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LEGALMENTE CACHORRO por desire nemesis

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Notas del capitulo:

Onodeo Katsuya miró a Joseph Wheeler que estaba ante él mientras sopesaba el pedido que este le había hecho.

 

¿Por qué me formulas esta petición?—preguntó el más anciano.

Onodeo Katsuya miró a Joseph Wheeler que estaba ante él mientras sopesaba el pedido que este le había hecho.

 

¿Por qué me formulas esta petición?—preguntó el más anciano.

 

Ambos sabemos que nadie mejor que usted para proporcionarme esa información, Katsuya sama—dijo el melado.

 

¿Y una vez que la obtengas planeas revelarla, Jouno san?—preguntó Katsuya y el otro sonrió mientras los cuatro ojos lo observaban. Sabía que era una pregunta trampa.

 

No haría tal cosa, Katsuya sama—respondió Joey.

 

¿Entonces, que harás con ella, Jouno san?—preguntó el hombre—Si no la quieres para dárselas a las familias de los implicados que es lo que harás—

 

Lo dejo a su imaginación, Katsuya sama—esa frase tan ambigua para cualquier oyente que de fuera del salón no diría nada pero para ellos era muy clara.

 

¿Piensas ir solo? ¿Por tu cuenta?—preguntó el mayor.

 

En estas circunstancias sería lo más apropiado—contestó el rubio mientras permanecía parado frente al escritorio.

 

Aprecias a Atem san demasiado—es todo lo que dijo el viejo antes de asentir ante su secretario. Este asintió y sacó una carpeta cercana. En ella había un pendrive escondido en el forro. De no ser él o el viejo nadie hubiera sabido donde buscar pues todas las paredes estaban tapizadas de estantes repletos de libros y carpetas, miles se amontonaban en ese lugar.

 

Yato, el secretario, conectó el dispositivo a su Tablet y mostró al invitado la pantalla. En un parpadear Joseph memorizó lo que en ella aparecía y agradeció con la cabeza al hombre.

 

Gracias, Katsuya sama—dijo el joven melado antes de hacer una pronunciada reverencia y partir.

 

Cuando la puerta corrediza fue cerrada el viejo impartió una orden implícita con la mirada a su empleado y este solo cabeceó.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Seto tenía un moratón debajo del ojo. No le caía en gracia al grupo de bastardos que los habían secuestrado.

 

El padre de ese nos pagará bien—dijo uno apuntando a Yami--¿Pero por que diablos nos quedamos con ése?—preguntó después apuntando a Seto—Es un muerto de hambre de esos que trabajan ahí—

 

De algo nos puede servir—dijo el otro más interesado en la tele que en lo que el otro decía. Yami y Seto estaban sentados y esposados en la parte trasera de un local cerrado.

 

Pero yo me quiero cargar a alguien—se quejó el primero. Había tres criminales ahí y ese era el más hablador, lucía ansioso y violento. Los otros dos miraban la tele mientras comían hamburguesas y coca-colas sin prestarle mucha atención, el segundo parecía el que ponía los puntos y el tercero ni siquiera hablaba.

 

Seto se tensó. Era posible que lo mataran por no ser nadie importante. Al parecer sabían que Atem estaría en ese taxi, el tercero había sido el conductor de este, pero de seguro no era el taxista.

 

¡Anda! Si todo sale bien, después te lo cargas. ¿Vale? ¡Ahora déjanos ver la peli de una jodida vez!—se notó que el “jefe” empezaba a impacientarse. Hacía rato habían llamado al padre de Yami por el celular del hijo y estaban de mejor humor ahora. Antes habían sido sumamente fríos y violentos en su actuar. Ahora que sabían que obtendrían lo que querían estaban así.

 

De pronto sonó el celular del pseudo-jefe y este contestó. Después de un momento colgó con el ceño fruncido.

 

¿Qué pasa?—preguntó el primero.

 

Me dijeron que debemos irnos, que viene la policía—contestó el segundo.

 

¿Y tú lo crees?—preguntó el primero.

 

No sé, pero me da mala espina. El que llamó sabía mi nombre. Tal vez esos jodidos abogados son más estúpidos de lo que pensaba—dijo el segundo mirando a los rehenes--¡Por las dudas hay que movernos!—

 

 

Subieron a la van y enfilaron en dirección a la avenida más concurrida, entre tanto tráfico la policía no los notaba y se movían de tal forma que no eran sospechosos.

 

Seto estaba algo asustado. Si esos tipos sentían pánico podían dejarlos muertos por ahí. Entonces algo comenzó a moverse dentro de la camioneta. Primero era un bulto bajo una manta negra y después era… ¿Wheeler? ¿Cómo diablos Wheeler había llegado ahí? Se preguntaba Seto mientras el otro estiraba los brazos.

 

El que estaba en la parte trasera con ellos, el violento, miró con sorpresa como el bulto se destapaba y dejaba ver a una persona debajo.

 

¡Uy! Era difícil respirar debajo de esa cosa—dijo el melado, luego miró a su sorprendido amigo y le preguntó--¿Estás bien, Yami?—después al castaño que lo miraba con la boca abierta y le dijo--¡Hola amorcito!—meneando la mano de un lado a otro a modo de saludo.

Notas finales:

Uyuyuy!

que pasará con nuestro valiente cachorro?

los rescatará o lo atraparan tambien a él?

hasta el prox

ja ne

n.n


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