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La semana de Jirou por AliceNya

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Notas del capitulo:

No... pude... resistirme... ¡Aquí está el extra! Especialmente dedicado a Tahomi y Akajani, quienes estuvieron pendientes de la historia jiji ya verán al dormilón con sus bebés *o*.


Sobra decir que PoT no es mío ni los personajes, excepto los bebés en teoría jajaja xd.

Jirou no tenía idea de que era un doncel, hasta que tres meses después empezó a notar ciertos rasgos curvilíneos en su cuerpo cuando se ponía su ropa. Después de rascarse la cabeza, decidió preguntarle a su madre.


- Mamá, ¿sabes… sabes qué pasa con mi cuerpo?


- ¿Sobre qué en especial, cariño?


- Etto… Mira –y se señaló el abdomen, que lo tenía tenuemente abultado, además de que se le habían acentuado un poco las caderas, notando también que su cintura era más pequeña respecto de sus caderas.


- ¡Ay por Kami! –dijo su mamá y se fue corriendo de la casa. Cuando regresó, trajo una cajita consigo y le dijo que siguiera las instrucciones que estaban indicadas.


- Pero mamá, esto es para chicas…


- Hazme caso y ve –dijo empujándolo al baño.


Uno pensaría que como madre estaría enojada, pero con un hijo mayor que no tiene interés en la gente y una hija pequeña viviendo con su padre, sólo tenía una oportunidad para hacer crecer la familia. Estaba que se aguantaba las ganas de gritar y dar saltitos, pues por fin lo había conseguido.


- ¿Cariño? ¿Puedo pasar?


- Sí, mamá… Aquí dice que si aparecen 2 rayas es que estoy embarazado… Pero soy un chico, no tiene sentido –dijo bostezando.


- Hijo… Es que sí estás embarazado.


- De acuerdo –bostezó de nuevo–. Me voy a ver a Kei-chan, seguro que… ¿¡QUÉ!? ¿!CÓMO QUE EMBARAZADO?!


- Es que eres un doncel, cariño. Por lo que es posible –sonrió.


- …


- ¿Hijo, estás bien?


- Voy… ¿Voy a tener un hijo? –primero trataba de analizar la situación, y cuando por fin ató los cabos, se dio cuenta de que era posible, y que era obvio quién era el padre– ¡Voy a tener un bebé! –gritó feliz. Se notaba que era igual de emotivo que su madre.


- Creo que tienes que decírselo a Atobe-kun, cariño.


- Sí, sí. Lo llamaré para que venga a la casa.


¡Ring, Ring!


- Habla Atobe.


- ¿Kei-chan?


- Oh, amor, eres tú –sólo él le decía así– ¿Sucede algo?


- De hecho sí, pero necesito que vengas a mi casa –sonaba feliz, por lo que Atobe descartó cualquier pensamiento negativo.


- Voy para allá, un beso.


- ¡TE AMO! –gritó, y colgó.


- Qué será lo que trama… –colgó también.


Al llegar a la casa del castaño, éste lo esperaba con una sonrisa de oreja a oreja, y su madre estaba igual de feliz. Eso último lo hizo sospechar algo.


- Mika-sama, buenas tardes. Hola amor –sonrió.


- Kei-chan, Kei-chan –dijo emocionado ya en la sala, y le lanzó la noticia sin reparos– ¡VAMOS A TENER UN BEBÉ!


- Un… ¿bebé? ¿¡Ore-sama va a tener un bebé!? –definitivamente lo pilló desprevenido.


- ¡Sí, Kei-chan, un bebé! Y va a ser hermoso porque tú eres el padre –puso ojitos brillosos de sólo imaginarse con el bebé en brazos y con Atobe junto a él.


- Yo… Wow… –no, no se lo esperaba.


- ¿Kei-chan, pasa algo? –preguntó con preocupación. Por primera vez tuvo miedo de la reacción de su novio.


