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Miraculous: Lordbug & Chat Noir por Discord Di Vongola Arcobaleno

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Notas del capitulo:

Uy! Pero que despistada! XP Olvide mencionar que todos los diálogos los sacó de una página de Facebook llamada "Miraculous LadyBug-Latino" XD

Mientras tanto, no muy alejada de la ubicación de los tres chicos, se encontraba una rubia oxigenada con la cara repleta de maquillaje vistiendo ropas amarillentas a lado de una chica con un extraño pero lindo cabello anaranjado brillante con lentes gruesos. La rubia volteó a ver co ira a la menor después de prencenciar la escena de Alya frente al moreno y al rubio en un incómodo silencio que ella ignoraba.

-¡Espera! ¡Viste eso! - exclamaba esta con aquel tono chillón y odioso caracteristico de ella. - No me digas que hoy es el cumpleaños de Adrien.

Para desgracia de la pelinaranja, al revisar su celular encontró que tenía razón, era el cumpleaños de Adrien Agreste. Solo lgró asentir nerviosa ante lo que podría decir la chica frente a ella.

-¿De verdad tengo que hacer todo por mi cuenta? - reclamó furiosa la rubia. - ¿¡Por qué eres tan inútil!?

La rubia, con el ceño fruncido se alejo caminando pero a paso rápido de la pelinaranja, tenía que encargarse de cosas más importantes.

-Yo... quería... ¿Cómo debería decirlo? -comenzó una increíblemente nerviosa Alya, sin notar como aquella molesta rubia se posicionaba a su lado. - ..Darte... un regalo... a ti... ¡No! Uh, quiero decir... 

-Fuera del camino, idiota. 

Y con toda la gracia de la madilta perra que es, la rubia oxigenada empujó a la de lentes al punto de que esta callera en el suelo.

-¡Feliz aniversario, querido Adrichuuu! - exclamó la hipócrita rubia mientras se abalanzaba a abrazar el cuello del rubio y besaba la mejilla de este.

-Ah, si... - comenzó un incómodo Adrien mientras trataba de alejar disimuladamente a la rubia oxigenada. - Gracias, Clo...

-Plagas. - dijo Alya.

Mientras la de lentes seguía en el suelo con regalo en la manor, Mariette miraba con odio a la pareja de rubios a unos metros de él.

-¿Recibiste el regalo que te mandé? - cuestionó con coquetería la rubia mientras tomaba a Adrien de los hombros.

-UH... - soltó el rubio, confundido por lo dicho de la chica con excesivo maquillaje, especialmente a su corta edad. - No.

-¿¡QUÉ!? ¡UGH! ¡Esos carteros! - exclamó con ira y con aquella voz odiosa. - A puesto a que tuvieron que buscar ayuda porque el paquete era grande. ¡Imbéciles!

Inmediatamente cambio su mueca furiosa por una sonrisa conqueta para abrazarse del cuello de Adrien a una distancia decente (para fortuna de este).

 -Me aseguraré que recibas mi regalo hoy en la tarde.

Volvió a besar de manera sonora la mejilla del joven greste para luego irse caminando de ahí, subiendo las escalerasen dirección al interior de la escuela bajo la atenta mirada de tres personajes; dos que le veían extrañados y uno que le miraba con odio.

Cuando ambos amigos se vovlieron a voltear a ver solo se sonrieron para que luego el moreno diera un amistoso golpe en el hombro del de ojos verdes.

-¡Vuelve ahí! ¡No dejes que ella te afecte! - intentaba alentar Mariette, una vez que volvió a poner su atención en su mejor amiga quien se encontraba abraando sus rodillas y mirando el suelo a su lado. - ¡Eres mucho mejor que ella!

Solo consiguió que Alya enterrara más su cabeza entre sus rodillas dobladas.

Mientras tanto, en aquella misma escuela la pelinaranja miraba con uan gran sonrisa a Chloe, quien caminaba en su dirección como la zorra que es.

-¿Qué le vas a regalar? - preguntó la menor, sin una muestra de maldad o celos en su tono.

-Por ahora, nada. - le dijo una vez que se posicionó frente a ella, mirándola con una mueca enojada y ceño fruncido para comenzar a señalarla repetidas veces de manera acusadora. - Pero tú buscaras uno y más vale que sea asombroso. ¡Y que lo entreguen a tiempo! 

La pobre pelinaranja solo pudo atinar a asentir repetidas veces, asustada ante Chloe para que luego esta se alejara a paso firme y enojado como si la menor hubiera cometido el peor error de su vida, la cual, ni lenta ni perezosa, se puso a buscar a través de su celular el fabuloso obsequio para Adrien a la vez que coemnzaba a seguir a la rubia.

