Si Naruto tuviera que describir lo que estaba sintiendo en ese momento sería algo así como…desesperación.
—Disculpen…—Pues tratar de seguirle el ritmo y no perderle de vista contra una marea que iba y venía no era nada agradable.
—Disculpen,… Auch!—Un codazo de un inconsciente que saltaba por todos lados casi le quita el aliento, lo empujó lo mejor que pudo varios metros y de reojo lo vio estrellarse contra otro grupo de personas y siguió a su oscuro ángel que desplegaba todas sus alas de sensualidad provocándole ya varios tics en su cara trigueña cada vez que algún transeúnte se giraba a verlo, pero que desistía en seguir a ese esbelto cuerpito al notar su rubia presencia ya bastante alterada.
Otro pisotón.
—¡AY-mierda-ttebayo!
Caminó casi dos cuadras repletas de una parte la rama pudiente de la sociedad, que no lo parecía por la consecuencia de la ingesta de alcohol. Y no le importó dar algunos codazos, él también recibía, frunció el ceño al ver al azabache ingresar a un pub de apariencia lúgubre luego de un simple coqueteo a un grandote parado en la entrada, le salieron chispas por los ojos cielos cuando Sasuke le acarició el brazo al rubio grandote con anteojos oscuros vestido con una remera muy ajustada de negro y pantalones de alta marca, éste sonrió bastante embobado levantado la cinta que custodiaba y hasta abriéndole la puerta dejándole pasar.
Naruto llegó a las corridas, miró retadoramente al corpulento custodio del lugar que le impedía avanzar, el inamovible hombre levantó una ceja esperando algo, el rubio pensó como derribar el muro de casi dos metros parado delante suyo, el cual mostrando alarde, cruzó sus brazos y la remera que llevaba se estiró hasta casi romperse, lo que inquietó al rubio por un momento, a su lado pasó un joven de cabello celeste muy bien vestido en un traje que a sus ojos cielo era de una marca cara que no recordaba que le enseño al custodio una tarjeta dorada y éste lo dejo pasar levantando la cinta.
—Oh…—y rebuscó en los bolsillos “su” tarjeta dorada, la halló y se la enseño al grandulón que luego de inspeccionarle de arriba a abajo, resopló y levantó la cinta. Estuvo tentado de saltar por la alegría, pero solo se aclaró la garganta y dio un torpe “gracias”.
Entró y atravesó un pasillito donde dejaban la ropa, vio otra puerta más grande de doble hoja, así que fue hacia allá, al abrirla la música casi lo tira al suelo, realmente la clientela quería quedarse sorda.
La gente estaba en diversos lugares formando grupitos, algunos bailaban frente al DJ, otros bebían en la barra, más allá la zona de mesas estaba repleta.
—¿Dónde?¿dónde?..—Las luces comenzaron a parpadear y la música cambio a una más electrónica. Hizo una mueca, sería más difícil ver con el juego de luces así que comenzó a caminar y buscar medio a ciegas.
Pero no demoró tanto, lo encontró de frente a metros de él, mientras bailaba al ritmo de la odiosa canción en medio de la pista, sin embargo el azabache no estaba solo, sus brazos estaban apoyados en los hombros de otra persona, más alto de cabellos ¿blancos? No veía bien por el juego de luces. Y pareciera que lo estaba disfrutando pues la sonrisilla se anchaba con cada movimiento de apego al otro cuerpo.
Qué molestia, que rabia, qué frustración, ver y no saber qué hacer...¿es su pareja, una casualidad, o qué-ttebayo?...
—Ey Sasu…—susurró su acompañante.
—¿Mmm..?
—No te frotes a mí…—Escuchó una suave risita.
—¿Por..?
—No soy de piedra, por si no lo notaste…—otra risita y acercó su boca para resoplarle al oído.
—¿Tu novia no te atiende, Sui?—susurró sensual, provocándole un jadeo al peliceleste que tragó saliva y dijo ahogado.
