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Miraculous: Lordbug & Chat Noir por Discord Di Vongola Arcobaleno

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Notas del capitulo:

Espero que les guste, ni suiqera se que tan bien lo escribñi por las prisas. 

Era una mañana común y corriente en una pequeña ciudad de Paris, Francia estaba, sobre una simple y modesta panadería estaba un chico de cabellos azules durmiendo a pierna tendida con su pijama de color blanco. Sin embargo, la alarma del celular de este joven sonó a su lado, despertandolo inmediatamente. Saltó con emoción de la cama mientras sonreía de felicidad.

-¡Feliz cumpl-! -intntó gritar con emoción antes de tropezarse, sin embargo, eso no pareció importar mucho puesto que de inmediato se levantó y se lanzó con gracia hacia una silla con ruedas color rosa. - ¡Feliz cumpleaños!

Con tono cantarín y brazos en alto logró hacer que el asiento se posicionara frente a la computadora, apretó un botón del teclado para lograr mostrar el fondo de pantalla el cual no era nada más ni nada menos que un montón de imágenes de Chat Noir, todas en collage.

-Feliz cumpleaños, Chat Noir. 

Dijo el de ojos azules mientras sonreía como imbécil y miraba como todo el idiota enamorado que es a los ojos verdes de la pantalla. Pues claro, ¿qué clase de novio no se acuerda de el cumpleaños del su súper-pareja? Mariette lo hacía.

Mientras tanto, en el sofisticado baños blanco de una lujosa mansión en la misma ciudad estaba un chico rubio de ojos verdes cepillandose los dientes frente a un gran e impecable espejo.

-Feliz cumpleaños, Adrien. - le dijo el pequeño compañero del mencionado, llevando entre sus cortos pero adorables brazitos un pedazo de Camembert con un moño rojo encima.

-¡Plagg! ¡Aleja ese queso de mí! - le gritó este, alejandose unos milímetros de su lugar. - ¡Eso huele horrible!

Sin una pisca de pena o vergüenza el pequeño Kwami lanzó el queso apestoso al aire para atraparlo con la boca y devorarlo de un tragón.

Volviendo con el peliazul, este se encontraba bajando a urtadillas las escaleras, esperando mo llamar la atención de la mujer de ojos rasgados y cabello azul que le daba la espalda a él y a las escaleras mientras tomaba una taza de té; ero como el buen sexto sentido que tiene una buena madre, esta giró  un poco su cabeza.

-Marriete. - llamó la amable mujer. - Por favor, limpia tu cuarto una vez que vuelvas de la escuela.

-¡Mamá! ¡Es viernes! - reclamó el menor con un tono calmado en luar de uno berrinchudo. - Le prometí a Alya estar con ella.

-Okey, yo limpiaré tu habitación. - declaró la agradable señora una vez que se levantó de su asiento y volteó a ver a su hijo. - No te enojes si llego a encontrarme con alguno de tus secretos como tu e-mail o tu diario...

Obviamente no iba a aceptar eso.

-¡Esta bien! ¡Yo me encargo! - exclamó horrorizado y nervioso el chico mientras se acercaba a su madre para darle un beso en la mejilla. - Lo haré. Lo prometo.

-Ten un buen día, cariño. - despidió la señora viendo la espalda de su hijo encaminarse rapidamente a la puerta principal.

-¡Feliz cumpleaño-¡Eh! No. - comenzó nervioso el chico ante su error. - ¡Ten un buen día, mamá!

Volviendo a aquella inmensa mansión nos encontramos en el comedor, precensiando como el joven rubio desayunaba con calma y desdén pues no le era nada grato el tener que desayunar solo en aquel gran comedor con la única compañia de la inmensa mesa y las innumerables sillas.

Unos pasos demostraron su precencia en aquella habitación, encaminandose en dirección a la del joven Agreste; sin hacerse esperar, una mujer con lentes, traje morado y una franja roja en su cabellos negro perfectamente recogido se posicionó frente al rubio.

-Aquí esta tu horario, Adrien. - avisó la mujer, entregándole al chico una tableta digitál.

-Gracias, Natalie. - respondió este con sus buenos modales y tomando el aparato.

La mujer se volteó para seguir su recorrido, sin embargo, el rubio se lo impidió.

-¡O-oye! - llamó Adrien, nervioso. - ¿Qué decidió mi padre sobre mi fiesta de cumpleaños?

-Hm... bueno... - comezó Natahlié, voltenaod a ver al menor con la barbilla sobre el hombro. - No cree que sea una buena idea...

-...Era obvio.... - contestó este, mirando con decepción los horarios de la pantalla.

-Feliz aniversario, Adrien. - dijo por último y con voz monótona la mayor para salir de aquella habitación, dejando solo al cumpleañero.

No muy lejos de ahí se encontraba pasenado felizmente el peliazul en dirección a la escuela para luego voltear a ver con alegría su bolso de lado blanco. Dentor de este no solo estaban sus libros y su pequeña compañera Kwami, sino que también estaba el regalo con el que se había esforzado tanto para realizar con todo el amor posible para su dulce y heróico novio.