- No me esperaba algo así, cariño… Pero si es así, estoy feliz por la noticia –sonrió–. Aunque aún me pregunto cuándo pasó…


- Kei-chan, lo hemos estado haciendo cada fin de… –Atobe rápidamente lo calló con sus manos ya que su madre estaba rondando cerca, pero no había nada que ocultar si al final Jirou ya estaba embarazado– ¡Ay, ay ay, ya entendí!


- Lo primero que hay que hacer es que te revise el médico. Llamaré a la casa para…


- No Atobe-kun, yo me encargaré de eso –se apareció Mika-sama en la sala–. Quiero hacer esto con mi hijo, llevarlo al doctor, ver las ecografías, comprar ropa para el bebé, etc. ¡Será maravilloso! –dijo muy emocionada.


- Yo también quiero ser parte de ello, Mika-sama. Después de todo, voy a ser padre –dijo con orgullo. Había llegado el día en que tendría un heredero; otro Atobe pisaría la tierra.


- Si no les importa me iré a la cama, esta futura madre quiere dormir más, después de todo, terminaron las clases hace un par de semanas–bostezó y luego se estiró–. ¿No vienes, Kei-chan?


- ¿Eh?


- Quiero que el padre de mi hijo o hija me acompañe –dijo sonando como algo obvio–. ¡Así que ven!


- Cuídense chicos, yo saldré… por buen rato –sonrió y se fue, dejando sola a la pareja.


Jirou le pidió que lo cargara cual princesa y que le lleve helado de fresa a su cuarto. Atobe se negó, obviamente, pero cuando Jirou ponía la cara de “por favor, ¿sí?”, no tuvo más elección que hacerlo. Lo llevó a su habitación y el castaño se tumbó a la cama con su novio encima para besarlo, y mucho. Atobe, a pesar de la noticia, no dudó en corresponder los besos del castaño y lo llenó también de caricias. Decidieron no sacarse la ropa porque la madre de Jirou podía volver en cualquier rato, pero eso no impidió que demostraran su amor uno con el otro. Al cabo de unos minutos, Jirou se percató del helado y se lo comió rápido para poder echarse al lado de su novio.


- Kei-chan… ¿De veras estás feliz con la noticia?


- Por supuesto, cariño –lo abrazó más fuerte mientras le acariciaba la espalda–. Ya quiero saber si es niño o niña para poder hacerle una habitación en mi casa.


- ¿Me iré a vivir a tu casa?


- Me gustaría que sí. ¿O prefieres que vivamos los 2 solos con el bebé en otro lado?


- Eso sería bueno –asintió–, pero no tengo dinero para comprar una casa…


- Jirou, baka, ni tú ni el bebé tendrán que preocuparse por eso –le acarició ahora el rostro, y Jirou se acurrucaba más.


- Pero yo no quiero estar sin hacer nada. Sé que sólo duermo, pero quiero hacer algo por ti, por nosotros.


- Cuando nazca el bebé, sé que le enseñarás muchas cosas –lo besó en la frente–. Te encargarás de evitar que lo consienta demasiado –rió–. Ambos aprenderemos en el camino, amor.


- Te amo, Kei-chan. Quédate siempre a mi lado –dijo hundiendo su rostro en el pecho de su novio.


- Te amo, Jirou… ¿Te casarías conmigo luego de que nazca el bebé y todo se reordene?


- ¿Hablas en serio, Kei-chan?


- Sabes que sí. No estoy arrodillado, pero recuerda que ya te di un anillo –sonrió.


- Es cierto jejeje. Sí, sí quiero –unas lágrimas brotaron por parte de Jirou–. Y también quiero dormir así ahorita, contigo.


- De acuerdo, descansa amor –besó sus cabellos.


- Mmmm –se acurrucó y enlazó sus piernas con las de Atobe. Una sonrisa adornaba su bello rostro mientras dormía.


Vaya que son una pareja muy tierna.


Mika-sama vio a la pareja echada, durmiendo abrazados. ¿Por qué habría de molestarse? Eran dos personas que se querían, y que estaban dispuestos a ser responsables. Sólo era cuestión de tiempo para que nazca el pequeñín, y ella ya estaba evaluando todas las posibilidades de combinación.