—No… me provoques Sasu.... ¿no que ibas a darle celos a tu nuevo noviecito?
—Mmm… y veo que quiere matarte…— le lamió el lóbulo de la oreja mientras veía de reojo como Naruto tensaba todo su cuerpo y apretaba los puños.
—Tsk. Qué suerte la mía…—pero le agradaba acariciar la cintura del azabache ya que la ropa que llevaba se lo permitía mientras se movían al son de la canción.
Naruto retrocedió ante la escena, aturdido, era la primera vez que veía a Sasuke en acción, es decir, si sus sospechas eran ciertas, el azabache era alguien de un mundo diferente al suyo, un mundo oscuro del cual otra vez dudada en conocer, ¿valía la pena arriesgarse a seguirlo? ¿No era que era su novio?, ¿se lo dijo o no?
¿Fue una mentira? ¿Qué fue para él esa noche?, tantas preguntas lo atacaban mientras paralizado solo podía contemplar su doncelesca figura que se semiocultaba tras el cuerpo del acompañante de turno.
—…No te muevas tanto…—le dijo el ojinoche al oído a su acompañante de cabellos celestes mientras se agachaba pasando las manos por el pectoral de su amigo que casi suelta un gemido por el suave contacto, para luego casi ponerse entre sus piernas.
—¿..Qué…?—sudó un poco más de lo que estaba.
—Listo.— Suigetsu vio de reojo que Sasuke se levantó y revoleó algo hacia atrás de él, intrigado volteó a ver que era.
¡Paf!
En el blanco.
Bueno, mejor decir en el rubio.
Naruto se llevó la mano a su cara y se quitó aquello que oscureció sus ojos, al verlo mejor pestañeó varias veces,…esto… se llevó la ¿grata? sorpresa de saber que en su mano tenía la calza y la ropa interior.
…. ¡LaropadeSasuke-dattebayo!...
Se sonrojó fuertemente y su corazón dejo de latir por unos instantes.
Y no pensó en nada más, todas sus dudas se disiparon, pues sus pasos lo llevaron hacia la pareja de bailarines que se meneaba delante de él. Puso una mano en el hombro del peliceleste y lo tiró hacia atrás, causando que el muchacho saliera tropezando lejos de su vista y alcance.
Porque le estaba coqueteando a su novio…
Porque nadie tenía el derecho de estar a su lado como él…
Porque estaba estúpidamente enamorado…
Porque llegarían juntos hasta el final…
De sus días.
Al quedar ambos frente a frente, tanto el rubio como el moreno se miraron analizando el próximo movimiento. Sasuke con una diminuta sonrisa fue el primero en hacerlo rodeando con sus perlados brazos el cuello de Naruto , el cual en estado automático hizo lo propio pero poniendo sus manos en la cintura y atrayéndolo a su cuerpo.
Bailaban al compás de la música de sus sentidos. La espuma comenzó a caer y la gente se puso eufórica gritando y saltando queriendo tocar el techo. Pero ellos estaban en su pequeño mundo. Naruto lentamente apoyó su cara en el hombro desnudo del azabache.
—…Temee, no sabes lo difícil que eres para hallarte…—escuchó una risita y las caricias en su nuca, apaciguando su celoso estado.
—Mmm…y tú eres difícil de eludir…—El rubio aspiró hondo atontándose con el perfume que la piel desprendía, su mente a los pocos minutos reaccionó y comenzó a entrelazar sus palabras, pues necesitaba saber, sin romper del todo la atmosfera que los rodeaba.
—…Dime…¿Por qué?
—…¿Qué?
—…¿Por qué haces esto?—Sasuke se separó un poco de Naruto, observó con detenimiento la cara trigueña, el rubio tenía la mandíbula tensa y a pesar de su seria voz sus ojos le rehuían lastimosamente, …qué lindo…pensó para sí, pocas, muy personas se interesaban realmente en su vida, el pelinegro escondió su cabeza en su pecho. Este chico sin duda era el más insistente de todas sus parejas ocasionales, y vaya si las tuvo.