Volviendo con nuestros protagonistas seguímos viendo a Alya mirar con decepción el regalo aunque era un progreso, al menos no tenía la cabeza enterrada entre las piernas.

-¡Vamos! - exclamó Mariette mientras le daba un amistoso codazo a la morena a su lado. - ¡Puedes hacerlo!

Alya estaba nerviosa, ni siquiera sabía cual era el tan afamado regalo que su mejor amigo de ojos de cielo le entregó, sin embargo, puede que sea su única oportunidad de entregárle al rubio su regalo. Miró con desición al horizonte mientras fruncia el ceño. No podía dejar pasar esta oportunidad. Tenía que aprovechar las oportunidades antes de que estas se acabaran a su favor.

Se lenvantó, más que decidida en ir por el chico que le gusta y entregarle el regalo por si misma en mano, estaba a punto de dar su primer paso en la dirección de este y su amigo cuando una limosina blanca interrumpió sus pensamientos y su momento de valor.

-Me tengo que ir. - avisó Adrien con un tono de decepción a su amigo de lentes mientras se despedía con la mano de este. - Seción de fotos...

Y así, se iba en aquella lujosa limosina la oportunidad de Alya... 

-¿Por qué no puedo hablar libremente? - quejó Alya, parada a lado de Mariette quienes veían como el gran vehículo se alejaba.

-Parece que tendré que que visitar y negociar con el padre de Adrien en persona. - se dijo a si mismo Nino a la vez que se acomodaba la gorra roja y caminaba por la dirección por donde se había ido su amigo modelo.

Pero Nino no fue el único en tener la idea de dirigirse a la casa del modelo; con más rapidez que la del mismo moreno el par de amigos se fueron hacia la mansión Agreste de manera tan veloz que el camino de ida ni se notó. Ambos adolescentes se encontraban buscando por las rejas y muros que protegían aquel ostentoso lugar algún buzón o algo similar. No mucho tiempo había pasado cuando se encontraron con un pequeño recuadro marrón con ligeros adornor dorados que a pesar de ser simples ran bastante bonitos, supusieron que era un buzón...

-¡El buzón ni siquiera se abre! - exclamó Alya.

-Intenta con el timbre. - dijo risueño el chico.

-¡Ni loca! - reclamó la de lentes. - ¿Qué asa si Adrien respond-?

Importandole poco las excusas de su compañera, Mariette apretó el botón del timbre, riensode internamente de la sorprendida y aterrada mueca de la mayor.

Frente a la morena la pared se abrió, dejando pasar por ahí un extraño ojo rojo y metálico quien, por la distancia que mantenía con Alya, hacía notar que no conocía el espacio personal.

-¿Si? - cuestionó la voz de una mujer mayor y cibernética.

-Uh... ¡Buenos días! Soy una compañera de clases de Adrien y... - comenzó nerviosa la morena, intetando no lucir patética o nerviosa. - Uh... ¡Regalo! Para Adrien...

Dijo lo último, mostrando la caja azul con cinta rosada como prueba de sus palabras. 

Hubo un silencio incómodo para la pobre Alya qquien solo pudo atinar a sonreír nerviosa.

-Déjalo en el buzón. - dijo por fin la mujer.

Alya bajo la mirada para ver como aquel cuadro incrustado en la pared se abría de manera automática. Alya se acercó un poco más a este para meter con cuidado el regalo y hacer que el buzón se cerrara de manera inmediata.

-Muchas gracias... - dijo Alya para ver como, con rapidez, aquel extraño ojo volvía a ocultarse entre su camuflajeado escondite.

-¡Espero que le gust-! - exclamó alegre la castaña, volteando a ver al muchacho a su lado con emoción.

-Lo firmaste ¿verdad? - interrumpió Mariette.

Los grandes ojos abietos como platos de Alya le demostraron la verdad.

-Alyaaaaaaaaa... - soltó con desgano mientras la morena se palmeaba el rostro ante su torpeza.

No muy lejos de ahí, más específicamente, dentro de aquella lujosa mansión estaba Nathalie que una vez que tomó el regalo para Adrien de la morena y volver a sentarse frente a su escritorio y seguir con su trabajo.

-¿Quién era, Nathalie? - cuestionó una voz de hombre maduro.

Con su característico rostro neutro, la mencionada acercó su dedo índice a un peculiar y moderno teléfono blanco para apretar un botón que ocasionó que la pantalla de este aparato se encendiera, dejando ver la imágen del gran Gabriel Agreste.