- Veamos, puede tener el cabello ondulado pero gris, o puede ser lacio castaño, puede tener un lunar como Atobe-kun o dormirse a cada rato como mi hijo, ¡o tal vez sean dos pequeños!… –y así se iba caminando hasta su habitación, pensando en que pronto sería abuela.


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SEIS MESES DESPUÉS…


- Felicidades, Sr. Atobe. Es usted padre de un hermoso niño… Y una bella niña.


- ¿So-Son d-dos? –no lo podía creer, se sentía el padre más feliz del mundo, por lo que fue a la habitación a ver a su novio.


- ¡Kei-chan! –le sonreía el castaño con un bebé en cada brazo– ¡Míralos! Son muy bonitos…


- Igual de preciosos que tú, amor. Y mira –señaló a ambos–, ya se quedaron dormidos.


- ¡Esto merece una foto! –dijo Mika-sama, quien estaba lista con la cámara. Primero le tomó foto a la pareja con los bebés, y luego le pidió a la enfermera que les tomara una foto con ella ahí–. Por cierto, les he traído una sorpresa –sonrió–. ¡Adelante, chicos!


- Wow, Atobe, son unos bebés muy lindos –decía Ootori al entrar–. Shishido, ¡quiero tener un bebé también!


- Como si tú fueras a parirlo –replicó el moreno, quien era el uke en la relación.


- Mira Yuushi, paran durmiendo igual que Jirou –dijo riendo Gakuto.


- Ambos son muy afortunados –dijo con aura misteriosa, levantándose los falsos lentes.


- Felicidades, Atobe –saludó el nuevo capitán, Wakashi.


- Gracias por venir –dijo Atobe en referencia a todos.


- Oye Atobe, ¿y cuáles serán sus nombres? –preguntó Gakuto–. Yuushi me dijo que cuando tengamos nuestro bebé lo llamaremos Yuuki.


- Shh Gakuto –lo silenció con un codazo.


- Shishido, ¿tú que nombre quieres ponerle a nuestro bebé?


- ¿¡Qué!? Yo quiero una niña, además… Etto… Nada –se ruborizó, pues ya le había dado la idea a su novio.


- Se llamará Hanako la niña y Taiyô el niño, así todos se asombrarán de su grandeza –dijo solemnemente Atobe– ¿Verdad, Kabaji?


- Usu.


- Kei-chan, tienes buen gusto hasta para los nombres –sonrió el castaño.


- Por supuesto, amor –le dio un beso en la frente mientras Jirou mecía a los pequeños. El resto se quedó con la boca abierta pues jamás habían visto muestras explícitas del trato entre la pareja. Notaron que el amor que los unía era más fuerte que lo que cualquiera de ellos tenían–. Por cierto, habrán traído algo para los bebés, ¿verdad?


- ¿VERDAD? –repitió Jirou escudriñando al resto con la vista.


- Sí/Por supuesto/¿Cómo no?/Usu/Claro que sí/Obvio –dijeron, así que repasemos los regalos.


Gracias a que Mika-sama le avisó de inmediato de todo lo que estaba pasando con Jirou desde la sala de operaciones hasta el nacimiento, Ootori, que era el mejor amigo del castaño, había decidido junto con su novio comprarles un conjunto de ropa a cada uno. El de la niña era un hermoso vestido blanco con detalles de lunares plateados y un hermoso lazo rosa al centro; el del niño era un curioso enterizo que tenía como diseño un traje de gala de color negro. Como Ootori era quien había tenido la idea de comprarlos, Ryou no quería que Atobe se enojara más con él que de costumbre, por lo que compró unos bellos zapatitos tejidos de color rosa un par y el otro verde con decoraciones de botones blancos. Cuando su novio los vio, por poco y se los quería quedar para cuando tuvieran ellos un bebé. A Ryou no le hizo gracia porque era él quien tendría que pasar por todo eso, pero como Choutarou se puso a llorar, le dijo que esperase un poco más de tiempo para ello.