Aunque fueran de mentira.
Y por eso pensó que debía saber la verdad por su boca, de todas formas si seguía así lo descubriría tarde o temprano.
—Je…Es una…¡! —Pero el golpe de las puertas abriéndose de par en par interrumpió todo tipo de movimiento por parte de la gente que volteó a ver el porqué de tan estrepitoso ruido.
La música dejó de sonar, la espuma dejo de caer. Y el murmullo comenzó.
Una fila de policías vestidos para antimotines estaba cubriendo la salida. De entre ellos salió una persona, era un joven que a la vista tenía una larga cabellera negra y ojos color perlas.
La gente los miró expectante. El joven se aclaró la garganta.
—Ejem. Buenas noches. Tenemos una orden…
—¡¡¡ES UNA REDADA!!!—gritó uno, y no hubo que esperar nada, la gente empezó a correr, algunos osados saltaban sobre las sillas, buscando las salidas, otros se subieron en los mostradores para pasar al otro lado de la barra y escapar por el fondo. Algunas botellas volaban, también los vasitos de plásticos y algunas personas arrojaron sillas a las oscuras ventanas intentando romperlas para huir por allí, solo faltaba la musiquita movida tipo country para acompañar el desmadre en el pub, Naruto en medio de la pista con Sasuke se quedó paralizado y asombrado por la reacción de los riquillos, al igual que los policías.
—Hueles bien…—acercó su nariz al cuello haciéndole cosquillas—… qué rico…¿qué es?—Naruto lo apretó contra su pecho y respiró hondo tratando de recuperar la lucidez, no entendía que hacia la policía, ahí y menos el desinterés del azabache que parecía más entretenido con adivinar la marca de su loción barata y restregarse como gato en su pecho, primero debían salir de ahí, luego bajar el calorcito que se le anidaba debajo de su cintura, porque si se daban cuenta, verían un bulto que apuntaba al ombligo del ojinoche desde hacía un buen rato y la ropa interior entre sus dedos no eran una buena señal.
Así que con todo el amor del mundo se dispuso a salir como sea del antro, tomó las piernas al azabache levantándolo del suelo provocándole una risa cantarina por la repentina acción y lo acunó en su pecho, Sasuke se aferró al cuello trigueño mientras veía como Naruto saltaba entre las sillas y esquivaba a las personas que revoloteaban por todos lados.
—¡Jefe, no debió mostrar tal alarde-kore!—Dijo su joven asistente mientras apretaba los botones de la cámara y retrataba los insólitos momentos de escasa lucidez de la clientela. Su jefe suspiró cansado y dio la orden de empezar.
—¡Atrápenlo a todos! —Mientras sus efectivos comenzaron a perseguirlos, miró a su asistente y le susurró— por algo escapan ¿no?—El chico le sonrió en respuesta.
Naruto logró llegar a una puerta donde la mayoría quedaba embotellada y se apretaban por salir, miró a Sasuke en brazos que simplemente le sonrió y se acurrucó más a su cuerpo cruzando sus piernas, el rubio siguió de reojo los muslos blancos del azabache que sostenía con su brazo y llegó a la parte baja de la cintura que apenas le cubría la larga remera…no lleva nada-ttebayo… y se mordió la lengua, ese calorcito lo obnubiló un momento y se quedó parado, su amiguito quería salir a saludar y sintió que en la parte de su cadera el pantalón le quedaba chico, el griterío de un par de chicas a su lado lo sacó del letargo y se dio vuelta para encontrar otro lugar por el cual salir. Corrió por un pasillo atestado de botellas vacías, las cuales tuvo que esquivar y notó un poco de alivio en su parte baja, hasta creyó sentir que el viento le enfriaba allí abajo.
—¡Es un laberinto-ttebayo!—A lo que el ojinoche respondió sonrojado.