-Una amiga de Adrien que vino a dejarle su regalo de cumpleaños. - contestó la de lentes.

-Asumo que también compraste mi regalo para él. - comentó Gabriel.

-¿Eh? - soltó ligeramente exaltada la mayor. - P-pero usted no dijo nada...

-¡Claro que lo hice! - reclamó el hombre.

-¡Si, señor Agreste! - afirmó un poco asustada la señora. - Me encargaré de eso inmediatamente.

-Bien. - fue su simple contestación para acabar la conversación.

La pantalla se apagó y cubrió su boca con horror al darse cuenta en el lío que estaba metido. Estaba muy ocupada para conseguir tan rápido el regalo para el pequeño Agreste. Puso sus codos sobre la mesa con desespero meintras sus manos intentaban aplastarle la cabeza para ver si así se le ocurría algo. ¿Que debía hacer? Pero, para su suerte, una idea se le vino a la mente. Tomó el regalo sin nombre que estaba a su lado para mirarlo con admiración. Lo abrazó contra su pecho y suspiró con una sonrisa en el rostro. Ese regalo iba a ser su salvación. 

El timbre interrumpió sus momento de felicidad. dejo el regalo de lado, volvió su expresión nuevamente en una neutra para acomodarse el pelo apesar de qe sabía que nadie la estaba viendo en ese momento. Apretó nuevamente aquell botón en el celular y mostrar la imágen de un chico moreno con lentes, blusa azul y gorra roja quien miraba con una lijera sonrisa hacia la pantalla.

-Uh, ¡Hola! - saludó animado.

Para su suerte, le dejaron entrar a aquella mansión. Nathalie se hizo presente en la habitación que daba directo a la puerta principal por donde entró un alegre Nino.

-Estará aquí en un minuto. - dijo esta con tono monótono.

El moreno, mirando con curiosidad su alrededor sacó la tapa de su frasquito de burbujas y la movió de adentro hacia afuera de manera leve.

-Adrien no ha llegado a casa aún. - dijo una voz autoritaria pero sería.

Para la sorpresa de ambos presentes, el gran señor Gabriel Agreste se hizo presente. Sobre las escaleras, vistiendo de manera elegante y bajo la innecesariamente grande cuadro de él ysu único hijo vistiendo ropas negras.

-De hecho estoy aquí para verte a tí, viejo. - dijo Nino. - Uh, señor.

-¿A mí?

-¡Si! ¡Es correcto! Escucha, se que no quieres que Adrien tenga una fiesta pero ¡es su cumpleaños, viejo! ¡Quiero decir, señor! - corrigió rapidamente Nino. - Solo quiere eso.

-No. - declaró el Agreste. - Ya no hablaremos de ese tema.

-¡Pero no es justo! - reclamó en contra el muchacho, sin darse cuenta que alguien más se hacía presente en aquella habitación. - ¡Es un gran estudiante y hace todo lo que usted quiere! ¡Como modelar, esgrima, chino, piano...!

-Nino... - interumpió una voz masculina mientras una mano blanca se ponía sobre el hombro del de lentes. - ¿Viniste a pesar de todo?

-Uno siempre esta ahí para los amigos. - declaró alegre el mencionado para volver a voltear a ver al mayor. - Ahora sea cool, viejo-¡Ugh! ¡Digo! Señor; por favor.

Los tres presentes mirban con detenimiento al mayor, más específicamente el par de adolescentes. El ceño del señor Gabriel se frunció bastante y Adrien bajo la mirada con decepción, ya conocía esa mueca de frustración de su padre...

-Olvidalo, Nino... - le dijo el rubio a su amigo. - En serio... esta bien...

-Escucha antentamente, jovencito. - interrumpió el hombre mayor, llamando la atención de los menores. - Yo decido que es lo mejor para mi hijo. Y he decidido que eres una mala influencia para él y que no eres bienvenido aquí. ¡Vete!

-¡Papá! - gritó Adrien mientras su compañero bajaba la cabeza. - Nino solo quería hacer algo amable por mí.

Sin embargo, el señor Agreste ignoró cualquier reclamó o palabra dicha por su hijo mientras salía a aso firme de ahí. Nathalie, sin demostrar sentimiento alguno se posicionó frente a ambos jóvenes para mirar con su serena y aburrida mirada al de gorra.

-Hasta luego. - le dijo.

Este no contestó, solo se dio la vuelta con el ceño fruncido y el rostro enojado mientras salía de ahí apretando los puños.

Continuara...

Notas finales:

Esto es lo mayor que pude adelantar! Perdón! Tengo prisa DX

 


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