Sin embargo, un ruido le distrajo de camino, volteó la mirada para notar como alguien suspiraba de tristeza. Giró el rostro para encontrarse con aquella morena de cabello castaño y lentes quien se encontraba arrodillada en el suelo de la acera, mirando con decepción este donde se encontraba algo destrozado.

-¿Alya? - preguntó a su amiga. - ¿Qué ocurrió?

-¿Mariette? - cuestionó la chica al reconocer la voz de su amigo y levantar la mirada. - Oh, esto, no es nada...

-Sabes que no me convenseras con eso.

-Bueno... -  comenzó esta, aún con un tono bajo. - Yo... le había hecho un regalo a Adrien por su cumpleaños que era un CD llenó de sus cancines favoritas en el cual me había esforzado por un par de meses pero no me dí cuenta que al salir mi mochila estaba abierta así que se me cayó y un auto lo rompió. 

-Vaya... eso si es mala suerte... -comentó sin toque burla su amigo para agacharse a lado de ella. - Bueno, podríamos ir a comprarle otro regalo...

-No. - declaró decidida pero aún triste la de lentes. -  Me esforze mucho por hacr ese CD, tengo que darle algo de igual valor y esfuerzo...

Mariette se pusó a pensar en una manera e ayudar a su compañera, tenía que encontrar en los próximos 5 minutos un regalo hecho con amor y esfuerzo y que sea decente... 

Un momento...

Había algo...

No quería hacerlo... sin embargo... 

Mariette se levantó del suelo ante la mirada de Alya.

Con lentitud y ligeros temblores impercetibles a simple vista acercó su mano a su bolso, lo abrió y de ahí sacó una caja azul envuelta en un moño rosado.

-P-puedes usar esto... - ofreció el de cabells azules, obligando a sus labios a soltar aquellas complizadas palabras....

-Mariette... - comenzó esta, sorprendida a la vez que se levantaba. - ¿Tu también le ibas a dar un regal a Adrien?

-¿Qué? ¡No! - exclamó más que indignado el peliazul. - Es solo que... conosco a alguien que cumpleaños este mismo día también así que le hice un regalo...

-Entonces no me lo des a mí. - reclamó la chica mirando el regalo que le ofrecía su amigo.

-Tú lo necesitas más que yo ahora. - atacó Mariette, extendiendo más el regalo. - Además, dudo mucho de que pueda verlo el día de hoy.

Y tenía razón, esa noche no iban a vigilar la ciudad y era un día demasiado hermoso como para que un Akuma lo arruine.

Tendrñe tiempo de hacerle otro. - declaró el chico, obligando a su amiga a aceptar el regalo. - No te preocupes.

-Esta...bien... - dijo, aún no muy convensida...

-Bien. - respondió animado Mariette mientras comenzaba a caminar. - Es mejor que nos vallamos antes de que empiecen las clases.

-Okey... - respondió Alya.

Comenzaron a caminar y aunque había tiempo no querian perder la oportunidad de que Alya entragara aquel obsequio al chico que le gustaba y Mariette solo se golpeaba amentalmente a si mismo por tener que acostubrarse a ver a su enemigo con el regalo que era originalmente para su novio.

Por suerte llegaron a la escuela temprano y al instante de ver a un chico moreno con lentes y gorra roja soplando burbujitas junto con un chico rubio seoclutaron detrás de las escaleras.

-¿En serio viejo? Siempre fue tu padre tan depresivo. - le cuestionó el moreno sin dejar sde soplar burbujas. - Se ha de haber olvidado de lo que es ser joven y querer una fiesta.

-Estoy seguro que siempre ha sido anticuado. Incluso de niño. - comentó el rubio. - Al menos lo intenté...

-¡Pero es tu cupleaños, amigo! -exclamó emocionado el de lentes mientras pasaba su brazo or el cuello de su amigo. - ¡Debes insistirle!

Escondidos, se encontraban Alya y Mariette, viendo a ambos personajes pero ignorando su conversación.

-¡Puedes hacerlo! - le exclamó el chico a su mejor amiga mientras esta miraba con detenimiento el regalo. - ¡Puedes hacerlo!

-¡Puedo hacerlo! - repintió inspirada la morena mientras se levantaba. - ¡Puedo hacerlo!

-Bueno, ¿sabes qué? - dijo el de gorra roja, aún abrazando el cuello de su compañero con un brazo. - Voy a hablar con el, ¿bien?

-No lo olvides. - dijo Adrien, sin esperanzas. - No es del tipo que cambia de opinión.

-¡No puedo hacerlo! ¡No puedo hacerlo! - gritó nerviosa la chica mientras volvía a sentarse a lado del peliazul. - ¡No puedo hacerlo!

-¡Claro que puedes! ¡No más excusas! - le gritó Mriette a su amiga. - ¡Ya es hora!

Sin importarle, empujo a su amiga quien se levantó del susto y, sin darse cuenta, sus pies le dirijeron frente a mabos chicos que le miraron con sorpresa.

Saludó con una risa nerviosa, ocultando el regalo tras su espalda. Adrien saludó a Alya con extrañeza.

Que verguenza sentía Alya en ese instante...

Continuara <3

Notas finales:

Lamento que haya sido tan corto, no me había nado cuenta que era una persona ocupada hasta que empecé a escribir fanfics :v 


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