—Si …Ehm…Parece divertido.—y le señaló con un movimiento de cabeza un corredor —…sigue derecho—el Uzumuaki no dudó en hacerle caso.
—¡Alto ahí!—escuchó las voces de los efectivos cerca de su posición, asustado dio un respingo y dobló por otro pasillo más oscuro de lo normal.
—¡Por ahí no!—Gritó Sasuke, Naruto asustado y confundido giró sobre su eje — ¡¿Entonces dónde-ttebayo?!—El rubio mareado vio una pequeña luz roja sobre una puerta al final de un corredor y corrió hacia allí.
—¡Dobe!—dijo resignado al ver que la puerta estaba trabada cuando el rubio la empujó con su hombro.
—Creo, creo que nos perdimos…jajaja…—trató de sonar distendido pero sus nervios lo estaban comiendo.
—Ahm, eres muy fuerte…—dijo acercándose al oído del ojicielo, Naruto pestañeó y sudó pero no por la situación, las luces de un par de linternas cegaron a Sasuke y al Uzumaki
—¡Quietos!—un par de policías se acercaron y uno de ellos ordenó—levanten las manos donde pueda verlas —y ambos así lo hicieron.
Por un momento todo fue silencio, roto por el sonido del alrededor.
Uno de los policías caminó unos pasos hacia ellos y carraspeó.
—Eeeejem…¿Señor?, — Naruto asustado miraba al efectivo…¡ay, ay, yo no hice nada–ttebayo!
—¿Co-cómo…?...—pero la pregunta quedó inconclusa y el policía tosió disimuladamente, suplicó a su compañero ayuda con un gesto de mano . El rubio sudaba la gota gorda de los nervios y se tensó más cuando el otro oficial habló serio como su cara, pero sus ojos decían otra cosa.
—Mi compañero…ejem… quiere saber cómo hace para sostener al señorito.
— ¿Eh?—Pues ahí estaba del dilema, Sasuke lo miró de reojo sonrojado con las manos un poco alzadas, el azabache no las tenía rodeando su cuello, entonces miró sus manos que las tenía tan levantadas que casi tocaba el bajo techo del pasillo, y en una de ellas aún tenía la calza y ropa de Sasuke, y éste seguía sentado mostrando sus blancas piernas, por una milésima de segundo pensó que lo iban a golpear por ser un descarado, pero se dio cuenta de que no era lo que preguntaban.
Era mucho peor.
—¡Oh!..¡Ja. …jajajajajaja!--— su cara estaba que hervía.
Y por la vergüenza su amiguito se escondió dejando caer al azabache al suelo.
En la estación de policía, las celdas estaban llenas de gente que, dé a una iban saliendo a medida que las llamaban para la averiguación de sus antecedentes. Naruto suspiraba por enésima vez sentado en una esquina junto con otros tantos desconocidos. Era la primera vez que pisaba una comisaria, inocentemente se recriminó…Ojalá esto no quede en mi curriculum-ttebayo…
Se preguntó si su estimable amigo Kiba notó su larga ausencia o estaría aun esperándolo en algún bar, trató de llamarlo pero no tenía señal y luego le quitaron el celular. También estaba preocupado por Sasuke, luego de que los policías lo obligaran a separase del azabache terminó en esa sede, rogaba porque Sasuke esté bien y haya terminado junto a otros donceles y chicas cerca de él, más si no llevaba ropa interior, pues fue tan torpe que la arrojó por el susto y no quiso atreverse a hacer algo inapropiado frente a la ley, se jaló los cabellos para no pensar nada indecente y luego se mordió una uña pensativo, ¿ahora cómo daría con él de nuevo? Se sentía estúpido por no poder haber hecho algo cuando la situación se desbordó.
Otra vez algo los separaba, ¿acaso el destino les tendía ese tipo de jugadas?
Era el llamado de atención que gritaba de que ese hermoso doncel no era para él, ¿o era al revés?