Quien no quería quedarse atrás era Oshitari, por lo que compró un bonito juego de productos para el cuidado de bebés que venía en una hermosa canasta azul. Gakuto decidió que compraría algo especial para los pequeños, por lo que apenas se enteró por Ootori de que Jirou entraría a la sala de operaciones, llamó a una tienda que vendía bisutería en plata y pidió que inscribieran en dos finas pulseras la fecha de ese día. Como los bebés habían nacido de tarde para noche, tuvo tiempo suficiente de hacerse con los regalos y poder llevárselos.


Wakashi había comprado el regalo en nombre de él y Taki, sólo que este último se había enfermado y no había podido ir, por lo que mandó a su novio en representación de ambos. Era una colección de discos con canciones conocidas pero versionadas para bebés, por lo que así los pequeños podrían descansar, al igual que sus padres. Por último, Kabaji decidió que compraría algo bonito y grande, así que fue a la tienda de peluches y compró un oso panda de peluche gigante que venía con su propia caja de regalo. Todos rieron cuando vieron el peluche, pues les hacía recordar al propio Kabaji.


- Muchas gracias, ustedes son geniales –sonreía el castaño.


- Sí, sí, gracias por haber venido muchachos, Ore-sama sabe lo difícil que ha sido para ustedes escoger un buen regalo –dijo luego Atobe, aunque la verdad sí estaba agradecido por mucho que no lo hiciera notar–. Ahora, si no les molesta, quisiera pasar un momento a solas con mi futuro esposo y mis bebés.


Se miraron por un momento todos, pues no tenían idea de que habría una boda, pero con risitas nerviosas salieron de la habitación junto con Mika-sama que los escoltaba con una sonrisa.


- Entonces, ¿sí lo haremos? –dijo Jirou mirando a Atobe.


- Tú respondiste que sí –le acarició el cabello–. ¿O ya cambiaste de idea?


- ¡Kei-chan! –lo miró frunciendo el ceño–. Sabes que sí quiero.


- Lo sé, estaba bromeando –sonrió–. Además, ya quiero que vengas a vivir a mi casa.


- ¿Seguro de que es una buena idea? No quisiera molestar…


- Calla –le puso un dedo en los labios–. Tú eres mi novio y en un par de meses serás mi esposo. Además, ya tenemos nuestros hijos, y son hermosos –los miró con ternura, y todavía seguían dormidos en brazos del castaño.


- Está bien –sonrió como sólo él puede sonreír, y ladeó su cabeza en el pecho de Atobe, quien se había sentado a su lado.


- ¡WAAAAA! ¡DE VERDAD TENDREMOS UNA BODA! –escucharon por el otro lado de la puerta la voz de Mika-sama y el resto de los chicos que se habían quedado a espiar.


- Tu madre es la más emocionada jeje.


- Sí –sonrió con una gota en la cabeza–. Sólo espero que no me haga usar un vestido…


- Pero Jirou, te ves muy guapo con vestido… –hizo que el castaño se ruborizara haciéndole recordar lo de París– Ya estoy esperando a que te den el alta –le guiñó un ojo con sensualidad.


Jirou se puso muy colorado, pero le estaba entrando sueño para variar, por lo que le pidió a Atobe que llamara a su madre para que cuidara de los bebés hasta que despertara, así su buchou se quedaba con él mientras recuperaba las horas de sueño. En la cabeza de Atobe, todo iba muy rápido, pero no podía evitar sentirse feliz, y sobre todo completo; nunca en su vida se había sentido así. Las cosas serían diferentes a partir de ahora, pero no le asustaba el futuro: ahora realmente tenía todo lo que quería, y no perdería la oportunidad para disfrutarlo.


- Duerme, cariño… –le acariciaba la frente a su dormilón–. Pero sueña siempre conmigo.

Notas finales:

Bueno, espero que les haya gustado por lo que también espero sus comentarios. Hasta a mí me apena haber llegado al final pero espero poder escribir más fics de ellos después (le debo uno a mi Silver Pair que la he dejado abandonada jaja xd).


¡Nos vemos pronto y un abrazo a todos!


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