ¿De acuerdo? –no estaba seguro de cómo responder a eso, pero de igual manera se despidió de ella y ésta lo abrazó, ya que después de todo, era su yerno.


- Jirou… –empezó Atobe antes de coger la moto– ¿te gustan los niños?


- ¿Y esa pregunta? –realmente lo agarró desprevenido.


- Nada, no te preocupes –atrajo el rostro de su castaño hacia sí antes de encender la moto, le dio un beso y le dijo que lo vería mañana en clase. Cuando Jirou lo vio irse, éste no pudo evitar gritar a los cuatro vientos:


- ¡KEI-CHAN, TE AMOOOOOOOOOOOOO! –Atobe pudo escucharlo y se sonrojó más que en los momentos anteriores. Nadie jamás le habría hecho semejante muestra de amor. Y eso lo ponía muy feliz.

Notas finales:

Como les dije, con el Extra se termina el fic, y habrá sorpresas *-* como me pidieron en un review, haremos doncel a Jirou y le daremos un heredero a Atobe jejeje actualizaré el último capítulo en 3 o 4 días, lo prometo :D


¡Nos vemos!


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