Sus divagaciones fueron interrumpidas por la llamada de un oficial que lo señaló e indicó que se levantara y saliera de la celda, Naruto lo hizo nervioso. ¿Qué les diría? ,¿ Que buscaban? , ya ni recordaba el nombre falso que el detective le obligó memorizarse, cosa que no lo logró por estar más ansioso por ver al Uchiha.
Se restregó las manos, ya sudadas mientras caminaba detrás del policía y antes de decir algo el oficial señalo hacia más adelante, la puerta de una oficina.
Sasuke estaba cómodamente sentado y cruzado de brazos y piernas en una elegante silla que estaba en medio de una gran habitación, en frente de él a escasos metros, una mesa y cinco sillas en hilera con sus ocupantes que lo veían con caras serias esperaban sus movimientos, apoyado en la mesa estaba el joven que comandó el arresto y más atrás varios oficiales que lo veían curiosos. También estaban medio escondidos en el marco de la puerta algunos que parecían oficinistas y le lanzaban miraditas picaras. Miró inocentemente al joven que los polis llamaban jefe, y éste desvió la vista hacia un chico que estaba mirando la cámara mientras la ajustaba. Notó que tenía un poco de rubor en sus mejillas…Je…
—Konohamaru, no entiendo que hacen todos aquí…
—Bu-bueno él es muy bonito, parece un modelo, jefe…—Sasuke escuchó eso y sonrió de lado ante el alago y la simple acción sacó más de un suspiro en toda la habitación rodeada de polis. Se sentía poderoso y tenía ganas de jugar un poco, pero, según el reloj de pared sobre la puerta, ya era demasiado tarde y debía acabar con otros asuntos. Así que se llevó una mano al pelo y se lo acomodó detrás de la oreja, ladeando un poco su cabeza y mostrando la piel de su cuello y hombro descubierto, sus dedos bajaban por su pecho acariciando la tela de su remera tan lento, pero tan lento, que fue seguido sin pestañear por los más de diez pares de ojos, al aclararse la garganta para hablar todos pestañearon saliendo del sueño.
—Mmm…por favor… alguien quiere decirme, ¿el por qué estoy aquí?—la voz sensual llegó a los oídos de sus “admiradores” como un ronroneo y pudo comprobar que la mayoría se excitó, pues se acomodaron en sus sillas y algunos se movieron incomodos, incluso el joven jefe dejó escapar un perceptible jadeo…Je…
—Ejem— el jefe tosió disimuladamente y se separó de la mesa del que estaba apoyado.—Sólo, sólo es rutina,…mi nombre es Neji Hyuuga y soy el inspector de la comisaria encargado del operativo.
—Oh, ¿operativo?
—Vera,..¿Señorito?…
—…Sasuke, Sasuke Uchiha, un gusto.—vio como la mayoría escribía a prisa en anotadores y otros más jóvenes sacaron de su ropas celulares y tipiaron velozmente, supuso que su nombre, antes de centrarse nuevamente en los movimientos de su esbelto cuerpo. Prefirió decir su nombre real, de todas formas ya le habían hecho tocar el pianito y sus datos pronto serian corroborados. Lo malo fue que el muchacho que le tocó para ayudarle a plasmar sus dedos en el papel tardó media hora, ya que el infeliz agente, embobado le limpiada con cariño cada dedo pintado, como si fuera un sacrilegio el manchar su impoluta piel.
—El gusto es mío, señorito… —sonrió el joven jefe con voz suave, a la vez que se removió incomodo como queriendo acercarse y estrecharle la delicada mano pero que al final desistió dudoso de hacerlo —bueno…ejem…, hubo un llamado anónimo especificando que en el pub, y otros dos lugares de la misma zona se estaba produciendo un ilícito. —Sasuke se llevó delicadamente la mano a la boca y puso su mejor cara de conmoción. Algunos disimuladamente le sacaron fotos.
—Qué horror…—susurró y lentamente su mano izquierda se apoyó en el borde de su remera que apenas cubría sus largas piernas cruzadas y tiró de la tela dejando ver casi el final de sus mulsos deteniéndose en el comienzo de la entrepierna.
Se escuchó un jadeo generalizado. Los más viejos se llevaron las manos al pecho y respiraban entrecortadamente y los más jóvenes tenían los ojos desorbitados, hasta parecían que respiraban fuertemente.
—Yo, yo… no sabía nada—ronroneo, se llevó una mano al pecho acariciándose y con cara compungida lentamente descruzó las piernas.
—…Solo,… solo fui a pasar un rato. Me sentía…solo…—Revelando a los presentes toda su intimidad.
Todos quedaron completamente paralizados.
El único ruido que se escuchó en la habitación era el del obturador de la máquina de fotos.
Naruto se limpió la nariz con el borde de su camisa…rayos-ttebayo…no sabía si entrar o no a la oficina, quiso preguntar al oficial pero éste solo le indicó que entrara con un tosco movimiento de cabeza. Largando un fuerte suspiro abrió la puerta dispuesto a enfrentar los cargos, de los cuales no tenía ni idea, pero con lo que se encontró fue con un joven trajeado con lentes oscuros que apenas le sonrió y se levantó de la silla al otro lado del pequeño mostrador.
—Que tal…soy… Aburame Shino…— Naruto, puso cara de idiota, pero le estrechó la mano educadamente para saludar al otro, y luego se la llevó a la nuca, sonrió desinteresadamente.
—Aaah, jaja, hola, soy Na—pero el otro le calló tapándole la boca con la mano, luego la quito y rebuscó entre sus bolsillos de su traje sacando un papelito, el cual Naruto reconoció.
—¡Ah! ¡Eso es!...—era un papel similar que el Nara le entregó.
—¡Shhhh!. …No hables de más, hay cámaras filmando…—susurró, luego miró el papel y suspiró para hablar fuerte y claro:
—Bien, señor Shii, como su abogado defensor, le pido que por favor firme estos papeles para pagar la fianza y poder irnos.
—¡Ah, bueno-datteba-!....¡¿ EEEEEEEEEEEH?!—el abogado se llevó una mano a la cara en señal de vergüenza y Naruto se tapó la boca con ambas manos.
Luego de firmar un par de papeles con un garabato, pues no sabía que poner, fue arrastrado por el abogado que lo sujetaba del brazo hasta otra oficina en el que dejaron los documentos y se despidieron del empleado. Al salir de la comisaria ambos caminaron en silencio hasta el barcito de enfrente que estaba abierto, al entrar, el rubio pudo ver al Nara junto a su asistente que levantaba la mano para indicarle que estaban esperándolo y a Kiba que sonreía de oreja a oreja, todos sentados en una de las mesas cercanos a la ventana.
—¡Viejo qué manera de divertirte! —le palmeó la espalda mientras reía por las palabras.
—¡Kiba…!—miró al detective y al abogado—…Gracias-ttebayo, me salvaron, no sé cómo pagarles…
—Naaa, agradece a mi buen amigo—y le indicó con gesto de su cara al abogado que bufó cansino.
—Nara, ya no te debo nada, estamos a mano.
—Sí, si como sea. Siéntense, yo invito… y cuenta Naruto ¿qué paso?—dijo despreocupadamente el Nara mientras hacía señas a la camarera para pedir algo.
—Sí, Naruto-kun ¡cuenta!. ¡Cuenta! ¿Encontraste a tu novio?—chillaba el asistente eufórico.
—¡Ah, jajaja!...—rio nerviosamente rascándose la nuca y tratando de armar toda la historia omitiendo ciertos detalles, pero antes de comenzar el televisor de la barra anunció una exclusiva con su musiquita chillona a la cual los presentes prestaron atención.
— “Y en otras noticias, en la comisaria de la sección MD, varias ambulancias llegaron al lugar, se informó de un ataque cardiaco masivo del personal de esa dependencia…. Ampliaremos”